Paro de Subte: exigen que se cumpla fallo judicial de reincorporación de un trabajador

16.9.2021

Este jueves, desde las 20:00 y hasta que finalice el servicio, la Asociación Gremial del Subte y Premetro anunció un paro en las 6 líneas. La medida de fuerza se debe a que Metrovías desconoce un fallo judicial que ordena la reincorporación de un trabajador. “Pedimos disculpas por las molestias y llamamos a la empresa a la reflexión”, dijeron en un comunicado.

La Asociación Gremial de Trabajadores de Subte y Premetro (AGTSyP) anunció un paro de las 6 líneas del Subte para este jueves desde las 20hs hasta que finalice el servicio. La medida de fuerza se debe a que Metrovías se niega a dar tareas a un trabajador a pesar de que la justicia es quien lo ha ordenado.
La empresa desconoce así, un fallo del Juzgado Nacional de 1ra Instancia del Trabajo N° 11 que ordenó la reincorporación en su puesto de Guarda a Carlos Toledo a principios de agosto y a quien aún no se le han asignado funciones.
Toledo se vio obligado a recurrir a la justicia debido a que el servicio médico de Metrovías nunca le reconoció las altas médicas presentadas en reiteradas ocasiones por el trabajador y se negó sistemáticamente a habilitarlo para cumplir funciones. Así lo denuncia un comunicado.
En el mismo, denuncian la “ilegalidad” del accionar de la empresa y piden disculpas pro las molestias que esta “medida de autodefensa” puede llegar a ocasionar a los usuarios.
El pasado 8 de septiembre, el sindicato del subte había convocado nuevamente una huelga de dos horas en el Premetro, como medida de “autodefensa” ante “la intransigencia de la concesionaria Metrovías para implementar un sistema de seguridad que evite la colisión de las formaciones”.
Dirigentes del gremio habían señalado en un comunicado que el Premetro sufre desde hace años “un profundo abandono y desinversión por parte del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (CABA), lo que se refleja en la realidad de los coches, las estaciones y la señalización vial”.

La desaparición de Arshak Karhanyan en CABA: “La enorme cantidad de irregularidades no puede ser atribuible a negligencia”

13.9.2021

Por Diego Moneta

El oficial de la Policía de la Ciudad Arshak Karhanyan está desaparecido desde hace más de dos años y medio. El juez reincorporó a la fuerza de seguridad sospechada de participar y la querella busca el cambio de carátula a desaparición forzada. Dialogo con Juan Kassargian, abogado de la familia.

Arshak Karhanyan, joven de origen armenio que cumpliría 30 años el próximo 26 de octubre, está desaparecido desde el 24 de febrero de 2019. Estudiaba ingeniería informática en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), vivía en un departamento en Caballito y era parte de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires desde 2014. Su hermano Tigran fue a verlo a su casa pero nadie respondió. Esperó dos días e hizo la denuncia en la misma comisaría donde trabajaba Arshak.
Como efectivo de la fuerza porteña integró el área de Cibercrimen, que se encarga de controlar equipos electrónicos e informáticos, de Exposiciones, que realiza allanamientos, y la seccional 7B, a seis cuadras de su domicilio. Según la familia, desde su primera transferencia ya no estaba cómodo. El hecho volvió a cobrar notoriedad por nuevos elementos probatorios y por el encuentro de la madre con el presidente Alberto Fernández, entre otras personas, en Casa Rosada. Ninguna autoridad del Gobierno porteño se reunió con ella ni cooperó con la investigación. De hecho, el ministro de Justicia y Seguridad porteño, Marcelo D’Alessandro, acusó a los familiares de “politizar” el caso.
Según la causa, el día de su desaparición Arshak se juntó en la calle con el oficial Leonel Alejandro Herba, ex compañeros en la división Exposiciones, donde hablaron por casi una hora. Herba asegura que el tema de conversación fue la adquisición de un auto por parte de Arshak, pero no se correspondería con su estado financiero. Lo que pudo reconstruir la fiscalía, a cargo de Santiago Vismara, es que luego el joven subió a su departamento, se cambió y volvió a salir, llevando su placa, arma reglamentaria y tarjeta de débito, que nunca fueron encontradas. No movilizó sus dos celulares ni la moto. Sacó plata de un cajero, entró en un supermercado, donde compró una pala, y más adelante se le pierde el rastro. La reciente identificación de su tarjeta SUBE por parte de la Policía Federal permite saber que tomó un colectivo con dirección a Ezeiza, pudiendo haber bajado durante el trayecto.
Hace unos meses, Página 12 difundió el contenido de un audio de Herba discutiendo con su pareja, Jazmín Soto. La mujer le dice que siga “haciendo desaparecer gente” y que él es el “principal sospechoso” por lo que ella “tendría que buchonear todo”, tras haber omitido información para cubrirlo. La conversación, que tuvo lugar cuatro meses después de la desaparición de Arshak, fue grabada por el mismo Herba y guardada en su celular, que fue incautado. Cuando volvió a declarar, Soto intentó minimizar sus dichos, en línea con otras inconsistencias y contradicciones que ya había planteado. Herba, además, en su primera testimonial no había mencionado el encuentro en Caballito.
Para la querella ese audio es una de las pruebas claves que demuestran que la Policía de la Ciudad está involucrada. Por eso pide el cambio de calificación, de averiguación de delito a desaparición forzada, y que se investigue a la propia fuerza. Entre tantas irregularidades se puede señalar el ocultamiento y la eliminación de grabaciones, filmaciones e historiales de teléfonos; información e imágenes claves para reconstruir los hechos están faltantes. A su vez, hubo procedimientos periciales y rastrillajes tardíos y mal hechos.
Por otro lado, el fiscal destaca que integrantes de la misma fuerza de seguridad buscaron entorpecer la investigación, ya sea con testimonios o peritajes. Por eso, Vismara había ordenado imputar a Herba y a otros tres oficiales, y realizar allanamientos en dependencias vinculadas. El juez Alberto Baños nunca las impulsó. Además, le rechazó dos veces a la familia la posibilidad de ser querellante y recién la admitió tras ocho meses.
El pedido de cambio de carátula, acompañado por la Secretaría de Derechos Humanos, que también solicitó ser querellante, se enmarca dentro de los lineamientos del Protocolo de Minnesota y de los Principios rectores para la búsqueda de personas desaparecidas de la ONU. El juez Baños lo denegó porque implicaría el paso al fuero federal. Al mismo tiempo, al hacerse cargo de la investigación, reincorporó a la Policía de la Ciudad, prohibido por el Código Procesal Penal al haber sospechas sobre la participación de algunos de sus miembros, y decidió realizar escuchas al hermano y a los amigos de Arshak.
La resolución fue confirmada por la Sala 1 de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional pero se interpuso un recurso admitido por la Cámara de Apelaciones. Se encuentra en estudio de la Cámara Nacional de Casación Penal desde principios del mes pasado. A más de dos años y medio de su desaparición, familiares y compañeros de Arshak se concentraron el pasado 2 de septiembre en Plaza Lavalle, frente al Palacio de Tribunales, para reclamar justicia. Buscan resolver el cambio de carátula y de fuero de la causa. En ese marco, dialogó con Juan Kassargian, abogado de la querella.
¿Qué avances hubo en la investigación?
Juan Kassargian: Venía siendo impulsada por el fiscal y la querella, concluyendo que una enorme cantidad de irregularidades ponía a la Policía de la Ciudad en el centro. Junto a la Secretaría de Derechos Humanos se pidió que las actuaciones pasen bajo la hipótesis de desaparición forzada. En marzo, el juez lo niega, reasume la investigación y vuelve a foja cero. Además, reingresó a la fuerza como investigadora que lleva, trae y produce pruebas, lo que nos alarmó seriamente. Ahora la Cámara de Casación Penal debe resolver si accede o no al cambio de calificación, lo que significaría el pase de la causa al fuero federal.
¿Cuál fue la actitud y la respuesta desde la Policía y el Gobierno de la Ciudad?
JK: Por el lado de la fuerza, niegan las imputaciones que les achacamos. Es bastante doloroso porque la indiferencia es total. Me llama la atención que el acto frente al Palacio de Tribunales no haya estado colmado por policías pidiendo por su compañero. El Gobierno porteño sostiene que politizamos la causa, lo cual entiendo, humildemente, que es un error.
¿Qué hipótesis manejan?
JK: Tenemos claro que la enorme cantidad de irregularidades y el ocultamiento y la destrucción de pruebas no pueden ser atribuibles a negligencia o errores. Se trata de diferentes áreas de investigación que han fallado y han provocado que no tengamos cámaras, grabaciones y contenido de celulares, entre muchas otras cosas. No hay una hipótesis que prevalezca pero sí tenemos claro que Arshak fue hacia una trampa.

Denuncian que no vacunan a pacientes del Hospital Moyano

12.9.2021

Por La Retaguardia

Una mujer que tiene internada a su madre en el Hospital Neuropsiquiátrico Braulio Moyano de la CABA, asegura que al menos 10 pacientes del pabellón de adultos mayores no recibieron aún la segunda dosis de su vacunación, aunque son personas de riesgo por edad y discapacidad. “Mi conclusión es que como no votan y hay muchos pacientes que no tienen contacto con sus familias, ‘si no se ve no pasa nada’”, dice Mariel Rovito, entre la tristeza y la indignación.

Mariel Rovito tiene a su mamá internada en el Hospital Neuropsiquiátrico desde 1984. “Más años que mi edad”, dice cuando lo cuenta. No la ve desde diciembre del año pasado porque, explica, “nos dijeron que no se pueden programar visitas hasta que no tengan la vacunación completa”. Pero la segunda dosis no llega. Por eso decidió denunciar la situación en un posteo en sus redes sociales y también en diálogo con La Retaguardia. “Mi mamá está internada en el Moyano en el pabellón de gerontopsiquiatría. Tiene 71 años, tiene EPOC y esquizofrenia residual con el 91% de discapacidad mental”, detalla. Rey cuenta que ya se cumplieron todos los plazos lógicos y debería tener aplicada la segunda dosis: “El 1 de abril recibió la primera dosis de la vacuna Covishield. Tenía fecha de la segunda dosis para el 24 de junio y todavía no la recibió”.
Con bronca, afirma que solo en su pabellón “no es la única paciente que no recibió la segunda dosis, hay más de una decena sin la vacunación completa. Son pacientes de riesgo que no recibieron la vacuna todavía”. En su denuncia, Rovito muestra su preocupación por “la situación de desamparo y de vulneración del derecho a la vacunación que tienen estas pacientes con discapacidad mental”, y destaca que la publicación es porque “ya no sé a quién recurrir para visibilizar esta situación”.
Con crudeza, aporta su mirada acerca de por qué cree que no se completó el esquema de vacunación en el hospital: “Mi conclusión es que como no votan y hay muchos pacientes que no tienen contacto con sus familias, ‘si no se ve no pasa nada’”.

Rescatar a la UBA, por Natalia Stein 8.9.2021

Por Natalia Stein

“La UBA es hoy una universidad de élite, pero eso se debe a múltiples causas y algunas de ellas la trascienden: principalmente la proliferación de universidades en el Conurbano bonaerense, que acogieron a los sectores populares despejando la matrícula…”.
* Por decisión de la autora el artículo incluye lenguaje inclusivo

Con motivo de sus 200 años comenzó a rondarnos una pregunta, acerca de cómo hacer una crítica a la UBA de hoy -aquello en lo que se ha convertido-, pero sin hacerle un favor, en el intento, al discurso que desprecia a la educación pública. A esos sectores que aprovechan cada ocasión para recordarnos que se trata de un gasto superfluo, que lxs pobres no van a la universidad, que el CONICET investiga trivialidades…
¿Es mejor callar entonces, y celebrar acríticamente la trayectoria, o la ubicación en ránkings que no dicen nada de la Educación Superior que queremos?
Allí vale entonces recordar a Trotsky, que se preguntaba si criticar al tirano era criticar al proyecto socialista -que debía ser defendido-, y concluía que por el contrario, criticar al tirano era la única forma de rescatar al proyecto socialista. Qué oportuno; salvando las distancias, la UBA también requiere ser rescatada. En este caso, de la Franja Morada, y de su casta conservadora y antipueblo.
A la UBA por ellos conducida no le vendría mal un baño de humildad: a ella, que se piensa para adentro y no como parte de un sistema universitario nacional, el resto de universidades -y especialmente las del Bicentenario- tienen mucho para enseñarle. La UBA es hoy una universidad de élite, pero eso se debe a múltiples causas y algunas de ellas la trascienden: principalmente la proliferación de universidades en el conurbano bonaerense, que acogieron a los sectores populares despejando la matrícula de la UBA para dejarle alumnxs blancxs de clase media y media alta. Sucede que hacia la periferia emigró –o volvió– también gran parte del pensamiento crítico, cansado del conservadurismo, los concursos amañados o la persecución política.
Quienes egresamos de la Facultad de Ciencias Económicas conocemos bien el modelo:
• Persecución y desplazamiento de todas las miradas críticas, sea de la propia gestión, o del discurso hegemónico en las distintas carreras.
• Inexistencia, insólita, de la función de extensión universitaria, aquella que propicia el diálogo con la comunidad y la revisión misma de todas las prácticas de producción, validación y circulación del conocimiento. Si acaso se la reconoce, se lo hace desde una versión arcaica y asistencialista, que desconoce décadas de fecundas discusiones que ubican a la Argentina en la vanguardia de la reflexión sobre el vínculo entre la universidad y la sociedad que la contiene.
• Devaluación brutal de la función de investigación, sin rumbo estratégico, sin voluntad genuina de iluminar áreas del saber sino sumando papelitos vacíos y renglones en currículums con más antecedentes en consultorías privadas que en vocación científica.
• Enseñanza acrítica de modelos únicos, descontextualizados, desterritorializados, ahistóricos. Nula voluntad para revisar el profundo vacío ético que impregna el desempeño profesional de sus egresadxs.
• Designación como líneas medias –co-responsables de decidir sobre las funciones sustantivas de la universidad–, de militantes inexpertos y sin mérito alguno. Sí son de trayectoria, en cambio, las conducciones de los departamentos, que discrecionalmente montan la estructura orgánica para que sea funcional a esta “misión y visión” conservadora.
• Cumplimiento ejemplar de la premisa de obtener “recursos propios” para financiarse, ofreciendo sus servicios exitosamente en el mercado, cuando no al propio Estado; o avanzando en el progresivo arancelamiento de su oferta académica.
• Precarización extrema del trabajo docente, con proporción récord de docentes en situación irregular (ad-honorem, sin nombramiento o sin poder acceder a concursos reales). Las solicitudes de lxs docentes para designar auxiliares críticos, por ejemplo, son cajoneadas o “traspapeladas” según la jerga oficial.
• Despolitización sostenida, creciente, de docentes, estudiantes y graduadxs. Machismo generalizado.
• Captura de los órganos que deben oficiar como contralor, por parte de la misma fuerza: la gestión de la facultad y el centro de estudiantes son un todo unificado que confunde funciones, identidad y personas integrantes, sin mediar rendiciones de cuentas ni entre ellas, ni hacia la comunidad.
• Opacidad absoluta de sus mecanismos de toma de decisiones: planes de estudios decididos a puertas cerradas, inexistencia de juntas por carrera, mayorías ganadas por la fuerza en absolutamente todos los estamentos de gobierno.
• Imposibilidad de construir propuestas alternativas, opositoras, a riesgo de padecer incluso violencia física. Instalación de circuitos de cámaras en todos los pasillos, contratación de seguridad privada, disposición de matones y barrabravas –no para cuidar la propiedad, que quede claro: su fin es la persecución ideológica–.
Y vaya si funciona: la consecuencia es el desgaste de la fuerza política y la militancia que anhela otra universidad, su desmoralización y retroceso. Su fortalecimiento no sólo amenazaría el status quo descripto, sino que ayudaría a develar la trama de negocios montados sobre cada centímetro cuadrado de edificio, cada compra o contratación de servicios, y cada posibilidad que ofrezca la propia producción del conocimiento, vuelto mercancía. Como no podía ser de otra manera, en la Facultad de Ciencias Económicas el modelo de educación es un modelo de negocios.
Pero el modelo trasciende a esta facultad, y monta una estructura gigantesca de provisión fraudulenta de insumos de salud, por ejemplo, en las casas de estudios alrededor de Plaza Houssey. Hace varios años que la hicieron una plaza infame –véase la historia de sus sucesivas, inútiles, e infladas reconstrucciones desde el Gobierno de la Ciudad, que logró con ella su cometido de convertir plazas en shoppings–.
Un gigantesco aparato, decíamos, dispuesto para el enriquecimiento personal y el financiamiento de las campañas políticas de los más rancios. La memoria se refresca fácilmente con los informes del viejo programa televisivo “Punto Doc” o con aquellos del periodista Bercovich –todos disponibles en YouTube–. En ellos se menciona malversación de fondos públicos, asociación ilícita, enriquecimiento ilícito, y presuntamente, lavado de activos. La situación allí descripta no sólo no está extinta, sino que sus promotores y principales protagonistas gozaron más tarde de un destino peculiar.
Basta imaginar lo que representó, para quienes transitamos y sufrimos la Facultad de Ciencias Económicas, haber visto cómo el modelo –y los sujetos– que destruyeron allí lo poco que quedaba de una educación y una producción de conocimiento de calidad, desembarcaban en la gestión de la UBA toda. ¿Cómo era eso posible?
La sola posibilidad de que la enseñanza, la investigación y la extensión escuálidas que reinan en Económicas se trasladen a toda la UBA es desoladora. Y de hecho sucede: de a poco avanza el modelo en cada facultad, de la mano de la Franja (Nuevo Espacio, EDI, AFO, Espacio Estudiantil, Nuevo Sociales, Nueva Exactas). Avanza porque se trata de la reforma neoliberal de la educación superior, y tiene aliados poderosos. El modelo de Económicas fue el modelo premiado, con el botín de la UBA. Lo triste es ver que esta última, salvo honrosas excepciones, no ofrece resistencia. Será que se quedó en los 90, época que a muchas de sus facultades parece sentarles muy bien.
También les sientan bien los 70: esta misma UBA que hoy celebramos estuvo a punto de elegir como rector, hace tan sólo 15 años, a un funcionario de la dictadura. Ya lo había elegido, en realidad, mas debió retroceder porque un estudiantado tenaz se decidió a permanecer en la calle, poniéndole el pecho al chorro celeste del camión hidrante. Quienes estuvimos allí recordamos con los puños y dientes apretados que fue nuestro gobierno nacional y popular el que para salir del conflicto les prestó el Congreso y nos cagó a bollos. También el que consideró al actual rector, al del modelo de negocios, como posible ministro en 2015, el mismo que hoy recibe nuevos elogios desde lo más alto del Poder Ejecutivo.
Por aquellos días reclamábamos la “democratización”: la reforma del estatuto cuyas conquistas principales heredadas de 1918 habían sido barridas por la Fusiladora y la injerencia católica en el Consejo Superior. Con los años el reclamo se atenuó, prudentemente: en caso de reforma habría que hacerlo en el marco de la tristemente célebre Ley de Educación Superior del menemismo –ley que por otra parte, sigue vigente–.
En los años previos, no fue tanto la Franja la que echó a patadas a un ministro: fueron lxs docentes y estudiantes de la UBA quienes echamos a patadas a la Franja. Pero el conservadurismo, como siempre, se recicla y vuelve: se fagocita facultad tras facultad, y vende la Educación Superior al mejor postor.
Por eso estos 200 años son sólo de dolor y tristeza, de ver a la querida casa de estudios hundirse en su propio ego, y a nosotrxs ya demasiado cansadxs para intentar sacarla de ahí. ¿Será que pueden hacerlo lxs veniderxs? A la salud de ellxs, el único brindis posible.

Realismo mágico en Palermo.Vidal cerró su campaña con Larreta y Macri, como si nunca hubiese gobernado

8.9.2021

Por Ulises Valdez

Fue en La Rural, en el barrio que hace poco quedó en el foco de la polémica tras sus declaraciones discriminatorias sobre el “porro” con GPS. Polarizó con el kirchnerismo y intentó evitar la fuga de votos a Milei. Memoria selectiva con un “enemigo fácil”.

María Eugenia Vidal eligió un símbolo para el cierre de campaña de Juntos en la Ciudad de Buenos Aires. “La Rural de Palermo”. Así simbolizó el proyecto político de Juntos: uno donde los “dueños del país” se sientan fielmente representados y donde Palermo sea la contracara con las villas que crecen en la Ciudad y en el Conurbano que acaba de gobernar. Ya lo había expuesto hace pocos días en su definición clasista sobre el “porro”.
El acto tuvo la presencia de las distintas fuerzas que integran Juntos en la Ciudad. Entre los oradores más destacados estuvieron Roy Cortina (PS), Maximiliano Ferraro (CC), Patricia Bullrich, Martin Lousteau (ECO), Martin Tetaz y el jefe de gobierno, Horacio Rodríguez Larreta.
Pero el primero en subir al escenario fue el ex presidente Macri. El conductor lo invitó a acercarse llamándolo “Mauricio” solamente, evitando su apellido. Con el barbijo en la mano, saludó a los presentadores en una aparición que duró exactamente 15 segundos, sin emitir una sola palabra. “No digas nada que pueda ser usado en tu contra” le habrá dicho su abogado.

“Contra la fragmentación” de la derecha, flasheando con 2023

Los oradores destacaron la supuesta “buena gestión de la pandemia” por parte de Juntos, que durante un año fue en realidad una cogestión con el gobierno nacional no solo en la Ciudad sino en provincias como Mendoza o Jujuy. Ya conocemos las consecuencias sanitarias y sociales que tuvo, sobre todo en los sectores populares.
Además de continuar con la polarización con el FDT, los discursos mostraron una preocupación por mostrar “juntos” a todas las fuerzas de la coalición de derecha, que va a PASO en 17 provincias producto de la crisis interna que dejó la pésima gestión macrista. Otro de los ejes fue apelar a que el voto “no se fragmente” en otras opciones. El mensaje, sin nombrarlo, iba dirigido a quienes están pensando en otras variantes de derecha como la de Javier Milei.
Por eso algunos de los oradores combinaron el tradicional discurso macrista con fragmentos donde se pedía que “no nos roben la libertad” y “despojen con más impuestos” a tono con el discurso “libertario”. Fue el caso de Maximiliano Ferraro (CC), que se olvidó de los “abusos de poder” de su jefa Elisa Carrió, que festejó su cumpleaños en plena cuarentena igual que Fabiola Yañez. “Lilita” pegó el faltazo a La Rural.
Los precandidatos apelaron por un lado a la búsqueda de un voto para las legislativas, pero sobreactuaron su proyecto hacia 2023.
Pero los momentos más importantes de la “previa” fueron los que juntaron a Martín Lousteau y Patricia Bullrich, un intento de simbolizar a dos perfiles de la coalición.
Bullrich intentó calmar los ánimos sobre las rispideces entre “halcones” y “palomas” del PRO, que la llevaron a declinar su candidatura. Saludó a propios y adversarios.
Aunque se cortó el sonido de la transmisión durante gran parte de su discurso, se despachó con su perfil de más mano dura, además de atacar a las organizaciones sindicales bajo el argumento de las “burocracias”. Llamó a conquistar mayoría en el Senado y a “volver a ser Gobierno en el 2023”.
La única forma de entender semejante aspiración es, por un lado, la desilusión que ha generado el gobierno peronista a pesar del país que dejó el macrismo. Por otro, el apoyo que siguen teniendo de parte del poder mediático y político, a pesar de los esfuerzos que ha hecho Alberto Fernández por mostrarse confiable con los “dueños del país”, tal como confirman las ganancias de los bancos, la agroindustria y las grandes empresas en estos dos años.

Como si no hubiese gobernado del otro lado de la General Paz

Vidal fue la encargada del cierre, pero antes fue el turno de Horacio Rodríguez Larreta, su socio político fuera y dentro del PRO.
Larreta buscó diferenciar la gestión de la Ciudad de la Nación y la Provincia, apoyándose en la “épica” de haberse mantenido “firme” en una presencialidad escolar que como denunciaron miles de docentes no garantizó condiciones sanitarias seguras. Con poco más que eso, pidió a que apoyen la lista de Vidal y no desaprovechen sus votos en “partidos minoritarios y personalistas” en una clara alusión a los “liberfachos” de Milei.
En las entrevistas previas y el acto, la precandidata de Juntos eligió polarizar con el kirchnerismo, a quien responsabilizó de la situación sanitaria, social y política, lo que definió como “las penurias de la gente”.
En un momento sorprendente, dijo que “soy parte de ese 1.700.000 de argentinos que en 2019 eran clase media y hoy están en la pobreza”. A pesar de la confesión de María Eugenia, con sus conocidos gestos, ninguno de los funcionarios y militantes presentes atinó a armar una alcancía para que al menos pueda pagar el taxi el domingo.
Sorprendente porque lo dijo como si no hubiera sido la gobernadora de la Provincia de Buenos Aires durante 4 años y además uno de los pilares de la gestión de Cambiemos. Vidal dejó una provincia más empobrecida y desigual: el 38,9% de las personas se encontraban en la pobreza y el 10,6% en la indigencia cuando terminó su mandato. Axel Kicillof profundizó esa situación. De esa realidad se agarró la ahora candidata porteña para hablar de las “penurias de la gente”.
Muchos pensaron que iba a hacer una autocrítica de esos años cuando arrancó planteando que “de nuestras propuestas dimos testimonio con nuestro gobierno”. Sin embargo, no se refería a la gestión macrista de 2015 a 2019, sino a los gobiernos porteños. Gobiernos que, a pesar de ser en la Ciudad más rica del país, profundizaron los brutales contrastes sociales, donde el 27% de los hogares son pobres, ha crecido la población en las villas y barrios más pobres, ha aumentado la desigualdad entre las zonas Norte y Sur, además de tener una fuerte subejecución en áreas como Desarrollo Social, Vivienda y Educación.
Las críticas apuntaron al Gobierno nacional. Es lógico. Como denunció Myriam Bregman, “el peronismo siempre le ha dado los votos necesarios para que primero Macri y después Larreta puedan gobernar tranquilamente esta ciudad”.
Justamente ayer había sido el cierre de campaña de Leandro Santoro (FDT), que igual que el PRO terminó su campaña cada vez más “corrido a la derecha”. En las últimas semanas reivindicó a Berni, dijo estar a favor de las Taser y hasta le hizo guiños a Patricia Bullrich.
Del discurso de Vidal estuvieron ausentes las propuestas. Al mejor estilo de “Mauricio”, redundó en frases motivacionales del breve diccionario “republicano”. Salvo una mención al “primer empleo juvenil”, que es en realidad una reafirmación al monotributismo precario y los beneficios a los empresarios, no hubo propuestas concretas. Quizás hubieran sido fáciles de criticar cuando todavía está fresco el recuerdo del gobierno cambiemita. Ninguna mención a la deuda con el FMI, ni a los salarios ni al problema de la vivienda.
Tal como fue toda la campaña, el cierre del Juntos porteño intentó aprovechar la crisis y las responsabilidades del gobierno para evitar hablar de las propias y reconocer que sus propuestas solo continuarán con “las penurias de la gente”.

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