La orquesta Atípica del Teatro Catalinas Sur cumple diez años y lo celebra

30.9.2018

Por Antonella Risso

“Es el sueño de trabajar comunitariamente en una gran orquesta con vecinos que tocan música”.Entrevista al director de la Orquesta Atípica del Teatro Catalinas Sur, Gonzalo Domínguez.

El mítico teatro del barrio de La Boca, ubicado a una cuadra de La Usina del Arte, hace frente al ajuste y a las políticas gentrificadoras a partir de sus espectáculos, estableciendo una mirada crítica hacia el entorno propiciado desde la asunción del macrismo en la ciudad, el establecimiento del Distrito de las Artes y la actual crisis económico social.

El director se para frente al público. Un reflector ilumina su pequeña figura en el amplio escenario oscuro. Explica por qué eligieron el repertorio, donde personajes e historias identifican nuestro contexto: “necesitamos que exprese lo que nos está pasando, hay temas que venimos haciendo hace años pero ahora se resignifican. Antes de comenzar este ciclo, analizamos dentro del colectivo qué decía cada canción y ver qué interpretación le dábamos”, cuenta Gonzalo Domínguez, quien dirige la Orquesta Atípica desde sus comienzos.

Vestidos de blanco y negro, los músicos y coristas parecen formar parte de una película de Vincent Price o inspirados en un cuento de Edgar Allan Poe. Mantiene una mística y genera incertidumbre hasta que suenan los arreglos y las luces tiñen de azul el metal de los instrumentos y las sonrisas. En esta coyuntura, el rol de la orquesta está marcado a ser comunitario al igual que el grupo de teatro. Más allá de la actualidad, en el pasado han funcionado trabajando en el mismo sentido, incluso donde la situación era distinta. Gonzalo plantea: “Una de las cosas que pretende el trabajo comunitario es la reconstrucción del tejido social,los lazos, encontrarse vecinxs de distintos barrios, situaciones, edades, problemáticas, pensar una sociedad desde otro lugar, con la posibilidad de escribir y decidir desde dónde construir”.

Más allá del discurso y la puesta artística, manifiesta tener un rol fuerte y transformador a partir de la necesidad de contar historias desde y hacia los vecinos: “Trabajamos la identidad y la memoria, contando lo que nos pasó, de dónde venimos. El trabajo que hacemos todos los días, la forma de hacerlo para lograr armar un taller o espectáculo. Lo que trabajamos, más allá de la técnica, es este concepto de lo comunitario”, define el director.

Desde hace décadas, en el teatro Catalinas Sur todos los espectáculos son musicales, con orquesta en vivo, pero no existía un espacio propio para los músicos, que sirva para  entrenamiento y creación desde los musical. Gonzalo expone: “El sueño de trabajar comunitariamente pero en una gran orquesta con vecinos que toquen música. Utilizar las mismas dinámicas y conceptos con los que se trabaja en el teatro comunitario. Ahí nace la idea de armar esta orquesta, convocamos músicos y no tan músicos. El primera dia se acercaron más de 100 personas. Esos fueron los comienzos, experimentando, probando cosas, tratando de ganar la confianza de los vecinxs. Trabajamos en una manera poco ortodoxa, pasando la música por el cuerpo, cantando todos aunque toquen instrumentos. Nos movemos mucho. Planteamos un trabajo diferente a una orquesta estática”.

Aparte del elenco de la orquesta Atípica, se abrieron los talleres a toda la comunidad, donde se enseña a tocar 10 tipos de instrumentos, de acuerdo a los que hay en la orquesta. Los docentes son integrantes de la misma. Año a año se anotan entre 120 y 140 personas, donde hacen un entrenamiento y formación de orquesta.

Cómo máxima reflexión, el director transmite cuál es la mayor satisfacción de encarar este proyecto: “Tiene que ver con la potencia del colectivo, es insuperable. Estos proyectos te devuelven cosas todo el tiempo; trabajar con la gente te implica desafíos constantes, porque van cambiando. Aparecen situaciones nuevas, propuestas distintas, ver el proceso y el agradecimiento que te muestra la gente en ver que algo que sentían lejano de hacer, como estar en el escenario y que se vea lo que se produce, te devuelve mucho. Fundamentalmente, la convicción de trabajar con el arte desde un lugar de construcción permanente, sabiendo que no es un lugar individual, sino colectivo, que se convierte en un espacio de pertenencia, es difícil de encontrar”.

La Orquesta Atípica se presenta los sábados a las 22:00h hasta fines de septiembre y con dos fechas especiales el viernes 5 y  26 de octubre en el Galpón de Catalinas (Benito Pérez Galdós 93)

El apoyo del Indio Solari a los militantes de La Poderosa que fueron torturados: “Gracias a su coraje”

28.9.2018

Por Indio Solari para Iván y Ezequiel de La Garganta Poderosa

El artista de rock envió una carta de apoyo a los jóvenes Iván Navarro y Ezequiel Villanueva, que fueron víctimas de torturas por parte de seis agentes de Prefectura en la Villa 21-24.

Amigos, hoy no me nace ninguna alegría, porque no me alegra nada que provenga de la barbarie que les viene jodiendo la vida a todos los vecinos de sus barriadas. Pero esta condena a sus torturadores me produce, eso sí, una momentánea sensación de triunfo ciudadano, ciudadano como Iván, ciudadano como Ezequiel. Ahora, gracias a su coraje, ya no se puede ocultar el verdadero accionar de las Fuerzas en los barrios populares. Y sí, es favorable este fallo como antecedente para juicios futuros, porque los habrá, como ustedes bien saben. Por eso no quería dejar de agradecerles todo el respeto que me han prodigado por una simple llamada telefónica, cuando mi único aporte pasa por el alcance de una imagen y sus asambleas, en cambio, resisten sujetas a ese peligro cotidiano, ¡que se debe acabar de una buena vez!

Un fuerte abrazo.

Levy: “Que nos digan cuál es el plan para necesitar menos policía”

28.9.2018

Por Luz Ailín Báez

Se cumple una semana del histórico fallo que condena a los prefectos que torturaron a los jóvenes de La Poderosa. Un paso adelante hacia el control popular de las fuerzas represivas.

“Tanto Ivan como Ezequiel sufrieron prácticas que uno piensa que podía encontrar en el libro Nunca Más, en esa época de la historia argentina y, sin embargo, las encontramos a orillas del Riachuelo el 24 de septiembre de 2016, a quince minutos del Obelisco, en la Villa 21-24”, decía Nacho Levy, referente de La Garganta Poderosa, minutos antes de ingresar a la sala Derechos Humanos del Tribunal Oral Federal Nº 9 de la Ciudad de Buenos Aires.

Este 21 de septiembre, los seis prefectos que torturaron y realizaron simulacro de fusilamiento a Ezequiel Villanueva Moya e Iván Navarro -dos jóvenes de la Villa 21-24 de Barracas que participan de la organización La Poderosa- fueron sentenciados a entre 8 y 10 años y medio de cárcel. La sentencia -favorable a las víctimas que aquel 24 de septiembre de 2016 contaban con 15 y 18 años respectivamente- fue vista como un éxito por sus abogados Gabriela Carpinetti y Nahuel Berguier, pese a que se habían pedido penas más altas de las que finalmente otorgaron los magistrados.

Entonces, ¿qué implica esta sentencia en un marco de creciente violencia represiva de las fuerzas de seguridad?

“Acá hay algo en lo que coincidimos todos, acusados y acusadores: que estos seis prefectos participaron en carácter de autores de los hechos -ellos mismos lo reconocieron y por eso piden perdón y que el responsable por estos hechos es el Ministerio de Seguridad. Ellos son responsables penalmente por el delito de Torturas más allá de que crean que no hayan sido torturas sino “errores” o “correctivos”. Hubo un pacto de impunidad que se sostuvo desde el principio de los seis prefectos en connivencia y con el apoyo del Ministerio de Seguridad y de la Jefatura de la Prefectura aunque después fueron desplazados y todos los procedimientos legales que debían cumplirse se cumplieron hasta llegar al juicio”, sostuvo Carpinetti. Además, agregó que fue “un fallo histórico” porque las acciones represivas fueron calificadas como “torturas, tal como corresponde” y recalcó que la decisión del Tribunal Oral N° 9 “debe servir para poner freno a un accionar de las fuerzas de seguridad que es sistemático”.

 

Una escuela para la represión

 

Las torturas y el hostigamiento de las fuerzas represivas del Estado a pibes de barrios populares son una práctica corriente y sistematizada desde hace tiempo, sin importar el gobierno que esté de turno. De allí la relevancia de este juicio en el cual media docena de prefectos debieron sentarse frente a un tribunal judicial para responder por sus actos. ¿Por qué es novedad que el fallo haya sido favorable a las víctimas? ¿Por qué nos alegramos con una carátula que deja de lado los eufemismos y llama a las cosas por su nombre? “Tortura”. Eso figura en la carátula de la causa que ha resuelto por una vez que no venciera la doctrina Chocobar: es la primera condena a miembros de fuerzas de seguridad por delitos represivos cometidos en el gobierno de Cambiemos. En todos los casos los imputados fueron declarados culpables por “privación ilegítima de la libertad, torturas, lesiones leves, en concurso real con robo agravado en poblado y en banda, con el agravante de haber sido cometido por miembros de las fuerzas de seguridad”.

Vivimos rodeados de gobernantes que pelean por ver quién tiene el mayor record de cámaras de seguridad y efectivos y patrullas en las calles, ¿Por qué no es novedad que les pibes de barrios marginales tengan sus vidas a merced de la buena voluntad de aquellos que suponen deben cuidarles? El caso puede resultar icónico por su resolución, pero la sobre criminalización de las y los jóvenes de sectores populares no es novedad.

Según el Informe sobre hostigamiento policial y de fuerzas de seguridad en su interacción con jóvenes de sectores populares en la ciudad de Rosario, de la Cátedra de Criminología y Control Social de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario, las principales víctimas de hostigamiento policial y de fuerzas de seguridad y malos tratos son jóvenes -mayores y menores de edad- varones de sectores populares. “Basta con leer atentamente las crónicas policiales para advertir que en aquellos barrios en los que los efectos de la inseguridad se expresan con mayor crudeza tienen, más allá de obvias diferencias, dos características en común. Los varones jóvenes son presa fácil de la policía y de la selectividad del sistema penal”, escribe Enrique Font, criminólogo y ex Secretario de Seguridad Comunitaria de la Provincia de Santa Fe, en un artículo de

Rosario/12

 

Según Font, la sobre-criminalización consiste en la “focalización policial selectiva, discriminatoria y violenta sobre jóvenes varones de los barrios”. Se trata de la “sobrevigilancia”, que es la manera en la que la policía interactúa con los grupos percibidos como de propiedad policial. Esto ocurre “cuando los poderes dominantes de una sociedad abandonan los problemas de control de esa categoría a la policía”.

Desde La Garganta Poderosa, Levy agrega que “el 99% de los casos de tortura, amedrentamiento, asesinatos que hay en el barrio a manos de las fuerzas de seguridad no aparecen en los medios de comunicación. Son pibes que no tienen la contundencia de poder equiparar la cantidad de trolls de televisión. Construyen un sentido común que después acompaña una doctrina mucho más grave que un caso particular”. El ojo social dominante los ve como grupo “problemático” o “desagradable”, de bajo status -los tan aborrecibles “negros de mierda”-  y acepta que sea la policía quien trate con ellos, de la manera que desee. En paralelo, “las victimizaciones de quienes viven en el barrio son desatendidas por las políticas de seguridad”, sostiene Font. El criminólogo llama a esto último infra-protección, producto de la distribución diferencial tanto de la victimización como de las reacciones institucionales y sociales a la misma. La desprotección viene de la mano de la desatención policial, judicial, política y social de las victimizaciones de quienes viven en barrios populares. En otras palabras, los jóvenes de barrios marginales se encuentran desamparados y con pocas respuestas por parte del Estado que debería cuidarlos como ciudadanos.

Mientras la respuesta de la Gobernadora Vidal, de la Ministra Bullrich y hasta del propio Presidente Mauricio Macri frente a los problemas de “inseguridad” consiste en aumentar el número de efectivos en las calles, darles pase libre y poner más cámaras, el Informe Regional de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sobre  Violencia, niñez y crimen organizado de 2015 es taxativo al decir que “los casos de uso excesivo o arbitrario e ilegal de la fuerza por la policía además de suponer graves vulneraciones a los derechos humanos, comprometen la capacidad misma del Estado para reducir la inseguridad y la violencia”.

En relación a esto, Nacho Levy expresó que “es un momento histórico, cargado de angustia, de bronca, de impotencia pero también del orgullo y la esperanza que nos da haber llegado hasta acá fruto de la organización y la lucha popular. No contábamos nosotros con el apoyo inicial del Poder Judicial ni comunicacional. Hubo que fabricarlo desde el barrio. Eso costó muchos momentos de sufrimiento pero hoy hay seis subordinados de Patricia Bullrich sentados en el banquillo que ya han reconocido los hechos. Que intentaron pedir disculpas y que van a pagar una condena por haber torturado a los pibes que tuvieron el valor de ponerse al hombro la sentencia que Luciano Arruga y Ezequiel Demonty no pudieron presenciar”.

Y agregó: “El control popular de las fuerzas se de seguridad es urgente, no lo decimos nosotros solamente, lo dice la ONU, Nils Melzer el relator contra tortura de la ONU estuvo en mi casa, estuvo en el barrio, estuvo acompañando a los vecinos que ejercen el control popular a las fuerzas de seguridad. Estuvo constatando en la Procuraduría Contra la Violencia Institucional (PROCUVIN) cómo había asentadas 8 denuncias de 8 familias que no se atreven, que tienen miedo y tienen razón de denunciarlo públicamente pero sufrieron en un mes las mismas prácticas como el  “levantamuerto” o el gas pimienta en los ojos con las manos atadas. Frente a ese nivel coercitivo que intentan perpetrar cuando utilizan el poder judicial para perseguir opositores, cuando utilizan el poder policial para generar amedrentamiento, cuando utilizan su poder comunicacional para generar silenciamiento, nosotros entendemos que un control popular de las fuerzas de seguridad es una solución a doble vía. No es una policía comunitaria. No le agrega una sola bala al conflicto. Es una comisión de vecinos que regula la acción de las fuerzas de seguridad en comunicación directa con el Ministerio Público Fiscal, con la Fiscalía y los organismos de Derechos Humanos sin pasar por las comisarías, que administran el delito en nuestro barrio. Les daría a nuestros vecinos y vecinas la posibilidad de denunciar el accionar de las fuerzas sin pasar por la centralidad de las fuerzas sino que además le daría al Poder Judicial la posibilidad de acceder al barrio sin estar acompañados de la manito por aquellos a los que están investigando. Necesitamos una entidad autárquica que no responda ni esté subordinada al poder ejecutivo que administra las propias fuerzas de seguridad. En este nivel creciente de hostigamiento de las fuerzas de seguridad en el territorio en los barrios donde hemos podido darle visibilidad al control popular, se ha reducido inmensamente el nivel de inseguridad que sufrimos a manos de las fuerzas de seguridad”.

Desde el CELS sostienen que “la falta de democratización de las estructuras de seguridad posibilita, en primer lugar, la persistencia de hechos graves y reiterados de violencia institucional, y el sostenimiento de redes de ilegalidad y corrupción insertas en las estructuras policiales y penitenciarias” y esto, en proyección, erosiona los cimientos de la gobernabilidad a nivel provincial y nacional.

Font, por su parte, indica que “no existen en Argentina ejemplos de reformas policiales profundas que no hayan sido resultado de ´crisis´ catalizadas a través de eventos con efectos dominó sobre la coyuntura de gobierno. Como ejemplos de reformas en provincias sobresalen las dos lideradas por Carlos Arslanián en Buenos Aires. Ambas fueron precedidas, respectivamente, por el asesinato de José Luis Cabezas y por incrementos de delitos ´no tolerables´ socialmente con evidencias de involucramiento policial”.

Lo que queda claro es que las distintas fuerzas de seguridad y los servicios penitenciarios actuales son un obstáculo insalvable para la inclusión social. Levy da una pista sobre este tema: “Si se pudiera legislar ese punto, los sectores populares estaríamos más al resguardo de lo que estamos. Que dejen de discutir en televisión, ahora que empieza la carrera electoral, quién ofrece más chalecos, más patrulleros y más presupuesto para la policía. Que nos digan cuál es el plan para necesitar menos policía. Y que nos digan, todo el tiempo que dure ese plan cómo nos vamos a cuidar en los barrio pobres que nuestro principal factor de inseguridad no sean los tipos que mandan para cuidarnos”.

Golpes, detenciones y robos policiales en CABA: la cara argentina de la “crisis humanitaria” venezolana

28.9.2018

Por ANRed

En un comunicado emitido ayer, el referente de Vendedores Libres, Omar Guaraz, denunció que dos trabajadores ambulantes, un venezolano llamado Jofer y un senegalés de 75 años, fueron “golpeados salvajemente y detenidos sin intervención judicial durante horas, y luego liberados” por la Policía de la Ciudad en el barrio porteño de Flores. El hecho, denunció, ocurrió “mientras nuestro presidente se solidarizaba con el pueblo venezolano y cuestionaba el ‘autoritarismo del Estado represor de Nicolás Maduro’. Jofer nunca fue reprimido en su país de origen y desea volver. Tuvo que emigrar producto del bloqueo perverso contra nuestro hermano país. Pero la violencia estatal, el autoritarismo y las faltas de garantías mínimas y la violación de sus derechos humanos los sufrió hoy en la Argentina de Mauricio Macri”, denunció Guaraz.

 

La denuncia fue realizada ayer por el referente de la organización Vendedores Libres (nucleada en la CTA de los Trabajadores), Omar Guaraz, en un comunicado titulado “Venezolano traído por Macri por ‘crisis humanitaria’ golpeado, preso y robado por policía hoy en Flores”, donde denuncia que ayer “Jofer, venezolano que sobrevive como vendedor ambulante, mientras caminaba en Flores, sin vender, fue detenido junto a un senegalés de 75 años”. Además, sostuvo que fueron “reducidos, golpeados salvajemente y detenidos sin intervención judicial durante horas y luego liberados”.

El referente aseguró que el nuevo episodio de represión policial a vendedores ambulantes extranjeros se dio mientras Macri daba su conferencia de prensa tras el nuevo acuerdo con el FMI: “mientras nuestro presidente ayer se solidarizaba con el pueblo venezolano y cuestionaba el ‘autoritarismo del Estado represor de Nicolás Maduro’y aseguraba que ‘Argentina encabezará la denuncia para garantizar los derechos humanos del Pueblo Venezolano’.

Asimismo, Guaraz remarcó:“Jofer nunca fue reprimido en su país de origen y desea volver a su país. Tuvo que emigrar producto del bloqueo perverso contra nuestro hermano país. Pero la violencia estatal, los golpes por las fuerzas de seguridad del Estado, la privación de la libertad y el robo de sus escasas pertenencias, en fin, el autoritarismo y las faltas de garantías mínimas y la violación de sus derechos humanos, lo sufrió hoy en la Argentina de Mauricio Macri”, sentenció.

 

Un hecho que no es aislado: violencia y represión policial xenófoba y racista

 

El episodio no es un hecho aislado, y se suma a otros donde la Policía de la Ciudad atacó o reprimió a trabajadores y trabajadoras de la venta ambulante extranjeros afro o latinoamericanas, por vender o transitar por las calles.

En abril de este año Radio Gráfica daba cuenta de que por tercera vez en una semana se habían registrado operativos contra la comunidad senegalesa en el Barrio de Flores. Esa vez, el inmenso operativo se desplegó sobre la calle Avellaneda e involucró a más de 300 efectivos policiales que reprimieron a las más de quinientas personas se manifestaban contra la detención arbitraria a cinco vendedores de ese origen. Uno de ellos fue atropellado por un auto. Debido al operativo, habían sido detenidas 19 personas (12 senegalesas, 5 argentinas y 2 peruanas) y trasladados a la Alcaldía N°13, dando intervención directamente el Juzgado Correccional y Criminal N°52.

En junio, también en el barrio de Flores, oficiales de la Policía de la Ciudad junto a Policías de Infantería atacaron a golpes a Kane Serigne Dame,de 30 años, un vendedor oriundo de Senegal, mientras circulaba por la calle, que fue detenido y luego tuvo que ser internadoen el Hospital Álvarez por una fractura expuesta, corte de tendones y complicaciones en una arteria, generadas por los golpes policiales.

Hace 10 días atrás, Rafael Klejzer (secretario general de la CTEP Capital), Juan Grabois y Jacky Flores (referentes de la CTEP) fueron detenidos frente a la comisaría 18 cuando exigían la liberación de dos militantes del MTE y de cinco trabajadores de la vía pública que fueron encarceladospor estar realizando venta ambulante.

En el Día Mundial de los Refugiados, Amnistía Internacional había manifestado “preocupación por la escalada de violencia hacia vendedores ambulantes senegaleses en la Ciudad de Buenos Aires”.

Trabajadores del laboratorio Roux Ocefa denuncian 420 despidos

27.9.2018

Trabajadores y trabajadoras pasaron la noche en la puerta del laboratorio, ubicado en el barrio porteño de Villa Luro. Como forma de protesta realizan una permanencia pacífica para evitar el vaciamiento de la empresa.

En el contexto de crisis, frenazo y caída de la actividad económica que se registra y las consecuencias que trae aparejada la megadevaluación e inflación que continúa escalando, comienza a notarse el deterioro laboral.

En este caso, trabajadoras y trabajadores del laboratorio Roux Ocefa denuncian que el día lunes terminaron de echar a las últimas personas que trabajaban en la empresa, llegando a un total de 420 despidos. Por ese motivo, se encuentran en estos momentos protestando frente a las puertas del establecimiento ubicado en Villa Luro, luego de pasar la noche ahí para evitar el desmantelamiento y vaciamiento de las instalaciones.

“El lunes terminaron de echar a las personas que trabajaban acá. Son alrededor de 420 familias. No queda nadie adentro y nos quedamos en la puerta del laboratorio para pedir una respuesta”, indicaron los empleados.

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