Protección para pizzerías tradicionales porteñas

 

29.10.2010

 

En la Legislatura de la Ciudad, trabajan un proyecto que crearía una Comisión de Protección y Promoción de las Pizzerías Notables de la Ciudad de Buenos Aires, integrada por 2 representantes del Poder Ejecutivo del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, incluyendo al Secretario de Cultura y al Director de Turismo del mismo, 6 representantes de la Legislatura de la Ciudad, incluyendo a los presidentes de las Comisiones de Cultura, Comunicación Social, Desarrollo Económico, MERCOSUR y Políticas de empleo, Comisión de Turismo y Deportes, Comisión de Patrimonio Histórico y 3 representantes de organizaciones empresariales vinculadas al sector específico o al sector de turismo y hoteles. 

 

Se considerará como notable a la "pizzería relacionada con hechos ó actividades culturales de significación; aquella cuya antigüedad, diseño arquitectónico, relevancia local o forma de elaboración de sus pizzas le otorguen un valor propio". Los objetivos son los siguientes: 
a. La elaboración y actualización de un catálogo de pizzerías notables en el ámbito de la ciudad y su difusión en los centros de actividad turística. 
b. Consensuar y proponer para los bienes que se incorporen a dicho catálogo proyectos de conservación, rehabilitación o cuando correspondan restauración edilicia y mobiliaria con asesoramiento técnico especializado del G.C.B.A u otra institución. 
c. Promover la participación de los locales catalogados en la actividad cultural y turística de la ciudad, impulsando en éstos actividades artísticas acorde a sus características. 

Los argumentos de los Legisladores del PRO, expresan haciendo historia: "En 1882 el napolitano Incola Vaccarezza elabora en un horno de La Boca, ubicado en Moussy entre Brandsen y Suárez, el primer fainá porteño.
Ricardo Radavero fue un pujante genovés que se dedicó a la venta callejera de pizzas, instalando, sobre caballetes de madera, el “tacho” metálico, que con una llamativa tapa cónica, las contenía.
En 1893 el ciudadano xeneise Agustín Banchero se afincó en La Boca y abrió una panadería en la calle Olavarría; cuenta la historia que allí se creó la exquisita fugazza con queso. Años más tarde, en 1932, Juan Banchero, acompañado por sus hijos, inauguró en la esquina de Almirante Brown y Suárez su celebre, y cada día mejor, pizzería. Por aquellos años Banchero contó con el destacado maestro pizzero don Mario Menoni. 
De La Boca las pizzerías comenzaron a diseminarse por todo Buenos Aires. 
La ya legendaria avenida Corrientes fue la segunda patria del plato. Pin Pun, Guerrin, Serafín, Marin, Los inmortales, Banchero Centro, Rey, Las Cuartetas y El Palacio de la Pizza, así lo certifican. 
Hacia los años treinta y cuarenta, Buenos Aires se volvía adicta a la pizza. Casas como Tuñin de la Boca multiplicaban sus locales. Las Cuartetas eran ya un hit de Corrientes, calle donde la desinencia in tiene que haber sido auspiciosa. Allí nacieron la mítica Guerrin, una casi contigua Stevin y luego, venida de Constitución, la legendaria Marín, fundada por Raposo, un pontevedrés devoto del mejor aceite de oliva. 
Los años 30 fueron testigos del nacimiento de una pizzería que con los años se convirtió en un clásico del rubro: Angelín, con local en la Av. Córdoba 5270. Sus carteles indican: “Creador de la pizza canchera”, pizza sólo con salsa y condimentos que solía venderse fría en la inmediaciones de las canchas de fútbol, también llamada de tacho, en alusión al recipiente que encimadas una sobre otra las contenía. 
Otra de las pizzerías que hizo historia en La Boca fue Guastavín, a cuyo local concurría una amplia clientela, apasionada por su pizza de muzzarella, su fugazza y su crocante y apetitosa fainá- 
Entre las pizzerías porteñas que tenían su apogeo por los años 50 recordamos en forma particular a las siguientes: Barracas, Vieytes 1273; Boyacá, Gaona 2683;
Capri, Córdoba 6229; Carlín, Iriarte 2899; Celli, Segurota 1400; Colón, Córdoba 3945; Chiesa, Nazca 2216; Dele-Dele, Corrientes 1790; Del Once, José E. Uriburu 39; El Abasto, Corrientes 3101; El Griego, Francisco Beiró 5293; El Mundo, Corrientes 2802; El Rosarino, Almirante Brown 1446; Empire, Federico Lacroze 2702, Flor de Pompeya, Av. Saenz 963; Giovanni; Federico Lacroze 4106; Giuseppin, Triunvirato 4660; La Aparecida, Santa Fe 2587, La Cumbre, Centenera 10; La Molinera, Santa Fé 2202; La Monada, México 2802; Las Margaritas, Av. San Martín 6255; Los Hinchas, Las Heras 2967; Miramar, Juan B. Alberdi 6301; Monroe, Monroe 5085; Morro Hnos., Lavalle 3205; Parque Cuenca 3085; Pin Pun, Corrientes 3954; Ricci Y Boyé, Gallo 706; Rincón del Once, Rivadavia 3090; Rodríguez y Alonso, Lope de Vega 1688; Romanin, Donato Alvarez 2117; San Cayetano, Rivadavia 11532; Sobral Hnos., Rivadavia 9688; Stevin, Entre Ríos 793; Toscanín, Caseros 3021; Turi di Nápoli, Cuenca 3028; Vairo y Creixel, Santa Fe 3684; Yiyo, Rivadavia 11580, y la de Don Vicente De Luca en la avenida San Juan casi Entre Ríos.- 
La pizzería MENA era un baluarte barrial de la Boca y Barracas entre los años 50 y 60. Por esos mismos años apareció, en su local de la Av. Juan B. Justo y Argerich, Cittadella con la exitosa pizza por metro y sus desbordantes copas heladas. La modalidad métrica fue adoptada por algunas otras casas. 
A fines de los años 80, apareció la pizza a la parrilla logrando en poco tiempo tener un consecuente público. Entre las pioneras en esta manera destacamos a Grappa y a Morelia. 
La pizza es sin lugar a dudas “una porción de Buenos Aires”. Forma parte de la vida cotidiana de los porteños desde su primera juventud. 
Ya sea de molde, media masa, a la piedra o ahora, a la parrilla; en versión napolitana, de anchoas, de jamón y morrones, calabresa, de verdura, la tradicional e irremplazable de muzzarella, la canchera, o ¿porqué no? una fugazza, fugazzetta o un crocante y sabroso fainá. 
Desde la llegada de aquellos precursores, como el napolitano Incola Vaccarezza a los xeneises Radavero y Agustín Banchero, la pizza y las pizzerías porteñas desarrollaron su propia historia entre el aporte hispano y la impronta de La Boca, la calle Corrientes y de toda Buenos Aires, pasando a formar parte de nuestro valioso, y en este caso sabroso, patrimonio cultural. 
Cuando hoy se habla de “cocina porteña”, es decir, por ejemplo: de milanesa con papas fritas, milanesa napolitana, puchero, matambre casero con ensalada rusa, bife de chorizo con ensalada mixta, filet de merluza con puré, revuelto Gramajo, arroz con pollo, tallarines caseros, ravioles de seso, panqueque de manzana, flan con dulce de leche, budín de pan con crema, queso y dulce y arroz con leche, no podemos de ninguna manera, obviar la pizza y en defecto las pizzerías que tanto han aportado y aún aportan en placer y tradición".

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