“Anacrónico y absurdo”

17.4.2020

Así definió Eugenio Semino, Defensor del Pueblo de la Tercera Edad, a la medida del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires de implementar un permiso especial para que las personas mayores de 70 años salgan a la calle. “Desde el punto de vista del derecho, es absurda”, agregó. Desde la CTA Autónoma también criticaron la medida al calificarla como “represiva y discriminatoria”.

Según informó el gobierno porteño, los mayores de 70 años deberán gestionar el Permiso de Circulación Obligatorio y Específico a través de una comunicación a la línea 147 para poder salir a la calle. Cada gestión tendrá validez para el día otorgado y no será necesaria su tramitación para cobrar la jubilación, realizar tratamientos médicos y acceder a la vacunación.
Al respecto, Eugenio Semino advirtió que los mayores de 70 años no son débiles mentales, ni tienen una minusvalía como para que se los tutele con este tipo de medidas: “Desde el punto de vista gerontológico es anacrónico, es tratar de tutelar casi en forma absurda al adulto mayor. Desde el punto de vista del derecho, es absurda (…). (La medida) subestima el concepto de responsabilidad que tiene el adulto mayor”.
En diálogo con medios periodísticos, Semino afirmó que todas las violaciones que se han visto en la Ciudad por parte de adultos mayores fueron generadas por los propios Estados.
En el mismo sentido, desde la Secretaría de Previsión Social de la CTA-A Capital calificaron la medida como “represiva y discriminatoria” y demandaron que se derogue de inmediato.
A través de un comunicado, la Secretaría advirtió: “Hubo todo un intento de sectores políticos con respaldo mediático, para que se impusiera el estado de sitio en el país. Por resistencia popular esta medida fracasó, aunque seguimos asistiendo a reiterados abusos de las fuerzas de seguridad. Menos explícitos -y hasta apoyados por parte de la población-, los ‘toque de queda municipales’ y hasta la ‘ley seca’ en algunos distritos, muestran cómo, ante un problema real, lo primero que se les pasa por la cabeza a estos funcionarios es recurrir a la represión.
En esta línea está el anuncio del Gobierno de la Ciudad de prohibir a partir del lunes la circulación de los mayores de 70 años. El problema es real: los adultos mayores se mueren más cuando se infectan con el COVID 19, aunque no ciertamente por ser viejos, sino porque estadísticamente las enfermedades pre-existentes se incrementan con la edad. Ante esto, la “solución” del Gobierno de la Ciudad es represiva y discriminatoria.
Discriminatoria porque detrás de la aparente lógica de ‘si ya está restringida la circulación de todo el mundo, restrinjamos un poco más la de los viejos, así los protegemos’, queda implícito el ‘viejismo’ que hace unas horas denunciara el Defensor de la Tercera Edad, Eugenio Semino, cuando advertía que con esta medida se fomentaba el estereotipo del ‘abuelo’ que no se vale por si mismo, asexuado y hasta ‘débil mental’. Lo discriminatorio de esto es que se plantea que el mayor de 70 -una población absolutamente heterogénea, con trabajadores, artistas, profesionales, heterosexuales, gays, lesbianas, jubilados, enfermos o con buena salud-, sea identificada como una cosa “distinta» por el conjunto de la población. Falta que nos obliguen a llevar una estrella amarilla con la inscripción +70, como propone en tren de protesta el ensayista e historiador del arte, José Burucúa.
Pero además de discriminatoria, la medida es claramente represiva. La restricción a la circulación ya está establecida, tiene sus reglas claras dictadas por el Gobierno Nacional y éstas gozan del consenso de la población. La ‘sobreactuación’ del Gobierno de la Ciudad podría ser reemplazada por un mayor esfuerzo de concientización, en lugar de la represión.
Los adultos mayores somos los que mayor interés tenemos en no enfermarnos. Cumplimos con las medidas de seguridad y somos los primeros en pedir ayuda si no podemos valernos por nosotros mismos. A pesar de la presencia de voluntarios que ‘harían las compras’, esta medida no sólo es totalmente innecesaria y abusiva, sino casi imposible de cumplir por la gran cantidad de personas que están solos o en pareja -ambos mayores de 70 años-, que actualmente llevan una vida independiente y segura”.

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