Contra el arte precarizado

4.7.2019

Por Paula Sabatés

Los cinco institutos dependientes de la Dirección General de Enseñanza Artística del Ministerio de Cultura de CABA marcharán este jueves al mediodía a Avenida de Mayo 575. Los reclamos son múltiples, pero el principal foco es reclamar estabilidad laboral.

La tan mentada unidad llega a las calles porteñas también en el ámbito cultural: este jueves, los cinco institutos dependientes de la Dirección General de Enseñanza Artística del Ministerio de Cultura de la Ciudad aunarán reclamos y marcharán juntos para exigir una serie de reclamos a esa cartera. Se trata del Instituto Vocacional de Arte Labardén, el Conservatorio Manuel de Falla, el Astor Piazzolla, la Escuela Metropolitana de Arte Dramático y el Instituto de Investigación en Etnomusicología, cuyas comunidades educativas entregarán un petitorio con mil firmas para exigir, entre otras cuestiones, la estabilidad laboral docente, una de las grandes deudas de los establecimientos, que además tienen reclamos puntuales según la institución. La movilización será al mediodía al edificio sede del ministro Enrique Avogadro, en Avenida de Mayo 575. Habrá cese de actividades mientras dure el reclamo.

Según explicó Carlos Guerrero, secretario de Cultura de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE), este petitorio surge de la falta de repuestas a los reclamos. “Hay situaciones que resolver en las distintas instituciones y se hace necesario tener respuestas de los y las funcionarias que hasta ahora no escuchan ni dan soluciones. Hay que resolver definitivamente la problemática de precarización laboral, que lleva nueve años sin dar estabilidad laboral a los y las docentes, negando además la posibilidad de ascender a cargos directivos”. Además de ese reclamo, el dirigente contó que pedirán por “mejores condiciones de enseñar y de aprender, reconocimiento a las representaciones y cogobiernos de los institutos, y participación docente en normativas acorde a las necesidades pedagógicas, entre otras cuestiones”. Pese a tratarse de reivindicaciones docentes, alumnos y alumnas de todos los institutos acompañarán el reclamo y la movilización.

En los últimos años, este diario reflejó las luchas particulares de cada uno de los institutos, además de la precarización laboral que los azota a todos. El Falla, por ejemplo, en el año de su centenario sigue sin edificio propio, por el que su comunidad viene luchando hace años. En la Emad y el instituto de Etnomusicología las condiciones edilicias son graves y el Piazzolla está en situación similar porque no puede hacer pleno uso de su edificio. “La gestión de Horacio Rodríguez Larreta, de Avogadro y de Alejandro Casavalle, director de la DGEArt, debe atender los reclamos de los institutos. Los estudiantes, los docentes y sus familias deben ser escuchados”, reclama Guerrero, que destacó la unidad de las instituciones y sus comunidades educativas y la presencia de delegados gremiales de UTE-Ctera en todos ellos.

Venta de tierras y expulsión en la 31: ¿a dónde vamos a parar?

3.7.2019

Por Sandra Inés Sánchez y Jonatan Baldiviezo

Este jueves, el oficialismo porteño buscará aprobar en la Legislatura la venta de terrenos linderos al polígono de urbanización de la Villa 31 tasados en millones de dólares y codiciados por el mercado inmobiliario. Es el punto cúlmine de un proceso iniciado en 2016, y mucho antes también. Sandra Inés Sánchez y Jonatan Baldiviezo, abogados y directores del Observatorio del Derecho a la Ciudad, explican los intereses del Pro para el barrio y cuál es el futuro de las familias.

 

Para los desarrolladores inmobiliarios que dominan la orientación del mercado inmobiliario, muchos de ellos actualmente en el Gobierno, existían dos ámbitos principales dónde la Ciudad de Buenos Aires podía seguir creciendo y se encontraban subutilizados o sub explotados, es decir, donde se podía obtener una máxima rentabilidad con su explotación o especulación: los playones ferroviarios y los terrenos de las villas.

Desde que Mauricio Macri inició su gobierno en la Ciudad en 2007 puso en marcha un plan sistemático de transferencia de inmuebles públicos a manos privadas para la concreción de grandes negocios inmobiliarios, entre ellos, los playones ferroviarios de la Ciudad. Bajo el actual gobierno de Rodríguez Larreta se continuó y profundizó dicho plan, y se avanzó con la venta de los playones ferroviarios Catalinas Norte 2, Palermo, Caballito, Liniers, Villa Urquiza, Colegiales, etc.

El siguiente paso fueron los barrios populares (villas y asentamientos), donde viven aproximadamente 400 mil personas en condiciones de informalidad. Para los desarrolladores, estos predios ocupados por familias de bajos recursos son considerados como minas urbanas para la extracción de recursos rentísticos que hasta entonces nunca habían sido explotados debidamente. Para apropiarse de estas tierras necesitaban en primer lugar que se incorporaran al circuito comercial formal. La mayoría de los inmuebles eran de propiedad del Estado Nacional o de la ciudad, y no podían venderse y comprarse libremente sin autorización previa de la Legislatura de la Ciudad o del Congreso.

Para los desarrolladores inmobiliarios, la solución más rápida y efectiva de comercialización y mercantilización de los barrios populares fue la implementación de un proceso de transformación de las familias villeras en propietarias formales con la entrega de títulos de propiedad, sin hacerse cargo de la deficiente infraestructura de servicios públicos domiciliarios, de equipamiento urbano y de mejoramiento de las condiciones de habitabilidad, en una suerte de propuesta de titularización de la precariedad. Los barrios de la ciudad se resistieron y no aceptaron que el Gobierno de la Ciudad se lavara las manos y dejara a las familias en las mismas condiciones de vida.

Esta política fracasó. El ejemplo más notorio fue el caso del Barrio Piletones, el barrio “urbanizado” con el que hizo campaña el presidente Macri por todo el país. Actualmente no cuenta ni con una conexión domiciliaria de agua y cloaca regularizada. Sólo se escrituraron 80 viviendas en cuatro años (35 en 2016; 21 en 2017; 22 en 2018 y 2 en lo que va de 2019).

Esa primera estrategia viró a una más compleja y camuflada. En 2016 se anunció el inicio de los procesos de integración social y urbana en algunos barrios populares de la CABA: Barrio Playón de Chacarita, Rodrigo Bueno, Villa 20, Lamadrid y Barrio Carlos Mugica (Ex Villa 31-31bis), al que se sumó en el año 2018 el Barrio Ricciardelli (ex Villa 1-11-14). A diferencia de la política de mera entrega de títulos de propiedad, se incorporaron en estos procesos lineamientos para resolver varias cuestiones: la provisión de servicios públicos; la necesidad de nuevas viviendas; el reconocimiento legal de las vías y espacios públicos; y el mejoramiento de las viviendas existentes. Todo esto con el objetivo final de que las familias acepten firmar los contratos de compra-venta y, de esta forma, convertir a los actuales poseedores e inquilinos en propietarios formales.

Estos supuestos procesos de re-urbanización fueron concebidos como mecanismos de expulsión lenta (gentrificación) que se concretarán en varios lustros (o en menos tiempo aún) y no como verdaderos procesos de radicación definitiva y de integración social y urbana sustentables en el tiempo.

Cabe destacar que la mayoría de las familias de estos barrios no supera la línea de pobreza. Frente a este shock económico, las familias difícilmente podrían adecuar su capacidad económica, y padecerían el corte de los servicios públicos domiciliarios y sus viviendas quedarían en condición de ser ejecutadas por las deudas. En síntesis, el endeudamiento derivado del proceso de re-urbanización sin la protección estatal dejaría a las familias en una situación peor a la que se encontraban antes de la escrituración de sus viviendas.

En este contexto, el 23 de noviembre de 2018 se firmó un Convenio entre la Agencia de Administración de Bienes del Estado, el Ministerio de Transporte de la Nación, y el GCABA que sirvió como elemento para justificar y legitimar la necesidad de la venta del Barrio Carlos Mugica.

 

¿Cómo se estructuró jurídicamente la necesidad de la venta de las tierras?

 

El Estado Nacional tomó deuda por 400 millones de dólares con la Corporación Andina de Fomento (CAF) para financiar parcialmente la construcción del Paseo del Bajo. Esta obra vincularía la Autopista Buenos Aires-La Plata con la Autopista Ilia. La obra del tramo A fue adjudicada a Corsan Corviam Construcción S.A por $1.500 millones. Luego el GCBA anuló la adjudicación por las sospechas de pago de coimas a cambio de obras públicas en América Latina por parte de su firma controlante, la española Isolux Corsán y transfirió la responsabilidad del proyecto a Autopistas Urbanas S.A. (AUSA). El tramo B fue adjudicada a Green – CEOSA por $1.600 millones. Y el tramo C, está en manos de la empresa IECSA por $3.100 millones que al momento de la adjudicación pertenecía a Angelo Calcaterra, primo del Presidente Mauricio Macri.

La presidenta de la Auditoría General de la Ciudad, Sra. Cecilia Segura, presentó una denuncia penal por el procedimiento llevado a cabo en esta licitación. La denuncia se fundó en que fue modificado el orden de las adjudicaciones, sin ningún fundamento y en contra de lo que establecían los pliegos licitatorios con el único fin de garantizar a la empresa IECSA, entonces en poder de Ángelo Calcaterra, el tramo más caro (Tramo C). La obra fue dividida en tres tramos que se licitaron en tres procesos distintos. Debía primero adjudicarse el tramo más caro, es decir, el tramo C. Si un oferente ganaba un tramo, quedaba excluido de los otros. Para garantizar que IECSA se quedara con el tramo C (el más suculento) se alteró el orden para primero adjudicar el tramo A a fin de eliminar la competencia en los otros tramos. De esta forma, se adjudicó el tramo A, el más barato, a Isolux.

La obra terminó costando 650 millones de dólares, de los cuales 400 millones se financiaron con toma de deuda. El convenio mencionado tuvo por objeto obligar al GCBA a absorber 175 millones de dólares de la deuda de 400 millones de dólares tomada por el Estado Nacional.

Como contraprestación a esta obligación del GCBA, la Agencia de Bienes del Estado (AABE) se obligó a transferir al GCBA unos 12 predios cuya suma da 86,7 hectáreas. Entre estos predios se encuentran las 35,5 ha ocupadas por el Barrio Carlos Mugica (Ex Villa 31-31bis); el barrio Containera (3,8 hectáreas) creado a partir de las viviendas nuevas para las familias relocalizadas del Barrio Carlos Mugica; los predios del Mercado Nacional de Hacienda (30,4 hectáreas), etc.

El Estado Nacional a través del Decreto N°87/19 y la Decisión Administrativa N°47/19 operativizó esta decisión.

El Convenio quedaba en suspenso hasta que la Legislatura de la Ciudad aprobara una ley autorizando el endeudamiento y la venta de estos inmuebles. Con el objeto de cumplir con estas cláusulas que hacía que el Convenio quede en suspenso, Rodríguez Larreta remitió a la Legislatura el Proyecto de Ley N° 3.504-J-2018 para:

1- Solicitar a la Legislatura tomar deuda por dicho monto.

2-  Pedir autorización para vender a través del procedimiento de subasta pública las 86,7 hectáreas que el Estado Nacional le transfirió (art. 7). La solicitud de autorización para vender los predios del Barrio Carlos Mugica y el Barrio Containera se hacía sin realizar ninguna mención en relación a que dichos predios serán para la regularización dominial a favor de las familias de dichos barrios. Se hablaba de subasta pública que no es un mecanismo de adjudicación de terreno para vivienda única y familiar en un proceso de Integración socio-urbana de barrios populares donde la tierra se entrega a quién la habita y no a quién oferta más dinero.

Este Proyecto de Ley se trató en forma simultánea al Proyecto de Ley N° 2.736-J-2018 que tenía por objeto aprobar la nueva ley de re-urbanización del Barrio Carlos Mugica. La incoherencia del gobierno no pudo ser más evidente. Mientras, por una parte, trataba un proyecto de ley que autorizaba sin restricciones la venta de todos los predios del Barrio Carlos Mugica, en otro proyecto, destinaba dichas tierras al proceso de re-urbanización.

Esta situación insostenible terminó siendo definida a favor de las familias del barrio. El Proyecto de Ley N° 2.736-J-2018 fue aprobado como Ley N° 6.129 el 13 de diciembre de 2018. Del Proyecto de Ley N° 3.504-J-2018 se eliminó la autorización de vender las tierras y fue aprobado como Ley N° 6.131 en la misma sesión. En dicho momento el bloque de Evolución (Lousteau) y el bloque Socialista (Roy Cortina) aún no habían formalizado su alianza electoral con el PRO y no acordaron dar sus votos para la venta de tierras.

Se agregó una norma en la Ley N° 6.131 para autorizar al GCBA a convenir las modificaciones que hicieran falta para que el Convenio adquiera vigencia. Es decir, para eliminar la cláusula suspensiva que exigía que se autorizara la venta de las tierras.

Durante la discusión, las asambleas y el barrio recordaron que a través de la Ley N° 5.558[1] se aprobó la venta de los predios del Tiro Federal.

1-Esta venta ocasionó que el GCBA tenga que otorgar en un usufructo por 75 años a la Asociación Tiro Federal Argentino de 15 hectáreas de la Costanera Norte, una gran pérdida de espacios verdes públicos para la ciudadanía.

2-Para legitimar esta venta y conseguir los votos de la oposición en la Legislatura, la Ley N° 5.558 estableció que el 20% de la venta del Polígono A debía destinarse para la re-urbanización del Barrio Carlos Mugica.

3-El Polígono A fue vendido en subasta pública el 20 de noviembre de 2018. Se vendieron a 151,5 millones de dólares ($5.600 millones en dicha fecha). El 20%, que debía ser destinado a la re-urbanización del Barrio Carlos Mugica, es de $1.120 millones de pesos.

4-El Estado Nacional transfirió al GCBA los predios del Barrio Carlos Mugica por $1.079 millones y del Barrio Containera por $ 197 millones.

5-El monto (20%) que recibió el GCBA por la venta del Polígono A del Tiro Federal resultaba suficiente para pagar las tierras del Barrio Carlos Mugica y del Barrio Containera.

 

¿Por qué no lo hizo el GCBA en vez de tomar deuda para pagar estas tierras?

 

Porque a la compradora de dichas tierras (Fideicomiso Buenos Aires Landmark de la familia Werthein, entre otras) el GCBA, en un hecho excepcional en la venta de tierras públicas, le financió la compra aceptando el pago de los 151,5 millones de dólares en 24 meses. Y porque, además, se quedaban sin razón legitimante para la venta de las tierras del Barrio Carlos Mugica. Este se vende supuestamente para pagar la deuda que tomará la ciudad para pagar la deuda tomada por el Estado Nacional.

Pero además, el Proyecto de Ley N° 671-J-2018 en ninguna parte de su articulado expresa que la autorización de enajenación es precisamente para otorgar los títulos de propiedad a las familias. El Proyecto dice que las ventas (enajenaciones) van a tener como fin brindar soluciones habitacionales definitivas para las familias. Esta norma es tan amplia que podría interpretarse que las soluciones habitacionales se van a brindar con el dinero de las ventas. Que la venta tenga como fin brindar soluciones habitacionales no es lo mismo que decir que la solución habitacional será la venta de los inmuebles a las familias. Esta es la gran trampa del proyecto de ley. No se niega que las familias van a tener una solución habitacional pero esta solución puede incluso ser fuera del Barrio pagada con los recursos que surjan de las ventas de los predios. Para este proyecto no es incompatible vender las tierras a terceros que no viven en el barrio y, a la vez, otorgar las soluciones habitacionales a los que residen en él.

El Proyecto de Ley N° 671-J-2018 habla de la venta de los predios para permitir el funcionamiento de establecimientos comerciales. La Ley N° 6.129 también ya autorizó la escrituración de parcelas para la explotación de comercios familiares. Aquí el proyecto está pensando en explotaciones comerciales de mayor envergadura destinadas a cadenas internacionales o edificios de oficinas.

En el polígono del nuevo Complejo Habitacional, Barrio YPF, agregado en último momento al proyecto, existen parcelas libres que no fueron destinadas a viviendas y que esperan seguramente la aprobación de este proyecto para ser vendidas para la construcción de edificios de oficinas. Es lo que demanda el mercado.

El mercado de oficinas, a pesar de la crisis económica del país, sostiene sus resultados positivos. Existen 1.445 millones de m2 de oficinas clase A. Este valor representa se encuentra un 30% por debajo del promedio de la región. La limitación de stock y la vacancia reducida (7%) hacen que el valor de renta de las oficinas se mantenga estable, promediando los u$s 27,23 (por m2) para toda la Ciudad.

El Barrio Carlos Mugica se encuentra en la zona con mayor demanda, el área Catalinas-Retiro. Dicha zona también es objeto de nuevos emprendimientos que contemplan el uso para oficinas: Consultatio construirá Catalinas Río (Av. Madero N° 1085/1185), complejo de usos mixtos de 150.000 m2 que será el más grande del país con una inversión de 400 millones de dólares; las torres Catalinas Irsa (Della Paolera al 200); en la zona de Retiro, Argencons avanza con la construcción del Distrito Quartier que incluye un edificio de oficinas AAA.

Por esta razón, también el GCBA adoptó la decisión inconsulta e insiste con vehemencia relocalizar un sector entero del Barrio: el sector Bajo Autopista. Este, como su nombre lo indica, está ubicado principalmente debajo de la actual Autopista Illia. Esta traza de la autopista se transformará en un Parque Lineal en altura, otra decisión inconsulta del GCBA, y se construirá en su reemplazo una nueva traza por fuera del barrio. La SISU sostiene argumentos ambientales para la relocalización que nunca ha justificado con ningún informe. El verdadero interés se encuentra es liberar esta zona para privatizar los bajo autopistas al igual que este gobierno ha privatizado los bajo autopistas y los bajo viaductos en el resto de la ciudad.

En definitiva, de aprobarse este proyecto dará riendas sueltas a la pulsión del GCBA de liberar suelo del barrio, haciendo uso de cualquier tipo herramienta, estrategia o presión, para verderlo para la especulación inmobiliaria.

Cabe recordar que durante el proceso se efectuaron desalojos forzosos bajo la forma de desalojos administrativos por ruina; a familias constituidas por varios hogares que viven en edificios de varias plantas se les ofrece un solo departamento; se rechazaron en forma arbitraria peticiones de desglose de familias; funcionarios de la SISU amenazan a las familias con quitarles sus niños/as si no aceptan ser relocalizadas, etc.

Este proyecto de ley tampoco se trató en el marco del Consejo de Gestión Participativa del Proceso de Re-urbanización del Barrio Padre Carlos Mugica (Artículos 6, 7, 8 y 9 de la Ley N° 6.129). Incumpliendo esta obligación legal.

En definitiva, el proyecto de ley N° 671 es parte esencial de un conjunto de políticas para que el barrio Carlos Mugica desaparezca en el futuro y estos predios constituyan parte de la expansión de Puerto Madero hacia el norte. Se intentará liberar la mayor cantidad de suelo para venderlo a empresas y terceros, y el suelo que inexorablemente deban otorgar a las familias lo recuperarán con el ejercicio de la fuerzas del mercado y la debilidad económicas de las familias.

Por estos motivos, el Barrio se ha organizado y unificado en una serie de manifestaciones de protesta. El martes 25 de Junio realizaron una impresionante Marcha de las antorchas por el Paseo del Bajo y por Puerto Madero. Este martes 2 de Julio se concentrarán en la esquina de Callao y Corrientes para realizar una radio abierta.

El PRO ahora cuenta con los votos de Evolución (Lousteau) y del Socialismo (Roy Cortina) llegando a la mayoría necesaria para aprobar este proyecto (40 votos). El próximo jueves 4 de Julio es la nueva fecha de tratamiento en el recinto.

[1] http://observatoriociudad.org/?s=noticia&n=227

Ayudas urgentes no estatales, cuando el frío aprieta y el capitalismo sigue matando a los y las más pobres

2.7.2019

Divulgar por favor…

Hace frío y hay muchísima gente en situación de calle y/o con dificultades económicas. DIRECCIONES EN BUENOS AIRES

COMEDOR Comunitario para ALMORZAR

Parroquia Ntra. Sra. De Caacupé
Av. Rivadavia 4879 – Caballito
Teléfono: 4901-1811/4904-0648
Todos los días a las 12:00 Horas
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COMEDOR Comunitario para CENAR

Parroquia de San Carlos
Don Bosco y Quintino Bocayuva – Almagro
Teléfono: 4981-7752
Todos los Días a las 19:30 Horas
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DESAYUNO – AMUERZO y MERIENDA

Iglesia METODISTA
Avenida Rivadavia 4044 – Almagro
Todos los LUNES de 10:00 a 17:00 Horas
También se les brinda a las personas la posibilidad de DUCHARSE.
———————————

Caritas Parroquia Ntra. Sra. del Valle
Av. Córdoba 3325, entre Sánchez de Bustamante y Billinghurst.

VIANDAS: LUNES A VIERNES A LAS 18:30, se entregan por la entrada que esta sobre S. de Bustamante.

DUCHAS: Para mamás y sus niños, VIERNES de 16 a 17:30.

HAY PARADORES PARA ALOJAR GENTE EN SITUACIÓN DE CALLE QUE POR LA OLA DE FRÍO ESTARÁN ABIERTOS LAS 24 HORAS.

a) 2 PARADORES DE HOMBRES
b) 1 MUJERES
c) 1 PARA MADRES CON CHICOS.

Paradores nocturnos

Objetivo:
Brindar, con carácter inmediato y de emergencia, servicio de pernocte durante la noche, comida y atención profesional social, psicológica y médica.

Beneficiarios:
Hombres solos mayores de edad y mujeres mayores de edad con o sin hijos menores que se encuentren en situación de calle, sin recursos, que requieran solución provisoria con carácter de emergencia.

Teléfonos y lugar de contacto:

Parador Retiro (para hombres)

Gendarmería Nacional 522
Tel. 4893-2182
Horario: De 18 a 8 hs del día siguiente durante los 365 días del año.

Parador Beppo Ghezzi (para hombres)
Masantonio 2970
Tel. 4911-4966
Horario: De 18 a 8 hs. del día siguiente durante los 365 días del año.

Parador Azucena Villaflor (para mujeres solas y con hijos menores de edad)
Piedras 1583
Tel. 4362-5549
Horario: De 17 a 8 hs. del día siguiente durante los 365 días del año.

Marcha de vecinos de Villa 31: Macri y Larreta quieren vender sus viviendas

2.7.2019

Por Evelin Cano

Las y los vecinos del Barrio Padre Mugica -más conocido como Villa 31- junto a distintas organizaciones políticas, sociales y de derechos humanos realizaron una movilización contra la venta de los terrenos que impulsa Larreta y por la defensa de sus viviendas.

Con un excesivo operativo policial montado para escoltar y amedrentar a los manifestantes, los vecinos del Barrio Mugica junto con organizaciones en apoyo, marcharon desde Callao y Corrientes al Obelisco, en donde se realizó una radio abierta que evidenció el amplio repudio que genera el proyecto que el oficialismo busca aprobar.

Cambiemos impulsa la votación en la legislatura porteña del proyecto de ley N° 2736-J-2018 prevista para el jueves próximo. Se pone sobre la mesa la voluntad de Larreta de facilitarle los terrenos del barrio a los especuladores inmobiliarios mediante su venta, hipoteca y/o eventuales desalojos, con el objetivo de que al realizar el negocio existan las menores unidades funcionales posibles.

El proyecto tampoco establece el valor que quieren hacer pagar a los vecinos por mantenerlas. “Es todo un cuento para hacer negocios. Nada nos garantiza que no vendan nuestras casas”, denunciaron.

Alejandrina Barry, directora de la Comisión contra la Violencia Institucional, que preside la diputada del Frente de Izquierda Myriam Bregman en la legislatura, se hizo presente en solidaridad con el reclamo de las familias del barrio.

Los servicios básicos son un derecho, no deberían ser un negocio. En muchos casos hasta los mismos vecinos realizaron instalaciones para contar con algunos de ellos.

Mientras en Puerto Madero abundan los edificios lujosos que, en su mayoría, se encuentran deshabitados, cerquita ahí nomás en “la 31”, viven cerca de 50 mil personas en solo 32 hectáreas. Como si fuera poco, Sergio Zacaríaz apareció muerto de frío a pocas cuadras de la Casa Rosada.

Hay que invertir las prioridades. Como plantea el Frente de Izquierda-Unidad, la plata de la deuda debe destinarse para trabajo, salario, salud, vivienda y educación. Poner en marcha un plan nacional de viviendas populares de calidad y de urbanización de las villas y asentamientos, financiado con impuestos progresivos a las viviendas ociosas de los especuladores inmobiliarios. Primero nuestras vidas.

Los sobrantes del sistema

1.7.2019

Por Claudia Rafael

Todo es ya en la calle. Viene la lluvia y es ya. Viene la razzia y es ya. Pasa el carro de facturas de la iglesia y es ya. El cuerpo está formateado para reaccionar ya. Ese agite se explica porque así arrancó su vida. Hoy son 8000, dentro de una hora o mañana mismo, quién sabe. 

Basurero, basurero que nadie quiere mirar pero si sale la luna, pero si sale la luna… Pero si sale la luna tus latas van a brillar (Teresita Fernández).

 

No sólo es vivir sin techo. Es vivir sin paredes. Todo es a la vista de todos. Y no hay intimidad para lo bello. No hay intimidad para lo sórdido. Todos saben quién se acuesta con quién. Quién le pega a la mujer. Quién maltrata a los chicos. Quién no tiene en cuenta las necesidades del otro. Quién, cuando pasa el censo, no dice que vos vivís ahí. Se acumulan los egoísmos y las solidaridades en la memoria ram del habitante callejero. Que no es el que está en situación de. Porque es una situación eterna. Que llegó para quedarse. Lo otro, la palabra, el modo de llamarlos, de ponerles nombre es un eufemismo ahogado que no tiene punto final. El único punto final lo ponen el paco, la cuchillada por una nadería, el frío cuando irrumpe sin piedad o los niveles de violencia que se reproducen con todas sus sordideces. Pero también lo pone el estado. Cuando carga sus metrallas o cuando lanza la prueba piloto de contenedores tecnológicos que se alzan como valla entre el pobrerío y los desechos del bienestar.

La noche cae sobre la terminal de Retiro cuando aún el reloj de la torre de los ingleses no marcó las siete de la tarde. Hay un ritmo que le es propio. El caos de autos, colectivos y el ruido ensordecedor de un par de motos se entremezcla con la estética que Larreta impuso hace ya rato, entre calles cortadas, polvaredas de cemento, paneles divisorios. Parece que no hay modo de llegar a ninguna parte. Se mezcla el olor de las hamburguesas, con el pis humano de vieja y nueva data, la transpiración de hombres y mujeres que corren rumbo a ningún lado y la cumbia que asoma desde algún puestito callejero que se empeña en aturdir. La villa avanza. Gana territorios. Hacia un lado y hacia el otro de la terminal y también de la estación. Los cartones y colchones flacos y raídos se amontonan sobre paredes y esquinas. El piberío juega o se acomoda temprano sobre el regazo materno mientras la joven mujer estira la mano con una lata. Los llantos de los críos se entremezclan. Por hambre, por sueño, por frío, por mil razones que se apiñan en un cóctel que estalla porque la calle potencia todo hasta decibeles impensables.

El gobierno de la ciudad no supera en sus estadísticas el número de 1100 hombres, mujeres y niños viviendo en las calles. El censo alternativo de organizaciones sociales marcaban, sin embargo, que ya en 2017 eran 5800 los sin techo incluyendo a los menos de 2000 que duermen en los paradores nocturnos. Hoy, esas mismas organizaciones estiman que la cifra, por estos días, ronda los 8000.

Recogen lo que los saciados derraman en latas, contenedores y esquinas pero también aquello de lo que se desprenden los que están apenas unos escalones más arriba en las pirámides de las sobrevivencias.

Wacquant habla de un nuevo tipo de marginalidad, “la avanzada”, que tiene como “signos exteriores” a los sin techo, a los mendigos pidiendo dinero en las calles o en colectivos y trenes, “a los desocupados o subocupados crónicos, a la criminalidad como componente del día a día, a los trabajadores veteranos con conocimientos obsoletos en un contexto de desindustrialización y evolución tecnológica, a la mayor hostilidad hacia y entre los pobres”, a la mayor acción policial para los caídos a los abismos del sistema.

Hay una sociedad que no mira. Que no posa sus ojos en los ojos de los ningunos. O que provoca una mueca de desagrado ante esa fauna creciente que puebla calles, esquinas y boulevares. Y un estado que empuja al pobrerío más allá de las cuatro avenidas céntricas de las grandes urbes. Que coloca contenedores “inteligentes” que se alzan como rejas ante la riqueza sobrante de uno, dos, diez cartones. Que anuncia, entre bombos y platillos desde la puesta teatral de la calle Corrientes, que es apenas una “prueba piloto” la de los recolectores tecnológicos que funcionan para el abrete sesamo con una tarjeta magnética.

Porque, en definitiva, lo que no se ve no existe. En una política que tiene larga historia en los destinos de los pueblos. Basurero, basurero que nadie quiere mirar, decía la canción cubana. Y los estados responden. Expulsan, ponen candados, tarjetas inteligentes, políticas excluyentes, prácticas criminales. Profundizan desigualdades. Crean convenientemente infraclases. Destruyen solidaridades. Con monedas que corroen. Arremeten con fuegos reales o de los otros.

Mientras la marginalidad irrumpe. Se cuela por las cerraduras de los palacios. Acomete entre las grietas de puertas y ventanas de los castillos ministeriales. Puebla las periferias y esparce miedo al contagio. Porque son decenas de miles más los que están caminando por la cuerda floja entre el adentro y el afuera. Entre el techo y el no techo. Entre el plato de comida y la mesa vacía. Entonces, señores, mejor no ver.

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