Subtes: comienza nueva semana con paros y medidas de fuerza

23.4.3028

Luego de una semana cargada de medidas de fuerza y paros parciales en los subtes porteños, este lunes comienza otra jornada de protestas con la suspensión de servicio en la línea C durante 5:30 y las 7:30 de la mañana, como respuesta a la paritaria del sector firmada por la UTA y rechazada por los metrodelegados de la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro (AGTSyP) .

Además de reclamar la reapertura de la paritaria, los trabajadores nucleados en AGTSyP rechazan el fallo de la Corte Suprema de Justicia que les negó la personería y, por lo tanto, su participación en las negociaciones salariales.

Este sector cuestionó el acuerdo alcanzado entre la Subsecretaría de Trabajo de la Ciudad de Buenos Aires y la Unión de Tranviarios Automotor (UTA) por considerar que el aumento ofrecido al considerar que son “propuestas económicas insuficientes y alejadas de lo solicitado” por los empleados de este servicio.

La semana pasada, los dirigentes gremiales realizaron una serie de paros y apertura de molinetes en las Líneas B y C de subterráneo, lo que se repetirá en los próximos días.

Este martes, entonces, dejarían ingresar sin pagar entre las 7:00 y las 9:00 a los pasajeros que tomen los trenes que salen de la cabecera Congreso de Tucumán, de la línea D.

Además, le entregarán a los usuarios folletos explicando los motivos de las medidas de fuerza y las críticas a la empresa Metrovías, que controla este transporte.

“Lamentamos que la decisión de los representantes gremiales sea una vez más, afectar a más de 29 mil usuarios que utilizan la Línea C en esa franja horaria para llegar a sus lugares de trabajo y/ o trasladarse por la ciudad”, señaló en un comunicado la compañía concesionaria.

Por su parte, Subterráneos de Buenos Aires (Sbase) anunció que se reforzará la circulación de los colectivos que hacen un recorrido similar al de este ramal de subte.

Los micros 9, 10, 17, 45, 59, 91 y 100 tendrán más unidades en circulación en ese horario matutino para asistir a los pasajeros perjudicados por el paro.

Sin lugar para los pobres: gravísima situación en las escuelas del sur porteño

21.4.2018

Ante un amparo presentado por docentes y legisladores del PTS-FIT, el Poder Judicial porteño pidió a supervisores de escuelas un estado de situación en los barrios del sur de la Ciudad. Grave diagnóstico.

En la Ciudad de Buenos Aires, más precisamente en sus barrios más pobres, faltan miles de vacantes escolares. Se cuentan por miles los niños que no pueden acceder a la educación inicial. Lo que es menos conocido es que barrios enteros como Villa Lugano, Villa Soldati, Flores Sur, Retiro y otros de la zona sur de la ciudad tampoco tienen las escuelas suficientes para atender la demanda de vacantes de escuela primaria.

Por ese motivo los legisladores del PTS-FIT Myriam Bregman y Patricio del Corro, junto a docentes y abogados del CeProDH presentaron un amparo ante el Poder Judicial de la Ciudad para que se obligue al Gobierno a construir las escuelas que hacen falta.

La jueza que lleva ese caso, Elena Liberatori, citó a los responsables de todas las supervisiones escolares de la Ciudad para que informen cuál es la situación. Este viernes terminaron esas audiencias y el balance de lo informado es gravísimo.

Los supervisores escolares indicaron que el problema de falta de vacantes es crítico. Según ellos, que son los responsables del seguimiento de los casos de alumnos sin vacantes, las escuelas de la zona sur de la capital están superpobladas a tal nivel que los docentes terminan sacando los muebles de las aulas para que entren más alumnos.

Según el reglamento escolar cada alumno debe contar con una superficie de 1,35 metros cuadrados en el aula. Sin embargo en las audiencias los supervisores de los distritos escolares de la zona sur, como los del D.E. 18, 19, 21, 13, 20, relataron que en muchas aulas hay más de cuatro alumnos en estos límites. Esta situación se repite en varias escuelas que reciben a los alumnos del D.E. 1 donde se encuentra la Villa 31 y 31 bis.

Aún así el gobierno del PRO deja a miles de niños en lista de espera. Se estima que considerando todos los niveles la falta de vacantes afecta a 15.000 alumnos.

Un supervisor, que recibe en las escuelas a su cargo a una parte de los alumnos que no consiguen vacantes en las escuelas de sus barrios, informó que cientos de ellos viajan como pueden varios kilómetros para llegar a clases que comienzan a las ocho de la mañana. Como el Gobierno ni siquiera garantiza micros para todos ellos, hay estudiantes de primaria viajando solos todos los días para concurrir a clases.

El supervisor relató que esto trae aparejado varios problemas. Contó que recientemente dos alumnos de primaria de muy corta edad se extraviaron durante horas en el camino a la escuela por tomarse el colectivo equivocado. Otro alumno equivocó la parada y apareció deambulando solo por Parque Chacabuco y recién pudo reencontrase con sus padres bien entrada la noche.

Es que los padres no siempre pueden acompañar a sus hijos. Algunos porque trabajan y otros porque no pueden pagar pasajes que con los tarifazos se hicieron impagables para los sectores pobres de la Ciudad. Es que el boleto estudiantil solo abarca al estudiante, pero no al padre que lo acompaña a la escuela.

Las consecuencias de esta falta de vacantes no solo resulta de la falta de escolarización de algunos niños sino que los que viajan en colectivo o micros pierden una enorme cantidad de tiempo en el viaje a la escuela. Esto deriva en un mayor ausentismo, deserción escolar y en problemas de aprendizaje. Es que los niños que viajan en micros recorriendo la ciudad para ir a una escuela deben levantarse de madrugada para llegar a las paradas establecidas. Así cuando llegan a clase, están prácticamente dormidos y no logran aprender al mismo nivel que el resto de los estudiantes. Todo esto ocurre en la ciudad de Buenos Aires que es por lejos el distrito más rico del país.

Los legisladores del PTS en el Frente de Izquierda vienen hace varios años denunciando la problemática de la falta de vacantes y su particular y agravada situación en la zona sur de la Ciudad. Han presentado proyectos para la construcción de escuelas en esas zonas que solucionarían la problemática, indicando el número exacto y jornadas que deben cubrir. Además sostienen que la superpoblación de aulas y el transporte en micros esconden un número mayor de falta de vacantes. Las condiciones en que estudian los niños y niñas empeoran a cada momento.

Los gobiernos de la Ciudad y de la Provincia de Buenos Aires cínicamente acusan a los docentes por la crisis en materia educativa cuando ellos financian a la educación católica con el dinero que se necesita para la construcción de escuelas. Por eso hay que coordinar las peleas de los docentes, estudiantes y sus familiares en defensa de la educación pública.

Gatillo fácil: nueva audiencia del juicio por el asesinato del joven Marcelo Montenegro

19.4.2018

Por Colectivo de Medios de Comunicación Populares*

Se llevó a cabo una nueva audiencia del juicio oral contra los efectivos policiales Emmanuel Alejandro Díaz, Mario Nicolás Medina y Diego Marcelo Calderón. Los tres imputados son señalados como coautores penalmente responsables del asesinato de Marcelo Montenegro, en la madrugada del 7 de julio de 2012, en el barrio de Villa Lugano.

Se llevó a cabo una nueva jornada de debate en el juicio oral contra Emmanuel Alejandro Díaz, Mario Nicolás Medina y Diego Marcelo Calderón, los tres policías imputados como coautores penalmente responsables de homicidio agravado del joven Marcelo Montenegro (21), en la madrugada del 7 de julio de 2012, en el barrio de Villa Lugano.  La quinta audiencia tuvo lugar en el Tribunal Oral 30 de la calle Paraguay, ayer, miércoles 18 de abril.

En este marco, un ingeniero especialista en telecomunicaciones, que actualmente también forma parte de la Policía Federal, precisó detalles técnicos y de protocolo sobre el funcionamiento de los móviles de comunicación que usaban los oficiales cuando ocurrió el asesinato del "Pela". Este testimonio era esperado por la querella porque la coartada de la defensa de los policías imputados afirma que hubo un error en las modulaciones del sistema de comunicaciones: las pericias dejaron al descubierto que informaron sólo la persecución al vehículo donde iba Marcelo y no un enfrentamiento con armas, como agregaron después para justificar su accionar. La hipótesis de la querella es que la policía avisó la situación una vez que el auto ya había chocado y se dan cuenta de que Montenegro estaba grave y podía a morir. 

Según la explicación del ingeniero el botón de emergencia del radio se presiona cuando hay un enfrentamiento de riesgo de vida, y si está ocupado queda a la espera para ser atendido. Lo que demuestra que si hubo disparos antes del choque la policía debiera haber apretado el botón y no lo hizo. Entonces no hubo enfrentamiento, Montenegro fue acribillado. En esta audiencia declararon cinco testigos, tres de ellos policías que en sus declaraciones dijeron no acordarse de los hechos, como suele ocurrir en los casos donde están implicadas y dan su testimonio las fuerzas de seguridad. También habló un vecino que transitaba con su auto por Piedrabuena y Saraza momentos después de que Marcelo recibiera un balazo de la policía; los efectivos frenaron su marcha para que saliera de testigo y frente al Tribunal sólo describió la escena. La audiencia continúa el miércoles 25 de abril a las 11:30 hs.

Rosa Montenegro, la madre de Marcelo, expresó con contundencia: "No entiendo de tecnicismos pero le pido a Dios que le de sabiduría a los jueces, quiero que se haga justicia por mi hijo". Estuvo acompañada por Roxana Cainzos, mamá de Nehuén Rodríguez (asesinado en 2014 por el policía metropolitano Daniel Castagnasso) y, también por Rosa Bru, la mamá del estudiante desaparecido en democracia Miguel Bru. La familia Montenegro es patrocinada por la Asociación Civil Miguel Bru, con la asistencia de los abogados Nahuel Berguier, Federico Paruolo y Gabriela Carpineti. Interviene la Fiscalía General N° 26 y colabora la Procuraduría de Violencia Institucional.  

“Ningún policía vino a decirme ´señora, pasó esto y esto con su hijo`. En la comisaría me decían que no había ningún muerto”. Pero contó a los medios de comunicación populares que la policía llamó a su casa por la noche para saber qué estaba investigando, que fueron a preguntar por ella en su trabajo y que averiguaron todos sus datos. Cuando en 2012 retiró el cuerpo, el certificado de defunción decía que estaba muerto el otro chico. Tuvo que reclamar por la identidad de Marcelo. Así Rosa se dió cuenta de que algo estaba pasando. El día que volvió del entierro y se tiró en la cama, su hija menor que en ese momento tenía un año, se sentó frente a ella y mirando la foto de su hermano le dijo: “Ma, a Pela mató yuta. Pum”.

Desde septiembre pasado la familia Montenegro espera el juicio oral; lo postergaron cinco veces, como suele pasar con los casos de violencia institucional. “Yo estuve preguntando, averiguando, y los chicos no tenían armas. Cuando volvían para el barrio, parece que los quisieron parar, siguieron de largo y chocaron. Los vecinos me contaron que escucharon primero el choque y después los disparos. Testigos yo no tengo porque le tienen miedo a la policía. Eso me bajonea porque todos los que hablan son policías y dicen cosas que no es así. Los pibes me dicen ´nosotros no podemos´ y lo entiendo, sé que los persiguen. Si yo que no ando en nada fui perseguida imagínate los pibitos”.
No puede evitar que la voz se le quiebre, se le haga un nudo de llanto en la garganta cuando trata de explicar su sensación sobre el desarrollo del juicio: “Mirando todo como va, los dejan sueltos y no es justo. Yo quiero que se haga justicia. En casi seis años que estoy dando vueltas por todos lados siempre me cerraron puertas porque es contra la policía”. El maltrato cotidiano a las familias de los pibes de los barrios vulnerables es moneda corriente en las salas y pasillos de Tribunales. “Aunque sea algo chiquito también te pone mal. El miércoles pasado yo estaba sentada en una silla y me hicieron levantar para darle a un policía. Hicieron que me siente a un costado y en este momento me da bronca porque  somos todos iguales. Un título o ir a la escuela no te hace más que nadie”. Rosa Montenegro tiene catorce hermanos y cuenta que cuando eran chicos por más que querían ir a la escuela no podían. Vive en la villa Ciudad Oculta de Mataderos y trabaja desde los 14 años como auxiliar en un jardín de infantes del barrio. “Estoy en la lucha para que se sepa la verdad y salga a la luz, porque ellos mienten todo”.

*FM La Caterva, FM Riachuelo, Radio Gráfica, La Retaguardia, Agencia Paco Urondo, Sur Capitalino, La Obrera Colectivo Fotográfico.

Los abriles de Bulacio: la democracia de las detenciones arbitrarias

19.4.2018

Por CORREPI

Hoy se cumplen 27 años de aquella fría noche de 1991 donde el grupo de rock “Patricio Rey y sus redonditos de ricota” dio un recital en el Estadio Obras Sanitarias en el barrio porteño de Núñez. Esa noche la policía asesinó a Walter Bulacio, quien en ese momento tenía 17 años.

El 19 de abril se cumplen 27 años de aquella fría noche de 1991 donde el grupo de rock “Patricio Rey y sus redonditos de ricota” dio un recital en el Estadio Obras Sanitarias en el barrio porteño de Núñez. Pero no todos iban a poder presenciarlo. Desde diferentes partes del país, cientos de jóvenes se congregaron en las inmediaciones del lugar desde temprano para poder entrar al recital. Walter Bulacio tenía 17 años y vivía en la localidad de Aldo Bonzi. Junto a sus amigos había alquilado un micro para poder asistir. Antes de salir de su casa, su abuela María Ramona Armas lo despidió dejándole un rollito con la plata que había ahorrado para su entrada y un papelito con un teléfono. “Cuidate, negrito, cualquier cosa llámame”, fueron las últimas palabras que pudo decirle a su nieto. Walter trabajaba como “caddie” en el campo municipal de golf. Como entraba a las 5 de la mañana, le avisó a su mamá Graciela que esa noche no iba a volver, que dado que iba a terminar tarde, iría directo al trabajo. Walter fue uno de los cientos de jóvenes que no entraron al recital.

Alrededor de las 21 horas, Walter y sus amigos ya estaban cerca del estadio. Se encontraron con una enorme multitud de fanáticos concentrando en las puertas de Obras, y además con un descomunal operativo policial: filas de patrulleros, camiones de combate de la infantería, carros hidrantes y de bomberos, más algunos colectivos de la línea 151 requisados y custodiados por más de 110 efectivos de diferentes comisarías. En aquel momento, esparcieron la noticia que no quedaban más entradas, lo que generó la desesperación de los que estaban afuera.

Inmediatamente, varios intentaron escabullirse de cualquier manera para poder entrar. Esto sirvió de excusa perfecta para que la policía, que esperaba agazapada el más mínimo movimiento, desatara una brutal represión: comenzó con la razzia. Fue una verdadera cacería. La policía comenzó a subir personas indiscriminadamente a sus camiones. Walter, junto a un grupo de amigos, fueron detenidos y subidos a uno de los colectivos de la línea 151, y trasladados a la comisaría n° 35. Más de 100 chicos fueron detenidos aquella noche, pero solamente 73 fueron anotados en los registros policiales. Fue el comisario Miguel Ángel Espósito, jefe del operativo en su totalidad, quien golpeó brutalmente a Walter valiéndose del machete reglamentario de uno de los policías que lo estaba trasladando a la celda de menores.

El pibe de Aldo Bonzi pasó la noche en la celda para menores. El fuerte golpe que había recibido, sumado al frío y la oscuridad del calabozo, hicieron que sus dolores de cabeza y mareos aumentaran cada vez más. Iban pasando las horas y sus compañeros de celda iban siendo liberados, para la madrugada solo quedaban Walter y otros dos. Por la mañana del sábado, comenzó con vómitos, y recién ahí fue trasladado al Hospital Pirovano. A todo esto, sus padres no habían sido informados.

Graciela confiaba que su hijo había ido al campo de golf después del recital. Otro chico, vecino de Walter que ya había sido liberado, volvió al barrio y ahí se enteraron que Walter había sido detenido. Graciela y Víctor (padre de Walter) salieron corriendo a la comisaría 35. Allí les dijeron que su hijo había sido detenido por estar “drogado y borracho”, y por eso ahora estaba internado. Del Pirovano, Walter fue trasladado al Hospital Fernández, ya que el anterior carecía de insumos para hacer una radiografía, y recién ahí se encontró con sus padres. “¿Te pegaron, negrito?”, preguntó Víctor, y Walter asintió con la cabeza. El Dr. Fabián Vítolo, quien lo atendió en el Fernández contó que ante la pregunta de quién le había pegado, Walter contestó: “La yuta”. Unos días después, el 26 de Abril, falleció el pibe de Aldo Bonzi, víctima del brazo armado del estado. Su único delito: estar parados, tal como lo inmortalizó su compañero de la escuela, Nazareno, en las paredes del calabozo en el que estaban encerrados, privados de su libertad ilegalmente: “Jorge, Walter, Kiko, Erik, Leo, Nico, Nazareno, Betu y Héctor: Caímos por estar parados. 19/4/91”

La historia del asesinato de Walter Bulacio no es un caso aislado. Es el reflejo fiel de un accionar sistemático que llevan adelante las fuerzas represivas del estado: la policía está facultada para detener a cualquier persona en cualquier situación, amparándose solamente en el olfato policial (el cual consiste en identificar a pibxs de las barriadas populares, criminalizándolos). Esto se enmarca dentro de una serie de herramientas al servicio de los poderosos para disciplinar a los trabajadores, sembrando entre ellos el miedo a alzar su voz en contra de las injusticias. Pero ni en ese momento, ni ahora, la acción represiva del estado no logra acallar el grito del pueblo organizado: tanto los familiares y amigos de Walter, como los movimientos de estudiantes y la militancia antirrepresiva se movilizaron contundentemente para reclamar justicia por Walter. Su caso y su imagen se transformaron en bandera de lucha de un movimiento que crecía cada vez más, que se había engendrado en las primeras manifestaciones por la masacre de Budge en 1987, un movimiento popular que no se iba a callar frente a la impunidad y la injusticia.

Aún así, el estado argentino desoyó inclusive la orden que dio la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, a raíz del caso Bulacio, de derogar todas las facultades policiales para detener personas arbitrariamente (orden que fue un logro de la lucha y la organización de los familiares de Walter, junto a CORREPI y otras organizaciones de DDHH). Desde aquel episodio de 1991, el estado ha continuado estas prácticas represivas sin interrupción, y son muestra de esto la enorme cantidad de casos registrados en nuestro archivo de personas torturadas y asesinadas por el aparato represivo del estado en cárceles y comisarías. Porque, en primer lugar, fueron privados de su libertad sin causa penal alguna, detenidas arbitrariamente con la excusa de haber cometido alguna “falta o contravención”, o simplemente por “averiguación de antecedentes”. Por eso, es que a lo largo de más de 25 años de lucha antirrepresiva, siempre hemos afirmado que las detenciones arbitrarias nos cuestan la vida de nuestros seres queridos.

En la actualidad, el gobierno de Macri lleva adelante una profundización y legitimación cada vez más amplia de este tipo de acciones, como una herramienta más para imponer sus políticas de hambre, saqueo y ajuste. Desde el primer día de gobierno de Cambiemos, hemos notado una tendencia a llevar aún más allá un accionar ya consolidado del aparato represivo del estado argentino, profundizando prácticas como las detenciones arbitrarias y el gatillo fácil, dirigidas a amedrentar a la población. En enero de 2016 -a unos meses que se cumplieran los 25 años de la detención arbitraria seguida de tortura y muerte de Walter- el Tribunal Superior de la Ciudad de Buenos Aires dio a conocer un fallo que avalaba la facultad policial de detener personas sin motivo para “identificar”. Fue en ese momento que lanzamos la “Campaña Nacional contra las Detenciones Arbitrarias”, buscando fomentar la unidad de acción de las diversas organizaciones que componen el campo popular, para hacerle frente al avance sobre nuestros derechos de este tipo de prácticas. De todos modos, en el 2017 se evidenció más a qué responde la necesidad del gobierno macrista de avalar y fomentar este accionar sistemático de las fuerzas represivas. Fueron en esas brutales cacerías desatadas durante diferentes manifestaciones: como en la masiva movilización del 1º de septiembre, cuando el pueblo llenó las calles pidiendo la aparición con vida de Santiago Maldonado, también en las manifestaciones contra la cumbre de la OMC en Av. Callao y Av. Corrientes el 12 de diciembre, y en las multitudinarias manifestaciones frente al Congreso de la Nación, contra la reforma previsional, los días 14 y 18 de diciembre. Fuimos testigos de una serie de operativos multifuerzas (con participación de la policía, gendarmería y prefectura), en los que se procedió a detener personas a mansalva. En cada una de estas detenciones masivas, intervino la justicia federal prolongando los tiempos y dictando la prisión preventiva para delitos leves y excarcelables, argumentando que “de estar en libertad, podrían obstaculizar el proceso”. No existe prueba ni evidencia alguna, de que alguna de las personas privadas de su libertad durante estas cacerías hubiera cometido alguno de los delitos que se les imputan. Los mismo jueces han dado cuenta de esto en sus resoluciones. Sin embargo, la palabra policial es prueba suficiente, demostrado por la vicepresidenta Gabriela Michetti cuando dijo que “el beneficio de la duda es siempre para las fuerzas”. No era un simple recurso argumentativo, sino la fundamentación de una doctrina de criminalización de los trabajadores, organizados y no organizados. Paralelamente a esto, también somos testigos de un aumento constante de los casos de gatillo fácil y asesinatos en cárceles y comisarías que tienen como objetivo principal a lxs pibxs de los barrios populares.

Hoy como ayer, a pesar del constante señalamiento de organizaciones políticas y sociales que venimos dando esta pelea hace años, el estado se sigue sirviendo de figuras legales de carácter confuso y ambiguo, para dotar a sus perros guardianes de la facultad de poder privar a cualquier persona de su libertad arbitrariamente, atentando contra nuestros derechos más básicos. Esta facultad es otorgada a los policías y dirigida hacia dos destinatarios específicos: los jóvenes de clase trabajadora de las barriadas populares, con la finalidad de disciplinarlos e infudirles el miedo; y los sectores organizados que se rebelan contra las injusticias del sistema. Tanto en un caso como en el otro, la represión del estado ataca impunemente nuestros derechos y garantías, respondiendo a las necesidades de los asesinos que acaparan el poder, y que necesitan un pueblo dócil y obediente para mantener sus privilegios de clase dominante. Pero también hoy como ayer, hay un pueblo en lucha, que resiste organizado en las calles, desde abajo, y que se opone completamente a resignarse y aceptar las condiciones que los de arriba buscan imponerle. Por cada compañero caído, por cada pibe asesinado, torturado o desparecido por el estado opresor, seguimos y seguiremos en las calles, para hacerles saber a los de arriba que no vamos a tolerar las injusticias, que no van a callarnos. Por eso, una vez más decimos:

WALTER BULACIO

¡¡¡PRESENTE!!!

AHORA Y SIEMPRE

Femicidio en La Boca: no fue un brote psiquiátrico, fue un acto premeditado

18.4.2018

Por Ana Laura Mársico 

A un año y medio del asesinato de Nuria Couto y Natalia Grenbenshicova en Parque Irala, Agencia Paco Urondo dialogó con Anna, la mamá de Natalia. “Parece que la vida de una mujer no vale nada”, sostuvo en referencia al accionar del Poder Judicial. 

Nuria recibió 18 puñaladas por Mariano Bonetto en Parque Irala en octubre del 2016. A los pocos metros este interceptó a Natalia que se encontraba con amigos y la que atacó por la espalda. Las jóvenes de 18 y 15 años respectivamente fallecieron días después en el Hospital Argerich del barrio porteño de la Boca. Bonetto hoy se encuentra ingresado en el Programa Prisma de psiquiatría del Penal de Ezeiza sin condena alguna. Las jóvenes no se conocían entre ellas pero tenían algo en común: eran mujeres.

Los vecinos del barrio declararon que el Bonetto, joven veterinario de 27 años, en varias oportunidades expresaba en sus discursos un fuerte tono misógino a partir de que su ex pareja lo había dejado por otro hombre. “Él las atacó con un cuchillo que había comprado. Nosotros estamos seguros que el ataque que sufrió mi hija y Nuria fue más que premeditado, fue un crimen con odio”, subrayó en diálogo Anna Rodionova, mamá de Natalia. 

Bonetto fue alcanzado por los vecinos que corrieron tras él al ver la escena. Para detenerlo le partieron una botella de vidrio. Ese mismo día mientras Nuria y Natalia eran atendidas en el hospital público más cercano para salvar su vida, Bonetto era atendido por sus heridas en el mismo lugar. Esto duró poco tiempo, hasta que su defensa solicitó el traslado a un neuropsiquiátrico. Mientras, la fiscal determinó el desequilibrio que sufría Bonetto luego de un primer estudio falaz. Así, él conseguía privilegios y comodidades. 

“Bonetto fue estudiado bajo dos juntas médicas. La primera expresó que el hombre se encontraba fuera de sí, que no era un asesino. Pero al apelar, la segunda junta dijo que se encontraba en su sano juicio. Es decir, que el primer resultado estaba comprado”, expresó Anna mientras relataba que el veterinario Mariano Bonetto es hijo de un conocido banquero cordobés. “Nuestro gran temor es que ante la ausencia de una condena, la defensa de él intente nuevamente pedir el traslado a otro psiquiátrico, como ya pasó una vez que lo querían mandar a un sanatorio privado en Córdoba, para así darle el ‘alta’ y que quede en libertad sin antecedentes”, explicó la mamá de Natalia. Con un tono de impotencia ante el Poder Judicial que corre con las mismas líneas patriarcales agregó: “Parece que la vida de una mujer no vale nada”.

Actualmente están esperando la fecha en la que se realizará el juicio a la que asistirá con abogados y testigos. Bonetto todavía no tiene condena, por lo que se encuentra con posibilidades concretas en cualquier momento de volver a su hogar. “Todo el año pasado tuvimos a la misma jueza y apelamos los dos procedimientos. La primera vez fue junto a la familia de Nuria, pero no sucedió lo mismo con la segunda por lo que vamos a ir por separado esta vez. Nuestro gran objetivo es demostrar que el tipo actuó premeditadamente”, sostuvo Anna y agregó que el muchacho que transitaba con Natalia declaró que también se sintió amenazado en ese momento, lo que produjo que la causa fuera caratulada como “homicidio simple” y no como “femicidio”.

Anna expresó que en dos oportunidades la jueza intentó sobreseerlo y que si hoy se encuentran las dos familias a la espera de la fecha del juicio oral, es porque atrás hubo una fuerte lucha y presión. “A partir de lo que pasó con Natalia, yo comencé a involucrarme en los temas de violencia de género y es muy notorio cómo al abordar el tema, la víctima siempre es la culpable. Otra vez el Estado ausente, como esa tarde donde tampoco había un efectivo presente en el Parque”, subrayó.

Nuria falleció el 5 de noviembre, Natalia lo hizo 19 días después víctima también de un virus intrahospitalario. Anna expresó que para ella esos días fueron momentos interminables y que con el tiempo logró reflexionar que las condiciones sanitarias del hospital porteño no eran las adecuadas en materia de insumos y de higiene, y que encima no tuvo contención ni asesoramiento para realizar un posible traslado previo a la infección.

Anna una vez más, pide justicia por su hija, por Nuria y exige seguridad para todas las mujeres que transitan en la vía pública. Con la ayuda de testigos, familiares de Colegio Manuel Belgrano, la comunidad rusa, medios y organizaciones sociales, convoca a la sociedad a hacerse presente en el juicio oral que tendrá como objetivo condenar al femicida Bonetto.

Esta es una causa que muestra nuevamente un Estado ausente ante la demanda necesaria de políticas públicas para las mujeres, pero también dentro del Poder Judicial, en sanidad y más. Hay una madre que lucha para hacer justicia por su hija tras un año y medio de su asesinato por el solo hecho de ser mujer. Mariano Bonetto no es un paciente psiquiátrico que asesinó, es un misógino femicida.

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