El Club del Trueque en La Boca: un símbolo de cómo fue sobrevivir sin plata

15.12.2021

Por Gustavo Sarmiento

Marcó un clima de época y un sinónimo cuando se alude al “diciembre de 2001”. Sin embargo, no se circunscribió a esos días. Varios de esos lugares por donde pasaron 2,5 millones de personas intercambiando bienes o servicios perduran hasta hoy.

“Una opción interesante en tiempos de crisis”, dice el infograph del noticiero de Canal Trece. Es 6 de diciembre de 2001. En unos días estallará el país, pero hay signos, imágenes cotidianas que dan cuenta de que el tejido social se está resquebrajando sin vuelta atrás. El Club del Trueque, protagonista de aquel informe televisivo, marcó un clima de época y un sinónimo cuando se alude al “diciembre de 2001”. Sin embargo, no se circunscribió a esos días. Varios de esos lugares por donde pasaron 2,5 millones de personas intercambiando bienes o servicios perduran hasta hoy. Otras crisis, mismas salidas.
Los clubes eran llamados “nodos” que se nuclearon bajo la Red Global del Trueque (RGT). El de La Boca se constituyó como uno de los principales. Fue cambiando de sede (la Iglesia San Juan Evangelista, el teatro Verdi, una cantina, el polideportivo Don Pepe, sindicato de amas de casa, y distintas organizaciones sociales), y en esos meses donde no había forma de vislumbrar futuro llegó a tener por día más de 5 mil prosumidores, como se les llamó: simbiosis de productores y consumidores.
“El trueque es un programa de autosuficiencia que pone en valor lo que la persona puede ofrecer, tanto habilidades como conocimiento, con creatividad, sin utilizar dinero, abasteciéndonos entre nosotros sin patrones. Es una filosofía de vida”, resume su coordinadora Cristina Mirabelli. Lo que no pudieron las sucesivas crisis lo logró la pandemia: desde la cuarentena del año pasado el Club de La Boca se encuentra cerrado, pero Cristina anuncia que “próximamente” volverán a abrir.

Como en un mercado formal

Tres vecinos ecologistas (Horacio Covas, Rubén Ravera y Carlos De Sanzo) fundaron el Club del Trueque el 1º de mayo de 1995 en la localidad bonaerense de Bernal. Aquél día reunieron a veinte personas, al estilo de un grupo de autoayuda. “Acercándonos a 2001 la situación se volvió catastrófica, y los clubes cubrían la ausencia de dinero de curso legal, que era extremadamente escaso. Además fueron una herramienta pacificadora”, relató Ravera a este diario tiempo atrás.
La mayor parte de los productos que se intercambiaban en los diversos nodos eran “de segunda mano”, especialmente ropa y calzado. Algunos alimentos envasados (no elaborados), artesanías, bijouterie nueva y usada, libros, y elementos que hoy son vintage: cassettes de música y videos usados. En La Boca se intercambiaban “ropa, comidas, artículos de limpieza y cosmética, la mayoría sobrevivió gracias al sistema y a la gente que aportó su creatividad”, recuerda Cristina. Y acota que también se ofrecían servicios: “Yo estaba con megáfono y la gente venía a trocar coches y casas. A mí me ofrecieron hasta un restaurante completo. Teníamos de todo, odontólogos, ópticas, médicos, electricistas, turismo, como en un mercado formal… pero sin dinero”. Familias llegaron a pagar sus alquileres con créditos, y empresas como Establecimiento Lourdes, en Mendoza, salvaron pedidos de quiebra bajo este sistema.
Las personas que ingresaban a este “mercado paralelo” eran prosumidores, debían producir y consumir en igual medida. Para ingresar pagaban dos pesos, que equivalían a 50 créditos en billetes. Si bien creció en los ’90, su explosión se dio entre el 2000 y el 2002. A la población vulnerable se le sumó la clase media en masa.
“Las causas de la génesis y el desarrollo del trueque radican en la crisis de la sociedad argentina, en especial las condiciones del mercado de trabajo que derivan en el fenómeno de la nueva pobreza y el incremento permanente de una masa de excluidos del trabajo y el consumo que llega a alcanzar a más del 50% la población del país en la crisis del 2001/2002”, explica Susana Hintze, socióloga de la Universidad Nacional de General Sarmiento, con la que editó el libro Trueque y economía solidaria. “Clases medias en descenso en los inicios, a los que se suman sectores populares urbanos a comienzos del nuevo siglo son los agentes sociales que constituyeron el vasto universo de los abarcados por el trueque, que se estimó en 2,5 millones a mediados del 2002 en todo el país, en el pico alto de la crisis”, agrega.

Un Nunca Más a la crisis bancaria

El fenómeno llegó a ser exportado a países como España y Grecia. Hubo 6 mil clubes en todo el país. Hoy de ellos solo queda el 10%, aunque las pandemias del macrismo y el covid–19 reflotaron la tendencia en algunos sectores sociales, con una salvedad: actualmente están las redes sociales para promocionar, canalizar y potenciar los trueques. Eso no existía en 2001. Hoy, lugares como Ciudadela y Moreno cuentan con nuevos nodos.
El de La Boca siguió existiendo, en parte por una población de bajos recursos que continuó necesitando y apelando a ese sistema, y también con un cambio en productos para un público clasemediero que mezcló curiosidad y afinidad con este sistema. En las décadas posteriores predominó la comida mezclada con objetos de antigüedades, cuadros, telas. En 2001 era el hambre; los años siguientes iban para pertenecer a un lugar. En los últimos tiempos, hay necesidades que retornaron.
“Para muchos de sus participantes ha constituido una estrategia de sobrevivencia, para otros un espacio de recuperación de la autoestima, de valores compartidos y de una sociabilidad acorralada por el neoliberalismo de los ’90. Para la mayoría, la posibilidad de recrear vínculos sociales a partir de un nuevo tipo de relaciones”, describe Hintze. Y completa: “Asociado a valores de reciprocidad, solidaridad, autogestión, responsabilización colectiva, construcción de relaciones de confianza -en oposición a un sistema de descarnada competencia, estéril e incapaz de ofrecer alternativas para el conjunto de la sociedad- la experiencia es definida en sus inicios como una ‘reinvención del mercado’, que propone un nuevo posicionamiento frente al modelo económico vigente y una nueva forma de vivir en sociedad”.
Ravera suele señalar al 17 de mayo de 2002 como la fecha del quiebre: cuando comenzaron los planes jefes y jefas de hogar. Punteros vaciaban clubes, otros colapsaban por falsificación de créditos, se perdía la confianza y la cámara empresaria denunciaba, con el lobby de medios de comunicación, una práctica que “atentaba” al comercio. El final estaba sellado.
Acotó que los clubes de trueque “son una buena experiencia para que en el futuro se haga un Nunca Más, como en la dictadura, pero con la crisis bancaria. Los bancos y el dinero no pueden determinar el destino de una persona. Fue la gran demostración de que en ese momento se terminó la plata, pero los argentinos se las ingeniaron para seguir viviendo”.

Victoria Walsh.Masacre de Calle Corro: Detuvieron a 10 genocidas

14.12.2021

Fueron detenidos diez genocidas del Grupo de Artillería 101 del Ejército en el marco de la causa por el asesinato de Vicki Walsh, José Coronel, Ismael Salame, Ignacio Bertrán y Alberto Molina Benuzzi. Un enorme operativo de septiembre de 1976 desplegado por las Fuerzas Armadas y de Seguridad.

Este martes fueron detenidos Carlos Alberto Orihuela, Ricardo Grisolía, Gustavo Antonio Montell, Hugo Eduardo Pochón, Guillermo César Viola, Domingo Armando Giordano, Héctor Eduardo Godoy, Gustavo Gilberto Tadeo Juárez Matorras, Danilo Antonio González, Abel Enrique Re, en el marco del allanamiento ordenado por el Juzgado Criminal y Correccional Federal Nº 3 a cargo del Juez Daniel Rafecas en la causa que investiga uno de los operativos más brutales de la dictadura.
En mayo de 2017 se presentó como querellante Patricia Walsh con la representación de Myriam Bregman junto a abogados y abogadas del CeProDH exigiendo justicia por el asesinato de su hermana María Victoria Walsh. Meses después se presentó Lucía Coronel, hija de José Coronel, otro de los militantes asesinados en el operativo y de María Cristina Bustos desaparecida en la ESMA, donde Lucía estuvo secuestrada siendo bebé.
La investigación por la masacre de la calle Corro fue iniciada recién en 2015.
Se presentó querella por la muerte de Vicki, hija de Rodolfo Walsh
Transcurrieron 45 años del operativo desplegado en Corro 105, esquina Yerbal, en el barrio porteño de Flores. Era el 29 de septiembre de 1976 cuando el barrio amaneció militarizado. La casa fue rodeada por más de cien soldados y hombres de los grupos de tareas que reportaban al Primer Cuerpo del Ejército y el Grupo de Artillería Aérea 101 (GADA). En su interior se encontraban cinco militantes integrantes del secretariado de Montoneros, Vicki Walsh, José Coronel, Ismael Salame, Ignacio Bertrán y Alberto Molina Benuzzi.
El operativo contó con la participación del Ejército y de todas las fuerzas de seguridad: Policía Federal, Gendarmería y hasta Bomberos. El despliegue fue enorme, había autos, tanques, camiones con bazookas y hasta un helicóptero. El operativo estuvo dirigido por el coronel Roberto Roualdes y Ernesto “el Nabo” Barreiro -genocida cordobés condenado por su rol en esa provincia y cabecilla del alzamiento carapintada de 1987. Estuvo también al mando el jerarca del Batallón 601 Héctor Vergez.
La orden de quienes comandaban el brutal operativo era “tirar para arriba”. En aquella terraza, apenas comenzado el día, se encontraban resistiendo los cinco militantes. En la casa también se encontraba la hija de Vicki Walsh de apenas un año y unos meses. Un día antes Vicki cumplió años.
Luego de la resistencia durante hora y media y de combate totalmente desigual, los cinco militantes resultaron asesinados y la hija de Vicki secuestrada.
Luego de 45 años de impunidad, se avanza un paso en la búsqueda de justicia, diez de estos genocidas fueron detenidos en la mañana de este martes. Fueron parte de los que estuvieron en el operativo de la calle Corro 105, integraban el Grupo de Artillería de Defensa Aérea 101.

Larreta obliga a trabajar a estudiantes secundarios para que puedan egresar

13.12.2021

El gobierno porteño anunció que en 2022 los estudiantes del último año deberán trabajar para aprobar y egresar. La medida no es optativa y generó malestar en el alumnado: “Pasaríamos a ser mano de obra gratuita para empresas privadas como McDonald’s o Wendy’s”.

Esta mañana, el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires anunció que a partir del 2022 los estudiantes secundarios del último año deberán trabajar para aprobar y egresar. El programa había sido planteado en 2017 y cuestionado por la comunidad educativa por su perfil flexibilizador.
La medida consiste en pasantías bajo el pretexto de formación laboral, que brindaría mano de obra barata a empresas del sector privado. “Lo hacemos porque para nosotros la escuela es la prioridad número uno”, definió el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta.
“Claramente nosotros rechazamos esta medida. Esto de las pasantías viene enlazado con la reforma de la ‘Secundaria del futuro’ que entre sus principales puntos tiene la digitalización de las aulas, la colocación de drones y cámaras para hacer una especie de escuela virtual, formulada en la virtualidad, y un montón de boludeces más que claramente no se cumplieron. Pero lo más fuerte es esto de las pasantías gratuitas”, expresó Valentina Mencio, alumna de la escuela Rogelio Yrurtia.
La ministra de Educación, Soledad Acuña, subrayó que el plan tendrá 120 horas cátedras que se suman a 30 horas de espacio de capacitación sobre educación financiera y habilidades blandas para el trabajo. “Por su desempeño en esos rubros también van a ser evaluados, es decir que el trabajo va a ser parte de lo que todos van a tener que aprobar para terminar su ciclo de formación”, dijo.
“Ya en 2017 hablaban de eliminar 5º año para mandarnos a trabajar gratuitamente a empresas privadas, que a su vez estaba enlazado con la reforma laboral que pretendía Macri. Era el combo de las reformas Previsional, Laboral y Educativa. Ya de por sí no se nos da el contenido suficiente y se nos arrebataba materias como historia, por ejemplo. Tuvimos un 2020 donde tuvieron la oportunidad de demostrar esta virtualidad y eso no pasó. Ni siquiera se dignaron a entregar computadoras a los pibes que no tenían conectividad en sus casas”, señaló la estudiante
A su vez, agregó: “Estamos viendo qué vamos a hacer como estudiantes porque no nos consultaron, y si lo harían les diríamos que no porque nos parece terrible. Pasaríamos a ser mano de obra gratuita para empresas privadas como Mc Donalds o Wendy’s. En 2017 lo rechazamos y ahora también. Y ahora lo hacen a propósito porque justo es finalizando las clases para que los estudiantes no tengamos la posibilidad de manifestarnos dentro de las escuelas, y además venimos de un 2020 desmovilizado por la pandemia”.
Los estudiantes también destacaron que CABA es la localidad que menos presupuesto destina a educación pública. “Le pedimos reuniones a Soledad Acuña pero nunca pasó. La Educación es lo último en el tarro para ellos. El 2020 dejó muy en claro eso. Pasó con las viandas, que si no era por las familias y las cooperadoras había chicos que no iban a tener un plato de comida. Es necesario que los pibes nos plantemos y seamos el micrófono de lo que pasa en la educación y no se ve en los medios”, apuntó Mencio.
Y advirtió: “En nuestra lectura de la situación entendemos que claramente son movidas políticas y que son en pos de las elecciones del 2023. Dicen que esto es para insertarnos en el mercado laboral pero eso no tiene ni pies ni cabeza porque para ellos el mercado laboral es básicamente que te paguen $2,50 en una empresa privada, laburando de sol a sol. Pero a nosotros ni siquiera nos pagarían y ni siquiera es optativo”.

Estatales porteños reciben sólo atención médica por videollamadas y no les expiden certificados

13.12.2021

Por Martín Suárez

Al parecer, la modalidad que fue implementada durante el confinamiento, llegó para quedarse. La denuncia fue realizada por UTE ante el reclamo de miles de docentes porteños.

Varios reclamos de trabajadores y trabajadoras porteños de diferentes sectores del Estado, apuntan contra la Obra Social de la Ciudad de Buenos Aires que concentra la atención de los empleados de todo el distrito porteño. Quienes alertaron sobre esta situación fueron los docentes de la Ciudad que, en muchas ocasiones, tienen que seguir ocupando sus puestos de trabajo con diferentes malestares, ya que la atención remota por parte de un profesional no incluye la emisión de un certificado médico.
Durante la jornada, la unión de Trabajadores de la Educación UTE-CTERA, se hizo eco de esta problemática en base a las miles de denuncias de afiliados que en los últimos meses sufren la desatención de la Obra Social. La Secretaria General del gremio, Angélica Graciano, junto a la titular de Salud, Roxana Rogalski, elevaron un reclamo formal a OBSBA para que remedien de inmediato los serios inconvenientes en la atención del sistema de emergencias.
La atención no la realiza la Obra Social en cuestión sino Vittal, una empresa privada de atención médica que es contratada por OBSBA y es la encargada del socorro ambulatorio de todos los trabajadores y trabajadoras estatales de la Ciudad. “Estamos exigiendo que se garantice en tiempo y forma y como corresponde, en el marco del derecho social de la salud, una certificación médica que cumplimente los requisitos necesarios para presentar en medicina del trabajo”, cuenta a Tiempo la titular de la Secretaria Sanitaria de UTE, Roxana Rogalski.
Quienes llaman al teléfono 0810 333 8888 que integra la “Red de Emergencia” de la obra social, deben abonar por ‘mercadopago’ la consulta médica anticipada para poder acceder a la misma. La videollamada es la única posibilidad de atención profesional que le brindan a los afiliados y, sistemáticamente, los profesionales médicos se niegan a extender certificados que son necesarios para la adquisición de remedios y la realización del reposo. Hecho que los imposibilita de poder justificar las inasistencias a los lugares de trabajo, poniendo en riesgo la continuidad laboral ante una cierta cantidad de inasistencias por diferentes motivos de salud.
“El incumplimiento de la empresa Vittal es sostenido en forma constante, no sólo perjudicando laboralmente a quien es tratado sino que además, en algunos casos que se ha solicitado abonar y no han concurrido. Recordemos que es un ‘servicio’ donde se abona un arancel”, subraya Rogalski. Cabe destacar que las obras sociales tienen derecho a contratar a sus propios prestadores, pero, al mismo tiempo, cada obra social debe garantizar que en la tercerización del servicio, quede estipulado que deben tener todas las normas necesarias, entre ellas que expida el certificado de salud en tiempo y forma. “La Obra Social debe garantizar que sus prestadores, en este caso Vittal, cumpla con los requisitos que son necesarios en una atención médica que involucra a las y los trabajadores y no sumar burocracia que solo va en detrimento de la salud de nuestros representados”, agrega Rogalski
La presentación de UTE fue una intimación a la Obra Social para que de inmediato instruya a los profesionales a expedir los certificados, y que cumplan con la normativa vigente y los requisitos generales que indica la Medicina del Trabajo del Gobierno de la Ciudad para la justificación de las licencias médicas.

Denuncia penal a las autoridades de OBSBA por desvío de fondos

La Obra Social de la Ciudad de Buenos Aires actualmente es presidida por el Dr. Carlos Alberto Arrastía. Fue creada en agosto del 2000 mediante la sanción de la Ley N° 472, como la continuidad del Instituto Municipal de Obra Social (I.M.O.S.) La OBSBA tiene carácter de Ente Público no Estatal, organizada como instituto de administración mixta con capacidad de derecho público y privado, contando con individualidad jurídica y autarquía administrativa y económico-finaciera. La Ley estipula que tanto el presidente y el resto del directorio de la Obra Social, es nombrado por el Jefe de Gobierno de la Ciudad Buenos Aires.
En junio de este año, el gremio Sutecba, presentó una denuncia penal contra las autoridades de la obra social por inconsistencias en los libros contables, que a su vez fueron avaladas por una auditoría en 2016. La denuncia enumera 18 anomalías sobre el informe publicado en 2021 (luego de haber sido presentado en 2019 sobre el estado contable de OBSBA en 2016) y solicitó que se lleve adelante una investigación penal “a efectos de verificar a través de expertos la posible fuga de patrimonio de la obra social de los trabajadores a través de asientos contables irregulares”.

Reabrió el Marabú, mítico espacio tanguero de Buenos Aires

11.12.2021

En el marco del 11 de diciembre, Día Nacional del Tango, un recorrido por la historia del legendario cabaret donde debutó Aníbal Troilo con su orquesta. Ubicado en Maipú 365 (CABA), hoy luce renovado y con actividades diarias: baile con orquestas en vivo y clases.

Desde 1965, cada 11 de diciembre se celebra el Día Nacional del Tango, fue idea de Ben Molar: compositor y productor, hombre del espectáculo argentino que hasta tradujo las canciones de moda de grupos como The Beatles para que las cantaran artistas como Sandro. Fue hace más de 50 años, camino a la casa de Julio De Caro para festejar su cumpleaños, que Ben Molar cayó en la cuenta de que la fecha coincidía con el aniversario de nacimiento de Gardel. Uno, el renovador fundamental que provocó que el género abandonase su etapa musical primigenia, inspirador de una corriente que lo nombra: “línea decariana”, que llevará -con el tiempo- al tango a ser una música de atril, más compleja y elaborada. El otro, Carlos Gardel, fue el hombre que hizo todo primero: cantar como nadie, hacer cine, proyectar una carrera internacional, protagonizar los primeros videoclips (denominados en la época “encuadres musicales”) y encima de eso morir intempestivamente, en la cumbre de su carrera y dejando detrás cientos de misterios por descubrir.
Además de todas las actividades tangueras que se programan para la fecha, este 11 de diciembre fue especial porque volvió a abrir sus puertas un lugar que fue testigo de lo que vino después de Gardel. Uno de los espacios donde la denominada etapa decariana o guardia nueva llegó a su máximo esplendor, fue durante la década de 1940, la época que el mundo tanguero llama “de oro”. En esa década -que se extendió por más de 15 años- nacieron las orquesta típicas y el tango fue la música y la danza de moda que acompañó las celebraciones y los momentos de esparcimiento popular. El lugar que ayer reabrió sus puertas funcionó como cabaret y fue fundado antes que el propio Obelisco, en 1935. Se llama Marabú, nombre de un ave de rapiña africana y denominación que se le da a las estolas de plumas que se veía mucho en el atuendo de algunas de las mujeres que trabajaban en este tipo de lugares.
El cabaret fue para el tango una usina de música, de artistas, de poesía, de danza, de cultura popular, de leyendas. Un espacio nocturno, con una clientela mayoritariamente masculina –no excluyente-, con pista de baile, orquestas en vivo y “coperas”, acompañantes de esa mayoría masculina cuyo trabajo consistía en que ellos consumieran bebidas y también podían acordar tener algún encuentro sexual. El Marabú es un amplio subsuelo ubicado en el microcentro porteño, en Maipú 365, que fue protagonista de esa Buenos Aires. Junto a los desaparecidos Chantecler, Armenonville, Tibidabo y tantos otros, brilló en la década del 40 con sus artistas y habitués. Hoy es el único que queda en pie, testigo de una ciudad que ha cambiado sus hábitos y su ritmo, pero donde el tango vuelve a nacer cada día.
En la década del 40, las orquestas tenían trabajo todo el día y todos los días: en la radio y los cafés en la mañana y la tarde, en el cabaret y los bailes por la noche. Cada orquesta tocaba en un cabaret y muchas de ellas permanecían por muchos años en esos reductos. La típica de Juan D´ Arienzo tocaba en el Chantecler, construido en 1924 y demolido en 1960, tan fuerte era el sentido de pertenencia a ese lugar –al que iba muy seguido Gardel- que Cadícamo hizo al momento de la demolición el tango “Adiós Chantecler” y así se llamó un long play del “El rey del compás”, cuya foto de portada lo muestra en un medio de una demolición.
Por su parte, en el Marabú debutó Aníbal Troilo con su orquesta y el cantor Francisco Fiorentino el 1° de julio de 1937, también lo hizo Rodolfo Biagi un año después. Su escenario recibió a la agrupación de Carlos Di Sarli, mítico pianista amado por el mundo milonguero que llevó allí el piano de su casa. También ahí actuó por primera vez con la orquesta de Di Sarli el cantor Roberto Rufino, que iba a registrar grabaciones antológicas junto al maestro de Bahía Blanca. Las Orquestas de Alfredo de Ángelis y de Osvaldo Pugliese también dejaron su impronta en este salón. Entre las mesas del Marabú, José María Contursi escuchó la historia que le inspiraría el tango “Como dos extraños” y allí se conocieron Enrique Santos Discépolo y Mariano Mores, que iban a dejar para la posteridad los tangos “Uno”, “Cafetín de Buenos Aires” y “Sin palabras”. Funcionó como cabaret tanguero hasta 1968, en la década de los ´80 recibió a bandas como Soda Stereo, Los Abuelos de la Nada, Zas y Los Twist. Luego funcionó allí la discoteca Halley hasta su cierre a principios de los ´90.
La suerte del Marabú fue mejor que la de los otros cabarets, todos desaparecidos, cerrados o demolidos. Luego de permanecer cerrado, una fundación liderada por Joe Fish, empresario tanguero residente en Nueva York, The Argentine Tango Society, compró el edificio y lo salvó del remate y a los porteños de la pérdida de este reservorio de la cultura tanguera. Desde el año 2017 el lugar comenzó a tener actividades relacionadas con el tango danza y ayer, luego de una restauración total del edificio y de los equipos, volvió a recibir a bailarinas y bailarines, a orquestas, a fanáticos del tango y curiosos. Y así permanecerá con milongas y clases de tango y otros ritmos.
Un viejo volante de la época de oro decía -a modo de cantito-: “Todo el mundo al Marabú/ La boite de más alto rango/ donde Pichuco y su orquesta/ hará bailar buenos tangos”. Hoy, sin Pichuco pero con su recuerdo y con las nuevas orquestas que revitalizan al tango y hacen bailar, podemos volver todos al Marabú.
El Marabú está ubicado en Maipú 365 (CABA). Reservas: 11-21725080

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