Sin vacunas, con frío y miles de contagios: ¿cómo se organizan las escuelas porteñas?
31.5.2021
Por Mariana Arias y Camila Martínez
Se confirmó el regreso a la presencialidad total en los niveles inicial, especial y primario, y la bimodalidad en nivel secundario. No hay medidas sobre compra de dispositivos, acceso a internet, vacunación y ayuda económica para las familias. El lunes paran UTE y Ademys. Impulsemos asambleas y comités con las familias para organizarnos juntos por estas demandas.
¿Total normalidad?
Para el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires parece que “lo peor ya pasó”. A pesar que Argentina, sobre todo el AMBA, se encuentra en el peor momento de la pandemia con 39.000 casos diarios, el Jefe de Gobierno de la Ciudad, en acuerdo con el Gobierno Nacional, reiteró en conferencia de prensa su decisión al respecto: “Las escuelas son lo último en cerrar y lo primero en abrir”.
Mientras numerosos especialistas nacionales e internacionales advierten sobre el riesgo de aceleración de la propagación y circulación comunitaria del virus generada por la vuelta a las escuelas, el ministerio de Educación porteño determinó la vuelta a la presencialidad total de los niveles inicial, especial y primario y un régimen de cursada bimodal para el secundario. “Son los chicos que más necesitan la presencialidad”, señalaron desde el Ejecutivo luego de decretar la suspensión total de clases la semana pasada. Las docentes no tardaron en responder en sus redes:
Si bien hace tiempo se esperaba la llegada de una “segunda ola”, ni el Gobierno de la Ciudad ni el de la Provincia de Buenos Aires, o sea, las zonas con mayor circulación del virus, planificaron un plan integral que responda a las necesidades ya evidenciadas el año pasado en todo el país. Este lunes las y los maestros de la Ciudad deberán regresar a las aulas, la gran mayoría sin haber recibido aún la primera dosis de vacunación, y con temperaturas bajísimas.
Pero eso no es todo, los datos de pobreza y desocupación son alarmantes, en una reciente publicación de la UCA se reflejó que la tasa de desempleo real alcanzó en 2020 el 28,5 %. Y según la misma institución, la pobreza alcanzó un 44,2 %.
Ante este alarmante panorama social y sanitario, que en la Ciudad de Buenos Aires ya se cobró la vida de 18 trabajadores de la educación y 3 estudiantes secundarios, como vienen de denunciar docentes del Bajo Flores, la comunidad educativa se organiza mediante comités y asambleas en escuelas y barrios en las que participan trabajadores de la educación, estudiantes, familias, vecinos. Allí sí, se escucha hablar de las necesidades de los chicos y sus familias.
R, estudiante de terciario y tía de alumnes, explicó que “en las escuelas hay falta de insumos como alcohol en gel, lavandina, papel higiénico”. Matías, estudiante secundario, cuenta: “Ni el Gobierno Nacional, ni el de la Ciudad, toman medidas de fondo para que podamos seguir estudiando (…) necesitamos tener wifi y dispositivos para mantener la cursada, encima nos sacan las becas Progresar”.
María Rosa, mamá y precarizada relata: “Soy trabajadora informal, niñera, y además limpio una casa los sábados. Cobro AUH, pago un alquiler y, entre un gasto y otro, no me alcanza (…) La docente de mi hija, quien va a 6° grado ofreció prestarme una computadora”. Florencia, trabajadora y madre de estudiantes de nivel medio, señala: “No hay plan contra la pandemia, solo aislamiento (…) la solución es IFE para todos los que necesiten y vacunas a toda la población”.
La unidad con las familias nos muestra el camino
Ante los nuevos anuncios, se reabre el debate en la Ciudad de Buenos Aires. El sindicato Ademys convoca al paro votado en la última asamblea para el día lunes.
Ivana Otero, Secretaria de Cultura del sindicato explicó: “Desde la corriente 9 de Abril propusimos que sea para realizar reuniones y asambleas con las familias para decidir cómo continuar ante esta crítica situación. La Justicia ordenó al Gobierno de la Ciudad el reintegro de los días descontados a las maestras por parar semanas atrás, cuando comenzaron a ascender los contagios. Hay que pelear porque se haga efectivo”. Mientras tanto, la conducción del sindicato mayoritario UTE, también convoca a paro para el lunes, pero no puede explicar a las maestras y maestros por qué no lograron torcerle el brazo a Larreta.
La conducción del sindicato mayoritario, sin plenarios abiertos a la docencia no consiguió nada de nada, ni una presencialidad en condiciones con recursos, vacunas etc., ni imponer la virtualidad con todos los recursos para las familias. ¿Por qué? No solo porque no organizaron ningún plan de lucha serio unido a las familias, ni instancias democráticas desde abajo, sino porque dirigiendo la CTA, con los principales sindicatos de la Ciudad, se negaron a poner esa fuerza para pelear contra Larreta. La explicación es sencilla: les preocupan las elecciones y su alineamiento al Gobierno Nacional, por eso tampoco pueden explicar que con CTERA no hayan impulsado una campaña para declarar de utilidad pública el laboratorio de Sigman, amigo de Alberto, en donde ya se produjeron más de 60 millones de dosis de Astrazeneca que son exportadas a otros países, o que hayan puesto su capacidad de movilización para el no pago al FMI, mientras 7 de cada 10 niñes ya son pobres.
Por eso, presencialidad o virtualidad, es solo un aspecto del problema de fondo. Sin pelear por las demandas de las familias, sin unir nuestros reclamos, sin organizarnos en común en instancias democráticas donde votemos y resolvamos entre todos, sin tener en cuenta que muchas de ellas no pueden “quedarse en casa” y que sus hijos siguen expuestos a contagiarse por más que no vayan a la escuela, sin exigir que seamos vacunados todos los esenciales e informales, sin pelear por la restitución de un IFE de $ 40.000, sin todo eso no hay lucha seria, ni perspectiva de ganar.
Las familias no pueden elegir entre cuidarse y comer, nosotros tampoco. Por eso apostamos a organizarnos en comisiones, comités, espacios que surjan desde las escuelas, los barrios, los distritos escolares. Donde confluyamos la comunidad educativa junto a otros sectores, para debatir, sobre todo, coordinando y en unidad. Ya hay experiencias en este sentido en Lugano, Barracas, en San Telmo con la Comisión de Higiene y Seguridad del colegio Pueyrredón, en zona Centro y Villa Crespo, en el coredor Norte de CABA. Tenemos que tomar esos ejemplos para potenciarlas.
Si somos más, tendremos otras fuerzas para pelear por todas las demandas. Esta fuerza debería ser la que se pronuncie y exprese para que haya asambleas comunes de Ademys y UTE, que participemos todos y votemos medidas de abajo hacia arriba, decidiendo cómo seguir. Es hora de generalizar las conclusiones que muchos compañeros y compañeras que se organizan en los comités que venimos impulsando la necesidad de coordinar y de no pelear por demandas separadas. Con esa perspectiva vamos a tomar la medida del paro del día lunes.