Trabajar en cuarentena

29.3.2020

Trabajadoras de recolección de basura denuncian que el gobierno porteño no les brinda elementos de trabajo.

En Ciudad de Buenos Aires, las cuadrillas de recolección de basura de la cooperativa del Frente de Organizaciones en Lucha (FOL) sostienen su trabajo en las villas 1-11-14 y 31, garantizando condiciones de higiene y limpieza a la comunidad, además de mantener abiertos los comedores comunitarios tal como lo estipula el protocolo de la cuarentena. El gobierno porteño no les ha dado los suficientes elementos de trabajo, como guantes o alcohol en gel para su protección.
En la zona sur de la ciudad de Buenos Aires, en el bajo Flores, el barrio Padre Riccardelli, villa 1-11-14 se calcula que viven entre 65 y 70 mil personas y en condiciones precarias. En las últimas semanas previas a la cuarentena por coronavirus se detectó un brote de dengue, sarampión y tuberculosis.
En ese barrio se sostiene un merendero y espacio de niñez del Frente de Organizaciones en Lucha (FOL) que a pesar de la situación, sus cuadrillas salen a trabajar para mantener las condiciones de higiene y limpieza para toda la comunidad.
Delia, trabajadora integrante del FOL, nos relata “nosotras, las integrantes de la cooperativa, estamos trabajando en la cuadrilla desde la manzana 1 a la manzana 9, pasando por el frente de la cancha de San Lorenzo. Trabajamos con guantes, con barbijos que nosotras mismas los hemos costurado, porque el gobierno no nos ha dado nada.”
“Para el lunes ya no tenemos alcohol en gel, por ejemplo y nosotras nos cuidamos mucho de no tocar la basura, salimos y nos tenemos que arreglar con lo que hay”, denuncia Delia.
La denuncia de la falta de suministro de artículos de higiene y limpieza, alcohol en gel y repelente no es solo propiedad de ese barrio.
Mientras, en otro lado de la ciudad, en la villa 31, barrio Padre Mugica, otra cuadrilla del FOL sigue su trabajo de limpiar las calles y recolectar la basura. En esa cuadrilla, Irma, otra trabajadora del FOL, nos comenta como mantienen su trabajo en esta época de pandemia.
“Somos una cuadrilla de recolección, donde trabajamos todas compañeras. Hacemos el trabajo de recolectar residuos, de juntar la basura de la calle de las y los vecinos y nos encontramos con esta situación de que tenemos que trabajar en esta cuarentena, tenemos que salir a trabajar y mantener el lugar, el barrio limpio”.
Al relatar como lo viven las trabajadoras, Irma comenta “obviamente nos exponemos al salir a trabajar en este contexto, pero tenemos los cuidados necesarios y la verdad es que recibimos más de la organización que del propio gobierno para poder trabajar y cumplir con nuestra tarea.”
“Si bien pedimos todo los elementos para nosotras poder cuidarnos y para poder trabajar tranquila, estamos consiguiendo los materiales con el propio FOL, al comprar los guantes y hacer los barbijos”, prosigue Irma.
Aun en este marco, de cuarentena y aislamiento, además de trabajar y cumplir su tarea comunitaria, también construyen en el barrio, con las vecinas y los vecinos, forjando la conciencia y brindando la solidaridad que les nace.
“Hoy nos toca a nosotras salir a trabajar y hacer nuestro trabajo y decirles a las y los vecinos que nos tenemos que cuidar entre todos. Nosotras también tenemos hijos y tendríamos que estar en nuestras casas haciendo la cuarentena, como todos, pero estamos cumpliendo un trabajo, un deber que es importante por el tema de la salud. Estamos tratando de concientizar a las y los vecinos de que nos ayuden, que nos den una mano. Es día a día el trabajo en conjunto”, concluye Irma.
Para más información de los comedores y merenderos visitar la página de Facebook FOL Capital
A continuación reproducimos el video que realizó el periodista Guido Molteni sobre la cuadrilla de limpieza del barrio Carlos Mugica, donde refleja el trabajo de las cooperativistas del FOL
MUJERES de la villa 31: el trabajo invisibilizado de las PIQUETERAS, desde adentro

El ajuste de Larreta en la alimentación de la niñez

29.3.2020

Por Agustín Bontempo

El modelo de educación de Rodríguez Larreta expone cada vez más sus límites al profundizar la problemática de los comedores escolares. Entrevista con Natalia Daniel y Alejandra Giusti de la lista Granate de UTE.

El modelo de educación Pro es ya conocido. Desde los años de gestión de Mauricio Macri que los presupuestos se acotan, se estigmatiza a trabajadores y trabajadoras docentes y no docentes. Una perspectiva que asume total claridad con aquella frase en 2017 del entonces presidente: “Una terrible inequidad, de aquel que puede ir a la escuela privada versus aquel que tiene que caer en la escuela pública”.
La gestión de Horacio Rodríguez Larreta vino a continuar y profundizar varios puntos de esta situación. El 2020 arrancó con los reclamos salariales y por condiciones de trabajo de capacitadores y capacitadoras docentes pero veníamos de años de conflictos. Las falta de decenas de miles de vacantes para las y los niños que se repite, el intento de cierre de los institutos de formación para poder avanzar en la UNICABA, una medida que ajustaba a la educación, denigraba la formación y favorecía los negociados inmobiliarios pero pudo contenerse con la organización del las y los trabajadores del sector.
Todo esto venía a sumarse a la ya conocida deficiencia en materia de infraestructura que se evidencia ante cada lluvia, especialmente en las escuelas del sur de la Ciudad. Y esto no debe sorprender: la gestión de Soledad Acuña al frente del Ministerio de Educación de CABA redujo el presupuesto en mantenimiento en un %20 y en infraestructura en un %5. Esta reducción se enmarca en una crisis más general que se representa en el ajuste en todo el sistema educativo. Entre 2006 y 2019 el Pro redujo el presupuesto en educación en un %9. Los resultados están a la vista.
Ante este escenario general y con la propagación de la pandemia del coronavirus, era factible que en la ciudad donde los comedores escolares cumplen una función esencial especialmente en las familias con mayores dificultades económicas, sería adversa. Al respecto, hablamos con Natalia Daniel y Alejandra Giusti, integrantes de la lista Granate en la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE).

Antes de la situación de la pandemia, ¿los comedores en qué situación estaban?

La crítica situación de los comedores escolares y de las viandas entregadas en las escuelas data de hace muchos años. La declaración de cuarentena ha dejado expuestas muchas de las irregularidades y deficiencias arrastradas a lo largo del tiempo mientras nuevas problemáticas se agregan al cuadro general, ante decisiones irresponsables y falta de escucha por parte del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Partimos de un problema: el comedor escolar es un espacio privatizado dentro de la escuela pública. Esto significa que la alimentación en las escuelas se desarrolla bajo criterios empresariales de reducción de costos y maximización de ganancias, en vez de guiarse bajo la idea de derecho garantizado por el Estado. Las empresas concesionarias de comedores escolares tienen escaso o nulo control por parte del Estado y especulan sus ingresos con la malnutrición de les niñes en las escuelas.

¿Qué gestiones o reclamos vienen llevando desde su espacio para que el gobierno revise la situación?

Hace ya tiempo venimos denunciando que en el distrito más rico del país, la Ciudad de Buenos Aires, la comida entregada en la escuela (tanto la de comedor de las jornadas completas como las viandas de jornada simple) no alcanza ni de cerca el valor nutricional necesario para niñes en edad escolar. La calidad de la comida es tan baja que les mismes funcionaries del gobierno se han negado públicamente a probarla en sus visitas a las escuelas.
Las situaciones irregulares, denunciadas por los sindicatos en cada mesa de negociación con el gobierno, se repiten año tras año. En el 2017 el Gobierno de la Ciudad modificó el medio de acceso a las viandas, estableciendo un formulario on-line que cada familia debe bajar de internet, imprimir, completar y llevar al Distrito Escolar. Esta modalidad restrictiva y confusa hizo que se presentaran menos formularios de viandas no por falta de necesidad sino por imposibilidad de solicitarla. En 2018 se implementó el programa “Alimentación Saludable” que implicó la reducción de las raciones, la eliminación del pan (con el que lamentablemente muchas veces les niñes se llenaban ante la escasa comida del plato) y la especulación de cantidad de comida en función del ausentismo, enviando en promedio un 20% menos de raciones, a partir del supuesto de que esa cantidad de niñes falta a la escuela diariamente. Durante el 2019 modificaron el menú nuevamente, reduciendo aún más las cantidades de carne (reemplazando, por ejemplo, el pastel de papa y carne por pastel de lentejas). Y en el 2020, aún con las pocas semanas de clase que hubo, llegaron a haber tres escuelas con varios casos de intoxicación por comida en mal estado.

¿La situación se profundizó en esta coyuntura?

A pesar de todas estas falencias denunciadas, la comida que se da en la escuela sigue siendo, muchas veces, indispensable para las familias de los barrios populares de la Ciudad. Es por eso que la política adoptada por el Gobierno durante los últimos días para la continuidad de la entrega de comida escolar generó una situación crítica. A partir de la declaración de la cuarentena se determinó la entrega de viandas (es decir, un sanguche con una feta de queso y una feta de fiambre, más una fruta que muchas veces viene en mal estado) en todas las escuelas, sean de jornada simple o de jornada completa. A esto se suma la escasez de viandas debido a que, con la interrupción de las actividades escolares, muchas planillas para su solicitud no fueron entregadas por las familias.
Pero lo peor vino cuando, desconociendo las realidades de los barrios y la organización existente entre escuelas y distritos, el Gobierno propuso una “reorganización”, modificando y nucleando las sedes de entrega de alimentos en un solo edificio escolar para comunidades de dos o tres escuelas. No sólo generaron así la aglomeración de gente en las sedes de entrega, sino que supusieron que las familias podían trasladarse hasta veinte cuadras, exponiendo su salud y sorteando el creciente control policial.
Durante los días miércoles 25 y jueves 26 de marzo las situaciones conflictivas se repitieron en distintos puntos de la Capital Federal: en la villa 21, donde el hostigamiento policial se ha recrudecido, las familias tienen que trasladarse fuera del barrio, a más de quince cuadras. La comunidad del Esnaola de Saavedra debe buscar sus viandas a treinta cuadras de distancia, en Villa Urquiza. También hubo cambios de horarios y sedes de entrega durante el transcurso de la jornada, generando que muchas familias no reciban la comida, y en algunos lugares las leches fueron a un lugar y los sanguches a otro.

¿Qué medidas vienen adoptando desde su organización gremial?

En estos días desde las escuelas nos organizamos entre les docentes y las cooperadoras para avisarles a las familias por todos los medios posibles los lugares de entrega de viandas y para denunciar la situación actual. También, ante la inminente posibilidad de que la cuarentena se extienda, demandamos que se realice una reorganización íntegra del sistema de entrega de alimentos, en la que se garantice comida de calidad nutricional y la menor circulación y aglomeración de gente posible. En este sentido, propusimos que el gobierno asegure la entrega de bolsones de comida con alimentos diversos, saludables y nutritivos en las mismas escuelas a las que asisten les alumnes todos los días para todas las familias que lo soliciten.
Finalmente, después de hacer oídos sordos durante días, por la presión y ante la imposibilidad de sostener un sistema tan riesgoso como ineficaz, el Gobierno de la Ciudad tomó la propuesta de la entrega de bolsones, anunciando que se realizarán cada diez días. Sin embargo, no sólo surge la problemática de que aún no queda claro dónde se hará dicha entrega, sino que el anuncio indica que recibirán bolsón les alumnes que hayan presentado la solicitud de vianda o comedor, cuando sabemos que muchas solicitudes no han podido ser entregadas al entrar en cuarentena. Por otro lado, basándonos en la experiencia nos permitimos dudar de la calidad y valor nutricional de la comida que se entregará. Es por eso que sostenemos la exigencia de que los bolsones sean para cada alumne matriculade, que se retiren en las escuelas a las que asisten y que cuenten con comida nutritiva, entendiendo que en tiempos de pandemia, una buena alimentación es condición indispensable para la salud.

¿Cómo se enmarca esta situación en un plano más general de la educación en Ciudad?

El extraordinario proceso que estamos viviendo en la actualidad visibilizó una de las tantas problemáticas en las que se encuentra la educación pública. A partir de lo ocurrido esperamos y exigimos que la alimentación de nuestres alumnes deje de ser considerada un negocio y sea garantizada de una vez y para siempre como un derecho. Además esta situación de cuarentena puso en evidencia que les docentes somos actores fundamentales de la realidad política y social de nuestro país, y desde nuestro trabajo, desde nuestro compromiso cotidiano y desde el vínculo con la familias conocemos mejor que ninguna esfera estatal la realidad y las necesidades que tienen las comunidades. Sabemos que en los barrios populares es donde más se hace sentir la adversidad económica, habiendo una gran mayoría de familias sostenidas por trabajadores y trabajadoras de la economía popular, con empleos no registrados que en este momento no disponen de ingresos fijos. Es por eso que les docentes queremos ser escuchades y tenides en cuenta para pensar la mejor manera de llegar a los barrios. Como lo hacemos día a día en el aula, también hoy, ante esta situación queremos hacer nuestro aporte a la construcción de infancias y juventudes dignas.

El coronavirus obliga a dar respuestas urgentes a la crisis habitacional

26.3.2020

Sólo en la Ciudad, 7.251 personas viven en la calle, un 40% de los habitantes son inquilinos y hay más de 340.000 viviendas deshabitadas. Los vulnerables no tienen cómo enfrentar la pandemia y “resulta imprescindible una política de viviendas sociales”, afirma María Eva Koutsovitis, del IPyPP.

“El paradigma de los paradores y de los subsidios habitacionales se pensaron en la Ciudad hace, por lo menos, más de 20 años. En ese período vivimos, como mínimo, cuatro graves crisis económicas, sociales o sanitarias. Si no nos planteamos nuevos desafíos y nuevos marcos de actuación, ciudadanos y ciudadanas porteñas seguirán muriendo en la calle”, afirma María Eva Koutsovitis investigadora del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP).
Junto a Jonatan Baldiviezo, presidente del Observatorio por el Derecho a la Ciudad, elaboraron un informe sobre la creciente crisis habitacional de la Ciudad de Buenos Aires, hoy expuesta aún más con la emergencia sanitaria por el COVID-19.
De acuerdo al estudio, la crisis económica y social de 2001 intensificó las necesidades habitacionales de la población porteña. Los indicadores relacionados con el derecho a la vivienda digna tuvieron un comportamiento lineal negativo hasta el presente, dejando así a los sectores de más bajos recursos en la Ciudad de Buenos Aires mucho más vulnerables frente a esta pandemia.
• Se duplicó la cantidad de familias inquilinas, llegando a casi un 40%
• Se cuadruplicó la cantidad de personas que habitan en las villas (barrios populares según Ley N° 27.453). Son 400 mil personas que viven sin acceso formal y seguro a servicios públicos básicos y con niveles de hacinamiento generalizado.
• En el año 2011, en una audiencia pública convocada por la Corte Suprema, María Eugenia Vidal, en representación del GCBA, informó que había alrededor de 4.500 beneficiarios activos cobrando el subsidio habitacional para personas en situación de calle. A noviembre de 2019 esa cifra alcanzó los 10.615 subsidios.
• En la evolución histórica de las viviendas ociosas de la ciudad, según los censos nacionales se observa que en 1991 existían 31.559 viviendas deshabitadas, mientras que en el año 2001 el aumento fue significativo alcanzando las 126.956 viviendas deshabitadas. En 2010 se registraron 340.000 viviendas deshabitadas. Es probable que esa categoría englobe también oficinas, consultorios, etcétera, pero si nos atenemos a los porcentajes, al 2010 se decuplicó desde el 1991, y casi se triplicó desde el 2001.

Situación de calle

Según la Dirección General de Estadística y Censos de CABA, las personas en situación de calle incrementaron de 705 en el 2000, a 2016 en el año 2019 (870 en paradores y 1146 en la calle. El 77% hace más de un año que vive en la calle, y el 15% son personas mayores de 59 años.
En 2019, el segundo Censo Popular de Personas en Situación de Calle, que llevan adelante organizaciones sociales y voluntarias/os -porque desde el gobierno no se realizan relevamientos anuales-, desnudó una realidad que ante los ojos de los que saben ver ya era notoria: 7.251 personas viven en la calle. El número que oficialmente difundió la Ciudad fue de 1.146.
El 19 de marzo pasado, el DNU 297/2020 dispuso el aislamiento social, preventivo y obligatorio para todas las personas. “Este mandato presidencial resulta imposible de cumplir para las familias que viven en la calle. Esta medida sanitaria de prevención y las otras de cuidado personal deberían impeler al GCBA, ahora más que nunca, a adoptar medidas que garanticen el acceso a una vivienda digna y adecuada para estas familias”, resalta Koutsovitis.
Desde 2006, las dos políticas principales del gobierno de la Ciudad fueron los paradores y los subsidios habitacionales.

Paradores

Las personas que usen estos paradores o Centros de Inclusión Social deben seguir siendo consideradas en situación de calle, ya que en algunos se viven desalojos diarios (se deben retirar a un horario por la mañana y deben volver a ingresar por la tarde) y no pueden tener gran cantidad de pertenencias por el espacio. Además, separan a familias, no hay intimidad y se encuentran hacinadas. En un contexto así resulta imposible desarrollar un proyecto de vida.
En este escenario de crisis sanitaria, tampoco son lugares propicios para incorporar medidas de aislamiento o distanciamiento social. La convivencia de 150 personas o más en espacios reducidos genera un foco de riesgo de contagio significativo.
“Los paradores deberían existir para situaciones de extrema emergencia en las que se garantice un techo a familias por uno o dos días (inundaciones, incendios), pero constituye una violación de derechos humanos que sean usados en forma permanente como una solución habitacional. La Ley N° 3.706 es clara en esto”, agregó Baldiviezo.
Sin embargo, el GCBA volvió a apostar a los paradores frente a esta crisis. Ante esta situación, las y los trabajadores del programa Buenos Aires Presente (BAP) emitieron un comunicado donde informan que:
• Los pocos dispositivos habilitados no cuentan ya con vacantes para nuevos ingresos.
• Frente a la condición crítica alimentaria de las personas en situación de calle, el programa responde solamente con sándwiches.
• En relación con la higiene personal, las personas en calle están recibiendo jabón blanco cortado en pedacitos muy pequeños sabiendo que no cuentan con agua para poder activarlo y que no se les está proveyendo repelentes ni alcohol en gel.
• No se está atendiendo de manera suficiente a los adultos mayores por haber quedado desmantelado una semana antes el área del programa que los asistía en forma específica.
• En los pocos casos en los que se los aloja, constituye requisito previo llevarlos a hospitales generales para evaluaciones de salud, con el riesgo sanitario que ello implica para las personas y profesionales involucrados sin las condiciones mínimas de bioseguridad.
• Las únicas medidas específicas para este grupo de riesgo consisten en la apertura de un parador en la calle Uspallata N° 831 y una convocatoria de voluntarios para realizar tareas de asistencia.
“Resulta imprescindible que la Ciudad cuente con una política de viviendas sociales. Es decir, de viviendas de propiedad de la Ciudad y que, bajo su administración, sean entregadas a estos grupos vulneralizados, a través de alquileres con precios sociales o en forma gratuita con comodatos. Hasta que esta política esté operativa, bajo la crisis generada por el Covid-19 se debería implementar una política de alquiler de hoteles habilitados y en buenas condiciones, que están sin demanda por el freno al turismo”, sostuvo el presidente del Observatorio por el Derecho a la Ciudad.
La política mencionada por Baldiviezo fue implementada en la Ciudad de Córdoba, donde 200 personas en situación de calle fueron alojadas en hoteles y pensiones para realizar la cuarentena obligatoria.

Paradores del GCBA de ingreso directo

Parador Retiro (para hombres)
• Gendarmería Nacional 522.
• 4893-2182 / 1940.
• Atención las 24 horas los 365 días del año.
Parador Beppo Ghezzi (para hombres)
• Masantonio 2970.
• 4911-4966.
• Atención las 24 horas los 365 días del año.
Parador Azucena Villaflor (para mujeres solas y con hijos menores de edad)
• Piedras 1583.
• 4362-4478.
• Atención las 24 horas los 365 días del año.

Subsidios

El gobierno de la Ciudad, luego del cumplimiento de requisitos y condiciones, otorga una prestación económica mensual a las familias beneficiarias para que alquile una vivienda por un plazo de doce meses.
Si bien el monto de la prestación fue variando en los últimos 15, siempre fue inferior a los precios del mercado, provocando que las familias terminen alquilando piezas de hoteles en malas condiciones, o viviendo hacinadas en los Barrios Populares sin servicios públicos regularizados o formalizados, y en espacios diminutos.
Actualmente el monto máximo otorgado es de $8.000, que arroja a las familias al mercado inmobiliario a negociar con propietarios en una situación de extrema debilidad. “¿Cómo es posible que permitamos como sociedad que una familia en situación de calle se enfrente sola al mercado inmobiliario de la Ciudad, uno de los más salvajes y desregulados del mundo, sabiendo lo difícil que es -incluso para una familia de clase media- acceder a un alquiler formal cumpliendo con las garantías, depósitos, expensas?, se preguntó Koutsovitis.
Y finalizó: “El Corona Virus Covid-19 nos debe interpelar a adoptar soluciones diferentes a las implementadas con anterioridad, más aun sabiendo que las ya implementadas no funcionaron. Es una época para repensar la Ciudad en todas sus dimensiones urbanas, y para buscar soluciones radicales. No estaremos a la altura de la situación si las medidas que se anuncian son sólo para demostrar que se hace algo, cuando se está sabiendo que esa política es inconducente o insuficiente”.

Paradores en la Ciudad (Información proporcionada por el GCBA el 20 de noviembre de 2019)
DISPOSITIVO BENEFICIARIOS/AS PLAZAS DIRECCIÓN
Dispositivos Propios del GCBA
Centro de Inclusión Social Retiro Hombres solos 180 Av. Gendarmería Nacional N° 522
Centro de Inclusión Social Bepo Ghezzi Hombres solos 75 H. Masantonio N° 2.970
Centro de Inclusión Social Azucena Villaflor Mujeres solas con niños 92 Piedras N° 1.583
Centro de Inclusión Social Costanera Sur Grupo familiares 140 Av. España N° 2.265
Sub Total 487

Dispositivos de ONGs
que tienen convenios con el GCBA
Parador San José de Flores Hombres solos 50 Falcón N° 2.453
Hogar San Cayetano Hombres solos 20 Cuzco N° 220
Hogar Monseñor Albisetti Hombres solos 24 Juncal N° 876
Hogar Santa María Madre del Pueblo Hombres, mujeres, niños 60 Av. Perito Moreno y Av Cruz (Villa 1-11-14)
Hogar San Francisco de Asís Hombres solos 140 Guaraní N° 272
Hogar San Martín de Porres Hombres solos 150 Guaraní N° 272
Hogar Año Santo Hombres solos 120 Guaraní N° 272
Hogar Niño Jesús Mujeres con hijos 22 Av. Corrientes N° 6.104
Hogar Renacer Hombres Hombres solos 82 Saráchaga N° 5.564
Hogar El Amparo Mujeres solas 40 Pje. O´Brien N° 1.264
Hogar Betania Mujeres solas 50 Pje. O´Brien N° 1.342
Hogar Amparo Maternal Mujeres con hijos 70 Ernesto Bavio N° 2.816
Centro Frida Mujeres con hijos 45 15 de Noviembre N° 2.315/17
Centro Monteagudo Hombres solos 118 Monteagudo N° 435
Casa Animí Casa Trans 10 Del Barco Centenera N° 1.967
Hogar Posada Loyola de Convalecientes Hombres y mujeres 7 Alsina N° 2.311 (Florida, Provincia de buenos Aires)
Hogar Refugio de María Mujeres solas 15 Av. Independencia N° 1.150
Hogar Isauro Arancibia Hombres, mujeres y niños 18 Prudan N° 1.150
Hogar Puente I Mujeres con hijos 100 Gral. José G. Artigas N° 691
Siempre es Hoy Hombres solos 100 Av. Fernández de la Cruz N° 3.262
Hogar ASAC Hombres solos 6 Teniente Gral. J.D. Perón 3.988
Hogar Kaupé Mujeres solas discapacitadas 30 Montes de Oca N° 6.820 (Carapachay, Provincia de Buenos Aires)
Hogar Naón Hombres discapacitados 17 Naón N° 3.200
Hogar Hodif – Campana Hombres y mujeres discapacitados 55 Campana N° 777
Hogar Hodif Lobos Mujeres discapacitadas 25 Calle 124 N° 1.350 (Lobos, Provincia de Buenos Aires)
Hogar Renacer Madres Mujeres con hijos discapacitados 50 Hipólito Yrigoyen N° 1.924
Sub Total 1.424
Total 1.911

Villa 31: La Policía de la Ciudad detuvo a un trabajador de la Economía popular

25.3.2020

Se trata de un trabajador del espacio comunitario de la UTEP en la Villa 31 (Barrio Carlos Mugica). Fue detenido por violar la cuarentena. El trabajador se encontraba buscando a su pareja que había sido detenida cuando fue a buscar alimentos al comedor El Futuro es Nuestro.

Efectivos policiales de la Ciudad detuvieron a un trabajador del espacio comunitario de la UTEP en la Villa 31 (Barrio Carlos Mugica) por violación de la cuarentena. El trabajador se encontraba buscando a su pareja que había sido detenida cuando fue a buscar alimentos al Comedor El Futuro es Nuestro de la organización Movimiento Evita.
Según detalló el portal Ansol, el trabajador detenido “no intervino de forma violenta, sino que preguntó qué estaba pasando, y la Policía le respondió que lo llevarían a él también. Cuando respondió, lo esposaron y se lo llevaron”.
“Hay un problema concreto: la aplicación de la cuarentena en los barrios es muy difícil porque no están dadas las condiciones de vida. Como la gente no se puede hacer el mango, depende de la comida de los merenderos”, explicó el dirigente social Juan Ardura al portal Ansol.
Además, añadió: “Hoy tenemos muchos barrios, como la 21-24, donde el agua no está en condiciones de salubridad”. Por su parte, la mesa promotora de la UTEP destacó en un comunicado: “El cumplimiento de la cuarentena es el imperativo y la tarea que todxs nos venimos dando. Para que ésta sea posible es fundamental que la policía, en vez de buscar intimidar, garantice el adecuado cumplimiento de la ley y no obstaculice el funcionamiento de los comedores y los merenderos”.

El coronavirus y la crisis habitacional en la CABA

25.3.2020

El Observatorio del Derecho a la Ciudad, la Cátedra de Ingeniería Comunitaria y el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas elaboraron un informe en el que tratan cómo esta pandemia profundiza la crisis habitacional y las medidas insuficientes adoptadas por el gobierno porteño.

Las organizaciones señalan que la crisis sanitaria mundial por el brote de Coronavirus (Covid-19) transparenta y quita el velo a otras crisis tanto a nivel mundial como local. En el caso de la situación habitacional en la Ciudad de Buenos Aires, advierten que es preciso abandonar el paradigma de que los paradores y los subsidios garantizan una solución a las personas en situación de calle: “Proponemos avanzar en el alquiler de hoteles habilitados en buenas condiciones de habitabilidad como transición hasta que el gobierno porteño desarrolle una política de viviendas sociales de la cual carece”.
“El paradigma de los paradores y de los subsidios habitacionales se pensaron en la Ciudad hace, por lo menos, más de 20 años. En ese período vivimos, como mínimo, cuatro graves crisis económicas, sociales o sanitarias. Si no nos planteamos nuevos desafíos y nuevos marcos de actuación, ciudadanos y ciudadanas porteñas seguirán muriendo en la calle”, agregan.
A modo de ejemplo, las organizaciones mencionan que la crisis económica y social del 2001 intensificó las necesidades habitacionales de la población porteña. En este tiempo, se duplicó la cantidad de familias inquilinas, llegando a casi un 40%; se cuadruplicó la cantidad de personas que habitan en las villas; en tanto la evolución histórica de las viviendas ociosas de la ciudad, según los censos nacionales, fue de 31.559 viviendas deshabitadas en 1991 a 340.000 en 2010.
“Este detalle demuestra que la Ciudad de Buenos Aires se encontraba en una crisis habitacional en forma previa a la pandemia del Covid-19, a pesar de que la Legislatura de la Ciudad de Buenos y el GCBA decidieron en estos últimos 10 años no declararla”, señalan.

Usted es el visitante N°