Los docentes se sumarán al ruidazo del viernes para pedir que Larreta no cierre las escuelas nocturnas

16.1.2019

La Multisectorial Contra el Cierre de las Escuelas confirmó que el viernes concentrará en  Acoyte y Rivadavia para protestar contra el cierre de 14 escuelas nocturnas que dispuso el Gobierno de Rodríguez Larreta.

 

Desde la Unión de Trabajadores de la Educación, UTE-CTERA, junto a la comunidad educativa confirmaron que participarán del ruidazo contra los tarifazos del próximo viernes 18 de enero y sumarán el reclamo para que el Gobierno porteño no cierre las escuelas secundarias nocturnas.

Por eso, convocaron a las 20 horas en Acoyte y Rivadavia en el marco de la “Multisectorial contra el cierre de escuelas” para exigir que no se cierre una sola escuela y que el Jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta y la Ministra de Educación, Soledad Acuña, habiliten la inscripción on line que dieron de baja.

En este sentido, Eduardo López, secretario General de UTE, afirmó: “los trabajadores y las trabajadoras de la educación tenemos el compromiso de la lucha colectiva, no sólo por la educación pública sino también por todos los derechos ciudadanos de quienes conformamos la comunidad educativa”.

“Por eso vamos a formar parte del reclamo en contra del tarifazo del gobierno nacional y del cierre de escuelas del gobierno de la ciudad”, agregó el gremialista.

Días atrás el mismo López, denunció que el Gobierno porteño bloqueó la inscripción online a las escuelas nocturnas.

Como ya había avisado la gestión de la Ciudad, en el marco del fuerte ajuste aplicado en la educación pública, el gobierno encara la disparatada idea de cerrar 14 escuelas nocturnas. Aunque después la gestión Larreta comunicó que daría marcha atrás, no parece tener un correlato con lo que ocurre.

CABA: Cerró Los Maizales y perdieron su trabajo 80 empleados gastronómicos

15.1.2019

La crisis económica se sigue haciendo sentir en el sector gastronómico de Buenos Aires. A escasos días de que cerraran la pizzería Roma y el bar Los Compañeros, cerró otro tradicional establecimiento: el tenedor libre Los Maizales, de Caballito. La patronal lo hizo intempestivamente: los empleados se presentaron a trabajar y encontraron la puerta cerrada con candado.

 

Consultados por el diario económico BAE, desde el sindicato de Gastronómicos (UTHGRA) afirmaron que el cierre del restaurante ya “está confirmado”.

Tras encontrarse con el local cerrado el pasado jueves, los trabajadores se autoconvocaron en la puerta del comercio ubicado en José María Moreno 333, mientras que los proveedores “llegaban a cobrar mercadería y se encontraban con lo mismo”, relató una empleada del lugar al portal Minutouno.com.

Dos de los dueños y el subgerente, Pablo Volpi, se presentaron para confirmar el cierre, custodiados por cuatro patovicas de una empresa de seguridad privada. Les ofrecieron indemnizaciones “paupérrimas” a las 80 personas que trabajaban allí.

De acuerdo con el portal, al menos cinco empleados rechazaron la oferta. Ninguno de ellos había recibido un telegrama de despido. La quiebra del local tampoco fue presentada por los dueños de la empresa que si bien confirmó su cierre, no dio declaraciones al respecto.

Pacientes denuncian el abandono y la falta de atención en el Hospital Argerich

14.1.2019

Los jubilados padecen un verdadero vía crucis. Tienen que pasar por tres instancias antes de ser atendidos, con sus consecuentes filas. El resto de los pacientes se ve obligado a realizar dos cuadras de cola para ser atendido. No hay servicio de emergencia.

 

Bajo las altísimas temperaturas -al rayo del sol- que azotan a la ciudad de Buenos Aires, sumado a los altos índices de humedad, los pacientes que acuden a la guardia y a consultorios en el hospital Argerich, literalmente se cocinan vivos.

Denuncian que el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, conducido por Horacio Rodríguez Larreta, no invierte ni en equipamiento ni en personal en la temporada veraniega, sometiendo a los enfermos, niños, adultos y jubilados a largas colas al rayo del sol.

La salud pública porteña este verano pasa, según relató un papá que acudió a pediatría con sus niños, un “estado deplorable”.  Pese al esfuerzo de los médicos, los enfermeros y los pacientes que conviven día a día en condiciones míseras, los ciudadanos no son una prioridad para el gobierno de la Ciudad.

Estas deficiencias en la atención se dan tras 12 años de gestión del PRO en la Ciudad de Buenos Aires.

Según el presupuesto para 2019, en el que se prevé superávit primario, se destina el 51 por ciento a los “servicios sociales” -entre ellos la Salud- y contempla un aumento promedio del 34 por ciento del ABL. Sin embargo, pareciera que la cifra no es suficiente.

Durante su aprobación, la legisladora oficialista, Paula Villalba, sostuvo que se trata de “un presupuesto financieramente equilibrado”, “que puede cumplirse, con déficit cero” y que prevé “alcanzar un superávit económico primario de 71. 589 millones y un superávit primario de 25.815 millones” de pesos.

Destacó además que 162 mil millones de los 340 mil millones presupuestados, es decir el 51% del gasto, serán destinados a los llamados “servicios sociales” que engloban las partidas para Salud, Educación, Cultura, Vivienda, entre otras.

El día más triste de los libreros del Parque Rivadavia

13.1.2019

Por Nicolás G. Recoaro

A pesar de miles de firmas que rechazan el proyecto, la Ciudad abrirá una calle, quitando 600 m² de espacio verde. Las grúas removieron un centenar de puestos.

 

La grúa hunde sus dos dientes afilados bajo el puesto 84. La veterana casilla de la feria de libros, revistas y discos del Parque Rivadavia se entrega mansa a los empleados del Gobierno de la Ciudad. La batalla para mantener su espacio original, que ocupa desde hace décadas, está perdida.

“Se lo resumo en dos palabras: absoluta tristeza, eso es lo que sentimos hoy”, dice, apenado, Fabián Torres, curtido vendedor de exquisitas obras literarias y delegado de los feriantes. Desde el año ’90 se gana el pan en el parque, en el puesto 97, reubicado precariamente sobre la avenida Rivadavia desde el último y auténtico día de miércoles.

Con paciencia infinita, Torres desembala, limpia y acomoda unos textos clásicos de Walter Benjamin, Pasolini y Bukowski sobre los estantes. “Esta es una mudanza distinta, que nos mueve todo: la estructura de laburo, pero también nuestra relación personal y afectiva con el parque. Hicimos de todo, la verdad: juntamos más de  5000 firmas, hicimos un festival, fuimos a ver a la gente de Patrimonio Histórico, convocamos a las organizaciones vecinales, hablamos con S.O.S. Caballito, pero no hubo caso. Con la sanción del nuevo Código Urbanístico en la Legislatura, donde figura la posibilidad de apertura de la calle Beauchef, ya no hubo vuelta atrás.” La decisión, en definitiva, les dio la espalda y se tomó a partir de una encuesta online realizada por el Ministerio de Ambiente y Espacio Público porteño, apenas difundida, en la que votaron poco más de cien vecinos.

La iniciativa, que supone la apertura al tránsito vehicular de esa calle entre Rivadavia y Rosario, en un lugar ocupado hace décadas por los libreros, para mejorar la accesibilidad, va a contramano de todas las recomendaciones sobre espacios verdes. El barrio de Caballito cuenta en la actualidad con apenas 1,5 m² por vecino, un 10% de los 15 metros cuadrados de espacio verde per cápita que recomienda la Organización Mundial de la Salud. Ahora será menos. Por las obras, se recortarán unos 600 metros cuadrados del gran pulmón verde de la Comuna 6, junto a una merma irreversible de árboles, que ya fueron retirados.

Se suma a la desazón de los libreros el reclamo de la comunidad educativa del Normal Nº4 y el Liceo Nº2, que funcionan (junto a un terciario y salas del nivel inicial de dos a cinco años) en el edificio adyacente a la nueva calle, que ni siquiera fue consultada sobre el proyecto. La vía vehicular pasará justo frente al portón de salida de los estudiantes, que entran por la calle Rosario pero salen hacia el parque. Desde el establecimiento no descartaron presentar un amparo.

Las obras encaradas para la traza de la calle Beauchef durarían seis meses, y son un sismo del que los feriantes recién empiezan a ver las secuelas. “Las autoridades nos garantizaron que los 100 puestos tienen asegurado el regreso al espacio original. Hasta junio, imagino, estaremos sobre la avenida, pero tengo dudas de que después entremos todos”, confiesa Torres. La apurada mudanza, la precariedad de las instalaciones y la falta de información hacen desconfiar a los trabajadores. “Van a ser muchos meses sin electricidad. No tenemos ni siquiera para iluminarnos, mucho menos para conectarnos y hacer una venta con el Posnet. De alguna manera, nos están empujando a la ilegalidad”, puntualiza el delegado. Antes de seguir con su faena de limpieza, Torres recomienda una lectura de verano para el jefe de gobierno porteño: “Un libro que salió mucho en los ’90, Las Memorias de Carlos Menem. Tiene todas las páginas en blanco. Larreta se lo debe haber estudiado entero”.

Demasiado lejos de la divertida aguafuerte “Amor en el Parque Rivadavia” que supo escribir Roberto Arlt en los años treinta, la escena que puede pintarse de la plaza en esta tarde gris de enero es más parecida a una película del neorrealismo italiano de la posguerra: las montañas de basura, los libros desmembrados, los vinilos olvidados, una maraña de fierros oxidados, pilas y más pilas de cajas y la angustia a flor de piel en los rostros de los cansados puesteros.
Lidia, vendedora del 38, cuenta que como puestera y, sobre todo, como vecina –vive a diez cuadras–, le duele en el alma que le saquen más espacio al parque: “Primero pusieron las rejas, ahora esta calle. En vez de plazas, la ciudad se está llenando de ratoneras”. Los días perdidos de trabajo y los daños irreparables que sufren los oxidados puestos suman amargura. En este año que comienza, sugiere a las autoridades porteñas la lectura de La conjura de los necios, ácida novela del americano John Kennedy Toole.

Fumando espera Gerardo a que trasladen su inseparable puesto, el 82. Veinte años de historia lo unen al parque. Arrancó con una tabla y caballetes, después fue empleado, luego socio y desde hace dos años tiene espacio propio. Siempre se la rebuscó, dice. Se especializa en la compra y venta de música: decenas de discos de vinilo y cedés son sus tesoros. “Aunque nos dieron un escrito que aclara que vamos a volver los 100 puestos, estoy un poco asustado. Es que somos como una familia y hay que cuidarnos. Por otro lado, muchos no entienden que somos cultura, aunque tenga la remera gastada y un poco agujereada.” Asegura que la feria es un termómetro que permite medir la afiebrada realidad económica argentina: “Los meses pasados fueron muy tristes. Vino mucha gente grande a vender discos de pasta, que ya no sirven para nada. Lloraban, pedían que les demos una mano, aunque sea unas monedas para comer. Terrible, hermano”. Gerardo pita el pucho que tiene entre los labios, pispea una vez más el puesto antes de que se lo lleven las insaciables grúas y dispara: “Si viene Larreta y quiere comprarse un compact, le recomendaría algo de reggaetón, porque es música que no dice nada. Igual que él”.

A unos pocos pasos, cuatro estoicos caballeros enfrentan una decisiva partida de dominó, justo donde las topadoras harán de las suyas para abrir la calle. “Todo el mundo habla de la feria, y está muy bien, pero no se olviden de nosotros”, tira la bronca Rubén, un jubilado de Caballito. Además del dominó, él y una decena de colegas se le animan al ajedrez, todas las tardes, sobre las fieles mesas del parque “El dinero no alcanza y esto es nuestra vida –mastica rabia Rubén–. ¿Qué quieren, que me quede viendo tele en casa? No sabemos qué va a pasar con nuestras mesas. Si las sacan, nos dejan jaque mate.”A unos pocos pasos, cuatro estoicos caballeros enfrentan una decisiva partida de dominó, justo donde las topadoras harán de las suyas para abrir la calle. “Todo el mundo habla de la feria, y está muy bien, pero no se olviden de nosotros”, tira la bronca Rubén, un jubilado de Caballito. Además del dominó, él y una decena de colegas se le animan al ajedrez, todas las tardes, sobre las fieles mesas del parque “El dinero no alcanza y esto es nuestra vida –mastica rabia Rubén–. ¿Qué quieren, que me quede viendo tele en casa? No sabemos qué va a pasar con nuestras mesas. Si las sacan, nos dejan jaque mate.”

Increpan a la Ministra de Educación de la Ciudad de Buenos Aires, Soledad Acuña por cierre de colegios

11.1.2019

 

Este viernes cerca del mediodía, la comunidad educativa y vecinxs del barrio Padre Carlos Mugica (Villa 31 y 31 Bis) escracharon a la Ministra de Educación Soledad Acuña por su política del cierre de las escuelas nocturnas. La medida ocurrió en el Polo Educativo, ubicado en la calle Letonia y Av.  Antártida Argentina, donde se está construyendo la nueva sede del Ministerio de Educación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. La Ministra en campaña fue a apurar las obras para que sean terminadas antes de marzo, pero se encontró con lxs manifestantes que le gritaban “Las escuelas no se cierran” y le pedían su renuncia.

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