«Chau Roca»: Un potente Grito contra la Conquista y el Racismo de ayer y de hoy, se escuchó en Buenos Aires en un concurrido acto político-cultural

10.10.2021

A tres días del 12 de octubre, fecha que evoca la potencia de la Resistencia de los pueblos originarios contra los conquistadores, este pasado sábado, un grupo de organizaciones sociales, culturales y de pueblos originarios llevaron adelante un potente acto frente a la estatua del genocida Julio A. Roca en Buenos Aires. La misma fue rodeada con una gigantesca bandera que decía “Chau Roca”, acompañada de un cartel donde se podía ver una gran foto de la base del monumento sin el genocida, explicando en imagen lo que grandes sectores de la población desean que se produzca pero los gobernantes cipayos no se animan a hacer. Ese cartel también figura como portada de una postal que se distribuyó profusamente en el acto. La reja protectora del criminal Roca fue cubierta además, con wiphalas, banderas mapuche, fotos de Rafael Nahuel, Santiago Maldonado y otras exigiendo la libertad de todos los presos políticos mapuche.

El encuentro anti-colonial comenzó con una intervención artística colectiva de compañeras de las organizaciones participantes del evento. En la misma representaron la unidad y la lucha de las hermanas contra la prepotencia de los conquistadores de ayer y de hoy, y culmina con una arenga de lo que hay que combatir (racismo, discriminación, extractivismo, represión, etc) y todas las compañeras trepando a las rejas que rodean la estatua gritando “Chau Roca” y maldiciendo su figura.
En el lugar se hizo presente una delegación de la Federación de Entidades Argentino-Palestinas que no solo adhirieron a la movida sino que obsequiaron varias banderas a las organizaciones convocantes.
Intervención colectiva de compañeras de las organizaciones convocantes.
Luego, la trovadora mexicana-argentina Naya Ledesma entonó a capella un poema en una de las tantas lenguas originarias que existen en México. Luego,el historiador y escritor Marcelo Valko, autor de varios libros condenatorios de Roca y reivindicadores de los pueblos originarios, contó una versión muy particular del DescubriMIENTO. Así, de una manera didáctica explicó cómo se sigue tergiversando la historia y habló de tener conciencia que “las estatuas son peligrosas”, porque en su gran mayoría están dedicadas a genocidas y corruptos. También refirió como anécdota que cuando llegaron los conquistadores españoles al Caribe se encomendó a un sacerdote a hacer un diccionario sobre el lenguaje taíno, que eran los habitantes originarios de esa región. «Cuando lo terminó, dos años después, ya no había ningún taíno», los habían asesinado a todos y todas.
Entre canción y canción se reivindicó solidariamente la lucha que vienen dando los mapuche de la lof Quemquemtrew, en Río Negro, que fueron atacados por la policía y sitiados. También se condenó la represión del gobierno y la ratificación de sus políticas extractivistas que destruyen la tierra y todo lo que ella abarca.
Impresionante fue también la participación de la actriz Pato Portaluppi diciendo un monólogo sobre los crímenes del genocida Roca, escrito por el historiador Adrián Moyano. El relato incide en la cantidad de armamento que el asesino uniformado utilizó para arrasar con el pueblo mapuche, pero también el sufrimiento y la resistencia de las mujeres frente a esa campaña de exterminio.
Enseguida, La Vasquita, que ya había acompañado con su canto la primera intervención artística, entonó “La Cautiva”, acompañándose de su caja. Luego, trepó al improvisado escenario Lagua, trovadora mapuche recién llegada desde Esquel. La fuerza de su canto y las consignas que entrelazó entre tema y tema, recordando a Rafael Nahuel, a Matías Catrileo y a Macarena Valdéz, entre otros y otras asesinados por la represión, provocó la ovación de los presentes.
Mediando la actividad llegó la sorpresa de “Caballería Rusticana”, una performance con guión de Norman Briski, en la que se representa la renuncia del caballo de la estatua de Roca a seguir con el genocida sobre su lomo. Interpretado por el actor Nico Abdala, quien lucía una cabeza de equino realizada por el artista Guillermo Bechthold, mientras el actor Juan Astorga y la trovadora Naya Ledesma acompañaban con voz y canto la rebelión caballar. (ver el texto al final de la nota)
Luego, el payador Jorge “Pampa” Ubertalli, también fue muy aplaudido al entonar un tema de su autoría dedicado a la vida y la lucha de un viejo mapuche, que al correr de la canción relata los dolores que carga encima por culpa de la crueldad de los winkas. Tras su actuación, llegaron el dúo de Mica Bareiro en voz y Gus Laureano, en guitarra, con dos temas, en los que la voz de Mica generó gran empatía con el público.
Sobre el final, una banda potente como es la de MAPU, con guitarra, bajo y batería. Así, desfiló música latinoamericana fusionada con rocanrol y hasta la potencia convocante de la lengua mapuche en alguno de los temas. En ese marco se realizó un homenaje al Comandante Ernesto Che Guevara, a cargo de Julio Pomacusi, que leyó una carta de Fidel, y luego, en conjunto con jóvenes militantes de la OLP-Resistir y Luchar, un texto de Guevara.
MAPU hizo bailar a muchos y muchas de las compañeras presentes, coreando también los estribillos de las canciones, todas ellas despojadas de cualquier contenido superficial. La actuación de la banda abrió la puerta a los Sikuris del Arco Irís, quienes con bombos y sikuris de distinto tamaño, bailaron y cantaron a la pachamama, al sol, al viento y a los ríos, acompañados por muchos y muchas de las presentes, entre gritos de “jallalla” y “mariciweu”, evocando lenguas que resisten a la guerra cultural eurocéntrica y levantando, orgullosos, la wiphala de los pueblos originarios.
Fue toda una reivindicación de la Pacha y sus gentes, sus lenguas, sus potenciales de Resistencia lo vivido este sábado. Pero sobre todo, una fortísima condena a los genocidas, a sus trasnacionales, a sus costumbres de matar con impunidad, protegidos por los gobiernos de turno. Las manchas rojas que «visten» la estatua del criminal, seguramente han de multiplicarse por miles hasta que caigan esas gigantescas estructuras de hierro con que los vencedores condecoraron a los verdugos del pueblo. Como suele advertir Marcelo Valko al final de sus notas: Lento pero viene…

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