Hospital Garrahan: peligran vacantes en el jardín maternal

20.6.2019

El jardín maternal “Quiero Mimos” que funciona dentro del hospital, no acepta a niños lactantes por no contar con dichas salas, como así tampoco se construyeron las instalaciones necesarias, prometidas por los directivos del hospital.

El Hospital Garrahan cuenta con un Jardín maternal para que las madres puedan llevar a sus hijes, pero por retrasos de los Directivos del Hospital que no empezaron obras que están pedidas desde hace años para su ampliación, no dejan que ingresen más niñes. Es así que los que están se encuentran en salas reducidas con muchos chicos, faltando espacio y personal.

Está claro que las prioridades de las autoridades del hospital responden a las del Gobierno y del FMI, las que no son la inversión en salario, personal o la ampliación de salas para que puedan ingresar les hijes lactantes de les trabajadores.

Esto no es novedad, también pasa por ejemplo en la Ciudad de Buenos Aires. De un total de 65.787 alumnos que en 2019 solicitaron vacante en el nivel inicial a través del sistema de inscripción online, sólo fueron asignadas 26.108, es decir, apenas el 39,69% del total de las reclamadas. En este nivel quedaron 11.883 chicos en lista de espera.

Dicha situación genera que las y los trabajadores deban buscar instituciones fuera del hospital. Un reciente estudio de Unicef, indica que sólo 4 de 100 niños ingresa a sala de 2 años, lo que deja fuera de la educación formal a miles de niños ó en su defecto, algunas pocas familias pagan guarderías que rondan entre los $10.000 y $15.000 pesos mensuales. Un disparate para los trabajadores del hospital, en su 80% compuesto por mujeres, que sus jornadas laborales comprenden entre las 7 y las 21 horas, casi imposible contar con guarderías abiertas en ésos horarios; a la vez que día a día ven depreciados sus salarios por la creciente inflación y por el aumento de las tarifas de los servicios esenciales.

Claro que la prioridad máxima para este gobierno y para el que venga, es que se priorice los pagos de deuda contraída con el FMI. Ni la salud ni la educación son prioridades ni para el macrismo, cualquier variante del PJ o de la UCR. En lugar de destinar fondos a la construcción de jardines maternales, de refaccionar escuelas y de evitar plagas como ratas, como recientemente ocurrió en una escuela de Caballito.

Igualmente, desde principios de este año, las trabajadoras del hospital se encuentran organizadas por las condiciones del jardín “Quiero Mimos”. Por la apertura de la sala de lactarios, por la efectivización de las obras de ampliación de parte del Consejo de Administración de la mano de José Kambourián, que a la fecha son inexistentes y por la reapertura de la sala de 3 años, que fue cerrada en el año 2014. El jardín recibió el apoyo del colectivo de mujeres “Ni Una Menos”, como así también de la comisión de mujeres de la gráfica MadyGraf, quienes lograron construir una juegoteca para que asistan todos los hijos de quienes allí trabajan.

Para visibilizar su reclamo, que es la inclusión de sus hijos en guarderías en condiciones adecuadas acorde a sus edades y necesidades de cuidado y así poder continuar con sus actividades laborales, las trabajadoras hicieron circular un petitorio como forma de adhesión al pedido de vacantes. Ya que la dirección del hospital desoye su reclamo, en consonancia con la desfinanciación y profundización de las condiciones de salud y educación, que promueve Cambiemos y la oposición peronista.

Callejerazo y Homenaje a Alejandro Cabrera Britos, nuestro querido «Topo»

19.6.2019

Este sábado 22, desde el mediodía, CABA, en Diagonal Norte y Florida se llevará a cabo un #Callejerazo en repudio al Código contravencional y la política represiva de Larreta hacia las y los trabajadores de la Ciudad, y fundamentalmente se hará un gran Homenaje a Alejandro Cabrera Britos. “El Topo” fue un referente y luchador por los derechos de los músicos y artistas en general. Lamentablemente hace unas semanas falleció en un accidente automovilístico, pero para mantener en alto sus banderas, artistas, músicas y músicos callejeros, organizaciones, familiares, víctimas de casos de gatillo fácil, bandas en la que el tocaba como: Pezones Cardozo, Jamaicaderos y organizaciones de derechos humanos, recordar a «El Topo» y denunciarán la represión callejera sufrida todos estos años, porque el arte callejero NO es delito, y trabajar es un derecho. Por eso decimos #AbajoElCódigoContravencionalDeLarreta

 

En medio de una avanzada contra la población trabajadora en nuestro país, Larreta se suma a la política de Bullrich que con doctrina Chocobar mediante, el asesinato de Rafael Nahuel y Santiago Maldonado, no duda en colocar la “supervalla” y un operativo represivo exultante contra los trabajadores que se manifestaron en el último paro general del 29 de mayo ya que las políticas de ajuste contra la población solo pasan con represión.

En la Ciudad la aprobación del código represivo de Larreta le dio un marco “legal” a la represión sobre trabajadores callejeros, la contravención ante medidas de lucha de los estudiantes o el desarrollo de multas a la actividad política. En el caso de los artistas si bien la movilización de más de 10.000 artistas logró reformar el punto referido a ruidos molestos, este año ya nos hemos encontrado con denuncias de artistas que siguen siendo perseguidos, se han elaborado multas por el uso de “amplificación” de sonido en la vía pública, esto requiere de una respuesta contundente de parte de los artistas y trabajadores callejeros que debemos frenar esta avanzada.

El control del espacio público por parte de la policía de Larreta viene además a garantizar el negocio privado en el espacio público, a Larreta no le importa proteger el espacio público sino que le interesa poder reservarlo para negociados.

Por todas estas razones seamos miles este sábado y vamos por una gran movilización para exigir la derogación de código represivo.

El Callejerazo es por todos y todas, porque algunos pocos aún insisten en que el arte callejero es delito, porque aún persiguen a los artistas en las calles. Por eso salimos a gritan una vez más que ¡¡¡EL ARTE CALLEJERO NO ES DELITO!!!

Error de carga: Larreta confiscó el sueldo a miles de trabajadores municipales

19.6.2019

Unos 20 mil empleados del Gobierno porteño cobraron solo una parte de su sueldo y otros ni siquiera un peso. Desde la Ciudad hablan de errores en la carga de datos. El sindicato de municipales, cómplice, hace silencio.

Un sinnúmero de denuncias de trabajadoras y trabajadores del Gobierno o de la Ciudad se conocieron esta semana que dan cuenta de una confiscación total o parcial de sus haberes en el mes de junio.

Según pudo saber este medio, varias personas fueron al cajero a retirar sus haberes y se encontraron con menos o nadad de dinero en el mismo. El sueldo había desaparecido o nunca fue acreditado.

Según se calcula, hay alrededor de 20 mil perjudicados y desde el gobierno porteño califican como «un error en la carga de datos», según afirmaron al medio Infonews fuentes de la Subsecretaría de Gestión de Recursos Humanos.

La situación, además, es angustiante por el hecho de que no solo miles de empleados no cobraron lo que deberían haber cobrado, sino que además no hubo ni siquiera parches para al menos paliar lo sucedido. Cada uno de los afectados debe concurrir a su lugar de trabajo como si hubiera pasado, a riesgo de ser suspendidos y que el vía crucis laboral empeore aún más.

Si bien no en todos los casos se les descontó a los trabajadores el sueldo completo, sí sucedió de forma masiva el recorte en el monto final cobrado. En todos los casos no fueron menos de dos mil o tres mil pesos, lo que en la enorme mayoría de los empleados significa entre el 10 y el 20 por ciento del sueldo de bolsillo.

Mientras tanto, en el Sindicato Unico de Trabajadores y Empleados de la Ciudad de Buenos Aires (Sutecba) impera el silencio. La situación es coincidente con la buena relación que mantiene con el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta y con el PRO-Cambiemos en general. No se ha presentado una sola nota ni hecho el más mínimo reclamo formal por lo sucedido a más del 15% de la planta laboral del distrito. Lo que en cualquier otro gremio hubiera sido una causa más que justificada de alguna medida de fuerza, en la Ciudad el secuestro de los salarios parece haber pasado desapercibido para el gremio que es comandado con mano de hierro por el eterno Amadeo Genta, quien dirige Sutecba desde 1983. 36 años de poder ininterrumpido.

El virtual robo a los empleados porteños en un primer momento iba a ser extendido durante tiempo indefinido, ya que en las distintas dependencias públicas circuló el dato de que antes de la devolución del dinero iba a realizarse una auditoría caso por caso para determinar el porqué de los descuentos. La medida hubiera sido letal para quienes no cobraron, debido a que analizar caso por caso un desastre que abarcó a al menos 20 mil personas y hubiera resultado interminable.

Esta semana, en tanto, trascendió (no de forma oficial, ya que con los afectados por el hecho no habló nadie con responsabilidad directa) que finalmente la decisión de auditar fue dejada de lado y lo descontado será depositado no antes de fin de mes. En el medio, vale remarcar, la Ciudad habrá ganado una cuantiosa suma en intereses del dinero que sigue guardado en las arcas del Banco Ciudad.

Ataque a una activista trans: pidió ayuda y la policía la violentó

17.6.2019

Por Julia Pascolini

Yahajaira Falcón es militante por los derechos humanos y trabaja en el Ministerio Público de la Defensa en el marco del Programa contra la Violencia Institucional. Fue atacada en la calle y luego violentada por los efectivos policiales que no respetaron su identidad de género autopercibida.

La activista Yahajaira Falcón fue atacada en la calle durante la madrugada del sábado 15 de junio. Pidió ayuda a efectivos policiales y no respetaron su identidad de género autopercibida. “También voy a hacer denuncia por violencia institucional, decían que mi credencial de trabajadora era trucha”, dijo en comunicación con Agencia Presentes.

Yahajaira Falcón es militante por los derechos humanos y trabaja en el Ministerio Público de la Defensa en el marco del Programa contra la Violencia Institucional. Durante la madrugada de este sábado fue atacada por tres varones en el barrio Chacarita, Capital Federal. “Estaba caminando por la calle y tres tipos me empezaron a decir de todo: puto de mierda, entre otros insultos”, contó a Agencia Presentes. Luego de violentarla verbalmente, le pegaron y le robaron. 

Yahajaira vio un patrullero y se acercó para pedir auxilio, pero la respuesta fue otra: querían meterla a ella en el auto en lugar de buscar a quienes habían sido responsables de violentarla. Además, la trataron en masculino y no la reconocieron como trabajadora del Ministerio de Defensa aunque llevaba con ella la credencial que lo demostraba. En el Hospital, cuenta la activista travesti Violeta Alegre, atendieron rápidamente a su compañera pero lo hicieron de “muy mala manera”. 

“Nos maltratan desde siempre. Si hasta para estudiar tienes que ir a Travestilandia, porque nos arman colegios para travas. Ser trava no es nada fácil pero yo estoy feliz de serlo y si me dicen vuelves a nacer yo quiero ser la mismita que soy hoy”, dijo en otra oportunidad a Agencia presentes Yahajaira. Las compañeras trans/travestis son expulsadas de todos los sistemas formales, de salud, de educación, de trabajo, pero además son violentadas por la sociedad civil y especialmente por el sistema de seguridad. 

Sportivo Crueldad SA: Efectos de un plan para cimentar la insensibilidad social

14.6.2019

Por Jorge Elbaum*

El domingo 2 de junio detuvieron en el barrio de Mataderos, en Buenos Aires, a Damián Jorge Calabró, responsable de haber prendido fuego a un grupo de personas en situación de calle. Luego del crimen, difundió su proeza a través de las redes sociales.

Un día antes, un juzgado de Barcelona condenó al joven de 21 años Kanghua Ren, conocido como ReSet, a una condena de 15 meses de prisión por entregarle galletitas rellenas de pasta de dientes a un mendigo y transmitir en forma simultánea el instante en que el homeless se atragantaba con el dentífrico. Ren contaba, al momento de su ejercicio de crueldad, con un millón de seguidores en su canal de YouTube.

Sabemos que la crueldad no es ajena a la especie humana. Hay sobrados ejemplos históricos que lo verifican: la incineración de mujeres acusadas de brujería se consolidó durante siglos como un espectáculo extorsivo, para darle continuidad al disciplinamiento patriarcal al tiempo que alimentaba el morbo público.

Otros ejemplos más cercanos rememoran los sometimientos ejercidos contra los detenidos-desaparecidos dentro de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), durante la dictadura genocida. Sin embargo, lo que aparece como relativamente original en los casos de Calabró y Ren es la ceremonia pretendidamente festiva con la que fueron difundidas ambas escenas de sadismo.

Su difusión, dispuesta a ser compartida con consumidores del sufrimiento ajeno, requiere un interlocutor cómplice, una subjetividad que ha sido previamente vaciada de toda forma de compasión; la disponibilidad de consumidores de imágenes que hayan sido anestesiados para impedir que perciban como propio el dolor ajeno. Para lograr este objetivo se requiere una ruptura con la proximidad, un distanciamiento del padecimiento humano. Es ese alejamiento de la otredad el que autoriza a quemar o humillar sin inmutarse, sin avergonzarse, sin sufrir en el cuerpo propio el daño del lastimado.

Las acciones de Calabró o Ren tienen específicos espacios de propagación dentro del neoliberalismo pseudo meritocrático. Dentro de ese territorio, la glorificación de la crueldad tiene su casuística, su política de acostumbramiento. Los climas de época operan como mantos de autorización (o de cuestionamiento) de determinadas acciones: existen tiempos y espacios sociales más aptos para el acoso callejero de una mujer. Lugares permisivos donde el abuso es celebrado.

Y también, como contracara, perímetros en los que la crueldad machista se siente más vigilada y, por ende, se aviene a diversas formas del disimulo o autocensura. En estas últimas los abusadores no se arriesgarían a dejar evidencias fílmicas de sus hazañas. Y menos a difundirlas impunemente.

Tanto Calabró, que propagaba sus videos con el seudónimo de El Gordo Bubú, como ReSet, se perciben a sí mismos como autorizados a divulgar la crueldad como parte de un menú de entretenimiento apto para todo público. Han llegado a ese estadio de sadismo estetizado porque se sienten amparados por un entorno que previamente los empoderó, luego de un proceso en el que se han naturalizado los impulsos más despreciables de la condición humana.

Existe un lazo entre las contemporáneas políticas migratorias de los países desarrollados y sus discursos neofascistas, celebratorios del gatillo fácil y del neorracismo que lo sustenta. Hay un parentesco indudable entre el odio a las olas verdes feministas y la irrupción de partidos políticos que sacralizan la misoginia, con el objeto de invisibilizar la violencia contra la mujer. Hay correlaciones estadísticas indudables entre los postulados islamofóbicos y el desprecio a los miles de refugiados que en forma desesperada huyen de las guerras, el hambre o la trata de personas.

Ese vínculo se hace explícito y categórico cuando el Presidente del país más poderoso del mundo dictamina, sin el menor sentido de piedad, la selección humana según orígenes o colores de piel y, en forma análoga, decide la separación de niñxs de sus respectivas familias como metodología de advertencia y extorsión para limitar a futuro los procesos migratorios.

Esta propagación del odio hacia quienes no responden a los dos patrones aceptables de normalidad  (dominante o sometida) ha sido explicitada con toda claridad por un alcalde republicano de Alabama: “Vivimos en una sociedad donde los homosexuales nos enseñan moral, los travestis biología humana, los asesinos de bebés derechos humanos y los socialistas economía. La única forma de cambiarlo sería eliminar el problema. Sé que es malo decirlo, pero sin matarlos no hay manera de solucionarlo”.

Calabró y Ren no sólo se sienten justificados por los ecos provenientes del norte. También encuentran protección simbólica cuando una ministra de Seguridad argentina, Patricia Bullrich, aplaude la ejecución sumaria de un joven desarmado que yace herido en una pierna, sin posibilidad de fuga. Y en ese mismo registro se auto perciben como legitimados cuando se apadrina a quienes asesinan por la espalda a manifestantes patagónicos (Rafael Nahuel) que solo buscan recuperar las tierras robadas a sus ancestros.

Ambos, Bubú y Re, se intuyen avalados cuando desaparece un cuerpo por el lapso de dos meses y es hallado, de forma sorprendente, en un perímetro que había sido escudriñado con anterioridad.

Es imposible no descubrir un vínculo intrínseco entre quienes degustan la crueldad contra los indigentes y quienes gestionan con éxito el crecimiento de la cantidad de personas en situación de calle. Sus acciones despiadadas son funcionales a una lógica en la cual la especulación financiera garantiza rentas formidables, mientras que el trabajo es desvalorizado como fundamento de toda relación social.

 

Seres descartables

 

Es harto probable que Bubú y ReSet desconozcan los datos provistos por el Instituto Italiano de Estudios de Política Internacional (ISPI), que detalló los nombres de los 35.597 migrantes muertos en el Mediterráneo en los últimos años, al tratar de escapar de guerras africanas, la esclavización y/o bombardeos teledirigidos mediante drones.

La Europa Fortaleza, liderada en muchos países por una derecha xenófoba en alza, participa del juego democrático con los mismos atributos que Adolf Hitler utilizaba en la década del ’30: la convocatoria al etiquetamiento de chivos expiatorios y la verborragia de la cosificación. Los discursos discriminatorios del desprecio se constituyen, en forma incremental, en el paradigma subyacente de quienes necesitan deshumanizar a los indigentes como paso previo (e imprescindible) para poder quemarlos o ridiculizarlos.

Pero para lograr con éxito su tarea deben inicialmente paralizar a sus víctimas: “Quien fracasa en la sociedad neoliberal del rendimiento -señala el filósofo surcoreano Byung Chui Han- se hace responsable a sí mismo y se avergüenza en lugar de poner en duda a la sociedad o al sistema. En eso consiste la inteligencia del régimen neoliberal. Dirigiendo la agresividad hacia sí mismo, el explotado no intenta cambiar el mundo sino que se convierte en un depresivo”.

La estación de metro de Passeig de Gràcia, en Barcelona, exhibió a principios de este año la obra de la artista turca Banu Cennetoglu, denominada La Lista, en la que se exhiben los 35.597 nombres de los migrantes fallecidos en aguas del Mediterráneo.

Una vez que la persona excluida ha sido despojada de toda autoestima, red social y de cualquier articulación sociopolítica con lxs otrxs, cuando ya se encuentra ajena a un espacio de contención y por lo tanto se siente privada de esperanzas y de confianza en la construcción de un mundo donde tener cabida, se bautiza como presa fácil de la carbonización, la degradación y la humillación. Es ahí cuando aparecen en escena los Bubú y los Re para celebrar el triunfo del neoliberalismo.

En los últimos años se acuñó el término aporafobia (del griego, a-poros, sin recursos y fobia, miedo) para designar el terror que sufren quienes se perciben rodeados y desafiados por la pobreza. Las migraciones, los refugiados, las personas en situación de calle, los desocupados y los diferentes grupos sociales vulnerables amplían el temor de quienes se sienten provocados por una presencia amenazante en continuo aumento.

El neoliberalismo financiero, combinado con el proteccionismo ejercitado por los países centrales, con su consiguiente elocuencia de arengas supremacistas, reclama políticas primarizadoras y endeudamiento serial a quienes consideran sus patios traseros. Necesitan impedir que los países emergentes se conviertan en potenciales competidores y se autonomicen de las corporaciones monopólicas. Ese programa implica menos cuantía de puestos de trabajo, mayores índices de desocupación, extensión de la precariedad y la marginalidad.

La miseria como escena pública, por consiguiente, empieza a ser aterrorizadora: los pobres irrumpen ante quienes se aferran a conservar sus mínimas posesiones. Hasta un grupo de personas en situación de calle se transforma en un enemigo peligroso digno de ser cremado o vejado. El modelo imperante instituye una insensibilidad estructural. Lo refuerzan las brutales derechas marketinizadas en América Latina, como el caso del macrismo en la Argentina, que viabilizan los formatos de acumulación hegemónica.

Y es justamente dentro de ese espacio contaminado donde las subjetividades cruentas de Calabró y Ren cuentan con zonas liberadas para la implementación de su saña. La perversión no nada en el vacío. Necesita climas propicios para instaurarse.

 

*Sociólogo, doctor en Ciencias Económicas, analista senior del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).

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