Desalojo de vendedores ambulantes en Liniers: “Tratamos de sobrevivir”

13.1.2018

Ayer, por orden del fiscal general porteño, la Policía de la Ciudad secuestró la mercadería y destruyó los puestos de los manteros del barrio de Liniers. El operativo fue realizado en coordinación con el Ministerio de Ambiente y Espacio de la Ciudad, organismo que informó que se desarmaron los puestos a 475 vendedores callejeros. Testimonios: Revista Cítrica

La otra campana

El tema del día no fue que desalojaron a manteros y manteras en Liniers, sino sus nacionalidades. Mientras las voces xenófobas vitorean al ver su deseo cumplido, proponemos escuchar la otra campana. Senegaleses, peruanas, bolivianos o argentinas. No importa. María, Freddy, Carlos, Enrique. Vecinos y vecinas. Emprendedores y emprendedoras que no alquilan el sillón ni el patio de sus casas cuando se van de vacaciones. Sino que emprenden su negocio bajo el sol furioso de enero:

 

María: "Tengo seis hijos. ¿De dónde voy a sacar plata para darles de comer? Como voy a pagar los impuestos. Vengo a vender a la hora que puedo. Mi esposo está postrado. Hace seis meses que soy madre y padre de mis hijos. Esta es nuestra casa, que hemos cuidado durante mucho tiempo. No me gusta que vengan a trabajar puesteros de otro lugar. Siempre le pido permiso a la gente de los negocios, y nos han dejado. No sabemos hacer otra cosa que vender".

 

Freddy: "Somos gente humilde. No hay mafias, como siempre dijo el Gobierno. Cada cual compra su mercadería y sale a vender. Hace diez años que vendo indumentaria en Liniers. Nos sentimos atropellados por esta situación. Es nuestra única fuente de ingreso. Nosotros tratamos de sobrevivir. Si la delincuencia existe es porque hay corrupción en la policía y en el gobierno. Estamos predispuestos a legalizarnos y aportar al Estado".

 

Carlos: "Soy peruano. Llevo 20 años radicado en el país. Hay gente mala y buena. Como en todos lados. Nosotros nos ganamos el pan honradamente sin perjudicar a nadie. Ojalá nos den la ayuda que estamos esperando".

 

Enrique: "No tenemos otro medio de vida. Tiré currículum para poder trabajar de seguridad y no me llamaron nunca. ¿Qué me queda? Tengo que sobrevivir de alguna manera. A muchos no les queda otra opción que venir acá a trabajar. Si nos van a reubicar en otro predio, espero que no sea como ocurrió con la gente de Once que empezaron a ponerles trabas. Yo quiero un trato justo".

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