“No nos cagamos en el coronavirus”: cómo es vivir en un hotel para aislados

30.3.2020

Por Mariano Dorr

Eugenia y Gabriel volvieron de sus vacaciones en el exterior y quedaron alojados en un hotel de la Bancaria.

Eugenia y Gabriel viajaron a República Dominicana para pasar algunos días en sus playas. Lo planearon durante meses. Ella es de Rafael Calzada, trabaja en una clínica de fertilización; él, de Almagro y es empleado en una refinería, en Campana, Provincia de Buenos Aires. Viajaron un día después de la primera cadena nacional de Alberto Fernández, donde el Presidente hizo algunas advertencias a propósito de los vuelos internacionales. Pero Eugenia y Gabriel en ningún momento fueron advertidos, ni por Latam ni por nadie en el Aeropuerto, de que si viajaban podrían llegar a tener inconvenientes para su regreso o que podían estar exponiéndose al covid-19. Se confiaron y volaron al destino turístico.
A los dos días de estar allí, Latam canceló su vuelo de regreso. Desde ese momento se terminaron sus vacaciones: “No hacíamos otra cosa que averiguar cómo haríamos para volver a la Argentina”. En República Dominicana también se decretó una cuarentena con distanciamiento social y se cerraron todos los espacios turísticos. Durmieron un par de noches en el aeropuerto y finalmente consiguieron que Latam los incluya en un vuelo a Buenos Aires.
En el avión no se informó de ningún caso abordo del nuevo coronavirus. Volaron planeando la cuarentena obligatoria que pasarían en la casa de Gabriel, pero al aterrizar en Ezeiza se sorprendieron al encontrar, ni bien terminaron el recorrido de la manga de acceso al aeropuerto, un cordón policial con barbijos negros que direccionaban su recorrido hasta un lugar donde se les preguntaba dónde vivían. A quienes respondían que vivían en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se les informaba que, por resolución oficial, serían trasladados a Hoteles de la ciudad. No les mostraron la resolución ni les hicieron firmar ningún formulario en conformidad con el traslado a los Hoteles.
Ante la queja de algunos, se les informó que en el Hotel podrían realizar las consultas correspondientes. Viajaron en una unidad de Manuel Tienda León hasta el Hotel de La Bancaria, en la calle Suipacha 854. Les dieron una habitación y se les informó que tenían prohibido salir: “Nos dijeron que estaríamos cuatro días y que luego nos permitirían irnos a nuestras casas si no presentábamos síntomas, pero aquí todo se está extendiendo, la verdad es que no sabemos si vamos a tener que quedarnos los catorce días acá; hablamos con abogados, pero nos dicen que no hay información, que lo mejor es que esperemos”.
En el Hotel no se les realizaron test ni fueron revisados por personal médico. Todas las consultas son telefónicas desde la recepción. No hay rumores de coronavirus en el Hotel, “pero nos tratan como si estuviéramos infectados, aunque al mismo tiempo en ningún momento nos hicieron una visita médica de ningún tipo”. Eugenia y Gabriel sienten que están privados de su libertad y todos los días intentan hacer averiguaciones para poder ser trasladados al domicilio de Gabriel, en CABA: “No quiero estar acá, quiero estar en mi casa, yo no viajé cagándome en el coronavirus, viajé porque ya había pagado el viaje y nunca me informaron que no se aconsejaba hacerlo”.
Ayer, mientras miraban las noticias en la televisión de la habitación, se sorprendieron al ver que en ese mismo Hotel un hombre se había presentado disfrazado de médico para “rescatar” a su esposa. La operación de rescate no fue exitosa. Intervino personal de la Comisaría 1A y el Juzgado Federal N°9. El hombre fue llevado a su domicilio, donde deberá cumplir 14 días de cuarentena obligatoria.
La misma situación de Eugenia y Gabriel la viven otros 2100 pasajeros regresados durante la última semana del exterior. Se encuentran alojados en 19 Hoteles de la ciudad. Fuera del país, otros miles de argentinos se encuentran varados en aeropuertos de distintos lugares del mundo, esperando su turno para regresar a sus casas.

Trabajadores de salud mental exigen condiciones de bioseguridad a Larreta

30.3.2020

Trabajadores del Ameghino convocados para asistir a los pasajeros repatriados del extranjero, aislados en hoteles de la ciudad, exigieron condiciones de protección sanitaria acordes y propusieron un protocolo de actuación, que las autoridades desoyeron.

El miércoles 25 de marzo, los profesionales de los Centros de Salud Mental Nº 1 y el N°3 Dr. Arturo Ameghino, recibieron una comunicación de la Dirección de Salud Mental del Gobierno de la Ciudad solicitando la conformación de equipos profesionales para asistir psicológicamente a las personas que se encuentran realizando la cuarentena en hoteles de la ciudad.
Las autoridades del Ministerio de Salud de la Ciudad, los convoca a brindar asistencia telefónica desde el lobby de los hoteles. Recordemos que en los hoteles de la ciudad se encuentras los pasajeros regresados y repatriados del extranjero, con altas posibilidades de contagio, quienes se encuentran aislados, sin ningún testeo ni control sanitario.
En asamblea autoconvocada junto a los directivos del Centro de Salud, dejaron claro su predisposición a brindar servicio “ofrecimos nuestra absoluta disposición y compromiso a trabajar y asistir a aquellas personas que lo necesitasen en el marco de la emergencia sanitaria, ofreciendo alternativas suficientes para poder responder a esta demanda desde nuestro lugar de trabajo, sin necesidad de exponernos a circular”.
Al mismo tiempo ofrecieron el servicio la asistencia presencial en caso de que sea necesario, para lo cual exigieron que sea bajo la estricta protección sanitaria adecuada al caso.
Sin embargo, “no sólo se han negado cada uno de los pedidos –que se amparan en los derechos de los trabajadores y en las disposiciones de bioseguridad expedidas por la OMS y el Ministerio de Salud de la Nación- sino que además se nos solicita que los mismos trabajadores lleven alcohol en gel y un cuaderno para anotar las prestaciones que allí se brinden. Por respuesta, se resolvió una distribución arbitraria de los profesionales para asistir a los huéspedes/internados en los diferentes hoteles a partir del lunes 30/03. No se presentó ningún plan de trabajo, esquema, protocolo, ni recursos suficientes para contener una situación que ellos mismos generaron al obligar a los pasajeros a hospedarse en los hoteles”.
En el Ameghino, sigue el comunicado: “el atropello de parte de las autoridades, la falta de consenso y respuestas adecuadas ante la situación de emergencia sanitaria. La arbitrariedad de enviar a realizar dichas tareas a profesionales que se encuadran dentro de las personas de riesgo, exponiéndonos a nosotros y dejando sin atención a la comunidad que asiste regularmente a nuestra institución”.
Las crisis, como la actual, exhiben las deficiencias de los criterios de empresarios, sus apoderados y funcionarios, para dar respuestas a las necesidades. Los trabajadores, esos que para los que diseñan las gestiones y sus gerentes se encuentran en “las trincheras”, encuentran las respuestas ante los problemas a través de la imaginación, la responsabilidad y la lucha; mientras los funcionarios priorizan el marketing televisivo.
A modo de pregunta para la reflexión: ¿No muestran estas experiencias y crisis, ¿quiénes son los que realmente pueden dirigir las instituciones de salud en la sociedad? Creemos que sí y acá hay un pequeño gran ejemplo: Los trabajadores, en este caso de la salud mental.
A continuación, reproducimos el comunicado:

CENTRO DE SALUD MENTAL N° 3 DR. A. AMEGHINO

El día miércoles 25/3 los profesionales del Centro de Salud Mental N°3 recibimos una comunicación de la Dirección de Salud Mental del Gobierno de la Ciudad (Nº 2020-10253514 GCBA-DGSM) solicitando que debíamos conformar equipos profesionales para trasladarnos a los hoteles de la Ciudad de Buenos Aires que están alojando las personas que han regresado de zonas de riesgo con alta circulación del virus covid-19, para brindar asistencia telefónica desde el lobby del hotel.
Los profesionales en asamblea autoconvocada y con el Director de nuestra institución presente, ofrecimos nuestra absoluta disposición y compromiso a trabajar y asistir a aquellas personas que lo necesitasen en el marco de la emergencia sanitaria, ofreciendo alternativas suficientes para poder responder a esta demanda desde nuestro lugar de trabajo, sin necesidad de exponernos a circular.
Ofrecimos también la posibilidad de asistir de forma presencial en los casos que se evaluasen como absolutamente imprescindible, solicitando para ello, el traslado hacia el hotel y el equipo de protección personal para nuestro cuidado y el de la sociedad toda.
Sin embargo, no sólo se nos ha negado cada uno de los pedidos -amparados en derechos de los trabajadores y en las disposiciones de bioseguridad expedidas por la OMS y el Ministerio de Salud de la Nación- sino que además se nos solicita que llevemos nuestro alcohol en gel y un cuaderno para anotar las prestaciones que allí brindemos.
Nos respondieron arbitrariamente repartiendo a los profesionales a diferentes hoteles para asistir desde el lunes 30/03, sin un esquema de trabajo claro, protocolo, ni recursos suficientes para contener una situación que ellos mismos generaron al obligar a los pasajeros a hospedarse en los hoteles.
Otro efecto de esta solicitud es que los pacientes de nuestro Centro de Salud Mental, que continúan en asistencia por vía telefónica desde el inicio de la cuarentena, organizada por los propios trabajadores, ya que no nos han brindado más recursos como ser líneas telefónicas o acceso a internet, quedarán sin asistencia debido a que tendremos que asistir a otro lugar de trabajo.
Por otro lado, desde el comienzo de la epidemia en nuestro país, el Gobierno de la Ciudad no nos proveyó del material necesario para la higiene y seguridad a los profesionales que seguimos asistiendo con regularidad en la institución, teniendo que conseguirlos por nuestra propia organización, siendo los insumos totalmente insuficientes debido a la dificultad conocida para acceder a los mismos.
Queremos denunciar el atropello de parte de las autoridades, la falta de consenso y respuestas adecuadas ante la situación de emergencia sanitaria. La arbitrariedad de enviar a realizar dichas tareas a profesionales que se encuadran dentro de las personas de riesgo, exponiéndonos a nosotros y dejando sin atención a la comunidad que asiste regularmente a nuestra institución.

Cuarentena de nutrientes: el reclamo al GCBA por las viandas escolares

29.3.2020

Por Natalia Daniel y Joaquín Malamud*

“Esta extraordinaria situación de cuarentena también puso en evidencia que les docentes somos actores fundamentales de la realidad política y social de nuestro país. Desde nuestro trabajo, desde nuestro compromiso cotidiano y desde el vínculo con las familias, tenemos un amplio conocimiento de la realidad y las necesidades que tienen las comunidades.”

La situación de la alimentación en la escuela, crítica desde hace varios años, no es más que una expresión de las problemáticas que atraviesa la educación pública en la Ciudad de Buenos Aires. El principal problema es que los comedores escolares son espacios privatizados dentro de la escuela pública, por lo que la alimentación escolar se guía bajo criterios empresariales de reducción de costos y maximización de ganancias y no se considera un derecho a garantizar. A pesar de encontrarnos en el distrito más rico del país, la comida entregada no alcanza ni de cerca el valor nutricional necesario para niñes en edad escolar y la calidad es tan baja que ni les funcionaries del gobierno se atreven a probarla en sus visitas a las escuelas.
A su vez, desde hace años las solicitudes de viandas y comedor tienen criterios para completarse y entregarse cada vez más restrictivos, las raciones son disminuidas bajo supuestos criterios de “alimentación saludable”, permanentemente nos encontramos con cambios en el menú que reducen la ya escasa cantidad de carne (como el reemplazo reciente del pastel de papa por pastel de lentejas) y en las pocas semanas de clase que hubo en este año llegaron a haber tres escuelas con casos de intoxicación por comida en mal estado.
Sin embargo, a pesar de todas estas falencias, el alimento que se entrega todos los días en los comedores de las escuelas muchas veces termina siendo la comida principal del día para muches de les alumnes. En algunas escuelas de jornada simple, a pesar de no haber comedor, se entrega un refrigerio que también es significativo para las familias, sobre todo en los barrios más pobres de la Capital. Cuando no hay clases, se entrega al mediodía una vianda para cada familia que consiste en un sándwich con una feta de fiambre y una de queso, y una fruta que muchas veces llega en mal estado.
A partir de la declaración de la cuarentena, el Gobierno anunció el feriado martes 24 de marzo por la noche una “reorganización” en la entrega de viandas que no fue informada a la mayor parte de las familias, y desconocía las realidades de los barrios y la organización existente entre las escuelas y los distritos escolares. Irresponsablemente generaron la aglomeración de gente en sedes de entrega de viandas y por las irregularidades y las modificaciones de información durante las jornadas muchas familias no pudieron acceder a la comida que les correspondía en esos días.
En el Distrito Escolar 15, en el barrio de Villa Urquiza, el alimento fue entregado en la escuela 15 y la leche en la escuela 22, a 15 cuadras de distancia. En muchas escuelas el Gobierno afirma por sus planillas que envía más viandas de las que efectivamente manda, como en la escuela 14 del Distrito Escolar 8, en Parque Chacabuco, donde no llegan las 385 raciones que corresponden.
En el Distrito Escolar 5, ya antes de la cuarentena total el Gobierno empezó a entregar la mitad de las viandas, por lo que las familias que llegaban últimas se quedaban sin nada. A la comunidad de la 11 DE 5, de la Villa 21-24, se le indicó que las viandas se iban a entregar en la escuela 12 pero cuando las familias se acercaron no recibieron nada, porque sin previo aviso se había modificado la sede de entrega a otra escuela fuera del barrio, a varias cuadras de distancia. Una situación parecida vivieron las familias del Normal 8, en San Cristóbal, quienes mandaron una escuela que queda a más de 15 cuadras a buscar un vaso de leche y un paquete de galletitas. Y algo similar le sucedió a la comunidad de la 15 DE 13: debían retirar las viandas en la escuela 12 DE 13, que a las familias de Samoré les queda a 15 cuadras y a las familias de Cildañez les queda a más de veinte.
En el sector 1 de adultes (Constitución, San Telmo, Retiro, Monserrat) se les informó a les estudiantes que tenían que buscar la vianda al mediodía. Cuando llegaron se encontraron con que las viandas recién iban a estar a las 18 hs, y quienes fueron a las 18 hs, nuevamente se encontraron con que no había nada.
En el programa Puentes Escolares, que trabaja con una mayoría de población en situación de calle, hoy más en riesgo que nunca por la exposición tanto al contagio como al hostigamiento policial, la primera semana de suspensión de clases recortaron las viandas a la mitad, luego dejaron de enviar leches a todas las sedes y finalmente hubo cambios en las sedes de entrega durante la jornada por lo que muches estudiantes se quedaron sin alimento.
Desde el concesionario señalaron que a ninguna escuela que cambiaba de dirección le asignaron leches y nunca respondieron al pedido de justificación. Las situaciones relatadas son solo algunas de las muchas que tuvieron lugar estas semanas. Después de hacer oídos sordos durante días, ante la presión e imposibilidad de sostener un sistema tan riesgoso e ineficaz, el Gobierno de la Ciudad tomó la propuesta que veníamos realizando desde las escuelas y los sindicatos de entregar bolsones, anunciando que se realizarán cada diez días y para quienes hayan presentado la solicitud de vianda o comedor.
Esta situación plantea tres problemáticas: por un lado, no queda claro dónde se hará dicha entrega, y cómo se evitará exponer a las familias a las aglomeraciones y caminatas de cuadras a las que se las viene exponiendo; por el otro, muchas solicitudes de vianda o comedor no han podido ser entregadas al entrar en cuarentena; y por último, basándonos en la experiencia, nos permitimos dudar de la calidad y valor nutricional de la comida que se entregará. Sostenemos, entonces, la exigencia de que los bolsones sean para cada alumne matriculade, que se retiren en las escuelas a las que asisten y que cuenten con comida nutritiva, entendiendo que una buena alimentación es condición indispensable para la salud en tiempos de pandemia. La alimentación de nuestres alumnes debe dejar de ser considerada un negocio y ser garantizada de una vez y para siempre como un derecho.
Esta extraordinaria situación de cuarentena también puso en evidencia que les docentes somos actores fundamentales de la realidad política y social de nuestro país. Desde nuestro trabajo, desde nuestro compromiso cotidiano y desde el vínculo con las familias, tenemos un amplio conocimiento de la realidad y las necesidades que tienen las comunidades. Es por eso que queremos ser escuchades y tenides en cuenta para pensar la mejor manera de llegar a los barrios. Como lo hacemos día a día en el aula, también hoy, en este contexto, queremos hacer nuestro aporte a la construcción de infancias y juventudes dignas.
*Docentes Caba, integrantes lista Lista Granate en UTE. Por decisión de los autores el artículo utiliza el lenguaje inclusivo.

Trabajar en cuarentena

29.3.2020

Trabajadoras de recolección de basura denuncian que el gobierno porteño no les brinda elementos de trabajo.

En Ciudad de Buenos Aires, las cuadrillas de recolección de basura de la cooperativa del Frente de Organizaciones en Lucha (FOL) sostienen su trabajo en las villas 1-11-14 y 31, garantizando condiciones de higiene y limpieza a la comunidad, además de mantener abiertos los comedores comunitarios tal como lo estipula el protocolo de la cuarentena. El gobierno porteño no les ha dado los suficientes elementos de trabajo, como guantes o alcohol en gel para su protección.
En la zona sur de la ciudad de Buenos Aires, en el bajo Flores, el barrio Padre Riccardelli, villa 1-11-14 se calcula que viven entre 65 y 70 mil personas y en condiciones precarias. En las últimas semanas previas a la cuarentena por coronavirus se detectó un brote de dengue, sarampión y tuberculosis.
En ese barrio se sostiene un merendero y espacio de niñez del Frente de Organizaciones en Lucha (FOL) que a pesar de la situación, sus cuadrillas salen a trabajar para mantener las condiciones de higiene y limpieza para toda la comunidad.
Delia, trabajadora integrante del FOL, nos relata “nosotras, las integrantes de la cooperativa, estamos trabajando en la cuadrilla desde la manzana 1 a la manzana 9, pasando por el frente de la cancha de San Lorenzo. Trabajamos con guantes, con barbijos que nosotras mismas los hemos costurado, porque el gobierno no nos ha dado nada.”
“Para el lunes ya no tenemos alcohol en gel, por ejemplo y nosotras nos cuidamos mucho de no tocar la basura, salimos y nos tenemos que arreglar con lo que hay”, denuncia Delia.
La denuncia de la falta de suministro de artículos de higiene y limpieza, alcohol en gel y repelente no es solo propiedad de ese barrio.
Mientras, en otro lado de la ciudad, en la villa 31, barrio Padre Mugica, otra cuadrilla del FOL sigue su trabajo de limpiar las calles y recolectar la basura. En esa cuadrilla, Irma, otra trabajadora del FOL, nos comenta como mantienen su trabajo en esta época de pandemia.
“Somos una cuadrilla de recolección, donde trabajamos todas compañeras. Hacemos el trabajo de recolectar residuos, de juntar la basura de la calle de las y los vecinos y nos encontramos con esta situación de que tenemos que trabajar en esta cuarentena, tenemos que salir a trabajar y mantener el lugar, el barrio limpio”.
Al relatar como lo viven las trabajadoras, Irma comenta “obviamente nos exponemos al salir a trabajar en este contexto, pero tenemos los cuidados necesarios y la verdad es que recibimos más de la organización que del propio gobierno para poder trabajar y cumplir con nuestra tarea.”
“Si bien pedimos todo los elementos para nosotras poder cuidarnos y para poder trabajar tranquila, estamos consiguiendo los materiales con el propio FOL, al comprar los guantes y hacer los barbijos”, prosigue Irma.
Aun en este marco, de cuarentena y aislamiento, además de trabajar y cumplir su tarea comunitaria, también construyen en el barrio, con las vecinas y los vecinos, forjando la conciencia y brindando la solidaridad que les nace.
“Hoy nos toca a nosotras salir a trabajar y hacer nuestro trabajo y decirles a las y los vecinos que nos tenemos que cuidar entre todos. Nosotras también tenemos hijos y tendríamos que estar en nuestras casas haciendo la cuarentena, como todos, pero estamos cumpliendo un trabajo, un deber que es importante por el tema de la salud. Estamos tratando de concientizar a las y los vecinos de que nos ayuden, que nos den una mano. Es día a día el trabajo en conjunto”, concluye Irma.
Para más información de los comedores y merenderos visitar la página de Facebook FOL Capital
A continuación reproducimos el video que realizó el periodista Guido Molteni sobre la cuadrilla de limpieza del barrio Carlos Mugica, donde refleja el trabajo de las cooperativistas del FOL
MUJERES de la villa 31: el trabajo invisibilizado de las PIQUETERAS, desde adentro

El ajuste de Larreta en la alimentación de la niñez

29.3.2020

Por Agustín Bontempo

El modelo de educación de Rodríguez Larreta expone cada vez más sus límites al profundizar la problemática de los comedores escolares. Entrevista con Natalia Daniel y Alejandra Giusti de la lista Granate de UTE.

El modelo de educación Pro es ya conocido. Desde los años de gestión de Mauricio Macri que los presupuestos se acotan, se estigmatiza a trabajadores y trabajadoras docentes y no docentes. Una perspectiva que asume total claridad con aquella frase en 2017 del entonces presidente: “Una terrible inequidad, de aquel que puede ir a la escuela privada versus aquel que tiene que caer en la escuela pública”.
La gestión de Horacio Rodríguez Larreta vino a continuar y profundizar varios puntos de esta situación. El 2020 arrancó con los reclamos salariales y por condiciones de trabajo de capacitadores y capacitadoras docentes pero veníamos de años de conflictos. Las falta de decenas de miles de vacantes para las y los niños que se repite, el intento de cierre de los institutos de formación para poder avanzar en la UNICABA, una medida que ajustaba a la educación, denigraba la formación y favorecía los negociados inmobiliarios pero pudo contenerse con la organización del las y los trabajadores del sector.
Todo esto venía a sumarse a la ya conocida deficiencia en materia de infraestructura que se evidencia ante cada lluvia, especialmente en las escuelas del sur de la Ciudad. Y esto no debe sorprender: la gestión de Soledad Acuña al frente del Ministerio de Educación de CABA redujo el presupuesto en mantenimiento en un %20 y en infraestructura en un %5. Esta reducción se enmarca en una crisis más general que se representa en el ajuste en todo el sistema educativo. Entre 2006 y 2019 el Pro redujo el presupuesto en educación en un %9. Los resultados están a la vista.
Ante este escenario general y con la propagación de la pandemia del coronavirus, era factible que en la ciudad donde los comedores escolares cumplen una función esencial especialmente en las familias con mayores dificultades económicas, sería adversa. Al respecto, hablamos con Natalia Daniel y Alejandra Giusti, integrantes de la lista Granate en la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE).

Antes de la situación de la pandemia, ¿los comedores en qué situación estaban?

La crítica situación de los comedores escolares y de las viandas entregadas en las escuelas data de hace muchos años. La declaración de cuarentena ha dejado expuestas muchas de las irregularidades y deficiencias arrastradas a lo largo del tiempo mientras nuevas problemáticas se agregan al cuadro general, ante decisiones irresponsables y falta de escucha por parte del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Partimos de un problema: el comedor escolar es un espacio privatizado dentro de la escuela pública. Esto significa que la alimentación en las escuelas se desarrolla bajo criterios empresariales de reducción de costos y maximización de ganancias, en vez de guiarse bajo la idea de derecho garantizado por el Estado. Las empresas concesionarias de comedores escolares tienen escaso o nulo control por parte del Estado y especulan sus ingresos con la malnutrición de les niñes en las escuelas.

¿Qué gestiones o reclamos vienen llevando desde su espacio para que el gobierno revise la situación?

Hace ya tiempo venimos denunciando que en el distrito más rico del país, la Ciudad de Buenos Aires, la comida entregada en la escuela (tanto la de comedor de las jornadas completas como las viandas de jornada simple) no alcanza ni de cerca el valor nutricional necesario para niñes en edad escolar. La calidad de la comida es tan baja que les mismes funcionaries del gobierno se han negado públicamente a probarla en sus visitas a las escuelas.
Las situaciones irregulares, denunciadas por los sindicatos en cada mesa de negociación con el gobierno, se repiten año tras año. En el 2017 el Gobierno de la Ciudad modificó el medio de acceso a las viandas, estableciendo un formulario on-line que cada familia debe bajar de internet, imprimir, completar y llevar al Distrito Escolar. Esta modalidad restrictiva y confusa hizo que se presentaran menos formularios de viandas no por falta de necesidad sino por imposibilidad de solicitarla. En 2018 se implementó el programa “Alimentación Saludable” que implicó la reducción de las raciones, la eliminación del pan (con el que lamentablemente muchas veces les niñes se llenaban ante la escasa comida del plato) y la especulación de cantidad de comida en función del ausentismo, enviando en promedio un 20% menos de raciones, a partir del supuesto de que esa cantidad de niñes falta a la escuela diariamente. Durante el 2019 modificaron el menú nuevamente, reduciendo aún más las cantidades de carne (reemplazando, por ejemplo, el pastel de papa y carne por pastel de lentejas). Y en el 2020, aún con las pocas semanas de clase que hubo, llegaron a haber tres escuelas con varios casos de intoxicación por comida en mal estado.

¿La situación se profundizó en esta coyuntura?

A pesar de todas estas falencias denunciadas, la comida que se da en la escuela sigue siendo, muchas veces, indispensable para las familias de los barrios populares de la Ciudad. Es por eso que la política adoptada por el Gobierno durante los últimos días para la continuidad de la entrega de comida escolar generó una situación crítica. A partir de la declaración de la cuarentena se determinó la entrega de viandas (es decir, un sanguche con una feta de queso y una feta de fiambre, más una fruta que muchas veces viene en mal estado) en todas las escuelas, sean de jornada simple o de jornada completa. A esto se suma la escasez de viandas debido a que, con la interrupción de las actividades escolares, muchas planillas para su solicitud no fueron entregadas por las familias.
Pero lo peor vino cuando, desconociendo las realidades de los barrios y la organización existente entre escuelas y distritos, el Gobierno propuso una “reorganización”, modificando y nucleando las sedes de entrega de alimentos en un solo edificio escolar para comunidades de dos o tres escuelas. No sólo generaron así la aglomeración de gente en las sedes de entrega, sino que supusieron que las familias podían trasladarse hasta veinte cuadras, exponiendo su salud y sorteando el creciente control policial.
Durante los días miércoles 25 y jueves 26 de marzo las situaciones conflictivas se repitieron en distintos puntos de la Capital Federal: en la villa 21, donde el hostigamiento policial se ha recrudecido, las familias tienen que trasladarse fuera del barrio, a más de quince cuadras. La comunidad del Esnaola de Saavedra debe buscar sus viandas a treinta cuadras de distancia, en Villa Urquiza. También hubo cambios de horarios y sedes de entrega durante el transcurso de la jornada, generando que muchas familias no reciban la comida, y en algunos lugares las leches fueron a un lugar y los sanguches a otro.

¿Qué medidas vienen adoptando desde su organización gremial?

En estos días desde las escuelas nos organizamos entre les docentes y las cooperadoras para avisarles a las familias por todos los medios posibles los lugares de entrega de viandas y para denunciar la situación actual. También, ante la inminente posibilidad de que la cuarentena se extienda, demandamos que se realice una reorganización íntegra del sistema de entrega de alimentos, en la que se garantice comida de calidad nutricional y la menor circulación y aglomeración de gente posible. En este sentido, propusimos que el gobierno asegure la entrega de bolsones de comida con alimentos diversos, saludables y nutritivos en las mismas escuelas a las que asisten les alumnes todos los días para todas las familias que lo soliciten.
Finalmente, después de hacer oídos sordos durante días, por la presión y ante la imposibilidad de sostener un sistema tan riesgoso como ineficaz, el Gobierno de la Ciudad tomó la propuesta de la entrega de bolsones, anunciando que se realizarán cada diez días. Sin embargo, no sólo surge la problemática de que aún no queda claro dónde se hará dicha entrega, sino que el anuncio indica que recibirán bolsón les alumnes que hayan presentado la solicitud de vianda o comedor, cuando sabemos que muchas solicitudes no han podido ser entregadas al entrar en cuarentena. Por otro lado, basándonos en la experiencia nos permitimos dudar de la calidad y valor nutricional de la comida que se entregará. Es por eso que sostenemos la exigencia de que los bolsones sean para cada alumne matriculade, que se retiren en las escuelas a las que asisten y que cuenten con comida nutritiva, entendiendo que en tiempos de pandemia, una buena alimentación es condición indispensable para la salud.

¿Cómo se enmarca esta situación en un plano más general de la educación en Ciudad?

El extraordinario proceso que estamos viviendo en la actualidad visibilizó una de las tantas problemáticas en las que se encuentra la educación pública. A partir de lo ocurrido esperamos y exigimos que la alimentación de nuestres alumnes deje de ser considerada un negocio y sea garantizada de una vez y para siempre como un derecho. Además esta situación de cuarentena puso en evidencia que les docentes somos actores fundamentales de la realidad política y social de nuestro país, y desde nuestro trabajo, desde nuestro compromiso cotidiano y desde el vínculo con la familias conocemos mejor que ninguna esfera estatal la realidad y las necesidades que tienen las comunidades. Sabemos que en los barrios populares es donde más se hace sentir la adversidad económica, habiendo una gran mayoría de familias sostenidas por trabajadores y trabajadoras de la economía popular, con empleos no registrados que en este momento no disponen de ingresos fijos. Es por eso que les docentes queremos ser escuchades y tenides en cuenta para pensar la mejor manera de llegar a los barrios. Como lo hacemos día a día en el aula, también hoy, ante esta situación queremos hacer nuestro aporte a la construcción de infancias y juventudes dignas.

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