Analizamos la resolución de procesamiento de dos comunicadores alternativos
29.20.2017
Por Francisco Godinez Galay-CEPPAS
El juez Martínez De Giorgi confirmó procesamiento y embargo a dos comunicadores alternativos que registraron la represión policial. Analizamos la resolución.
La resolución del juez, plagada de errores de ortografía, de tipeo e incoherencias entre testimonios y testimoniantes, menciona que “surge de las actuaciones labradas por el personal policial que un grupo de manifestantes derribó el vallado que se encontraba en el sector más cercano a Casa Rosada, mientras lanzaban elementos contundentes, tales como botellas y piedras y además quemaban contenedores del Gobierno de la Ciudad. Estas personas también llevaban palos en sus manos y tenía sus rostros tapados con pañuelos y remeras”. Y algunas cosas tan absurdas (y sospechosas) como el secuestro de “un petardo de doble mecha con la inscripción ‘Tumba Rancho Bien Villero’”. Aduce el acta que hubo destrozos y pintadas en las inmediaciones de la Casa Rosada, lugar donde no se dieron las detenciones.
También señala que “Resulta relevante resaltar que dada la magnitud de los eventos, en un primer momento no fue posible contar con la totalidad del material fílmico, peritajes y testimonios, todo lo cual será evaluado ahora en forma minuciosa e integral.” Se ve que justo los videos de la transmisión en vivo de la RNMA no fueron vistos por le juez, ya que eso descartaría de plano las decisiones por él tomadas. Preocupa también que decida el procesamiento sin haber analizado todo el material necesario.
Así y todo se afirma que el grupo de personas entre los que se encuentran Juan y Medo, “derrumbó el vallado de seguridad, agredió al personal policial con botellas, piedras y además quemó carros de basura pertenecientes al Gobierno de la Ciudad”.
La resolución del juez afirma que no analizó todo el material necesario
¿Cómo logró el juez saber que fueron ellos, si según la misma resolución, estaban con los rostros cubiertos? Parece que empezaron los desmanes y luego se los taparon, en una actitud muy lógica para cualquier manifestante que desee encapucharse: “comenzaron a empujar el vallado hasta lograr derribarlo, para luego cubrirse sus rostros con diferentes vestimentas, mientras arrojaban grandes piedras, bombas molotov y bombas de estruendo al personal policial.”
El que fue detenido mientras comía una pizza declara (y figura en la resolución) cómo vio los acontecimientos: “Nosotros estábamos como espectadores, nos estábamos cargando de indignación, porque estos chicos no estaban molestando a nadie, no estaba haciendo nada, teniendo el personal policial motorizado una actitud agresiva sobre ellos. En ese instante, las motos cortaron la calle a la altura de donde estábamos sentados nosotros. Empezaron a acelerar las motos y moverlas continuamente con la intención de intimidarnos.”
Otro procesado declara: “Al momento de la detención yo estaba más o menos a dos cuadras del cabildo, solamente esperando a mis amigos sentado sobre mi mochila contra la pared, comiendo un pancho”.
Una de las detenidas comenta la hostilidad con la que los trataron: “Me negaron un médico y sufrí amenazas y maltrato policial y golpes durante la detención, (…) me negaron agua por más de seis horas. (…) En un momento nos encerraron en el camión con un candado, pedí que me desajusten las esposas porque me estaba cortando la circulación. No me dieron ninguna constancia de que se habían quedado con mi celular, ni siquiera me avisaron, yo me entere después”.
Todas las declaraciones de los detenidos/as hablan de la hostilidad y desproporcionalidad policiales, y de la falsedad de la versión policial de los hechos
Otra agrega: “Cuando me encontraba en la Comisaría detenida, un policía de sexo femenino me pidió que me desvista frente a policías hombres.”
Y otra más relata la cacería y el miedo policial a ser registrados: “Ahí veo que un policía se quiere llevar a un chico y tenía su pie en la cabeza. Ahí empecé a filmar de vuelta con mi celular y cuando el señor policía uniformado de azul me dice ‘¿otra vez filmando?’ y hace una orden para que me lleven porque dijo que estuve tirando piedras”.
Otro detenido es vendedor de la revista Hecho en Buenos Aires. “Al momento de mi detención estaba usando una credencial de la revista para la que trabajo, tiene mi nombre, foto, parada asignada y más datos personales míos”
Otro hacía un trabajo practico de fotografía: “Yo me encontraba presente en la movilización para cumplir con un trabajo práctico de la escuela en la que estudio que es la ARGRA (Asociación de Reporteros Gráficos de Argentina) que teníamos como trabajo práctico la cobertura de la movilización. En el momento en que me llevan detenido yo estaba tomando fotografías junto con 5 compañeros más de la escuela. Estaba tomando unas fotos y viene el policía que me detiene. Me lleva detenido. De ahí me reducen y me llevan a la camioneta donde me llevan detenidos”.
Se los procesa por intimidación pública y resistencia a la autoridad, con embargo por un millón de pesos
Ezequiel Medone declaró que “estaba registrando con video y en el momento que estaba haciendo una transmisión en vivo me detuvieron en Av. De Mayo y San José y Santiago del Estero o Sáenz Peña más o menos. En uno de los avances de la policía, al lado mío estaba Juan Pablo Mourense (así figura en la resolución) que también está detenido y también otra chica filmando, y en ese momento yo escucho que personal de la policía dice – ese está filmando agárralo – en ese momento en el tumulto me detienen, me ponen los presitos (sic en la resolución) en las manos y me llevan a una camioneta de la fuerza policial”.
Juan Pablo Mourenza: “nos encontramos en avenida de Mayo y 9 de julio de ahí fuimos a Salta e Yrigoyen donde nos encontramos con otros compañeros que nos dieron cámara, trípode y chalecos de prensa. De ahí volvimos a avenida de Mayo y 9 de julio, cubrimos un momento en el que estaban llevándose a un chico que andaba en patineta. Después volvimos a cruzar la 9 de julio en sentido al Congreso, ahí hicimos unas cuadras más y llegamos hasta San José y avenida de Mayo. En esa esquina en particular, vimos que estaban tratando de llevarse a una chica que estaba filmando y fuimos a cubrir eso y tratar destrabar esa situación, la policía la acusaba de tirar piedras, y ella estaba con su celular en la mano. En ese momento, un policía le pega a un muchacho que estaba con una cámara un palazo en la rodilla. A este chico lo saco de escena y lo llevo hasta la boca del subte. Ahí escucho a mi compañero Medone discutiendo, y cuando llego estaba agarrado por cuatro policías, yo me quise interponer, llamándolos a la razón tratándoles de hacerle saber que él estaba haciendo trabajo de prensa”.
Las pruebas mencionadas por la resolución son gran cantidad de declaraciones de oficiales y jefes de policía, un recorte del diario Clarín titulado “Identifican a varios detenidos en la marcha participando en hechos de violencia”, informes del gobierno de la ciudad sobre daños, informes aportados por la División Ciberpatrullaje de la Policía de la Ciudad, fotos publicadas por Infobae, etc. Pero nunca las filmaciones y fotos de transeúntes y medios alternativos.
Las pruebas mencionadas son infinidad de declaraciones policiales, informes oficiales, una foto y una nota de Clarín
Sobre Medo y Juan, afirman que provocaron a la policía, insultando y arrojando cosas, y que cuando los aprendieron, forcejearon. Y que ello se constata con las fotos publicadas por Infobae.
“Para corroborar los dichos del personal policial interviniente, se tuvo a la vista las imágenes del portal en cuestión. En este mismo portal, en otra de las fotografías, se lo observa a Mourenza forcejando también con los policías que ya tenían detenido a su compañero –Medone-. Es decir Medone y Mourenza provocaron al personal policial, buscando su reacción y cuando intervinieron para detenerlos, comenzaron a forcejear con ellos”.
La única prueba que tienen de esto es un par de fotografías. Del texto surge que las fotografías también deben ser suficientes para probar que arrojaron cosas e insultaron. A su vez, revisando las mencionadas imágenes, es una sola donde aparecen Juan y Medo, y es la que ha circulado por todas las redes. Primero, parece insuficiente como prueba; segundo, esa foto habla más de la violencia policial que de los periodistas; y tercero, es imposible no pensar en la intencionalidad de usar esta foto como prueba y ninguno de los videos de los transeúntes e incluso de la transmisión que realizó de los hechos la Red Nacional de Medios Alternativos. Es tan maligno (o tonto) como cobrar un penal por una foto, teniendo ocho cámaras a disposición.