Confirmaron el sobreseimiento de Macri, Vidal y Larreta por la represión en el Borda

26.8.2016

Así lo dispuso la Cámara Nacional de Casación Penal en la causa sobre la represión registrada en abril de 2013. En el ataque habían participado 300 efectivos de la Policía Metropolitana y hubo al menos 30 personas detenidas y unos 50 heridos, entre ellos pacientes y médicos del establecimiento.

La Cámara Nacional de Casación Penal confirmó los sobreseimientos del presidente Mauricio Macri, la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, y el jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, en la causa sobre la represión en el Hospital Borda registrada en abril de 2013.
La sala III de Casación también confirmó el sobreseimiento de la ex ministra de Salud Graciela Reybaud y el ex Ministro de Seguridad y Justicia.
En tanto, la Cámara revocó los sobresemientos del ex jefe de la Policía Metropolitana Horacio Giménez y del subjefe Enrique Pedace, quienes seguirán siendo investigados.

La cultura no se clausura

“No entiendo y no entenderé jamás”

23.8.2016

Durante mis primeros 6 años, me tocó vivir en el “Barrio Chino” de La Boca y después nos mudamos junto a toda mi familia a la calle Martín Rodríguez, donde no me tocó morir de casualidad, el día que me fusilaron, el día que tres balazos me dejaron acá, sentado en esta silla, escupiendo estas líneas.

Por Lucas Cabello

 

Como mi mamá tenía un buen trabajo, decidió mandarme hasta segundo grado en la escuela privada William Morris, pero finalmente terminé la primaria en la escuela pública Nº 1. ¡Y cómo olvidarme! Horas y horas jugando a la pelota con mis amigos. Jugando. A la pelota. Con mis amigos.

Cumplidos los 10, empecé a cuidar coches con un vecino, porque nos pareció una buena idea, mientras jugábamos a las cartas y a las bolitas en la esquina de mi casa, donde había un restaurante que siempre me llamaba la atención: no podía creer cuánta gente de traje iba a comer ahí. ¡Y qué coches! Siempre fui fanático de los autos. Por eso, a los 14, entré a trabajar en un taller mecánico durante la secundaria, pero el 29 de mayo de 2013, cuando nació mi hija, decidí dedicarme de lleno al laburo. Desde entonces, tuve muchos empleos: albañil, paseador de perros, ayudante de cocina, repartidor, kiosquero… Aprendí a darme maña, para todo.

Y sí, antes de recibir estos disparos, había empezado a trabajar de trapito.

Hice un arreglo de palabra con el dueño del restaurant Il Matterello, en la esquina de mi casa, donde alguna vez le cuidé el auto a Tinelli, Palermo, Arruabarrena… Todas las noches, laburaba de 19 a 2 de la madrugada y, aunque a veces la gente se iba rápido, otras se quedaba tomando vino y charlando, así que yo me quedaba cerquita de la ventana, suplicando: “Dale, salgan, que me estoy cagando de frío”.

Con el paso del tiempo, la Policía empezó a hostigarme o directamente echarme, aduciendo que no podía cuidar autos en la vía pública. Sin embargo, el dueño del restaurante me dijo: “Cuando te paren, vos avisame a mí, que yo les explico”. Y así sucedía. Mi vida no era simplemente estupenda y, si bien por momentos la pasamos muy mal, porque no teníamos nada, nunca jamás se me pasó por la cabeza salir a robar, ni para darle de comer a mi familia. Hice las cosas bien. Pero me pegaron tres tiros.

No me olvidaré más. No puedo. Fue la tarde del 9 de noviembre de 2015, a las 2 de la tarde, cuando estaba con mi hija y su mamá, Camila. Aquella vez, como otra, no teníamos comida. Y entonces fui a la panadería de la esquina, porque tengo la mejor onda con la panadera, pero al salir, el oficial Ayala estaba parado en la puerta de una casa vecina, donde había una consigna familiar por un conflicto entre dos personas. No era siempre un mismo policía. Me miró de arriba abajo. Le pregunté “¿Qué pasaba?”. Me respondió: “Nada, andá”. Crucé la calle y entré a la panadería. Saludé a la mujer. Charlamos un rato y antes de irme me regaló una bolsita con pan para mi hija, además de dos sanguches fiados. Cuando salí, lo volví a ver y cruzamos miradas, pero no nos dijimos nada.

Seguía parado en el mismo lugar. Y cuando estaba por entrar a mi casa, me advirtió: “Cuidado, ojo con lo que vas a hacer”. No me quedé callado: “¿Vos estás loco?”, le respondí. Y empezamos a discutir, subiendo el tono, porque yo no estaba dispuesto a dejarme humillar así. “Yo puedo hacer lo que quiera, porque soy policía”, me dijo. Y yo le contesté otra vez: “Si vos fueras policía, estarías en la calle corriendo a los chorros, no metido en una casa, jugando a la play”. Yo lo sabía porque solía visitar a mi vecino, para comer unas pizzas o tomar un Gancia. “Callate, callate y metete adentro”.

Para mí, la discusión terminó ahí.

Para él, no.

Entré al pasillo de mi casa y, al llegar al hall, escuché un paso fuerte en el escalón de la puerta. Di media vuelta y Ayala me estaba apuntando en la cara. No me dijo ni una palabra. Tiró.

Sentí el tiro penetrándome la pera. Y los oídos me empezaron a zumbar. Fuerte, muy fuerte. Cada vez más fuerte, como si mi cabeza estuviera a punto de estallar. Caí y me golpeé el cráneo contra el piso. Por unos segundos, sólo escuché un “i” continuo en mis oídos. Y después no sentí nada más.

No puedo sacarme de la mente el recuerdo del arma cuando martilla, en ese movimiento que hace para adelante y para atrás, como se ve en las películas. Ya estaba en el piso, cuando el policía se me acercó y me efectuó otros dos disparos. Camila salió del departamento y me levantó. Mi hermana le pidió ayuda al mismo tipo que me había disparado. ¿Qué se iba a imaginar cómo me acababa de fusilar?

Nunca voy a comprenderlo, no me entra en la cabeza. Yo jamás le tiraría a una persona, y menos estando en el piso. Si hubiera querido llevarme en cana, me hubiese pegado un tiro en la pierna. Pero no, quería matarme. Walter, mi vecino de enfrente, me subió a su coche y me llevó al hospital Argerich. Recuerdo el viento dándome en la cara. Escuché bocinazos, gritos y después más voces. “Apurate, apurate”, decía uno. “Un médico, un médico”, decía otro, más allá. No sé cuántos días estuve hasta que volví a despertar, pero ahí estaba mi papá. Le dijeron que podía quedar “sordo, ciego y mudo”. Me durmieron y me llevaron a traqueotomía. De mi estancia en el Argerich, no me acuerdo nada más.

Todavía tengo esa bala acá, alojada en la médula. Hay riesgo si se opera y, así, la bala está encapsulada. Tal vez, una vez que me saquen la traqueotomía, me coloquen una plaquetita para fijar dos vértebras fracturadas, pero eso llevará tiempo, porque no tengo fuerza ni para toser…

Y a veces, me falta el aire.

Pasan los días, pero no entiendo, no entenderé jamás. Me resulta increíble cómo un hecho provocado por un agente de la Metropolitana puede ser peritado por la misma Policía Metropolitana que lo cobija y no por una fuerza que pueda, al menos en teoría, obrar con mayor objetividad. ¡Fue esa Policía la que montó un cerco humano alrededor de mi casa, para sacarlo a Ayala! No lo taparon, para detenerlo. Lo taparon, para llevárselo.

Para colmo, buscando al supuesto “policía herido”, reventaron la puerta de mi casa, donde se quedaron durante 3 días, sin dejar entrar ni a nuestra propia familia, mientras María Eugenia Vidal informaba por televisión que yo había llegado al hospital caminando por mis propios medios…

Hasta el día de hoy no puedo caminar.

Ahora me espera una vida muy diferente. Desde el 1 de diciembre estoy en la clínica de rehabilitación Ciarec, ganando un poco más de independencia, a fuerza de ejercicios y terapia ocupacional. Pude volver a escribir y dibujé para mi hija con la mano derecha, a pesar de ser zurdo. Quiero recuperarme tanto como se pueda y por eso trabajo día a día para mantener el torso, mover las manos y fortalecer mis brazos. Quiero hacerle upa, otra vez.

Voy asumiendo, poco a poco, que no volveré a caminar.

Y algunos días sí, digo: “La concha de la lora, no puedo seguir así”, porque extraño mi vida anterior. Pero hay otros días donde pienso: “Ahora, viejo, ¡a recuperarte al gimnasio!”. Mi familia me levanta cuando estoy muy bajoneado, aunque debe ser mucho más duro para ellos, que para mí.

Y por ellos, por ustedes, por todas las personas que todavía me esperan, voy a volver.

No sé cómo, ni cuándo, pero voy a volver.

A mi barrio.

Movilización de trabajadores de farmacia contra los despidos

19.8.2016

El pasado miércoles 17 de agosto desde las 17:00, en pleno barrio de Caballito trabajadores de distintas cadenas de farmacia junto a otras organizaciones sociales, sindicales y políticas se hicieron escuchar fuerte para reclamar por el despido de Ricardo Olivera, reconocido activista del sector. En la esquina de Acoyte y Rivadavia se veían las pancartas y banderas que pedían su reincorporación. La solidaridad también se hizo sentir de varios de sus compañeros de trabajo.

A las 21:00, después de 5 horas de manifestación, lograron hacer que la patronal se haga presente. El dueño de la cadena Azul y director de la cadena “Farmaplus” en persona se vio obligado a escuchar no solo la exigencia de reincorporación sino también, la de regularizar la situación con el resto. Esto es: el pago de horas extras en blanco, pago de plus premio de $500 en blanco y el pago del domingo al 100%.
A todo esto, la conducción del sindicato ADEF, que sigue sin cerrar paritarias y despilfarra los aportes de los trabajadores en campañas ajenas, brilló por su ausencia dejando en claro su complicidad con la empresa en su política de persecución a un activista sindical.
Luego de la movilización, Ricardo decía: “dimos un paso muy importante que nos permitirá avanzar ante las injusticias. Continuemos sumándonos y organizándonos. Salgamos a la calle a visitar otras farmacias para conocernos y hacernos más fuertes. Coordinemos reuniones y juntémonos a conversar de lo que nos pasa. Así es como empezamos, así es como seguiremos y así es como llegaremos a recuperar nuestro sindicato del poder de la patronal”.

Los bachilleratos populares salieron a la calle

19.8.2016

Por Maria Victoria Etchevers*

En una nueva jornada de lucha, la Coordinadora de Bachilleratos Populares en Lucha exigió la oficialización de al menos 8 bachilleratos populares. Un repaso por una experiencia de construcción de educación popular y los reclamos históricos al Estado.

 

El pasado miércoles cientos de personas se movilizaron, para exigir, una vez más, el reconocimiento de 8 bachilleratos, que sigue siendo postergado por el Ministerio de Educación de la Ciudad. Organizada y convocada por la Coordinadora de Bachilleratos Populares en Lucha, estudiantes y docentes marcharon para visibilizar el histórico reclamo, convocando a la sociedad a conocer y apoyar la demanda por la oficialización de los bachis, que posibilitará el otorgamiento de los títulos, salarios para educadoras y educadores, y acceso a becas para estudiantes, demandas que ya no pueden esperar más para ser garantizadas.

En un contexto festivo, con música, carteles, y micrófono abierto, estudiantes y docentes volvieron a las calles para exigir la inmediata reapertura de la mesa de trabajo entre el Área del Adulto y el Adolescente y la Coordinadora de Bachilleratos Populares en Lucha, cuya ruptura fue provocada recientemente por la Directora del área, Jaquelina Cichero.

Laura, educadora del Bachillerato Popular “Alberto Chejolán” ubicado en la Villa 31 (Retiro) relata el estado del conflicto: “Somos uno de los Bachilleratos que continúan sin ser reconocidos por el Gobierno de la Ciudad. Hoy estamos acá movilizando para ver si la resolución que incluye los números de UGEE y CUE, razón por la cual aún no podemos ser plenamente reconocidos, se expide y si podremos reabrir la mesa de negociación con alguna autoridad del Ministerio de Educación”.

Matías, educador del bachillerato “Salvador Herrera, puentes de solidaridad y lucha” que funciona en Villa Lugano, nos cuenta la situación de este bachillerato: “Estamos acá reclamando, porque hace 4 años que estamos funcionando sin reconocimiento. A partir del mes de diciembre del año pasado, que el Ministro Bullrich firmó finalmente la resolución que nos reconocía, seguimos luchando con esta gestión que no termina de efectivizar ese reconocimiento”.

Luego de varias horas de concentración frente al Ministerio de Educación de CABA, representantes de los 8 bachilleratos no reconocidos fueron recibidos y se logró que Cichero, firmara el acta de acuerdo pactando el compromiso de una reunión con representantes de cada escuela para el 29 de Agosto donde se espera que los números de establecimientos y de UGEE, necesarios para que los Bachilleratos puedan ser plenamente reconocidos como espacios de educación pública, sean emitidos.

 

¿Qué son los bachilleratos populares?

 

Los bachilleratos populares surgen a partir de la crisis social del 2001, desde los sectores populares organizados, como respuesta a la ausencia del Estado para garantizar la educación de miles de personas expulsadas de la educación tradicional. A partir de ese momento múltiples movimientos sociales comenzaron a generar sus propias escuelas, a gestionar su propia educación, dando nacimiento a los bachilleratos populares que, poco a poco, protagonizarían un proyecto político-pedagógico cimentado en la concepción de la educación popular: una educación crítica, liberadora, comprometida con la realidad y el cambio social.

Actualmente son más de 80 los bachilleratos populares en todo el país que reivindican la construcción de educación popular, pública y transformadora, siendo los y las estudiantes sujetos activos de su propia educación. Son espacios donde se busca fortalecer el vínculo con la realidad concreta, problematizando las prácticas hegemónicas individualistas, patriarcales y autoritarias que reproducen tanto las escuelas tradicionales como gran parte de la sociedad, proponiendo, en cambio, relaciones sociales más humanas, donde primen la solidaridad, el compañerismo, la igualdad y la horizontalidad.

 

Una lucha histórica

 

La lucha de los bachilleratos populares se viene dando hace casi 10 años, y es a través de múltiples movilizaciones, acciones callejeras y petitorios, entre otras acciones de lucha, que muchas escuelas fueron reconocidas por el Estado. Sin embargo, aún hay al menos 8 bachilleratos no reconocidos y por tanto, cientos de estudiantes a quienes se les están negando sus títulos secundarios, a causa de la indiferencia de las distintas gestiones del Ministerio de Educación, trabas burocráticas y ausencia de voluntad política.  

 

Movilización y jornada de lucha

El principal reclamo de esta nueva jornada de lucha hacia el gobierno de Rodríguez Larreta fue el inmediato reconocimiento y oficialización de todos los bachilleratos populares que, a pesar de que la resolución que los ampara fue aprobada el 9 de diciembre de 2015 (Resolución 4102/2015-MEGC), aún no están reconocidos por el Ministerio de Educación de la Ciudad. Es por esto la urgencia por la reapertura de la mesa de trabajo y el cumplimiento de lo ya pactado en esta instancia.

Alejandro Jonathan, estudiante del bachillerato popular “Sol del Sur” ubicado en Villa Soldati nos explica el reclamo: “Nosotros estamos reclamando que nuestra escuela tenga su propio número para que podamos recibirnos y tener nuestros títulos y que los profesores puedan tener sus sueldos”. Porque los bachilleratos populares también son escuelas, y porque son miles los y las estudiantes que, expulsados del sistema tradicional de educación, logran terminar sus estudios en ellos. Asimismo, el Estado debe cumplir el histórico reclamo de los salarios para educadoras y educadores, el acceso igualitario a las becas para estudiantes y el financiamiento integral de las escuelas.

El Acta firmada este miércoles desde el Ministerio de Educación es un importante paso en esta lucha, aunque hace más de ocho meses existía el compromiso para la emisión de los números de establecimiento pero el procedimiento burocrático estaba totalmente frenado por las autoridades. Por eso es indispensable la lucha en las calles, las movilizaciones y la insistencia por parte de todos y todas para que las autoridades pertinentes respondan, porque sólo a través de la organización y la lucha los bachilleratos populares serán reconocidos y oficializados. La educación es un derecho y por eso salimos una vez más a la calle a defenderlo y exigir su verdadero cumplimiento.

 

*Integrante del bachillerato popular Darío Santillán

Nueva medida de cooperativistas y precarizados frente a la inacción del gobierno

19.8.2016

Por Agustín Bontempo

 

Cooperativistas y trabajadores y trabajadoras precarizadas de la ciudad de Buenos Aires, llevaron adelante una nueva medida frente a la inacción del gobierno que encabeza Rodríguez Larreta.

 

El miércoles 17 de agosto, trabajadoras y trabajadores cooperativistas y precarizados nucleados en diversas organizaciones sociales y políticas, llevaron adelante desde el mediodía una ocupación pacífica del Ministerio de Espacio Público, mientras cientos de militantes cortaban la avenida Martín García, ante el incumplimiento asumido por el gobierno porteño de garantizar 250 nuevos puestos de trabajo para este sector. La medida se profundizó hacia el anochecer producto del silencio gubernamental. Así, la ocupación se convirtió en acampe y ayer concluyó con un corte y asamblea masiva frente al edificio público.

Las organizaciones que desarrollaron estas medidas son el Movimiento Resistencia Popular, AGTCAP/FOL, Agrupación Lxs Invisibles, Federación de Organizaciones de Base, Agrupación Villera Piquetera, Agrupación Clasista Lucha y Trabajo y Polo Obrero.

 

Exigencias y antecedentes del conflicto

 

El sector que componen las y los trabajadores precarizados y cooperativistas en la ciudad de Buenos Aires, viene impulsando un reclamo de largo aliento desde los primeros meses del año. En los barrios más humildes y con problemas estructurales graves, estas personas que iniciaron el año con sueldos que oscilaban entre $4.500 y $5.000, son quienes impulsaron una serie de reclamos para hacer frente al abrumador ajuste que el gobierno nacional y porteño instalaron en la sociedad. Pedidos de reuniones y reclamos moderados, comenzaron a tomar mayor vuelo frente al silencio de los funcionarios porteños.

Así, luego de importantes cortes y movilizaciones, las y los cooperativistas decidieron realizar una ocupación pacífica en la sede de la Jefatura de Gobierno, el pasado 12 de mayo. Allí, luego de una larga e intensa jornada, con acampe incluido, Juan Pablo Graña, Vicejefe de Gabinete y Juan Ignacio Maquieyra, Jefe de Gabinete Social en aquel entonces, se comprometieron a asignarle a este sector 250 nuevos puestos de trabajo y abrir la discusión paritaria. A la madrugada del 13 de mayo, el acampe se levantó ante la masiva decisión en asamblea de las y los trabajadores de cara al compromiso asumido.

Sin embargo, rompiendo cualquier tipo de código frente a un compromiso asumido, el gobierno porteño desconoció el acuerdo y allí se inició un intenso conflicto que incluyó movilizaciones, ocupación pacífica del Ministerio de Desarrollo Social, acampe frente a La Catedral porteña, ollas populares en el Obelisco y una serie de medidas que pusieron a Rodríguez Larreta a intentar mediatizar y justificar lo injustificable, incluyendo bochornos como la aseveración de Patricia Bullrich de un supuesto atentado, que luego fue un aparente piromaníaco para después no ser nada, siendo la propia Policía que responde a la Ministra quienes tuvieron que desmentir aquellos vergonzosos dichos.

 

La medida

 

En un comunicado difundido por las organizaciones, se asegura que contemplando al acuerdo por los 250 puestos de trabajo, “La respuesta del GCBA frente a la pobreza y el desempleo ha sido desconocer el reclamo de los sectores más empobrecidos”. En la misma línea, Matías Pacheco de AGTCAP/FOL, afirmó que “Llevamos tres meses de incumplimiento por parte del gobierno de la ciudad de Buenos Aires, por una oferta de 250 puestos de trabajo que nunca se efectivizaron. De hecho los compañeros que viven en las villas y en los barrios de capital, que trabajan de manera precarizada en cooperativas se les está negando incluso ese derecho de poder trabajar, que era la oferta que había hecho el gobierno cuando salimos en mayo de la jefatura”.

Mientras a este sector de trabajadores y trabajadoras se le niega y desconoce lo prometido (y la obligación del Estado en garantizar el derecho al trabajo digno), es el mismo Rodríguez Larreta que promete “intervenciones urbanas” en Villa 31 u obras en la zona lindera de Villa 20. Contemplando este discurso sin carácter práctico claro, Pacheco cuenta que “Vinimos a Espacio Público porque entendemos que en este ministerio están los programas donde pueden ingresar la mayor cantidad de compañeros y compañeras, principalmente en la licitación de la Comuna 8 para la recolección de basura adentro de las villas. Que las y los compañeros que siguen desocupados puedan trabajar limpiando su propio barrio”.

En un contexto tan conocido como adverso para la clase trabajadora, es que se inserta este reclamo particular con esta medida puntual.

 

Los responsables

 

Está claro que hay una cabeza que le pone piedras a cualquier camino: Horacio Rodríguez Larreta. El nuevo Jefe de Gobierno que trata de vanagloriarse de querer impulsar soluciones para las y los villeros, en sus primeros meses de gestión ya pudo demostrar su carácter reaccionario e intransigente, superando tal vez al propio Mauricio Macri.

Un escalón más abajo se encuentra Juan Ignacio Maquieyra, quien encabezó las negociaciones varios meses. Fue el responsable de prometer para luego no cumplir con la promesa de los nuevos puestos de trabajo. Pero antes de mostrar sus cartas de traidor, fue conocido por “incomodar” a Cristina Fernández de Kirchner en Harvard y hoy es el flamante director del Instituto de Vivienda de la Ciudad (IVC). Sin demasiados presagios, Maquieyra viene a remplazar a Pablo Roviralta, que si bien era CEO de una compañía farmacéutica y muy cercano al Opus Dei, tuvo cierta benevolencia y aportes para lo que es, por ejemplo, el proceso de reurbanización de Villa 20 en la zona de Lugano.

Es decir que, incluso para el tejido del Pro, estas modificaciones traen aparejados posibles retrocesos para las y los pobres de la ciudad. En esta línea, Pacheco se refiere a que la responsabilidad de solucionar el conflicto “En su momento, era Ignacio Maquieyra. Nosotros habíamos hecho un pedido inicial de 400 puestos de trabajo, entendiendo la situación económica y social que está atravesando el país y particularmente la capital y la contraoferta del gobierno fue de 250 puestos. Es decir que es su propia oferta la que no cumplieron”.

El mencionado incumplimiento y el actual organigrama del gobierno, hace que “Hoy en día estamos  en la mesa de negociación con Diego Fernández (Secretario de Integración Urbana y Social), porque el interlocutor anterior venía de meses y meses de ninguneo a la gente más pobre de la ciudad”.

El conflicto sigue abierto y sin una solución. “El balance no es del todo positivo porque si bien pudimos empezar una negociación con otras autoridades del gobierno de la ciudad, corriendo del medio al funcionario que nos venía mintiendo y eso puede abrir otras perspectivas, en lo concreto tenemos que decir que seguimos en la misma situación. Las y los compañeros que estaban desocupados, siguen desocupados”, sentenció Pacheco.

 

 

 

Maira sigue desaparecida: estudiantes se movilizan para buscar a su compañera

19.8.2016

La estudiante de primer año del Normal 11 de Parque Patricios desapareció el jueves pasado

Por Mauricio Polchi/Foto por Nadia Sur

 

La estudiante de primer año del Normal 11 de Parque Patricios desapareció el jueves pasado. Hoy viernes, los pibes y las pibas de su escuela realizan una concentración para reclamar por su aparición.

 

El jueves 11 de agosto, por la mañana, Maira Celeste Peralta salió de su casa para concurrir a la clase de educación física que cursa frente al edificio del Normal 11. Pero nunca llegó. La profesora marcó la falta, mientras sus compañeras y compañeros imaginaron que la verían por la tarde. Sin embargo, a la piba de 13 años, tampoco la vieron en el colegio ubicado en Deán Funes 1821, de Parque Patricios.

A Maira ese día le tocaba afrontar una jornada doble, temprano tenía que ir a gimnasia y luego cursar las materias curriculares. Pero eso no ocurrió. En el camino sucedió un imprevisto que aún se desconoce, principalmente, porque todavía nadie investigó nada.

Ella es alumna de primer año, vive cerca de la escuela, a un par de cuadras. Para ir, no toma ningún colectivo y mucho menos un taxi. Va y viene caminando. Pero ese jueves 11 de agosto, solo se fue. Para encontrarla, no estaría mal hacer un repaso por las cámaras de seguridad de la zona. Esa tarea, que permitiría determinar sus últimos movimientos, no se realizó. Tampoco se habilitó un seguimiento sobre su entorno o un peritaje sobre las redes sociales. Mucho menos se hizo un relevamiento por el barrio para determinar si algún vecino la vio por la zona, sola o acompañada. En estas historias, siempre las primeras horas son decisivas.

Su mamá Laura, que ese mismo día fue a la Comisaría de la Comuna 4, cuenta que los policías primero desestimaron su preocupación y le dijeron que se despreocupe porque seguro era un capricho de la chica. En concreto, los agentes de la Metropolitana que operan en la sede de Zavaleta y Pedro Chutro, recién el viernes pasado le tomaron la denuncia.

En ese contexto, las autoridades educativas solo esbozaron cierta preocupación y algunxs docentes comentaron el hecho entre el resto del alumnado. Sus compañeras y compañeros, por el contrario, se reunieron con el Centro de Estudiantes para exponer el problema y en asamblea, resolvieron visibilizar la desaparición de su amiga y compañera.

Hoy, viernes 19 de agosto, a una semana y un día de su ausencia, pautaron una concentración en la puerta del colegio. Los pibes y las pibas, víctimas de este drama, se maneja con criterio y a contramano de los adultos.

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