Estatales denuncian que los obligan a militar la campaña de Larreta

31.7.2019

Myriam Bregman y María del Carmen Verdú, se hacen eco de esta denuncia y advierten “Larreta se cree un patrón de estancia”. Escandalosamente, trabajadores de la ciudad, denuncian ser obligados bajo represalias, a militar la campaña de Larreta.

Las precandidatas a diputadas nacionales por el Frente de Izquierda – Unidad, Myriam Bregman y María del Carmen Verdú, advirtieron que empleadas y empleados del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, son obligados por funcionarios a participar de volanteadas, timbreos, charlas con vecinos, call centers y actos políticos de campaña, bajo amenaza directa de despido.

"Según los testimonios recabados, ésta práctica es sistemática y está extendida en todo el Estado porteño. Lejos de lo que el gobierno de Cambiemos sostiene, la participación no es de carácter voluntario: a los trabajadores que se niegan a participar de la campaña de Juntos por el Cambio se les pide la renuncia", denunció Verdú.

Por su parte, Bregman señaló: "La dirección de los sectores obliga a anotarse en actividades electorales a empleados y si no lo hacen, se les asigna igualmente un día y horario para volantear. Larreta se cree un patrón de estancia".

Verdú, a su vez, explicó: "La amenaza de despido a quienes no acatan es directa, se aprovecha la condición de precariedad de las y los contratados para extorsionar con la continuidad del puesto".

La denuncia es también una muestra de las condiciones laborales existentes en la Ciudad, que se replican en todas las instancias estatales: "No forman parte de la planta permanente ni transitoria, pero cumplen las mismas tareas, se les exige fichaje biométrico y cumplen órdenes, muchas veces con un pago menor al de sus compañeros en planta permanente, sin goce de vacaciones y con un empleador que no se hace cargo de las cargas sociales. Así es que son completamente vulnerables ante las autoridades", denunció Bregman.

Las abogadas señalaron asimismo: "Lo cierto es que es una práctica ilegal, la ley Nº 25.164 establece la prohibición para los empleados y funcionarios públicos de “valerse directa o indirectamente de facultades o prerrogativas inherentes a sus funciones para fines ajenos a dicha función o para realizar proselitismo o acción política” (artículo 24 inciso “e”)".

Para finalizar, ambas precandidatas consideraron: "Esta situación representa también un desvío de los fondos públicos estatales para fines particulares de campaña política y se constituye como una práctica totalmente avasallante sobre los derechos y la libertad política de cualquier persona".

Estos son algunos de los detalles de actividades y testimonios denunciados por las y los trabajadores:

   Actos de campaña: Los trabajadores deben asistir a actos políticos de campaña, que en general son en lugares cerrados, donde también asisten Horacio Rodríguez Larreta y Diego Santilli. A veces cuentan con la participación de Mauricio Macri, como en el acto del 20 de julio en el Club 17 de Agosto (Av. Albarellos 2935, Villa Pueyrredón), donde varios testimonios dan cuenta de la participación forzosa de trabajadores de distintos sectores de la Ciudad: “Primero fuimos a repartir volantes y después nos llevaron al acto, nos dieron hamburguesas y Coca gratis, yo no pienso votar a Larreta, pero no puedo negarme porque si no pierdo el laburo.”

En su Twitter, el Vicejefe porteño, Diego Santilli remarca la presencia de "vecinos":

Con @mauriciomacri, @horaciorlarreta y el equipo de #JuntosPorElCambio, compartimos un encuentro con miles de vecinos comprometidos con el cambio. pic.twitter.com/E3kXb2icID

— Diego Santilli (@diegosantilli) July 20, 2019

   Volanteadas: Por estos días cualquiera que haya transitado la Ciudad de Buenos Aires seguramente se topó con uno de los puntos de volanteadas de Juntos por el Cambio en la Ciudad. Lla gran mayoría de las personas que están volanteando son trabajadores del Gobierno de la Ciudad que asisten a la actividad sabiendo que, de negarse, estaría en riesgo su fuente laboral. “Nosotras fuimos y te recibe alguien que sí parece del partido, te toma lista y te pregunta de dónde sos (por el lugar de trabajo), después te dan los volantes y te piden que vayas a repartirlos en determinadas calles. Excepto el que estaba tomando lista, el resto éramos empleados del Gobierno de distintas dependencias, no había militantes. En nuestro caso, caminamos un par de cuadras y los tiramos. Después hicimos tiempo y volvimos para entregar una planilla que te dan al principio.”

   Call Centers: El nicho preferido de Marcos Peña también cuenta con mano de obra estatal. En este caso, los trabajadores deben abandonar sus puestos de trabajo para ir a los call center de Cambiemos, dónde se les da un speech guionado con anterioridad y deben llamar a una lista de vecinos para informarles las obras hechas por la gestión cambiemita.

   Timbreo: Aunque es una práctica caída en desuso por parte del gobierno, varios trabajadores fueron puestos a tocar timbres en cuadrillas organizadas por los equipos de Larreta y Santilli. Su tarea consiste en charlar con vecinos y convencerlos de optar por la alternativa Juntos por el Cambio en la Ciudad.

   Charla con vecinos: Muchas de las charlas con vecinos que organizan los funcionarios gubernamentales están colmadas en su participación por trabajadores estatales. A algunos les han pedido que respondan preguntas de los vecinos y defiendan la gestión.

   Fiscalización partidaria: El gobierno obliga a los trabajadores a fiscalizar los domingos de elección para el partido gobernante: “En las elecciones de 2015 nos obligaron a todos, hubo dos pibes que se negaron y al mes siguientes los hicieron firmar la renuncia”.

El Bauen: Un Hotel de puertas abiertas

31.7.2019

Por Agustín Colombo

Lejos de lo que implica “el negocio hotelero”, la cooperativa que gestiona el Bauen brinda hospedaje gratuito a personas que llegan a Buenos Aires para realizarse tratamientos y no pueden afrontar ese gasto. Una función social invisibilizada, que tiene su correlato en la solidaridad con las otras cooperativas que funcionan en el edificio de Callao y Corrientes, un emblema de autogestión, trabajo y cultura que nuevamente está en peligro por oscuros intereses empresarios, el cinismo político y la complicidad judicial.

 

Cuando tenía ocho años, a Lucas Tiziano Arias le diagnosticaron agenesia parcial de pericardio con una levocardia extrema. Un nombre difícil para una enfermedad difícil que ahora resume de manera sencilla: le dijeron que su corazón no tenía membrana y estaba fuera de ejeCada seis meses, Lucas debe venir desde Neuquén, donde vive con su familia, para hacerse un tratamiento en la Fundación Favaloro y el Hospital Italiano.

Al dolor de conocer la enfermedad de Lucas, su familia le sumó el dolor de no saber —no tener— cómo pagar los gastos que implicaba tratarlo: costear una estadía de 21 días en la Capital cada seis meses, que encima siempre sería en las vacaciones de invierno y en las de verano, los momentos en que Lucas no iba a la escuela. Pero como su hijo lo necesitaba y la necesidad motoriza, Mónica, su mamá, empezó a moverse. Y así, a través de un diputado provincial, llegó al Bauen. Fue hace tres años, cuando Lucas tenía ocho y la vida puso a él y a su familia frente al miedo lógico de iniciar un tratamiento a 1.200 kilómetros de su casa.

“Desde la primera vez que fuimos, ellos me ayudan, me apoyan y sobre todo me contienen. Yo viajo sola con el nene porque mi marido trabaja. Y no es fácil estar en Buenos Aires así”, dice Mónica desde Neuquén. Cada vez que viene con Lucas, la cooperativa que gestiona el Hotel le otorga una habitación sin ningún costo. “Y hasta nos sirven el desayuno como si pagáramos”, agrega Mónica, angustiada porque sabe que el Bauen corre peligro. Y porque sabe que sin el Bauen, el tratamiento de su hijo podría ser interrumpido. 

Una mañana cualquiera en la entrada del edificio.

Lucas también está triste y preocupado. Desde que se enteró de que sus amigos del Bauen pueden ser desalojados, le pregunta a Mónica las novedades. Las compañeras, compañeros y la maestra de Lucas también conocen su preocupación. La conocen porque Lucas escribió una carta en la que les agradece a Eva y Federico, la presidenta y el vicepresidente del Bauen, por ayudarlo. Y en la que le pide a la jueza “que no haga el desalojo porque sino no va a poder seguir haciéndose los controles”.


Casi desde que tiene memoria, Nahuel Basualdo concibe a Buenos Aires como la gran ciudad en la que Elsa y el Tucu lo llevan a pasear con su mamá Fabiana y su papá José por la Avenida Corrientes, comer pizza o encontrar lo que no encuentra en San Cristóbal, su pequeña ciudad en el centro norte santafesino. Pero para Nahuel, Buenos Aires es también la ciudad donde tratan su xeroderma pigmentoso, una rara enfermedad caracterizada por una sensibilidad extrema a los rayos del sol. Si el diagnóstico de Lucas sucede cada tanto, el de Nahuel ni eso: su caso es el único en toda Sudamérica.

Nahuel tiene 15 años y desde los dos años está condenado a vivir en la oscuridad. A esquivar el sol. Incluso a esquivar algunas luces artificiales. Cada vez que viaja de San Cristóbal a Buenos Aires, su familia debe calibrar el horario del micro: salir de noche, llegar antes del amanecer.

Un día, hace mucho, Nahuel salió en televisión. América TV hizo un informe con su enfermedad y su historia. En una sala del Bauen, el televisor estaba prendido en ese canal. Luego de ver el informe, varios trabajadores del Hotel se pusieron a conseguir el teléfono de la casa de Nahuel. Cuando lo consiguieron, llamaron para ponerse a disposición.

“Le descubrimos la enfermedad cuando era un bebito. Nos tratamos mucho tiempo acá en Santa Fe, pero después nos derivaron al Hospital Garrahan”, recuerda José. Cuando Nahuel encontró al Garrahan, también encontró al Bauen. Y a Elsa y el Tucu: dos trabajadores del Hotel que lo atienden de manera casi personalizada cuando está en Buenos Aires. “Hace seis años que lo adopté: ha pasado a ser mi nieto del corazón”, cuenta emocionada Elsa.

El Bauen es, sobre todo, un espacio de trabajo. Hay 200 familias que dependen de ese ingreso.

Como sucede con Lucas y su madre Mónica, el Bauen le ofrece a Nahuel y su familia hospedaje y comida gratuita cada vez que tienen que quedarse en Buenos Aires para realizarse estudios. La última vez fue en febrero. “Nahuel pasó a ser uno más. Estamos muy agradecidos con todo lo que hacen. A nosotros no nos conocían y nos abrieron las puertas”, remarca José, que corta el pasto en la municipalidad de San Cristóbal, aunque ahora una hernia de disco no le permite trabajar.

En estos días turbulentos, Federico Tonarelli camina a las apuradas por el hall y los pasillos del Hotel. Atiende llamadas de números desconocidos, casi siempre periodistas o productores de medios, y cuenta lo que ya sabe de memoria: el intrincado legajo judicial del Hotel y la nueva avanzada para desalojar a la cooperativa que lo recuperó. En el frenesí de sus idas y vueltas, llamadas, mensajes y pedidos hay algo que lo detiene, que le devuelve la calma: la carta de Lucas, la situación de Nahuel. Los ojos de Tonarelli se ponen vidriosos y trata de contar por qué hacen lo que hacen. «Desde siempre, nuestra cooperativa no sólo piensa en garantizar las fuentes de trabajo, sino en realizar acciones cotidianas de solidaridad. Por eso destinamos gratuitamente una cantidad de plazas y una cantidad de horas en salones por mes para aquellas personas o grupos que necesiten de nuestra ayuda. Estamos convencidos de que debemos hacer eso: es parte de nuestra construcción político social. Y en definitiva es lo que permite que la cooperativa viva rodeada de solidaridad cada vez que tenemos un inconveniente», asegura.


Las historias de Lucas y Nahuel son dos entre muchas otras. Ellos le ponen nombre y apellido a algo que se sabe y se dice, pero que a veces queda en una abstracción: la función social del Bauen. La importancia de tener un Hotel que desde hace 16 años pone a las personas y a sus historias por encima de cualquier tarifa. “Nos quedaríamos afuera nosotros y mucha más gente. Mi hijo Lucas no podría seguir el tratamiento. ¿Cómo hago para pagar 21 días de hospedaje?”, se pregunta Mónica. “Sabemos que sin el Bauen se nos va a complicar. No vamos a tener donde parar. Dios quiere que no los desalojen”, pide José.

Esta faceta que el Hotel desarrolla sin pretensiones de que se conozca, por el sólo hecho de ayudar, quizás sea tan importante como las 200 personas que se quedarían sin trabajo si la jueza Paula Hualde da curso al expediente judicial y ordena el desalojo del edificio. Es el brazo invisible de esta cooperativa: las personas que dependen de ella no por un vínculo laboral, sino por un vínculo humano.  

 

Un espacio cooperativo

 

La noción de un Hotel de puertas abiertas no sólo se da en casos como el de Lucas o Nahuel. Si hay algo que caracterizó a la cooperativa desde que gestiona el edificio de Callao y Corrientes es que tomó como propios dos valores fundamentales del cooperativismo: ayuda mutua y solidaridad. Lo tenemos muy en claro las cooperativas que funcionamos dentro del Hotel: La Poderosa, El Descubridor, La Dignidad y nosotros, la Revista Cítrica.

El Bauen, lejos de ser sólo un Hotel, es un complejo que aglutina diferentes experiencias de autogestión y trabajo. Lo sabe mejor que nadie el actor Manuel Callau, el presidente de la cooperativa de gestión y producción teatral El Descubridor, que en pocos meses recuperó un viejo pub abandonado del subsuelo para crear una sala con capacidad para 70 personas. “Si queremos transformar las cosas tenemos que protagonizar. O lo hacemos nosotros o no lo hace nadie”, siempre afirma Callau. “Debemos seguir resistiendo y defendiendo todos los puestos de trabajo que existen aquí. Y además debemos seguir produciendo, generando arte y cultura para toda la población”, añade el productor y docente Lorenzo Juster, quien también integra El Descubridor.

El Bauen combina la función social y cultural como pocos espacios lo hacen en la Argentina. Contra eso también es la embestida judicial, empresaria y política.   

 

La trama judicial 

 

El edificio de Callao y Corrientes tiene 15 mil metros cuadrados y es, a simple vista, una fruta codiciada para cualquier grupo empresario. Mucho más para la familia Iurcovich, los antiguos dueños del Hotel, que lo construyó, lo vendió dos veces, lo abandonó y ahora lo reclama. Según contó Santiago O’Donell en una investigación que publicó en 2007 en Página 12en reuniones privadas, Marcelo Iurcovich se jactaba de haber construido el Bauen sin haber puesto un peso. “Corría el año 1978 y sus contactos con el contraalmirante Carlos Alberto Lacoste, entonces presidente del EAM 78, y con el brigadier Osvaldo Cacciatore, entonces intendente municipal, le permitieron acceder a un crédito del banco Banade para la construcción del Bauen. Según los abogados del Banco Nación, que absorbió la cartera tras el cierre del Banade, Iurcovich nunca pagó ese crédito. Según declaró Iurcovich en el 2003, no sólo había pagado cuatro millones al banco, sino que por incumplimientos varios el banco le debía dinero a él”. Marcelo Iurcovich murió, pero su hijo Hugo y demás familiares se encargaron de pergeñar alrededor del Hotel una intrincada maraña de testaferros, empresas fantasmas, offshores y ventas ficticias que continúan hasta el día de hoy.

Desde la franqueza de sus trabajos cotidianos, entre 2015 y 2016, los trabajadores del Bauen se valían de esa deuda que el grupo empresario tomó y nunca le pagó al Estado argentino, en aquel tiempo a través del Banade, para impulsar el Proyecto de ley que declaraba de utilidad pública las instalaciones del edificio, las expropiaba a favor del Estado y se las entregaba en comodato a la cooperativa de trabajo que lo gestiona desde 2003. “Favorece exclusivamente a un grupo particularizado, sin traducirse en un beneficio para la comunidad en general”, fue el argumento que utilizó el presidente Mauricio Macri para vetar esa ley ya aprobada por las dos cámaras.

Lucas, Nahuel y sus familias son acaso los ejemplos más contundentes del beneficio que le aporta el Bauen a la comunidad. Pero Macri no conocía —nunca conocerá, porque no le importa— sus historias.

La campaña del Frente de izquierda en la villa 31

30.7.2019

Alejandrina Barry, candidata a legisladora por el Frente de Izquierda Unidad, recorrió el barrio junto a vecinos y jóvenes

El domingo el barrio Múgica de retiro se viste de feria, de fútbol y de comidas criollas. Miles salen para pasar un rato en las canchas o en las calles de la feria, y el frente de izquierda de la capital aprovecha cada espacio para difundir sus ideas y lo hizo en grande en la 31.

Junto a Alejandrina Barry, primera candidata a legisladora por las listas del Frente de Izquierda Unidad, estuvieron vecinos del barrio y de la Mesa por la urbanización barrial, jóvenes estudiantes de Ciudad universitaria y trabajadores aeronáuticos del Despegue.

Alejandrina charló sobre la pelea por defender las tierras de la villa y el aporte que la banca de legisladores del FIT viene haciendo junto a las organizaciones de vecinos y con Myriam Bregman a la cabeza. La Comisión contra la violencia institucional que preside Bregman y de la cual Alejandrina Barry es directora, intervino en varias ocasiones por denuncias contra la policía que actúa brutalmente en la villa contra los jóvenes especialmente.

De la recorrida participaron mujeres de la Mesa por la urbanización de la villa 31 y 31bis, junto a trabajadores del barrio y del aeropuerto como Martín Brat que es candidato a diputado nacional en la lista de Nicolás del Caño y Myriam Bregman.

La recepción fue muy buena, miles se llevaron el volante del Frente de Izquierda Unidad, charlamos con muchos vecinos y muchos nos contaron que nos votaron y están decididos a hacerlo nuevamente este 11 de agosto. El próximo sábado haremos una nueva recorrida y queremos encontrarnos nuevamente con los vecinos del barrio para charlar y compartir con quienes siempre están del mismo lado.

“Queremos ser parte de la discusión de la reconstrucción del Estado”

29.7.2019

Por Paula Carrizo

Lo señaló Agustina Panissa, candidata a convertirse en la primera Secretaria General Adjunta en la historia de ATE Capital por la Lista Verde y Blanca. La compañera de fórmula de Daniel Catalano dialogó sobre los proyectos sindicales en disputa y el rol de la clase trabajadora organizada en este año de elecciones presidenciales.

El 7 de Agosto es una fecha decisiva para la Asociación de Trabajadores del Estado, que consagrará a las nuevas conducciones del sindicato. Con una amplia trayectoria militante en el ámbito secundario, universitario y feminista, la puerta de entrada de Agustina Panissa al sindicalismo fue su inserción como trabajadora estatal en la Defensoría del Pueblo. Asumió la delegacía del sector con más afiliados y afiliadas en la Ciudad y la secretaría de Juventud de CTA. Una mirada desde el feminismo y la juventud respecto a los proyectos sindicales en disputa y el rol de la clase trabajadora organizada en este año de elecciones presidenciales.

 

Vas como candidata a secretaria general adjunta por la lista Verde y Blanca, actual conducción de ATE Capital, que se propone renovar mandato en Ciudad y también ganar Nación. ¿Qué balance realizás de estos últimos 4 años de gestión en la seccional Capital?

Agustina Panissa: La Verde y Blanca asume en Ciudad con un cambio de Gobierno a nivel nacional, con la llegada del macrismo. Hubo que enfrentar un montón de despidos, salarios a la baja y conflictos paritarios, sumado a nuestra lectura de que el sindicato estaba bastante abandonado. Fue bastante complejo, prima la urgencia por sobre lo planificado, ante la cantidad de conflictos por sector. En ese marco, se duplicó la cantidad de afiliados y afiliadas en ATE Capital, producto del laburo realizado desde las juntas internas y el sindicato. Gente que previamente no creía en la herramienta sindical, incluyendo afiliados a SUTECBA o UPCN que se pasaron a ATE. Este dato es clave en el sentido de la confianza y que nuestro modelo sindical planteado es con los y las afiliados y afiliadas.

Se generaron muchos canales de participación. Se abrieron áreas de géneros, discapacidad, derechos humanos, niñez y cultura. También se apostó mucho al área de formación, hoy hay alrededor de 600 becados y becadas. El tema de los beneficios, no es menor que en un contexto donde no te alcanza el salario el sindicato te devuelva tu aporte. A este balance positivo se le suma uno preocupante: hoy el 65% de las trabajadoras  y trabajadores en planta de Ciudad están debajo de la línea de pobreza y en el ámbito nacional un 35%. A pesar de toda la lucha de estos años, queda mucho por hacer: no podemos permitir que las trabajadoras y trabajadores permanezcan en estas condiciones. 

 

En los últimos años emergió una necesidad compartida por gran parte del campo popular de construir unidad. ¿Cómo fue la experiencia de encarar la unidad desde el ámbito sindical?

AP: Me recuerda a las discusiones que nos dábamos desde la agrupación 14 Bis durante la facultad. La experiencia de la CTA durante los años 90 fue para nosotros un faro. En un contexto económico de creciente desocupación y privatización del Estado, hizo la lectura correcta. Entendió que todos y todas éramos trabajadores y trabajadoras, incluso quienes  no tenían trabajo formal, posibilitándote la afiliación a la central. Fue un signo de época. 

Ahora, alguien debía poder leer la necesidad de construir unidad, el Gobierno macrista vino a hacer mierda a toda la clase trabajadora en su conjunto. En ese sentido, ATE Capital fue punta de lanza de procesos de unidad. Logramos sentarnos con Yasky, Micheli, Moyano. Nuestro Secretario General, Catalano, participó de todos los armados construidos. Fuimos parte del proceso de unidad de la CTA en la Ciudad, votamos dos veces el año pasado, participando de ambas listas como garantía de unidad. 

 

¿Cómo se pone en juego esta experiencia en la disputa con Hugo ‘Cachorro’ Godoy por la conducción nacional?

AP: Es abismal la diferencia en la forma de hacer sindicalismo. La conferencia de prensa durante el último paro general de este año tuvo la presencia de nuestro compañero y de todos los dirigentes. Dos horas después aparecía Cachorro Godoy solo, en un canal de TV. Como ATE Capital logramos marchas con otros actores del campo sindical, mientras ATE Nacional salía en soledad, desarmando continuamente. Hay que generar la unidad de la clase trabajadora para dar batalla en relación al modelo de país que necesitamos. Sin la clase trabajadora, la reforma laboral hubiera pasado de una.

Somos además uno de los sindicatos más grandes del país, con 300.000 afiliados. Nosotros queremos ganar ATE Nación para poner en cuestión quién es el gremio mayoritario, quién se sienta a discutir las paritarias. La última compulsa se hizo hace veinte años, ATE tiene las posibilidades de pedir una y demostrar nuestro peso. Lograr una obra social, jardines maternales, otro modelo de sindicato. La dirigencia actual está hace 30 años. Si no lo hicieron en tanto tiempo, ¿por qué lo harían ahora? Queremos ser un gremio de mayorías.

La Verde y Blanca plantea un modelo de participación, discusión, de cara a los afiliados, versus un modelo pensado para la dirigencia. En Santa Fe, donde conduce Jorge Hoffman (Verde y Blanca), tenés plan de vivienda, préstamos, residencias estudiantiles para hijos e hijas de afiliados, un hotel de lujo. En Ciudad y Neuquén colonias de vacaciones. Recursos que no están en todo el país. ¿Por qué si el sindicalismo es un modelo solidario hay provincias con mejores beneficios que otras? Es gracias a su gestión.

 

Estamos además en año de elección presidencial, ¿cuál creés debe ser la agenda del sindicato en función de los posibles escenarios post electorales?

AP: Muchas veces se habla de que hay que tener neutralidad, una supuesta independencia o autonomía. Es una trampa, neutralidad significa avalar lo que existe. No involucrarte con discusiones en torno al modelo de país, siendo trabajadores y trabajadoras del Estado, es muy engañoso. Trabajamos con políticas públicas, sabemos que no da lo mismo un Gobierno que despide a uno que genera trabajo; uno que financia la ciencia y la tecnología, la educación, la salud, a un gobierno sin ministerio de Salud ni de Trabajo. Debemos tener una posición clara sobre el modelo de Gobierno que queremos. Cuatro años más de este Gobierno va a ser muy difícil, quieren avanzar sobre la reforma laboral, no sabemos cuánto más pueden avanzar en torno al Estado. Necesitamos un ATE muy fortalecido, ganar y tener al Tano Catalano discutiendo con ese gobierno, el único que estuvo siempre en la calle, por nuestro salario, nuestro trabajo, logrando reincorporaciones.

Si gana un Gobierno nacional, popular, democrático y feminista, también necesitaremos un sindicato fortalecido. El 11 de diciembre vamos a encontrarnos con un país bastante complicado, lo que generaron estos tipos es muy complejo. Queremos ser parte de la discusión de la reconstrucción del Estado. Que el Estado no siga siendo uno de los mayores precarizadores y reincorpore a los despedidos y las despedidas. Discutir salario, convenios colectivos con los sectores donde no hay. Que las voces de los trabajadores y trabajadoras tengan protagonismo. No vamos a bancar que venga algún paracaidista sin idea de los temas que laburamos. Cuando te dicen que somos un gasto, te están diciendo que tus derechos lo son, porque nosotros garantizamos los derechos de la población. Durante estos 4 años fuimos resistencia en el Estado, la única cara de contención restante. En los dos escenarios tenemos un rol importante para jugar distinto, pero combativo, en defensa de los afiliados y afiliadas, del modelo del Estado y de país. 

 

Un informe de Mujeres Sindicalistas revelaba en 2016 que sólo el 18% de las secretarías, subsecretarías y pro-secretarías son encabezadas por mujeres. De ese total, el 74% abordando temáticas consideradas propias de mujeres, como acción social o géneros. Tres años después, de ganar, te convertirías en la primera secretaria general adjunta en la historia de ATE Capital. ¿Qué horizontes se abren a partir de este hecho político? 

AP: Es verdad, basta ver cualquier conferencia de prensa sindical para notar que faltan mujeres y disidencias en este como en todos los lugares de poder. Y no porque no estemos en las luchas, estamos en todas y en todos los lugares de trabajo. Sostenemos muchas dinámicas organizativas, sin embargo faltaba dar ese salto. Cuando lo logramos, el 30% lejos de ser un piso, porque un cupo es eso, se convierte en un techo. En general en cargos de mujeres o beneficios. Si bien las secretarías de géneros fueron espacios donde meternos, dar discusiones y disputar desde lugares inesperados, queremos también ser parte de la toma de decisión en general, sentarnos a una paritaria, discutir la conducción del sindicato. Es histórico y una locura que en 2019 por primera vez un sindicato como ATE vaya a tener una Secretaria Adjunta mujer. 

La lista Verde y Blanca cuenta con una gran cantidad de mujeres en la comisión directiva. Alrededor de 20 compañeras entre vocales, secretarías y organizadoras de cuentas. A un cargo de la paridad absoluta. Es novedoso, disruptivo y no se puede leer por fuera de las nuevas oleadas feministas, de la organización de espacios como Mujeres Sindicalistas, que lograron marcos de unidad mucho más amplios que los varones. Fuimos las primeras en hacerle un paro a este gobierno. A su vez, ATE Nacional hoy no tiene secretaría de géneros. Nosotros planteamos reformar el estatuto para que se cree, al igual que las de derechos humanos, pueblos originarios y juventud. Tenemos un desafío muy grande cuando llegamos a ocupar estos lugares de poder: cambiar las lógicas que nos han oprimido durante tanto tiempo. Si llegamos para pisarnos la cabeza entre nosotras, sin generar nuevas lógicas de construcción, vamos a perder una oportunidad muy grande. 

También debe haber decisión política, cuando sos conducción de un sindicato implica que compañeros se corran para dar lugar a las compañeras. No estamos acá por mujeres, sino por tener representatividad en nuestros sectores de laburo. Aceptar pasar de ser delegada de base a asumir un lugar de conducción es también gracias al feminismo, porque nos enseñaron a no autorizar nuestras voces, a pensar que no estamos para esos lugares de poder. Una compañera me dijo que el hecho de que una llegue, quiere decir que podemos llegar todas, nos abre el paso a todas las demás. Esperamos que esta lista sea histórica, no solo porque haya una de nosotras ahí, sino que a futuro abra el lugar a muchas más. Que no tengan que padecer todo lo que muchas han tenido que padecer y lo que tantas que estuvieron antes que nosotras, que nos preceden en las luchas, lucharon para que nosotras hoy podamos tener estos lugares.

 

Hace poco el Consejo Directivo de ATE Capital emitió un comunicado con un balance autocrítico sobre el proceso atravesado desde la Secretaría de géneros y la Seccional para el abordaje de las violencias. ¿Cuáles son las tareas y líneas a trabajar en este mandato?

AP: Esa discusión queremos tenerla con las compañeras. Las candidatas identificamos temas de agenda centrales, relativos a los sectores de trabajo y a las dinámicas del sindicato. Respecto a los sectores, queda mucho por recorrer en torno a espacios de trabajo libres de violencias, igualdad salarial, crecimiento en la carrera, a los cuidados. Se implementaron muchos lactarios, protocolos de violencia de géneros, pero hay sectores que no los tienen. El problema actual del ámbito nacional es que la licencia por violencia de género, una conquista, fue totalmente bastardeada. Para usarla sí o sí hay que hacer denuncia judicial. No todas están en condiciones de realizarla y el plazo está totalmente escindido de la realidad que atraviesan las víctimas de violencia. 

En torno a ATE, falta que tenga su propio protocolo, tal como lo tiene la CTA. Sí hay una consultoría, queremos replantear sus objetivos y que pueda crecer. Hay que inundar de feminismo el sindicalismo y garantizar la agenda de derechos de mujeres y disidencias en el ámbito laboral. El área de géneros sirvió para que muchas compañeras encontraran su espacio de participación, donde discutir cómo democratizar las dinámicas del sindicato. Las Pibas de ATE hacen la percusión en las marchas y debaten de qué manera ocupamos el espacio público las mujeres. Es una experiencia que replicó en todo el país e inclusive en otros sindicatos que tomaron sus canciones y la experiencia de roles tradicionalmente ocupados por varones: llevar banderas, bombos, organizar la seguridad de una marcha, son cosas que también podemos garantizar nosotras.

 

Aún persiste en compañeros cierto cuestionamiento en relación a la lucha feminista, planteando que hay que enfocarse  en las conquistas económicas para el total de la población y dejar de segmentar en luchas individuales e identidades…

AP: Me hincho bastante con esos planteos, como si el feminismo fuera una lucha secundaria. El feminismo es transversal. Debe ser una forma en la que miramos y encaramos las luchas. Si yo no me pongo esos lentes voy a ver mal la realidad y las respuestas van a ser inadecuadas. Si no puedo tener en cuenta que la pobreza está feminizada, que las mujeres somos mayoría en las tasas de desocupación y de precariedad laboral, en la informalidad y que además tenemos una doble jornada laboral porque asumimos las tareas de cuidado; como sindicato no voy a poder dar una respuesta acorde a eso o discutir paritarias desde esa perspectiva. 

En nación, por ejemplo, se puso el plus por presentismo, que perdés si tomás licencias que son tu derecho por convenio. Esto ataca a la juventud,  limitando la posibilidad de tomarte días de estudio y en particular a las mujeres, que las usamos para afrontar las tareas de cuidado. Son problemáticas transversales a la clase trabajadora. Urge ver esas diferencias estructurales entre mujeres y varones, entre personas cis y trans. En ATE Capital, nosotras somos el 56% del total de afiliados. El patriarcado nos atraviesa a todos, lo interesante es darnos esos debates. Desde géneros se realizaron talleres de masculinidades, esperamos que los compañeros estén a la altura y también se den debates como lo hacemos nosotras. 

De esta idea de refundación hablamos, una lista en la que el 60% no ocupó previamente un lugar en el consejo directivo, donde casi la mitad somos compañeras y están representados la mayoría de los sectores de trabajo. Es estar a la altura de la demanda que tiene la clase trabajadora, del momento histórico, salirnos de esas estructuras arcaicas y duras y todo el tiempo hacernos nuevas preguntas.

 

Represión en Bajo Flores: “Estamos esperando el juicio oral para darle cierre a este acto de impunidad”

27.7.2019

Por Santiago Asorey y Ana Laura Mársico

Florencia Torres, vecina de la Villa 1.11.14 del Bajo Flores, recordó el ataque de Gendarmería el 29 de enero de 2016. Seis gendarmes se encuentran procesados listos para ir a juicio oral por la represión a adolescentes y niños. Además, reflexionó sobre la defensa de las fuerzas de seguridad que realizó la ministra Patricia Bullrich en casos violencia policial y gatillo fácil.

 

En enero del 2016 un grupo de Gendarmería disparó contra vecinos que estaban ensayando en una murga. Usted es una de las personas fue víctima de aquella represión.

Florencia Torres: Exactamente. Esa noche estábamos en el ensayo en la murga y de la nada apareció un móvil de Gendarmería con una grúa atrás. Desde el auto nos solicitaban que nos corriéramos porque querían ingresar a una calle donde había hace una semana dos autos abandonados. Gustavo, el director de la murga, se acercó y les consultó si podían ingresar por la calle lateral porque éramos muchos y además estábamos en pleno ensayo. Un dato no menor es que la calle que les señaló Gustavo les quedaba mucho más cómoda para retirar los autos.

Allí fue cuando con el móvil avanzaron y con la trompa del auto le tocaron la pierna a una compañera. En ese mismo momento que nos alertamos y nos pusimos nerviosos, se baja un efectivo con un arma y nos comienza a agredir verbalmente. Ahí yo intervengo y le pido que por favor no dispare que estábamos con menores. Comenzamos a movernos para que los chicos puedan desplazarse con cuidado. Ahí se escucha el primer disparo. Me doy vuelta y veo a una compañera que estaba tirada en el piso. Así comenzó toda la cadena de disparos. Los chicos estaban desesperados. Corrían para cualquier lado. Encima en el fondo del barrio, que es donde ensayamos, no hay veredas. Entonces no tenían donde esconderse. Eran niños de 5, 6, 9 años. Había mujeres embarazadas. Personas de todas las edades. El más herido de esa noche fue el hijo del director de la murga, le dispararon directo a las piernas. Esa noche tuve que ir al hospital porque recibí 17 perdigones de balas de goma en mis piernas.

Doy gracias a Dios que no me toco la várice porque si era así creo que me moría desangrada. Fui para que me atiendan y me dejaron ahí en la guardia, tirada en la cama y desnuda. Fue un camillero el que vino a taparme con una sábana, y hasta se enojó con el personal del hospital. Esa noche vino todo el mundo: Prefectura, la Brigada de la Policía Federal, Policía Metropolitana, Gendarmería. Todos vinieron y me preguntaron lo mismo y yo estaba así, desnuda. Fue después de un largo rato que me atendieron los médicos.

 

¿Cómo actuó la Justicia ante los hechos?

F.T.: Luego de esa noche nos organizamos con abogados para conseguir asesoramiento jurídico y llegar para lograr justicia. Fuimos varias veces a declarar, prácticamente todos. Al principio imputaron a doce efectivos, pero luego quedaron solo seis procesados: una mujer y cinco hombres. Ahora estamos esperando el juicio oral para darle cierre a este acto de impunidad. 

 

¿Cómo se manifestó Patricia Bullrich ante ataque de la fuerza de seguridad?

F.T.: Eso fue terrible. La ministra de Seguridad fue a saludar a los efectivos al hospital de la policía. Incluso vimos fotos de la funcionaria con los efectivos. Sus declaraciones giraron en torno a que no iba a permitir atropellos. Lamentablemente nadie se acercó a nosotros para saber cómo estábamos. Luego de esa noche y por un largo tiempo, muchos de los niños que estuvieron en esa espantosa noche quedaron con traumas. Muchos se despertaban asustados en la mitad de la noche y se orinaban encima, o mismo durando el día caminando por la calle. Pero no preguntaron nada. El hijo del director, Jonathan, se llevó lo peor. El necesitaba una silla de ruedas por las balas que recibió en las piernas. Recién pudimos conseguir una cuando fuimos a la carpa de Milagro Sala. Allá nos cruzamos con compañeros y nos brindaron una gran solidaridad con todos nosotros. Pero en estos tres años y medio nadie vino a decirnos nada por parte del Estado. Lo único que escuchamos fueron las declaraciones de Jaime Duran Barba. Dijo que éramos unos mentirosos patológicos. Parece que mentimos muy bien porque ya procesaron a 6 y estamos esperando el juicio oral. 

 

Patricia Bullrich dijo la semana pasada que la sociedad valora más la institución de Gendarmería que la escuela pública. ¿Qué piensa del concepto de la ministra?

F.T.: Somos un montón de personas las que valoramos en verdad la salud y la educación pública. Esos son Derechos. Ahí está la famosa grieta. La Gendarmería en mi barrio está muchas veces pero no hacen nada por nosotros. La otra vez, a una cuadra de mi casa le robaron a una mujer y la Gendarmería estaba ahí. No hizo nada, no cambia nada. De hecho, he visto que en el barrio se agarran a tiros y el gendarme se esconde. En enero fueron héroes con una murga de mujeres y pibes, pero luego no intervienen nunca. Cuando llegaron al barrio, veíamos como se abusaban de su poder. A los chicos los hacían desnudarse en “busca de droga” y los dejaban así, sin ropa, en pleno invierno. 

Esto me pasó a mí, yo no puedo denunciarlo porque no tengo pruebas. Era un día a las 11 de la noche cuando yo estaba con mi nene. Venía de ensayar cuando un gendarme sacó el arma y simulaba que iba a disparar. Hacía sonar el revólver pero lo tenía vacío. Esto me lo hizo notar mi hijo, él lo vio. Hubo familias que se mudaron. Hubo pibes que vinieron en distintas oportunidades a decirnos que se cruzaron con móviles de Gendarmería y te contaban que los habían querido matar. Estamos hablando de nenes de 6 años también, y esto fue posterior a lo de la murga. Se supone que están para cuidarnos y somos los que sufrimos violencia institucional siempre. 

Desde que asumió el macrismo, este abuso empeoró. Antes me decían que esto me pasaba porque yo hablaba, y la verdad es que no es así. Cuando pasó lo de la murga pensé que era una señal de que habíamos perdido la democracia. Si habían empezado así con una murga, ¿qué iba a pasar después? Y sí, después pasó lo de Santiago Maldonado, lo de Rafael Nahuel, lo de Facundo en Tucumán, el caso de los pibes de San Miguel del Monte. Si lo que pasó con nosotros hubiese sido en otro barrio, lo habrían repudiado.

 

Luego de la represión se hizo una movilización para pedir justicia en el barrio. ¿Cómo vio la reacción de los vecinos después?

F.T.: A la gente le da bronca. La verdad es que te terminás metiendo, no te podés quedar cruzado de brazos cuando te matan a un pibe. Pero la verdad es que hay que ser realistas: acá manda la policía. Sí vos te vas contra ellos, no sabes lo que te puede pasar. La gente le tiene miedo. Yo tengo 30 años y conozco muchísimos casos de gatillo fácil acá. Hay un caso que a mí me duele mucho porque yo me crie con él. Una chica vio cómo un policía lo remata en el piso al chico. Ella que iba a declarar y era un testigo clave dijo que no lo podía hacer porque ella tenía hijos. Hasta se mudó por el miedo. Los vecinos los odian a ellos. En lo personal, no los pongo a todos en la misma bolsa. Son gente que está laburando. En mi caso particular, yo tengo un profundo repudio a la ministra de Seguridad Patricia Bullrich: es ella quien les permite la represión desmedida. Un año después, el gobierno de la Ciudad vino a la vuelta de lo que fue el hecho de represión de la murga e inauguró un comedor. Estuvieron presentes Jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta y la diputada Elisa Carrió. ¿Vinieron a festejar el hambre?

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