A 18 años de Cromañón: una larga lucha contra la impunidad

30.12.2022

El 30 de diciembre de 2004 quedó marcado para siempre en la memoria colectiva. El incendio del boliche Cromañón, durante un recital de Callejeros, dejó 194 personas muertas y más de 1400 heridas. Una larga cadena de corrupción que terminó en una masacre totalmente evitable.

La noche del 30 de diciembre de 2004 todavía está grabada en la memoria de miles. En el barrio porteño de Once, el boliche Cromañón desbordaba de pibes y pibas que fueron a escuchar a Callejeros. La banda se encontraba en un ascenso vertiginoso y eso se notaba en la cantidad de público que asistía a los recitales. Pero lo que esa noche había empezado como una fiesta terminó en una masacre.
Cerca de las 22:50 alguien en el público encendió una bengala de las tantas que se prendieron durante el recital, pero las chispas llegaron hasta la media sombra de un material inflamable que cubría el techo del local y se desató un incendio voraz.
Una de las salidas de emergencia estaba cerrada con candado y alambres. Los gases tóxicos asfixiaron rápidamente a varias personas y la falta de luz desató la desesperación.
Las imágenes de esas horas se apoderaron de las pantallas de TV: amigos y familiares buscaban afuera a sus seres queridos, con la incertidumbre de no saber si habían logrado salir o todavía estaban adentro. Muchas personas ingresando al boliche a rescatar gente que había quedado inconsciente o que no podía salir por sus propios medios. Una larga cadena de solidaridad para enfrentar la larga cadena de corrupción que se conocería luego: un local que no contaba con las habilitaciones necesarias, con las salidas de emergencia obstruidas, con la capacidad sobrepasada y muchísimas irregularidades que involucraban a funcionarios porteños, policías y al dueño del boliche, Omar Chabán.
Chabán, precisamente, fue señalado como uno de los principales responsables. Estuvo detenido en el Penal de Marcos Paz durante dos años y recién en agosto de 2009 fue condenado a 20 años de prisión. Por un cáncer linfático murió en 2014, cuando gozaba de arresto domiciliario.
Con el paso de los años también fueron condenados varios funcionarios porteños e incluso los integrantes de la banda. Pero quien nunca fue procesado por el hecho fue Aníbal Ibarra, Jefe de Gobierno en aquellos años y principal responsable político. Sometido a juicio político, la Sala Juzgadora de la Legislatura lo destituyó de su cargo, pero no hubo consenso para inhabilitarlo por 10 años ni por menos.
A pesar de haber sido destituido de su cargo por “mal desempeño de sus funciones”, Ibarra ni siquiera fue llamado para prestar declaración en la causa y posteriormente volvió a presentarse en elecciones para volver a ocupar la Jefatura de Gobierno de la Ciudad. En 2007 volvería a ocupar un puesto público como legislador porteño, función que ejerció hasta 2015.
A 18 años de la masacre de Cromañón, el recuerdo de los pibes y las pibas que murieron sigue presente, así como la lucha por justicia y contra la impunidad.

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