Beto Pianelli: “El gobierno porteño no solo no quiso resolver el conflicto sino que complicó día a día una salida”.

 

Entrevista al Secretario General del Sindicato del Subte

Beto Pianelli: “El gobierno porteño no solo no quiso resolver el conflicto sino que complicó día a día una salida”.

 

Jorge Makarz y Federico Montero

 

Entrevistamos en exclusiva a Roberto “Beto” Pianelli, Secretario General del Sindicato del Subte (AGTSyP) y Dirigente de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), en ocasión del intenso conflicto del subte. Luego de que fallaran las negociaciones paritarias con el Grupo Roggio, dueño de la empresa Metrovías, el reclamo de los Metrodelegados condujo a una prolongada huelga por salario y condiciones laborales que puso al descubierto la falta de interés del Gobierno de la Ciudad en hacerse cargo de la administración del subterráneo, una responsabilidad largamente reclamada por los porteños.

En esta entrevista, el dirigente sindical explica los motivos de la huelga y el acuerdo logrado el pasado día lunes 13 de agosto. También, analiza el modo concreto en que el gobierno de Macri obstaculizó la resolución del conflicto y la cobertura de los medios que, destaca, jugaron mayoritariamente a favor de la línea política impulsada por el macrismo.

 

¿Cuáles fueron los motivos que condujeron a la huelga del subte de la semana pasada?

Como el resto de los trabajadores, en el subte tenemos paritarias una vez por año y la misma vencía el 28 de febrero. Por ese motivo, durante los primeros días de marzo, normalmente, se establece un nuevo acuerdo salarial y convencional, porque este sindicato siempre discute condiciones de trabajo. En este sentido, hay que recordar que nuestro convenio colectivo en el subte es de 1994, es decir, se dio en un contexto de flexibilidad laboral, de plena vorágine menemista y en el apogeo del neoliberalismo en Argentina. Por ende, nuestro convenio colectivo es la Ley de Contratos de Trabajo y no tiene ningún otro beneficio.

Ante este escenario, desde hace años, el Sindicato del Subte se ha propuesto como meta ir incorporando cada año elementos de condiciones laborales para poder mejorar y tener un convenio acorde, como tienen otras actividades y sectores. En este marco, este año, en febrero, decidimos, además de ir por el aumento salarial, incorporar modificaciones en el régimen de licencias. Y ante esta propuesta, la empresa manifestó no poder ir a paritarias porque no contaba con los fondos suficientes. Así, fueron pasando los meses y en junio ya no sabíamos qué hacer para poder llevar adelante las negociaciones con la empresa. Durante este mes empezamos a realizar reclamos de auto-defensa, abriendo molinetes, haciendo paros en las horas no-picos de una o dos horas de extensión, pero nunca encontrábamos ninguna respuesta. Realizamos acciones que no afectaban a los usuarios, para no entorpecer, hasta que llegó un paro de 36 horas. Como resultado de esto, fuimos a una mesa de negociación en la que se acordó una tregua por dos meses en el marco de la cual la empresa se comprometía a dar una suma fija no remunerativa hasta que se resolviera este proceso. Esta suma rondaba entre los $ 900 y $ 1200 -aproximadamente, en promedio, entre un 12 y 14% más de lo que cobrábamos hasta entonces. Ante el conflicto y el incumplimiento por parte del gobierno de Macri en aceptar el traspaso del subte, aceptamos esa suma manifestando que no era la solución, pero que esperábamos que se aclarara la situación. Pasaron los dos meses y la empresa siguió sin darnos ninguna respuesta e incluso un mes antes declararon que no podían prestar el servicio en un tercio de su capacidad; entonces, decidieron retirar veinte formaciones. Esto se hizo porque no hubo mantenimiento, porque no se compran repuestos -tal como desde el Sindicato del Subte veníamos denunciando. Al correr riesgos de seguridad, se dejaron de utilizar estas formaciones y al día de la fecha, mediados de agosto, nos encontramos con un subte que funciona con un tercio menos de la capacidad operativa que tiene que tener y, en consecuencia, con una frecuencia totalmente distorsionada. Al mismo tiempo, vemos día a día cómo los trenes se van destruyendo. De continuar la política de no mantenimiento por parte de la empresa, esto seguirá sucediendo hasta que no haya más formaciones.

En este contexto, conociendo lo que pasaba, sabíamos que iba a ser una paritaria complicada. Así, luego de que venciera un jueves la fecha de tregua y sin tener una respuesta por parte de la empresa, decidimos hacer un paro el viernes (3 de agosto) por la noche, luego de que la mayor cantidad de usuarios ya no utilizaran el servicio. Tratando de afectar lo menos posible, decidimos hacer un paro durante el sábado y el domingo, que son los días en donde viaja la menor cantidad de gente. Esperábamos algún tipo de reflexión por parte de la empresa, algo que no ocurrió; no hubo ni un solo movimiento. Entonces, volvimos a parar el día lunes 6 con el mismo resultado. El martes se volvió a parar y si bien no hubo movimiento por parte de la empresa, otros actores empezaron a moverse, esencialmente el Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Mauricio Macri. Sin hacerse cargo del acuerdo que había firmado y sin acatar la ley de traspaso del Subte, Macri salió al cruce de nuestro reclamo planteando una serie de mentiras y acusaciones como que queríamos “desestabilizar su gobierno”, que eramos un invento del kirchnerismo y que lo hacíamos por orden de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, etc. Fueron pasando los días hasta que el día viernes se llega finalmente a un acuerdo con la empresa, pero que increíblemente se termina de romper por obra del Jefe de Gobierno de la Ciudad. El punto N° 5 de lo que pedíamos era que por año haya cinco días pagos y cinco no pagos en ocasión que los trabajadores tengan que hacer algún tipo de trámites o si tienen algún inconveniente personal. Esto es algo que hizo horrorizar a la Vicejefa de Gobierno, María Eugenia Vidal. La Subsecretaria de Trabajo de la Ciudad tampoco aceptaba este punto y esto trajo un problema grande. Ninguna de estas licencias traían costos; la empresa no tenía argumentos en contra y por eso había aceptado. El sábado y el domingo continuamos con el paro y salimos a informar lo que sucedía: “Tenemos este acuerdo -enumeramos públicamente lo que se había acordado-, la Ciudad no quiere firmar y ahora la empresa dio marcha atrás”. Esto llevó a que el lunes 13, finalmente, se pudiera llegar a un acuerdo.

Ahora bien, lo interesante para analizar es que fue claramente un reclamo sindical que el Jefe de Gobierno porteño utilizó para generar un gran conflicto político con miras a las elecciones de 2015. Pensando en una probable rivalidad con la Presidenta de la Nación, evidentemente Macri evaluó que le daría algún tipo de rédito político utilizarnos y decir que estábamos “mandados por la Presidenta”. Y esto llegó a tal punto que la opinión pública no sabía con quien estábamos discutiendo. De paso, se hablaba del gobierno porteño, del gobierno nacional y de nosotros pero nada se decía de la empresa. Por eso la huelga duró diez días hasta acordar algunas medidas que permitieron suspenderlo.

 

¿Cuáles son los principales puntos del acuerdo logrados el día lunes?

Incorporamos una licencia de diez días para los compañeros y compañeras que adopten niños, se agregó un día más de licencia por fallecimiento y nacimiento y, la más importante para nosotros, una licencia para aquellos trabajadores que tienen enfermedades prolongadas. Esto es muy importante porque estamos hablando de un tipo de trabajo insalubre y hay muchos trabajadores con tratamientos prolongados. Al año de licencia, esos compañeros y compañeras dejaban de percibir su salario y se les reservaban sus puestos de trabajo durante un año más. Ahora, logramos que pasado el año se les siga pagando durante seis meses más. Por otro lado, se lograron una serie de re-categorizaciones. A modo de ilustración, cuando al boletero le había recaído la implementación de la tarjeta SUBE y nosotros pedíamos una solución técnica porque realmente empezaron a darse casos de tendinitis porque tenían que cargar la tarjeta apretando desde una posición en el aire. Incluso esto generó una polémica con la Presidenta cuando no se trataba de que estemos en contra de la SUBE, sino que queríamos una solución técnica, como pasa en cualquier trabajo. Además, recordemos que toda la recarga de la tarjeta, para todos los transportes, recaía en el boletero del subte. Por eso, en aquel momento, hicimos el reclamo y logramos que el trabajador, que había tenido una gran recarga de trabajo, fuera beneficiado de alguna manera. Lo mismo sucedió con los peones y con sectores de los talleres a los que se les elevó el nivel. Por eso es importante destacar que este sindicato siempre luchó por las condiciones de trabajo y no solo se ocupó de los aumentos salariales.

 

¿Cuál es el papel que tiene que tener el SBASE (Subtes de Buenos Aires Sociedad del Estado) y hacia dónde debería orientarse la administración de la red de subtes?

SBASE existe desde el año 1977 e incluso hasta 1994 administró el subte, momento en que terminó la concesión. Ahora bien, ¿cuál era la función? Desarrollar y crear nuevas líneas de subte. De hecho, crearon una línea nueva que es la H. Fue creada durante el gobierno de Anibal Ibarra pero, desgraciadamente para él, la terminó inaugurando Macri. En este marco, hay que señalar que cuando asume Macri y se pone a cargo de SBASE, lo primero que tenía que hacer es comprar los coches, cosa que todavía no se hizo, y luego extender la red. Prometió 13 km pero hoy, a seis años de gobierno, se construyeron menos de 2 km de subterráneo. Por su parte, la extensión de la línea E la está haciendo la Nación y lo demás ya está terminado. En definitiva, SBASE es la encargada de hacer eso, y si en determinado momento llegara a caer la concesión, tendría que hacerse cargo de prestar el servicio. Por eso realmente fue bochornoso que SBASE no hiciera ninguna declaración cuando la misma empresa está reconociendo que se está destruyendo el material rodante -bienes y activos de SBASE. Porque esta empresa es de todos los porteños, no es de Macri, y debería rendir cuentas. Si me preguntás qué será del organismo de aquí en adelante, es difícil saberlo porque el Jefe de Gobierno tiene un proceder indescifrable.

 

El conflicto llegó hasta el punto en que una disposición de una jueza intimara al Gobierno de la Ciudad a sentarse en la mesa de negociaciones

La actitud de la jueza fue impecable. En todo momento quiso encontrar una solución, primero en el marco del juzgado. Cuando vio que esto no fue posible dictó esta resolución donde le exigía a la Subsecretaria de Trabajo de la ciudad que interviniera. Pero hizo todo lo posible para resolver el problema. En este sentido, la Subsecretaria no tuvo una mala actitud -y lo dijimos públicamente- pero de parte del Gobierno de la ciudad hubo una política cerrada para tratar de descalificar la protesta, en todo momento. Sinceramente creo que el macrismo consideró que mantiene un sector de su electorado de esa forma. Pero fuera de la Subsecretaria, el gobierno porteño no solo que no tuvo actitud para resolver el conflicto sino que incorporaba todos los días nuevos elementos que complicaban aún más la salida.

 

¿Cómo analiza el tratamiento de los medios sobre el reclamo?

Los grandes medios tuvieron dos objetivos. En primer lugar, intentaron -y lo lograron- tapar al Grupo Roggio, dueño de la empresa. Siendo que los principales actores del conflicto sindical eran ellos y nosotros, durante todo el proceso fue muy poco lo que se habló sobre la empresa. Hubo muy pocas y honrosas excepciones sobre esto. En segundo lugar, cuando el Ingeniero Macri se mete de lleno en el conflicto y lo transforma en un conflicto político, los medios actuaron en esa línea, ayudando esa postura. Muy pocos informaban de qué se trataba el reclamo, no informaban que se estaban pidiendo paritarias desde fines de febrero de este año, y entraban en la famosa discusión de si los subtes “se traspasan o no”. Entonces, creo que la mayoría de los medios dominantes jugaron en línea a la política del macrismo. Nos hacían aparecer como los gladiadores del gobierno nacional y a ellos como las víctimas. Por suerte, de a poco el espectro de medios es más amplio y empiezan a haber otras versiones y voces.

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