Falleció trabajador de juegotecas porteñas: “Hoy no se juega. Disculpen las molestias, estamos de duelo”

31.5.2020

Nadia Gauna y Andrea Jira

Nuevamente el COVID19, y la precarización a la que nos someten nos arrebata a otro compañero. Esta vez un joven trabajador del Programa Juegotecas Barriales del GCBA.

Esta nota está escrita entre lágrimas y profunda bronca.
Le decíamos “shampoo”, se llamaba Víctor tenía 32 años y vivía en la villa 31 con su compañera, sus 4 hijos e hijas, y otros familiares.
Era un tipo muy querido por sus compañeros y compañeras de trabajo, por sus amigos y amigas, y por las familias de la juegoteca. Lo conocimos en Puerto Pibes, hicimos juntos el curso de líderes recreativos comunitarios, compartimos campamentos, juegos, amistad. Luego un grupo de esos líderes comunitarios, nosotras incluidas comenzábamos a trabajar, allá por el 2007 en “cartoneritos”, un programa de asistencia integral para hijas e hijos de los recicladores urbanos. Y por último compartimos trabajar en el mismo programa, Juegotecas Barriales, espacios de juegos donde los niños, niñas y adolescentes de los barrios vienen a jugar.
Shampoo era de la 31, esa misma villa donde hace pocos días murió Ramona.
También era parte de esos tantos trabajadores estatales, que, bajo el gobierno de Larreta, trabajó cubriendo el dispositivo hogares, sin los elementos de seguridad esenciales.
Un sector esencial, que también se caracteriza por no tener todos los elementos que se requieren para llevar adelante la tarea. Con falta de personal, con problemas edilicios, con escasos elementos de seguridad e higiene. Tal es así, que las y los trabajadores del Programa Juegotecas Barriales tienen que llevarse sus barbijos, y utilizando en muchos casos el transporte público.
Tampoco hay protocolos claros para actuar, pero esto no solo ocurre en los hogares, también pasa lo mismo en los paradores, donde ya dieron positivo por Covid-19 varios trabajadores, sumando también, la falta de capacitación para las nuevas tareas que asignan.
El Covid 19 no se ve, hasta puede no tener síntomas, lo que si vemos es la precariedad de la vida en las villas, lo vemos en la falta el agua, en la falta suministros de higiene y en las familias que viven hacinadas. También vemos como el Estado no garantiza ninguno de estos elementos, pero a cambio militariza los barrios. Las familias pasan hambre y el gobierno de la ciudad no cumple con el fallo judicial que presentara el Frente de Izquierda junto a docentes y familias para que las canastas alimenticias sean nutritivas y que alcancen.
Todos los días escuchamos más números de muertes injustas, hoy nos toca de cerca y nos duele más. No vamos a naturalizar la muerte de un amigo y compañero.
Nos cansamos de escuchar conferencias de prensa donde Alberto Fernández, Larreta y Kicillof, mostrándose en unidad, nos cuentan cómo trabajan para disminuir la curva y repiten una y otra vez que lo primero es la vida de las personas.
Pero los que trabajamos en los sectores esenciales y vivimos en los “barrios vulnerables” como les gusta decir, sabemos que es un discurso armado y guionado, que sale por televisión y no puede estar más lejos de la realidad. Con orgullo nos dicen que las Fuerzas Armadas utilizaron contenedores de la minera Barrik Gold que contamina con cianuro, para usarlos como centro de aislamiento ¿Como no llenarse de bronca? tenemos que escuchar que nos digan en la cara, que ellos ya sabían que esto iba a pasar. Nosotras nos preguntamos entonces, ¿por qué no hicieron nada?
Necesitamos que los sindicatos, tanto ATE como SUTECBA se pongan a la cabeza de estos reclamos. Son estos en las manos de los trabajadores quienes pueden cumplir un rol fundamental y necesario.
Tenemos claro que todos los gobiernos desprecian la vida de las y los trabajadores, como la de los miles de familias que viven en las villas y barrios populares de cuidad y provincia.
Desde esta bronca, apretando los dientes y secando nos las lágrimas, queremos gritar bien fuerte que nuestras vidas valen más que sus ganancias.

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