Privatización del Jardín Botánico en Argentina: el último negocio de Rodríguez Larreta en medio de la campaña

19.7.2023

Por Martín Suárez

Un evento lumínico en espacio público patrocinado por Clarín, American Express, el Banco Santander y manejado por una empresa española con una ganancia superior a los $ 135 millones.
¿Quién no ha recorrido alguna vez el Jardín Botánico? Nadie escapa a la tentación de ingresar a ese gran pulmón verde ubicado en pleno corazón de Palermo, a pocos metros de La Rural, frente al ex zoológico de la Ciudad (hoy “Ecoparque”) y a unos pasos de Plaza Italia. Quienes viven en las inmediaciones, aprovechan las últimas horas del día para descargar energías, muchos lo hacen con diferentes actividades físicas, otros, simplemente respirando el aire puro característico del lugar. Desde inicios de julio, ese aire puro, sus más de 900 especies y 2.000 ejemplares de árboles y plantas del país y del mundo, dejaron de ser en su totalidad públicas y de acceso gratuito para el ciudadano de a pie durante varias horas del día. La gestión de Rodríguez Larreta lo dejó en manos de una empresa privada.
Los árboles centenarios son utilizados como postes, donde cuelgan cables, artefactos lumínicos y parlantes. Incluso vaciaron algunos estanques de plantas acuáticas que eran muy identitarios del Botánico y han movido algunas esculturas. No es la primera vez que la Ciudad deja en manos de una privada un espacio público verde. El antecedente de un recital en Parque Sarmiento, diferentes eventos en el Parque de la Ciudad, y el falso patrocinio de empresas privadas en la puesta en valor de monumentos históricos.
Secret Garden es un espectáculo lumínico instalado dentro del Jardín Botánico. Sus organizadores aseguran que “el público irá descubriendo diferentes instalaciones en un viaje conceptual que mezclará elementos y símbolos universales como la vida, la naturaleza, la biodiversidad, el espacio, la música, el amor, la reflexión, los pensamientos, los astros y el arte”. Son 18 postas inmersivas, entre visuales y auditivas con instalaciones artísticas lumínicas, “videos mappings, figuras gigantescas, proyecciones, instalaciones de luces LED, de neones y actividades interactivas», describe un folleto.
Con entradas que alcanzan los 4.500 pesos, hasta el lunes 31 de julio, y durante las últimas horas de cada día, la empresa española Proactiv Entertainment es dueña de este espacio público. Algunos subrayan el hecho de que, en el mes de la independencia, una empresa española “colonizó nuestro botánico”, y hay quienes rechazan de plano la invasión de ese gran espacio verde con elementos externos a la naturaleza del mismo.
“En principio, hay que decir que el Jardín Botánico fue declarado un monumento histórico nacional en el año 1996, por lo cual requiere de todo un tratamiento formal, por ejemplo, para tal evento debe consultarse a la Comisión Nacional de Monumentos, y esto no sucedió”, explica a Tiempo Fabio Márquez, Licenciado en diseño del paisaje, con posgrado en Patrimonio y Evaluación de impacto ambiental. El especialista, conocido en las redes sociales como “Paisajeante”, en varias ocasiones logró instalar el debate sobre la necesidad de cuidar los espacios verdes de la Ciudad de Buenos Aires, proteger la vegetación y resguardar el patrimonio público e histórico de todo el distrito.
Cientos de vecinos y organizaciones ambientalistas realizaron este domingo un abrazo simbólico al Jardín Botánico para protestar por el uso privado de este espacio público y por el impacto ambiental que produce en la flora y la fauna el espectáculo inmersivo. Quienes movilizaron, son vecinas y vecinos vinculados a lo académico, a la historia, a la arquitectura, al diseño del paisaje, y al patrimonio de la ciudad, y en una semana juntaron alrededor de 6.000 firmas de rechazo a este evento.
“El Jardín es un bien natural, este año cumple 125 años y su vegetación requiere de un tratamiento y cuidado de preservación especial porque es un ambiente muy frágil, y porque está asociado a fauna silvestre que habita este espacio, una isla de biodiversidad (no sólo mariposas, diferentes insectos y aves) sino que además hay una comunidad de zarigüeyas, conocidas a veces como comadrejas, que hace décadas que están ahí y que tienen hábitos nocturnos”, agrega Márquez.
El evento que realiza la empresa privada en el Botánico es considerado por muchos como una recreación banal de luces, sonido y efectos especiales de humo, que altera el ciclo de nocturnidad de un espacio, “donde toda esta biodiversidad no sólo necesita el ámbito del paisaje nocturno, sino, además, altera algo para lo cual, a pesar de lo urbano del entorno, esté en un lugar de calma nocturna. Es decir, en la oscuridad sucedían un montón de interacciones ecosistémicas que ahora han sido alteradas”, remata el especialista.

Patios de comida, mugre y un canon irrisorio

El espacio transformado en un espectáculo privado, cuenta, además, con la instalación de un patio de comidas y un food truck, que impregna el ambiente con olores a frituras y carnes asadas, invadiendo la privacidad de las diferentes especies animales que habitan el lugar. El personal que trabaja en este emprendimiento privado estaciona sus vehículos dentro del predio, arriba de algunas vegetaciones del lugar. A esta situación se suma que muchas personas desechan los residuos entre la vegetación, fuera de los cestos de basura. “Esto tiene un impacto claramente negativo, no hubo evaluación de impacto ambiental y, respecto a los daños que están haciendo, vemos algunas cuestiones que son visibles sobre todo de día, al ver los artefactos instalados, el impacto negativo de vegetación deshabilitada, algunos arbustos arrancados”, analiza Márquez.
El Gobierno de la Ciudad alquiló a la empresa española todo el mes de julio por 3.100.000 pesos, pero ésta obtendrá ganancias superiores a los $ 135 millones, con más de 30.000 entradas vendidas. Entre las empresas que patrocinan el evento se encuentran: El Grupo Clarín, American Express, el Shopping Alto Palermo, Banco Santander, Ticketek, entre otras multinacionales.

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