CABA: sin escuelas, el 46% de las madres no tiene con quién dejar a sus hijos si vuelve a trabajar

20.5.2020

Un informe relevó que casi la mitad de las residentes porteñas que trabajan y tienen hijos no tiene con quién dejarlos, en caso de tener que volver a cumplir tareas presenciales y que continúe la suspensión de clases por la pandemia.

Así lo plantea un informe del Observatorio “Gente en Movimiento”, que investiga los problemas que padece la población porteña en el marco del aislamiento social.
El informe, titulado “Calidad de vida durante la crisis del COVID-19 en CABA” hace énfasis en la brecha laboral entre hombres y mujeres.
“Existe una vasta literatura e investigación académica que da muestra de la desigual distribución de tareas del hogar y de crianza entre hombres y mujeres”, plantea el informe. “Esta misma literatura académica señala cómo luego esta desigualdad es una de las principales causas de la desigualdad económica y del techo de cristal para las mujeres en el mundo laboral”
Ante esta realidad, la crisis sanitaria reforzó las desigualdades preexistentes y las puso aún más en relieve.
El relevamiento encontró que sobre el total de los trabajadores y trabajadoras con hijos, el 36% no tendría con quien dejar a sus hijos en caso de retornar a las tareas laborales presenciales, debido a la suspensión de clases.
Sin embargo, cuando se compara entre varones y mujeres, surge que mientras el 24% de los hombres no tendría con quien dejar a sus hijos, entre las mujeres este guarismo llega al 46%, producto del peso desigual de las tareas de cuidado entre unas y otros.

Dengue, geriátricos y alquileres

El informe del Observatorio, vinculado a la actual diputada nacional por el Frente de Todos, Gisela Marziotta, también releva otros índices de riesgo, y de percepción del mismo, que afectan a la Ciudad en la presente coyuntura.
Un primer dato es que debido a la crisis el 56% de los inquilinos se encuentra declarando que no estaría en condiciones de pagar su alquiler proyectado sobre toda la Ciudad, esto representa aproximadamente 202 mil hogares, unos 543 mil porteños. Una crisis dentro de la crisis, que puede explotar cuando venza la prohibición de desalojos vigente hasta el 30 de septiembre.
Otro de los datos más destacados es la altísima percepción del riesgo de contagio entre los adultos mayores que se encuentran en geriátricos. Entre las personas que tienen familiares residiendo en uno de ellos, el 88% teme que se enfermen de COVID-19.
En la Ciudad hay 558 geriátricos privados en los que viven 15.961 adultos mayores. A su vez, CABA es una ciudad envejecida: los mayores de 65 años representan el 16% del total de la población.
Finalmente, el informe releva la percepción pública sobre la otra gran emergencia sanitaria, el dengue.
Según datos oficiales, la Ciudad de Buenos Aires está viviendo la peor crisis en su historia en relación a la cantidad de casos de dengue. En ese sentido, existe un gran porcentaje de personas que temen más la posibilidad de contraer dengue que coronavirus.
Cuestionados al respecto, algo más de la cuarta parte de los entrevistados, el 26%, afirma que le preocupa más contagiarse de dengue por sobre el COVID-19.

El coronavirus mata: la falta de vivienda digna también

19.5.2020

Por Observatorio de Derechos Humanos de la ciudad de Buenos Aires (ODH)

“El Estado local falló en su obligación de garantizar el agua, pero además no tuvo respuestas que suplieran la falta de dicho elemento tan esencial. Los camiones cisternas fueron insuficientes, tampoco estuvo garantizada la distribución de alcohol, que hubiera sido una buena medida paliativa.”

El tratamiento de la pandemia del COVID-19 en las villas por parte del Poder Ejecutivo local a cargo de Horacio Rodríguez Larreta ha sido deficitario, y ha sido operado con desidia y desinterés. El principal problema, el más evidente, ha sido la falta de agua potable. Miles de habitantes, en plena epidemia, se han quedado sin agua, sin la posibilidad de lavarse las manos, sin ese único método para higienizarse y mantener el virus alejado. La responsabilidad es del Gobierno de la Ciudad, que es quien tiene que proveer de servicios básicos a los habitantes de esta Ciudad. Ocurrió en Villa 31. Hoy ocurre en Villa 1-11-14.
El Estado local falló en su obligación de garantizar el agua, pero además no tuvo respuestas que suplieran la falta de dicho elemento tan esencial. Los camiones cisternas fueron insuficientes, tampoco estuvo garantizada la distribución de alcohol, que hubiera sido una buena medida paliativa.
Georgina Banzer, adolescente de Villa 31 bis, nos contó que estuvo algunos días sin agua y afirmó que hubo vecinos que estuvieron casi tres semanas sin agua y la mayoría de ellos están infectados con Covid 19: “Desde el gobierno de la Ciudad jamás nos escucharon”, relató.
Por su parte, el aislamiento y la consecuente merma laboral ha generado un parate económico de envergadura que solo pudo ser paliado con la asistencia de comedores comunitarios o por la labor entrañable de referentes barriales. El movimiento en el barrio, por este y otros motivos, ha disminuido pero ha sido constante, sin que el gobierno de la Ciudad lograra un control eficaz del cumplimiento de la cuarentena.
“Es como si no les importara los de la villa porque somos unos “negros” para ellos y les da igual venir a ver si hacen la cuarentena o no”, relató Georgina Banzer.
La prevención falló notablemente en el caso de Villa 31, que es dónde hoy se registran más casos positivos de todos los barrios populares de la Ciudad de Buenos Aires. En manifestaciones vertidas por el Secretario de Integración Social y Urbana Diego Fernández, en la última reunión de la Comisión de vivienda de la Legislatura porteña, indicó como una de las principales medidas preventivas, las campañas de difusión con altoparlantes, y a través de WhatsApp entre sus listas de difusión.
A su tiempo, los referentes barriales reemplazaron con sus pocas herramientas al Estado, y reforzaron sus tareas de asistencia, poniendo en riesgo su propia salud. Este hecho ha dejado como saldo el contagio de diversos referentes barriales, tales como Carlos Ramírez de la Corriente Villera del Barrio San Martín (Villa 31), Daniel Castillo de La Cámpora (Villa 31), o Víctor Giracoy del histórico comedor Estrella de Belén (Villa 31) y Ramona Medina de La Poderosa (Villa 31), quienes han resultado fallecidos recientemente.
El Covid 19 vino de afuera del país, junto a aquellos que pudieron viajar. Está pegando fuerte, y matando, a aquellos que no pudieron hacerlo. Ni podrán. Los habitantes de los barrios vulnerados de Buenos Aires.
Hemos recibido, a su vez, denuncias de trabajadores de cooperativas de limpieza de los barrios vulnerados que prestan un servicio esencial para este momento y que han reclamado no contar con los elementos básicos de higiene y protección para llevar a cabo su tarea en plena pandemia.
Consultado el gobierno de la Ciudad por un pedido de informes de este ODH, el Director General de la Dirección General Fortalecimiento Sociedad Civil del Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat, Rodrigo Vieiro Magaz ha indicado genéricamente que “atento la situación excepcional suscitada a causa del COVID19, se está haciendo entrega a los efectores (sociales) de elementos de limpieza e higiene”, sin especificar qué elementos, en qué cantidad y con cuánta regularidad. Los hechos demuestran que esta acción ha resultado claramente insuficiente.
También debemos indicar que hemos recibido denuncias respecto a que en algunos barrios la asistencia social del gobierno no ha llegado a todos o, en algunos casos, los bolsones con comida han sido distribuidos con discrecionalidad por algunos referentes barriales. Esto también debe ser corregido.
Los comedores, en líneas generales, también han sufrido el desdén del gobierno porteño recibiendo tardíamente materiales sanitarios y de manera escasa. En algunos casos, la falta de seguridad sanitaria ha generado cierres preventivos de comedores como el Padre Carlos Mugica de Retiro o el Hormiguita Viajera del Bajo Flores.
En relación a los testeos, el titular de la Secretaria de Integración Social y Urbana declaró que se sigue el protocolo de la autoridad sanitaria y que se testea sólo a quienes tienes dos síntomas, y con sus contactos estrechos el procedimiento es que se auto aíslen durante 14 días. Quienes conocemos los barrios populares, sabemos que ante esta circunstancias, y con un virus tan contagiosos, todos los vecinos y vecinas son contactos estrechos, debido al hacinamiento en el que viven. Por lo cual exigimos la aplicación de un protocolo específico para barrios vulnerados.
Por último, nos han llegado denuncias desde Villa 31, sobre la situación de vulneración de derechos y discriminación a la que se somete a las personas que son testeadas y dan positivo. Por empezar deben en promedio 7 horas hasta que un micro escolar las recoja por el barrio y las lleve a una Unidad Febril, dónde los espera otro par de horas, hasta que son derivadas a un hospital o un hotel de acuerdo a su estado de salud. Comparten micros y lugares a la espera de resultados, todos juntos, sospechosos y positivos, incrementando las posibilidades de contagio. Durante ese tiempo son destratados y le dan sólo un sándwich para comer para todo el día, tal como denunció el referente barrial Daniel Castillo de La Cámpora (Villa 31) en un video que se volvió viral en su barrio.
Todas estas violaciones de derecho apuntadas provocan que haya vecinos y vecinas que no quieran ir a testearse y prefieran atravesar los síntomas en sus hogares, según declaraciones que hemos recibido.
Nos sumamos a lo que nos dijo Georgina Banzer: “A Larreta lo único que le pedimos es que nos traten como a todos. Somos humanos también. No somos bichos raros. ¡Todos somos iguales! No queremos ser discriminados. Queremos que nos traten como a todos”.
La villa, aquella que no tiene garantizada el agua, que siempre es un elemento indispensable para la vida, pero más en estos momentos que atravesamos, es la que sufre. Es el incumplimiento de la norma que ordena la urbanización de las villas, y la provisión digna de todos los servicios básicos, por parte del gobierno de la Ciudad. Desde la Constitución en su artículo 31, hasta decenas de normas que la establecen para cada villa en particular. Sin embargo, otra vez la ausencia y demora del Estado. Digámoslo con toda claridad: La falta de vivienda digna es un crimen.
Con vivienda digna, es decir, con servicios básicos y no hacinamiento, la pandemia no hubiera explotado en las villas. Todo es consecuencia de una estado ausente en el barrio, lo que es imperdonable teniendo en cuenta que vivimos en la ciudad con mayores recursos del país. Exigimos un protocolo especial y la urgente dedicación prioritaria para frenar este virus en las villas de Buenos Aires.

Habitantes de la Villa 21-24 exigen respuestas al gobierno porteño

19.5.2020

Desde el Comité de Emergencia y la Junta Vecinal de la Villa 21/24 y desde la Red de Mujeres y Disidencias organizadas de la Villa 21 24 y Zavaleta denuncian su preocupación ante la crisis sanitaria y social que viven en la 21/24 y Zavaleta. Reclaman responsabilidad y respuesta al gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para que se tomen medidas urgentes.

Reproducimos comunicado del Comité de Emergencia y la Junta Vecinal de la Villa 21/24:
Tras la catástrofe que viven los vecinos y vecinas de la 31 y del Barrio Ricciardelli y exigimos que el gobierno de la ciudad de una respuesta que cuide a la población de nuestro barrio.
Esta semana comenzó el operativo detectar en la villa 21/24 y Zavaleta con numerosas irregularidades. En estos momentos tenemos en el Hospital Ramos Mejía vecinos con COVID 19 confirmado en la misma sala donde hay vecinos que no lo tienen. No hay protocolo, no hay respuesta y hay mucho miedo.
Vecinos que debieron esperar todo el día ser atendidos, personas con COVID 19 y contactos estrechos en el mismo espacio, personas con síntomas a las que las llevaron a recorrer hospitales y no las reciben, familias sin barbijo, poca información. Lo que pasa en los barrios populares es muestra de desidia y abandono.
El aumento exponencial de casos de coronavirus está vinculado a la falta de prevención y de políticas públicas.
Por eso, le exigimos a Larreta que retrotraiga las últimas medidas de la cuarentena en los barrios populares ya que el aumento de casos no se detiene y la situación está fuera de control.
Al coronavirus hay que el hacinamiento de las viviendas y el aumento de contagios se suman en los Barrios populares las enfermedades crónicas de gran parte de nuestros vecinos por la falta de urbanización histórica y la falta de agua.
Desde el 6 de marzo, las organizaciones del barrio junto a la parroquia Caacupe, estamos llevando adelante medidas de prevención y relevamiento de la poblacion de riesgo. Sin el compromiso de los vecinos la situación sería mucho más grave porque el Estado brilló por su ausencia
Reclamamos que el programa DetecTar se lleve adelante con responsabilidad, generando grupos de promotoras de salud que salgan a buscar vecinos y vecinas que puedan estar manifestando síntomas y así poder aislarlos, un punto detección con profesionales de la salud.
En los barrios hay cuidados, hay organización y hay solidaridad.. Falta el Estado que parece que nuevamente abandona a los más pobres a su suerte.

Reproducimos comunicado de la Red de Mujeres y Disidencias organizadas de la Villa 21 24 y Zavaleta:
Desde la Red de Mujeres y Disidencias organizadas de la Villa 21 24 y Zavaleta denunciamos al Gobierno de la Ciudad por abandono de sus ciudadanxs.
Este lunes 18 de mayo amanecimos con un operativo publicitario de los que monta el gobierno de CABA: un despliegue de fotos para anunciar que llegaban al barrio a detectar y aislar casos de contagio de Covid 19. Escuchamos por los medios que tenían un test rapido que en 2 hs podría detectar el virus. A nuestro barrio esos no llegaron.
A las 11 de la mañana, vecines de nuestro barrio fueron a hacerse el test, les tomaron la muestra y les dijeron que esperaran los resultados en la Casa de la Cultura. A las 10 de noche, y sin tener todavía ninguna noticia, a cinco de nuestras vecinas con sus hijes,las subieron sin más explicaciones ni medidas de distanciamiento a un micro en el que las tuvieron dando vueltas hasta que se les permitió el ingreso en el Hospital Ramos Mejía, recién a la una de la madrugada.
Hoy, martes 19 de mayo a las 18 hs, todavía no están los resultados y nuestras vecinas están en un mismo pabellón sin espacio ni insumos para poder respetar el aislamiento preventivo, con poca y mala alimentación, sin condiciones de higiene, sin que ninguna autoridad competente les haya dado ninguna explicación respetuosa de su situación, y en un mismo lugar con personas a quienes el test ya les dio positivo.
El test rápido que publicita el gobierno, claramente, no es para cualquiera. Las miles de camas acondicionadas que vimos en tantas fotos y videos durante estos meses, tampoco. El aislamiento social indicado no es respetado por el propio gobierno cuando se trata de nuestras vecinas.
En nuestra villa hay pocos contagios todavía porque nosotres, les vecines organizades, estamos trabajando desde siempre: somos quienes vamos casa por casa para relevar a lxs adultxs mayores que necesitan ayuda, somos quienes nos ocupamos de los comedores comunitarios, de las campañas de vacunación, somos quienes armamos salitas de emergencia, quienes mantenemos limpio el barrio. Así como desde siempre somos nosotrxs quienes hacemos de semáforos para detener el paso de los autos a la salida de las escuelas, quienes hacemos apoyo escolar o acompañamos a lxs vecinxs ante las muchas formas de violencia a lxs que son sometidxs.
Nuestro barrio no estuvo hasta hoy en desborde por Coronavirus gracias a la organización histórica de las vecinas, y es el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires el que las expone al contagio. Si cuando se las llevaron del barrio no tenían el virus, ahora podrían tenerlo.
Exigimos una respuesta inmediata por parte del Gobierno.
Exigimos un trato respetuoso por parte de las autoridades sanitarias. Exigimos la modificación inmediata de las condiciones de salubridad vergonzosas en las que están nuestras vecinas ahora.
Responsabilizamos al gobierno, a los medios que callan, a las empresas que negocian con el agua, la salud y la vida, de lo que les pase a nuestras vecinxs, y de lo que sea que nos pase a nosotrxs.

Organizaciones sociales retoman protestas por alimentos, trabajo y la crisis sanitaria

18.5.2020

Con la consigna “Con hambre no hay cuarentena” un sector de los movimientos sociales anunciaron que volverán a concentrar este martes 19 desde las 10 en el Obelisco porteño. “Larreta: ¿cuántas muertes más hacen falta para garantizar la asistencia y alimentaria en los barrios?”, se preguntan, en un contexto de aumento de la cantidad de personas contagiadas y muertas en los barrios precarios de la Ciudad de Buenos Aires. Reclaman agua potable las 24 horas, testeos masivos en los barrios, aumento del presupuesto en salud y un seguro de 30 mil pesos para todos y todas las desocupadas, entre otras demandas. También volverán a reclamar al gobierno de Alberto Fernández por la provisión de alimentos, pago sin restricciones del IFE y elementos de higiene. “La cuarentena sirve si hay con qué sostenerla materialmente. Casi sin alimentos y sin elementos de higiene las declaraciones de ‘poner la salud antes que la economía’, son solo palabras”, sostienen.

La nueva concentración en el Obelisco es la continuidad del plan de lucha que este sector de los movimientos sociales lanzaron el 6 de mayo en reclamo a los gobiernos nacional, provinciales y municipales de provisión de alimentos, pago irrestricto del IFE y elementos de higiene. En la nueva convocatoria se agrega, ahora, además, especialmente el reclamo al jefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta de políticas de gobierno para contener la crisis sanitaria y económica por la expansión del nuevo coronavirus (Covid-19) en los barrios populares y precarizados de la Ciudad, como es el caso del Barrio Carlos Mugica (ex Villa 31), hoy instalado en todos los medios de comunicación, por el conocimiento del aumento de la cantidad de personas contagiadas y muertas, entre ellas conocidos y conocidas referentas del barrio.
“Larreta: ¿cuántas muertes más hacen falta para garantizar la asistencia y alimentaria en los barrios?”, se preguntan desde las organizaciones sociales, que reclaman agua potable las 24 horas, testeos masivos en los barrios, aumento del presupuesto en salud, la conformación de comités territoriales por barrio y manzana, aumento de salarios a las cuadrillas de limpieza y un seguro de 30 mil pesos para todos y todas las desocupadas, entre otras demandas.
Pero también retomarán los reclamos hacia el gobierno de Alberto Fernández: “el Ministro Arroyo lleva más de 50 días sin entregar los alimentos básicos y necesarios para los comedores populares – sostienen – Ante el fracaso total del gobierno en restablecer la entrega de alimentos a los comedores populares, ratificando nuestra denuncia sobre la crisis en la compra de alimentos, y frente a la dramática situación que vivimos en medio de la cuarentena. En la actual situación en la que muchos comedores populares no han recibido alimentos en los últimos 50 días y habiendo realizado reuniones virtuales con más de 25 organizaciones nacionales que sufren esta situación. Y que a pesar de todos los esfuerzos realizados mediante reuniones contactos e intentos de que el gobierno comprendiera la gravedad sanitaria y alimenticia que enfrentamos en los barrios populares las organizaciones sociales y piqueteras, con presencia en casi todo el país, retomamos el plan de lucha que había sido suspendido a la espera de las fracasadas reuniones, en las que el Ministerio de Desarrollo Social no pudo entregar un cronograma de entregas de alimentos imprescindibles a pesar de que se había comprometido a hacerlo“.
En contraposición, denuncian que la situación “contrasta con los subsidios a las patronales que sin embargo siguen con los despidos y con los descuentos salariales, y con el pago de la Fraudulenta deuda externa, que no se interrumpió nunca en medio de la cuarentena”. En este contexto, consideran que “la cuarentena sirve si hay con qué sostenerla materialmente. Casi sin alimentos y sin elementos de higiene las declaraciones de ‘poner la salud antes que la economía’, son solo palabras“, remarcaron.

La UTT y los Verdurazos: el campo solidario que alimenta

18.5.2020

Por Mauricio Polchi

Mientras el Gobierno de la Ciudad y el sector del campo más oligarca da la espalda a las barriadas populares y al hambre que genera la pandemia, desde la Unión de Trabajadoras y Trabajadores de la Tierra (UTT) siguen construyendo solidaridad y alimento agroecológico. Un recorrido de sus últimas acciones.

El conductor tuvo que maniobrar varias veces para encausar el camión y entrar a la Villa 31. Como la calle es angosta, y las casas están al filo del cordón, resulta complicado pasar por ahí. Cuando logró avanzar unos metros, apareció otro problema. El tendido eléctrico, tan saturado como peligroso, estaba muy bajo. Pero las mujeres del barrio levantaron los cables con los palos de escoba que tenían a mano y el camión pudo continuar su camino. Cuando ellas tiraban para arriba, él pasaba por abajo. Así hasta llegar al corazón del barrio donde la gente esperaba por los bolsones de verduras. Con tapabocas, barbijos, distanciamiento social, organización y mucha voluntad, en pocos minutos bajaron toda la mercadería.
“No solo traemos nuestras verduras sino que también intentamos visibilizar lo que está pasando en el barrio. Acá la situación es alarmante, a la pandemia de coronavirus y la epidemia del dengue, se suma la falta de agua potable”, adviertió Rosalía Pellegrini, referente feminista de la Unión de Trabajadorxs de la Tierra. “Somos productores y productoras de alimentos que tenemos la posibilidad de tener algo para poner en la olla y por eso trajimos las verduras que donaron los compañeros y las compañeras de Berazategui, La Plata y Florencio Varela”, agregó, mientras descargaba los cajones con lechuga, acelga, radicheta, tomates y kale. En un par de horas, en el popular asentamiento de Retiro y en articulación con el colectivo de La Garganta Poderosa, dejaron unos 20 mil kilos. “La salida es colectiva”, fue la consigna de la UTT para esa jornada.
Eso ocurrió el jueves 7 de mayo. Ese mismo día, el gobierno porteño informó que el total de casos positivos por Coronavirus en los barrios vulnerables de la Ciudad de Buenos Aires llegaban a 365. Más de la mitad eran de La 31. Un par de días después, ya serían 851 los contagios. Y entonces las muertes por coronavirus se empezaron a multiplicar en la Villa 31 de Retiro. Al fallecimiento de Ramona Medina, vocera de la Garganta Poderosa quien alertó de varias maneras la situación compleja en la que vivían, se le sumó el de Víctor Giracoy, coordinador del comedor “Estrella de Belén” e histórico referente social de la comunidad.

La salida es colectiva

Desafiando las prohibiciones pero sin romper el protocolo sanitario, el recorrido colaborativo de la UTT había comenzado unos días antes cuando visitaron la revista solidaria Hecho en Bs. As., la olla Dorrego en la Fundación Mercedes Sosa, el Hotel Zavalia y los comedores Nº 1, Lourdes y Capullitos de La Boca, entre otros sitios. Frente a la falta de respuesta estatal, ellos y ellas garantizan la provisión de alimentos sanos para los sectores más golpeados de la Argentina. La organización nuclea a 16 mil familias con presencia en varias provincias. Producen alimentos agroecológicos, defienden la soberanía de las semillas y proponen acciones directas, como los feriazos o verdurazos. En este contexto, a la pandemia del hambre la enfrentan con lazos solidarios que se replican en distintos territorios.
“2 provincias. 12 localidades. Más de 1.000 familias beneficiadas de cordillera y meseta”, dice el comunicado difundido el 10 de mayo. “Mientras esperamos respuesta de la clase política de Río Negro y Chubut, las y los trabajadores de la tierra ponemos a disposición del pueblo más de 30.000 kilos de alimentos sanos, cooperativos y a precios populares. Estamos distribuyendo en Epuyén, Maitén, Cushamen, Gualjaina, Esquel, Gobernador Costa, Cholila, Lago Puelo, El Bolsón y Rio Colorado”, agrega el texto, que lleva el título: “El campo que alimenta”.
“Nosotrxs proponemos otro modelo agroalimentario, que va en contra de la producción basada en el agro negocio. Sabemos que estos modelos implicaron grandes ganancias para las multinacionales y graves consecuencias para la gente y sus ecosistemas”, reflexiona la Secretaria de Género del movimiento.
El jueves 14 de mayo, el mismo camión que había estado en la Villa 31, ahora aparecía en Plaza Constitución, a metros de la estación ferroviaria del tren Roca. Ahí se repartieron 6 mil kilos, con todos los recaudos y cuidados pertinentes. Los comedores se anotaron previamente en un listado y pasaron a retirar los cajones, como medida para evitar las aglomeraciones y amontonamientos.
“Desde el sindicato SiPreBA llevamos adelante, con las compañeras y los compañeros de Télam, una movida solidaria para devolver el apoyo que recibimos por parte de la compañeras del Comedor Sin Fronteras, en el barrio San Blas de la Villa 21-24, y ya llevamos frazadas, alimentos y ahora sumamos el aporte de la UTT”, contó Jerónimo Rojas, delegado del Sindicato de Prensa de Buenos Aires. “Nosotres venimos para sostener las ollas populares en las barriadas y costear la situación crítica, sin romantizar el asistencialismo, y como mujeres y disidencias venimos acá para poner el cuerpo”, agregó Soledad del Frente Salvador Herrera de la CTA Autónoma Capital.
Previo a la crisis sanitaria, la última manifestación fuerte de la Unión de Trabajadorxs de la Tierra había sido el ya lejano 10 de marzo. En esa oportunidad ofrecieron todo tipo de verduras como forma de rechazo del lock out patronal que impulsaban las patronales agrarias y en respaldo a las medidas redistributivas del gobierno central.. Roxana Marca, llegada desde Florencio Varela, dijo: “Es algo insólito que se quejen de una retención con el país como está”. Por esos días, se discutía la decisión del presidente Alberto Fernández de aumentar las retenciones a las ventas al exterior de soja y sus derivados. El sector de la Mesa de Enlace lanzó una protesta de 96 horas, a través un cese de comercialización de granos.
Sin embargo, la UTT tenía el rumbo claro y hoy lo ratifica en las acciones cotidianas. Como explicó Zulma Molloja, otra referente campesina de la UTT, en aquella oportunidad y aplica para hoy, en medio de la pandemia y la desidia en la que el Gobierno de la Ciudad está dejando a las barriadas populares: “Este es el campo que no para. Estamos en contra de lo que hacen los grandes terratenientes, de los que más tienen y que no quieren aportar lo que deben cuando el país se está muriendo de hambre”. Este es el campo que no para, agregamos, y el que alimenta al pueblo del que se siente parte.

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