Obelisco: ollas populares, donaciones y carpa refugio

8.7.2019

Por Gustavo Montiel

Bajo el lema “La calle no es lugar para vivir”, convocan las organizaciones sociales que realizaron el Segundo Censo Popular que abordó en CABA esta problemática. Invitan al Gobierno de la Ciudad a discutir políticas públicas.

 

Este martes, a partir de las 12 horas, organizaciones y movimientos populares llevarán a cabo en el Obelisco una jornada solidaria bajo el lema “La calle no es lugar para vivir”. Se llevarán a cabo ollas populares y se recolectará y repartirán donaciones a personas en situación de calle, padecen la falta de alimento y desprotección, además de la ola de frío en los últimos días. También, a partir de la tarde, está previsto que instalen una Carpa Refugio para gente en situación de calle. Según supo Tiempo, tendrá capacidad para recibir, en principio, alrededor de 60 personas para que puedan pasar la noche allí.

La convocatoria es completamente abierta y participan en ella las organizaciones que concretaron, pocos días atrás, el Segundo Censo Popular de Personas en Situación de calle en la Ciudad, entre ellas: el Movimiento de Trabajadores Excluidos, MP La Dignidad, el Frente Popular Darío Santillán, Proyecto 7, CTEP Capital, el Frente Social Peronista.

Constanza Guillén, del Movimiento de Trabajadores Excluidos, recordó parte de las cifras que arrojó el Censo, efectuado desde el 25 al 28 de abril inclusive: se registraron 7251 personas en situación de calle efectiva en la Ciudad de Buenos Aires. Por eso sostiene: “Los números y las políticas que tiene el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires frente a esta necesidad enorme es nula, deficiente y mentirosa. En los comedores y merenderos que trabajamos los números se han triplicado y en algunos casos cuadruplicado. La realidad es que no damos abasto, tenemos una necesidad enorme”.

Constanza planteó: “Lo que estamos pidiendo con toda esta movida es, primero, aprovechar que por suerte la gente se está sensibilizando, acercando, está haciendo un montón de donaciones y demás. Pero la realidad es que esto es un problema mucho más complejo, y esto hay que arreglarlo con políticas de Estado serias. Y entonces, la intención de mañana es invitar a las doce del mediodía a todas las organizaciones sociales de todo tipo, tamaño, color, a toda la gente común que alguna vez se acercó y donó algo, a compartir unas ollas, una comida, un almuerzo en la plaza del Obelisco, para toda la gente de la calle. Y que la gente también pueda acercar colchones, frazadas, ropa de abrigo, alimentos, pañales”.

Y anticipó: “tenemos toda la intención de poder levantar y poner una carpa en el Obelisco para alojar a personas en situación de calle, por lo menos en la primera parte de esta ola de frío que se vino ahora, intentando de esta manera dos cosas: primero ponerlo en agenda, y segundo porque queremos darle una oportunidad al Gobierno de la Ciudad para que vea toda esta problemática, que es muchísimo más grande de lo que ellos expresan”.

Guillén también remarcó que las autoridades, funcionarios y organismos del Gobierno de CABA están invitados a acercarse: “Esperemos que puedan acercarse, empezar a resolver, y que podamos discutir. Las organizaciones hace  muchísimo años que venimos trabajando estas problemáticas. Y queremos sentarnos con el Gobierno de la Ciudad, y proponer, y trabajar en conjunto, para modificar esto”.

Frío invernal: Un cisne negro amenaza al gobierno

7.7.2019

Por Carlos A Villalba*

El frío cayó con todo sobre Buenos Aires, congeló las madrugadas de las ciudades que la rodean y del grueso del territorio argentino; los termómetros marcaron cero grados y apuñalaron hasta con menos cuatro de sensación térmica. La situación dio visibilidad a miles de nenas y nenes, mujeres  y hombres que duermen en la calle, las imágenes se convirtieron en  la amenaza de uno de esos “cisnes negros” de la realidad que, a veces, se cruzan con los relatos, los destrozan, alteran la opiniones y se llevan puestos a funcionarios y hasta a gobiernos, sobre todo en tiempos de elección y campañas sucias.

Un muerto por hipotermia, el quinto en once días, Sergio Zacaríaz, en San Telmo, el barrio más turístico del país, a solo 400 metros de la Casa de Gobierno; 7251 personas en situación de calle según el censo más serio realizado hasta el momento, buscan refugio, muchas más que las solo 1.146 que reconocen las autoridades porteñas.

Un club abre su estadio para que se cobijen quienes quieran y se convierte en “el más grande albergue de indigentes de América Latina” según la televisión europea; otro club, otro, otro, otro más, en la ciudad, en las afueras, en las provincias. Unidades básicas que permanecen abiertas a la noche por si alguien que está en la calle necesita el techo modesto de esos locales, una sopa, un mate. Casi 20 años después otra vez las “Noches de Caridad” de las 50 parroquias porteñas no dan abasto con las mismas rondas con las que fueron al encuentro de las personas más golpeadas por la crisis del  año 2001.

Imágenes, historias, penurias, que estallaron en el centro de un escenario que los estrategas del intento de reelección del presidente Mauricio Macri intentaban mantener lejos de la realidad y enfocado en el “dólar ballotage” quieto y por debajo de los $45; iluminados por las luces de acuerdos fantasma con la Unión Europea, con Estados Unidos…, que no se firmaron y que, de concretarse, destruirían las posibilidades de desarrollo nacional por décadas, y gracia a denuncias surgidas de los tribunales federales que, contra lo que manda la Constitución Nacional, hacen política partidaria al compás de los intereses del Ejecutivo.

Sin embargo, el tablero de comando oficialista se llenó de luces rojas. Quienes diseñan las campañas saben que, a poco más de un mes de las internas simultáneas, cualquier elemento que salga del libreto armado puede expulsar a franjas de los electorados y cambiar los resultados en una u otra dirección. En el caso del equipo de la alianza Cambiemos el objetivo hasta el 11 de agosto próximo es impedir que aumente la brecha de entre cuatro y cinco puntos que, según sus datos, los separa del Frente de Todos de Alberto Fernández y Cristina Kirchner.

El frío, como problema humano, como tragedia cotidiana, de gente de carne y hueso instalada hasta como foto principal de las tapas de los diarios que editan las informaciones “en favor” del Gobierno, relatada por los móviles de todos los canales y, lo peor, comentada en millones de hogares en los que, todavía, se alcanza a pagar la luz, la garrafa o el gas con medidor de los barrios, y a comer un caldo de algo y un plato de fideos, puede constituir un impacto de características nucleares.

Los equipos subterráneos que comanda el jefe de Gabinete, Marcos Peña, empezaron el jueves pasado a medir esos efectos, con la intención de preparar respuestas que permitan “controlar  daños”. Aunque el primer corte de esas lecturas recién estarán en sus manos después del largo feriado por el Día de la Independencia, el alerta ya se potenció, a raíz de la “imagen residual” negativa que generaron el “apagón histórico” del pasado 16 de junio, que dejó sin luz a 50 millones de personas durante seis horas y a la mitad de esa población a lo largo de otras seis.

Y el corte que quitó la luz y el agua durante cuatro días a la capital de la provincia que maneja María Eugenia Vidal. Frío + mega-apagones conforman un combo muy alejado de la imagen de “estabilidad”, “cambio” y “mejorías” que tratarán de presentar los candidatos macristas en la disputa que ya está en marcha contra una “pesada herencia” que, temen, empiece a lucir como algo mejor que al presente.

Es el miedo a ese cisne negro que puede destruir cualquier plan, un acontecimiento no planificado y dañino; el mismo, pero en sentido contrario, que esperan lograr con denuncias judiciales en las próximas semanas, aunque en base a un tema mucho menos sensible para un electorado que fue corriendo sus preocupaciones y hoy pena por “la economía”, en base a la inflación (56% de junio a junio, de acuerdo a datos oficiales), las deudas personales (del 25 al 47% de la población según ingresos) y temor al desempleo (10,1% oficial en base a datos de 2018) y sus consecuencias de precarización laboral, que afecta a millones de familias. Esas “preocupaciones de los argentinos” hoy registran mayor impacto que “la corrupción” o los “subsidios innecesarios”.

 

No es la estufa, es el modelo

 

Además de miles de personas ateridas, lo que la primera ola de frío del año dejó a la intemperie es la situación que se vive en la Argentina, le puso cuerpo y dolor a los números del propio instituto de estadísticas gubernamentales que, en base a mediciones del segundo semestre de 2018, seguramente mejores que las del año en curso reconoció un 6,7% de personas que viven en la indigencia. Según ese cálculo hay 1.865.867 de mujeres y hombres de todas las edades que no cuentan ni con les recursos mínimos para sobrevivir; si se transporta el cálculo al total nacional se choca contra un millón de familias en esa situación, aproximadamente 3 millones de residentes.

Es el resultado de las políticas de tres años y medio de gobierno, que destruyeron el aparato productivo, dejaron a centenares de miles de personas sin  trabajo y hasta sin changas y aceleraron el deterioro de los sectores más vulnerables. Es lo que explica que comedores y merenderos populares se multiplicasen como nunca antes en el país; las escuelas, las capillas de los barrios humildes, las casas solidarias del vecindario hoy asisten con alimentación.

Muchos de quienes alquilaban piezas o casas modestas con los recursos que les daba el trabajo debieron buscar alternativas habitacionales; quienes no las consiguieron… quedaron en situación de calle. Una explicación que el vice jefe de Gobierno de la capital latinoamericana con mayor PBI per cápita, Diego Santilli, intentó ocultar detrás de la supuesta “situación siquiátrica” o las “adicciones” de las víctimas de las decisiones de los responsables nacionales de su gobierno.

El “negacionismo” de miles de personas en situación de calle decidido por el jefe de Gobierno, Rodríguez Larreta, no solo trata de ocultar la situación, intenta además “cubrir” las consecuencias de las decisiones de Mauricio Macri, que se ven incluso en pleno centro de su ciudad de metrobuses, bolsitas para deposiciones caninas, asfaltos repetidos sobre sí mismos una y otra vez y peatonales para turistas extranjeros que sacan  fotos a los miles de carteles de “En venta” o “Se alquila” colgados de los escaparates de negocios que quebraron en los últimos 36 meses.

 

El censo de lo oculto

 

Desde el 10 de diciembre de 2007 y hasta el mismo día de 2015, cuando se instaló en la Presidencia, Mauricio Macri gobernó la capital argentina. A partir de aquel año, se recortaron los programas de vivienda transitoria y los recursos, también achicados, se destinaron exclusivamente a  la “asistencia”, los paradores colapsaron, no respetan las dinámicas familiares, las mujeres deben separarse de los hombres,  lo que obliga a las parejas y las familias a dividirse y a hijas e hijos a alejarse de sus padres.

Un grupo de organizaciones sociales de la Ciudad realizó a fines de abril el Segundo Censo Popular de Personas en Situación de Calle, que no solo dio cuenta de las 7251 personas en esa condición, sino que mostró que en los dos últimos años esa población creció más del 64% y que el 52% de los registrados duerme en la calle por primera vez.

Detrás de los números hay personas y junto a los porcentajes están las pruebas del deterioro: la razón de más peso por la que están en la calle es “haberse quedado sin trabajo” y más de la mitad llegó a esa situación durante el corriente año. Cada una de las pantallas con los que la Asociación Civil “bitácora” reseñó la situación de calle en la Ciudad de Buenos Aires constituye un nuevo  fotograma de la película filmada por el gobierno que hizo más daño en menor tiempo en la Argentina postdictorial.

 

* Periodista y Psicólogo argentino. Investigador asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico, miembro de La Usina del Pensamiento Nacional y Popular.

Frío en la Ciudad: «Los paradores tienen que estar abiertos las 24 horas y no lo cumplen»

7.7.2019

Desde la Auditoría General de la Ciudad alertaron por personas con problemas para acceder a una plaza, censos que dan cifras muy por debajo de los reales y falta de respuesta del Gobierno.

La titular de la Auditoría General de la Ciudad, Cecilia Segura, denunció en medio de la ola de frío que se desató esta semana que «los paradores tienen que estar abiertos las 24 horas y no lo cumplen. Tampoco se garantiza que todos puedan entrar, hay cupo».

«Detectamos incumplimientos en los paradores del Gobierno de la Ciudad, donde además de no estar abiertos 24 horas, las personas en situación de calle no tienen su plaza asegurada», y explicó que «no dejan entrar a la gente en situación de calle con sus cosas, así que si entran las pueden perder».

Luego agregó: «El problema es que el Gobierno no da respuestas a los pedidos de informes que nosotros presentamos, ante esto muchas organizaciones hicimos nuestro censo popular».

«En el 2017 el Gobierno porteño dijo que había 1.066 personas en situación de calle, hoy dice que hay 1.146, mientras que nuestros censos nos dan un valor cuatro veces mayor al reconocido por ellos», reveló e indicó que «los factores son principalmente el desempleo o la incapacidad para poder afrontar un alquiler».

«Hay muy pocos profesionales por centro, porque el hecho de terminar en la calle implica la necesidad de todo un acompañamiento psicológico y médico de esas personas», concluyó.

Los trabajadores de la Cooperativa Chilavert resisten

7.7.2019

Por Jorge Montero

De los 30 trabajadores empleados en el taller Gaglianone, los ocho sobrevivientes que enfrentaron el desenlace debieron soportar una dura y difícil lucha antes que la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires les diera la expropiación temporaria de la empresa el 17 de octubre de 2002. Ya habían recomenzado a trabajar clandestinamente, gracias a la solidaridad de clientes y vecinos. El primer libro impreso bajo gestión obrera fue, seguramente no por casualidad, “¿Qué son las asambleas populares?”, y salió de la planta eludiendo el cerco policial permanente. Ahora Edesur amenaza con cortar el suministro eléctrico y, como consecuencia, que queden más familias en la calle.

 

El gremio tipográfico bonaerense no fue nunca una masa inerte,manejada a capricho por los patrones, sino la clase más independiente y levantisca que haya existido en nuestra Capital… Todavía me parece estarlos viendo, a la puerta de las imprentas, bulliciosos, comentando, afirmando, proclamando sus ideas en los días de agitación…” (Roberto Payró y su semblanza de los tipógrafos en los años 1870/80)

 

Ahora es Edesur la que amenaza con cortar el suministro eléctrico a la Imprenta Chilavert y a otras fábricas recuperadas, que en las últimas semanas recibieron la intimación por falta de pago. Ante el bochorno de tarifazos impagables -con aumentos que superan el 1.500%- la respuesta de la distribuidora eléctrica a las cooperativas autogestionadas por sus trabajadores es el corte del suministro y que queden más familias en la calle.

Ocho carros de asalto de la policía fuera del taller gráfico Gaglianone, ocho obreros adentro de la planta. Decenas de vecinos, asambleístas, trabajadores de otras empresas recuperadas apoyando a los gráficos que cuidaban las máquinas, de la que luego sería la Cooperativa Chilavert Artes Gráficas. Así comienza su historia, con una escena habitual durante la crisis de 2002 y 2003.

Chilavert estuvo ocupada durante ocho meses. El deterioro de la empresa, fundada en el barrio de Pompeya en 1923, por parte de la patronal era constante desde hacía varios años. El proceso fraudulento de vaciamiento estaba en marcha. Las condiciones de trabajo fueron empeorando poco a poco, la inversión y el mantenimiento de la maquinaria se desvaneció; empezaron los atrasos salariales, el pago con vales, los despidos y la precarización permanente. Hasta declarar la quiebra.

De los 30 trabajadores empleados en el antiguo taller Gaglianone, los ocho sobrevivientes que enfrentaron el desenlace debieron soportar una dura y difícil lucha antes que la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires les diera la expropiación temporaria de la empresa el 17 de octubre de 2002. Ya habían recomenzado a trabajar clandestinamente, gracias a la solidaridad de clientes y vecinos. El primer libro impreso bajo gestión obrera fue, seguramente no por casualidad, “¿Qué son las asambleas populares?”, y salió de la planta eludiendo el cerco policial permanente que, por orden judicial, tenía como misión impedir la entrada y salida de materiales de la imprenta.

Haciendo un boquete en la pared de Julio, el mecánico vecino, los libros llegaron a la calle sin despertar sospechas. Una experiencia que pasó a formar parte de la épica de Chilavert. Su lema, como el de otras empresas recuperadas por sus trabajadores, fue “Ocupar, Resistir, Producir”. Mientras se adoptaba una forma democrática asamblearia para tomar decisiones.

“Pero los y las trabajadoras de Chilavert no solo recuperamos nuestro trabajo-dice el comunicado que han enviado a los medios de prensa- Desde el año 2007 pusimos en pie junto a un grupo de educadores populares, una escuela para jóvenes y adultos donde cada año estudian un centenar de estudiantes. Nuestro Bachillerato Popular emite títulos oficiales reconocidos por el Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires y es la fuente de trabajo de 35 docentes y talleristas”.

“Además, dentro de nuestra imprenta se reúne el Grupo de Teatro Comunitario de Pompeya donde 45 vecinos actores y actrices disfrutan del arte y la música popular, donde funciona el Centro de Documentación de Empresas Recuperadas impulsado por el Programa Facultad Abierta de la UBA y una consejería de vivienda que ayuda a personas con problemas habitacionales en la ciudad”.

Todo este espacio comunitario está hoy bajo amenaza de ser destruido de un solo golpe, si Edesur continúa con su plan tarifario criminal.

La contracara del empobrecimiento generalizado de la población reside en la irrupción de un grupo pequeño de grandes empresas vinculadas al Presidente, su familia, sus amigos y entenados -desde Marcelo Midlin y Rogelio Pagano a Nicolás Caputo-, que con impunidad mafiosa se han apropiado de un recurso de importancia estratégica para el país: la generación, transporte y distribución de energía. Dolarizando este insumo, se han asegurado una renta extraordinaria que hincha sus bolsillos con la apropiación del excedente y los ingresos del conjunto de la población a través de un tarifazo eléctrico que supera el 3000% en la era Macri.

La voracidad sin límites de este pequeño grupo empresario ligado al gobierno queda expuesta en el contraste entre lo recaudado con el tarifazo y la enorme desinversión, falta de mantenimiento y de regulación estatal implicados en el reciente apagón nacional, y en la interrupción eléctrica que sumergió en la oscuridad a miles de vecinos de la Provincia de Buenos Aires. Desde barriadas de La Plata, Gonnet, City Bel y Villa Elisa; hasta Lomas de Zamora donde familiares y estudiantes de escuelas primarias y secundarias se movilizaron a Edesur y al Consejo Escolar, para exigir que reparen el sistema eléctrico que impidió dar clases.

En los últimos 12 meses, 3.570.854 usuarios sufrieron cortes en la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano bonaerense. Mientras tanto en el mismo período, y debido a las fuertes subas de tarifas, la demanda residencial cayó un 17%. Todo esto no privó a las compañías encargadas de la distribución eléctrica de multiplicar sus ganancias. En sus balances del año 2018 Edenor reconoce que sus ingresos aumentaron 240%, con una ganancia neta de $3.250 millones; mientras Edesur, con un margen de aumento del 200% en sus ingresos, registra una ganancia de $3.087 millones.

Los trabajadores/as de Chilavert extienden su reclamo: “Ganan millones, no invierten ni un peso, pero tienen la caradurez de amenazarnos con cortarnos el suministro eléctrico a quienes remamos todos los días”.

Es la traducción del despropósito de un modelo energético al borde del colapso, que a los usuarios sólo les genera tarifas dolarizadas impagables y un servicio paupérrimo; mientras las empresas -estrechamente ligadas al gobierno nacional- obtienen recaudaciones millonarias y subsidios inconcebibles.

“Sabemos que esta realidad no nos golpea solo a nosotros, -continúa el comunicado de Chilavert- cientos de fábricas recuperadas están siendo afectadas y llevadas al borde del cierre, cooperativas como la Nueva Unión, Madygraf o Zanon en Neuquén, son acorraladas por los tarifazos y las políticas de ajuste que buscan que los y las trabajadoras paguemos una crisis que no generamos”.

Durante los primeros días de junio los juzgados neuquinos recibieron un pedido de amparo para que la empresa Camuzzi Gas del Sur corte el suministro de gas a las fábricas ceramistas Zanon (hoy Fasinpat), Stefani de Cutral Có y Cerámica Neuquén (sobre la que además pesa un pedido de remate), peligrando los puestos de trabajo de 400 familias. En la Ciudad de Buenos Aires, la sombra del desalojo cierne sobre las cien personas que trabajan en el emblemático Hotel Bauen desde julio de 2007. La cooperativa gráfica Madygraf, ubicada en Garín, enfrenta una difícil situación por impago en las facturas de electricidad que supera el millón de pesos, y pone en riesgo doscientos puestos de trabajo. Cueroflex, fábrica recuperada en 2012 en San Martín que trabaja cuero reciclado, con ochenta trabajadores que hoy pueden quedar desocupados debido a las exorbitantes tarifas eléctricas… y muchas más.

Tarifazos, caída del consumo, apertura de importaciones, insumos dolarizados, falta de crédito, una combinación letal que pone en riesgo cierto la continuidad de las empresas recuperadas. Por ello convocaron a una movilización para el jueves pasado en defensa de las gestiones obreras. Tras concentrar en el obelisco desde las 12 hs, marcharon hacia el Congreso para participar de una audiencia pública.

Las gestiones obreras se apoyan fundamentalmente en sus comunidades. El respaldo vecinal las sostiene en medio de la crisis económica que se profundiza y la aplicación por parte de los gobiernos de turno, de políticas que las asfixian, mientras concentran cada vez más la producción. Es la lógica del capital.

El sábado 13 de julio desde las 13 hs, los/as trabajadoras de la imprenta Chilavert realizarán el “Festival: Chilavert no se apaga”, con bandas en vivo y función del Teatro Comunitario, en Chilavert 1136, Pompeya; bajo la consigna: “Abajo los tarifazos. Defendamos las Fábricas Recuperadas por sus Trabajadores”.

“No vamos a bajar los brazos, estamos decididos a defender nuestros puestos de trabajo, la escuela y el centro cultural”, es el convencimiento de los trabajadores gráficos de Chilavert, que necesitan de nuestra solidaridad.

Villa Soldati sin luz: «atropellá a estos negros de mierda»

7.7.2019

Hace cinco días que los vecinos y vecinas del barrio Ramón Carillo en Villa Soldati están sin luz. Sin ninguna respuesta y ante las temperaturas bajas, decidieron cortar las calles en la intersección de las calles Mariano Acosta y Castañares para visibilizar el reclamo. Al anochecer un automóvil embistió a los manifestantes atropellando a cuatro vecinos. El auto retrocedió a toda velocidad para volver contra las personas. Hay una vecina herida que permanece en estado reservado en el hospital Piñeyro.

 

En estos momentos el barrio permanece sin servicio eléctrico. Claudia una vecina que fue víctima de la agresión del automovilista cuando a las 16:00 comenzó el corte de calle de la avenida Mariano Acosta y de las vías del Premetro (que ya estaba sin servicio) comentó: «A las 20:00 un auto Toyota de color negro embistió a los vecinos que manifestaban, y se escuchó «atropellá a estos negros de mierda», el auto avanzó y retrocedió a fondo atropellándome a mí. Fue un segundo yo pude pararlo con la mano y que no me dé en la cabeza» (…) «a una vecina le pasó por arriba y le quebró la pelvis y está con un traumatismo que le generó un coágulo cerebral y a su hija le pasó por arriba por el pie y le esguinsó el tobillo» (…) » no pudimos identificar el auto aunque hay fotos de las cámaras de las calles que hay que ver».

Los vecinos explicaron que la policía estaba presente en el lugar mientras protestaban y omitió la situación mientras sucedía esta agresión. La ambulancia se llevó a los heridos que son cinco y lo preocupante es el estado de una mujer que permanece con estado reservado. Claudia comentó que todo derivó de estar cinco días sin suministro eléctrico y que se podría haber evitado esta situación y explicó: «En el barrio el Estado está totalmente ausente. En la escuela n°19 no tienen calefacción. Acá está todo mal. El Estado no existe».

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