Centro de Exposiciones de la Ciudad, la nueva víctima de la Cleptocracia político-empresarial

19.7.2017

Silvio Schachter

Recién finalizada la obra del nuevo Centro de Exposiciones de la Ciudad- CEC, el gobierno de la ciudad le otorgó su administración por 15 años a la empresa IRSA. En una maniobra de corrupción legalizada la mega corporación inmobiliaria se presentó y ganó  una licitación a medida, donde fue único oferente de una supuesta UTE , cuyas cuatro integrantes, IRSA, La Rural S.A., Ogden Argentina S.A. y Entretenimiento Universal S.A., tienen la particularidad  de tener como socio principal al magnate  Eduardo Elsztain.

 

El Centro, construido sobre la Avenida Alcorta, donde estaban los viejos galpones del ex Centro Municipal de Exposiciones y  los playones de estacionamiento y acarreo de la empresa STO, tiene una capacidad  para 5.300 personas, una superficie aproximada de 50.000 m2, de los cuales el edificio ocupa  20.000 m2 y el resto está destinado a un estacionamiento subterráneo con capacidad estimada para alrededor de 1.000 automóviles.  

El interesante proyecto realizado por el estudio de Edgardo  Minond tiene la particularidad de tener casi toda su superficie bajo nivel, con un parque superior aterrazado que continúa la traza del parque Thays hasta la facultad de Derecho. Resulto ganador de un concurso organizado por la Sociedad Central  de Arquitectos, que  estuvo envuelto en cierta   polémica,  pues uno de sus jurados el Arq. Berdichevsky  era en ese momento  socio del ganador, en la obra de la  nueva sede del Gobierno de la Ciudad, lo cual fue objetado sin éxito por  otros participantes. Más cuestionada aun fue la decisión de  su realización  teniendo en cuenta el voluminoso presupuesto oficial asignado, frente a la extensa nómina  de prioridades y carencias en materia de salud, educación y el déficit habitacional de la ciudad donde  uno de cada diez habitantes vive en villas de emergencia.

El proyecto se inició con la aprobación de la Ley 4923 de 2014 que  desafecto el uso anterior del predio y fijo la  zonificación para permitir el   nuevo destino,  siguió con el llamado a concurso y la licitación para  la construcción del CEC, para cuya realización en tiempo record se garantizó el flujo presupuestario que se le niega a  otras obras pendientes. El carácter fraudulento al sancionar la realización del CEC, ya  contenía el vicio oculto que apareció tres años más tarde, la ley habla explícitamente de una obra de interés público necesaria para la ciudad ,  argumento  que  fundamentó su aprobación,  la misma idea  se mantuvo al  concursarla y realizarla, pero  con la obra avanzada, con el presupuesto en ejecución y con  su finalización a la vista, apareció la propuesta, hasta entonces  encubierta, de privatizar su administración, es evidente que quienes  propusieron esta obra ya tenían en mente su cambio de mano y probablemente quien sería el beneficiario final, no hay que ser muy sagaz para arribar a esta conclusión, teniendo en cuenta que la operatoria estuvo a cargo del Ministerio de Modernización  y Desarrollo Económico porteño cuyo titular  Andy Freire, fue  ejecutivo de IRSA y de  quien  en su momento el propio  auditor general Facundo Del Gaiso afirmo que su nombramiento era violatoria del artículo séptimo de la Ley de Etica ya que: “conlleva un conflicto de intereses y vulnera los más elementales principios de la Etica Pública. Precisamente este Ministerio tiene a su cargo la Agencia de Bienes, la máquina liquidadora de propiedades del Estado porteño que con acierto fue bautizada por el semanario Noticias como la “Inmobiliaria del PRO” que  ya repartió entre amigos, la misma IRSA, Consultatio,  Raghsa,  Argencons, Banco Macro y a los dueños de las marcas Le Parc, Quartiers y Mirabilia, entre otros, la cantidad de  46 inmuebles, quedando aun por vender otros 22 activos que se subastarán según una lista oficial por una base total de 357 millones de pesos.

La concesión del CEC  privados se aprobó el año pasado en la Legislatura con 53 votos a favor y solo 4 en contra de  Patricio del Corro- FIT, Gustavo Vera-Bien Común, Pablo Vilardo – Ay L y Adrian Camps – Socialismo Autentico. Como en otras ocasiones conto con el apoyo de la llamada oposición, el FPV encabezado  Carlos Tomada,  la Corriente Nacional de Militancia que responde a Daniel Filmus y Agustin Rossi y el bloque de Martin Lousteau. Nada nuevo por cierto, pues como en casi todas  las leyes presentadas por  estos  verdaderos talibanes del patrimonio público contaron con el consentimiento de una  declamada oposición. La adjudicación reciente terminó de cerrar la operatoria.

La concesión tiene todos los rasgos de un grotesco espectáculo donde los funcionarios son arte y parte en  la partitura del mayor protagonista  del negocio inmobiliario del país: IRSA. La obra del CEC  tuvo un costo cercano a los 500 millones, sin contar el precio del terreno que en esa ubicación, una de las zonas privilegiadas de la ciudad por su entorno y  belleza escénica, y con una nueva estación de subterráneo, sería casi imposible de valuar. La UTE adjudicada para administrar el CEC por un plazo de 15 años pagará un canon irrisorio de 1.250.000 pesos mensuales y se hará cargo del equipamiento correspondiente. La erogación implica un millón de dólares por año, cifra que representa apenas  el 20 % de los ingresos que obtendrá  solo por  la explotación  de la playa  de estacionamiento, que tendrá un uso intensivo no solo por los eventos sino también por su proximidad con la facultad de Derecho. Si tomamos como ejemplo la Feria del Libro, donde un stand de primera línea pago este año a la Fundación del Libro  600 mil pesos, quienes conocen el tema calculan que los administradores tendrán por la explotación del predio una facturación anual aproximada de 40 a 50 millones de dólares. Ante la pregunta de un periodista: ¿por qué después de  15 años el canon acumulado cubrirá  menos del 50% del costo de la obra?, el Jefe de gobierno Rodríguez Larreta respondió sin ningún pudor: “la diferencia  se pagara indirectamente  con el beneficio que  tendrán las empresas vinculadas al turismo”.

 

Abarca y devora

 

La síntesis cruda de la operación es: IRSA y compañía reciben una obra construida,  gestionada, terminada por la administración de la  Ciudad, financiada con recursos públicos y edificada sobra tierra del Estado, la concesionaria solo tiene que equiparla y  poner la boletería para empezar a recaudar, riesgo cero, inversión cero, ganancia asegurada, nada más lejos de la oferta y la demanda, el riesgo empresarial y la libre competencia, los nobles paradigmas del capitalismo. Como contrapartida el gobierno de la ciudad podrá utilizar el edificio 45 de los 365 días del año.

El irónico director Mel Brooks, parodiando la voracidad de las empresas en EE UU, creo en la ficción de uno de sus films, una compañía llamada Abarca y Devora, la imagen satirizada parece basada en el perfil de IRSA, la mayor corporación de bienes raíces del país.

La empresa inició su despliegue en los noventa de la mano del  multimillonario magnate de las finanzas y especulador profesional George Soros, supo construir sólidos vínculos políticos que se mantuvieron y acrecentaron con  los sucesivos gobiernos, convirtiéndose en interlocutor privilegiado de todos los gobernantes, sean tirios o troyanos, quienes facilitaron sus operaciones hasta convertirlo en un gigante que ha cartelizado el negocio inmobiliario del país. La corporación es dueña de catorce shoppings , los hoteles cinco estrellas Libertador, Llao Llao e Intercontinental y doce edificios de renta de alta gama, se hizo de la Ciudad Deportiva en la Costanera Sur, del Banco Hipotecario, para cuya nueva sede compro recientemente el emblemático edificio Del Plata en el punto más estratégico de la ciudad y es además propietaria de la agropecuaria Cresud dueña de 24 campos con más de un millón de hectáreas, entre otros bienes y negocios en la país y el exterior.

En materia de concesiones ventajosas tiene como antecedente la del  Buenos Aires Design, en plaza Francia, donde el Gobierno de la Ciudad le fijo en un absurdo canon de 46.000 pesos por mes por un predio que tiene 70 locales comerciales, 2 centros de eventos y convenciones y 140 cocheras. Casualmente el Design está justo enfrente del CEC. Un beneficio similar obtuvo con la cesión por 25 años del terreno ferroviario del San Martín en Palermo, donde en 2013 inauguró el cuestionado shopping Distrito Arcos con 70 locales, 20 stands y 500 cocheras. Para este caso el acuerdo fue entre el gobierno anterior, que a través de la ADIF le otorgó el predio y el de Macri en la Ciudad, que cambió la zonificación.

IRSA junto a  su socio Diego Finkelstein se quedó con el 100 % de La Rural S.A. y de Ogden su gestionadora, las otras partes del UTE concesionaria del CEC. El predio de siete hectáreas de  la Rural fue un bonus  a la SRA cedido  por Carlos Menen a cambio de 35 millones de dólares cuando la tasación oficial era de 135 millones,  inmediatamente fue transferido a Francisco Narvaez, aportista calificado a la campaña del riojano, “el colorado”, que tiene el record de ser el diputado con menos participación en la historia del Parlamento argentino, se lo vendió a IRSA y asociados. Ahora la empresa de Elsztain, tendrá el monopolio absoluto de la gestión de grandes exposiciones, la organización de convenciones y mega eventos en la Ciudad, que por supuesto no estarán guiadas por un política cultural al servicio de sus habitantes como debería tener el CEC, sino por la única lógica que conocen: la máxima rentabilidad.

La obra del CEC estuvo a cargo de Criba SA asociada a  Mejores Hospitales SA, otra empresa que también tiene a Criba SA, como parte societaria, quienes ganaron la licitación con una oferta que superó por un 20% el presupuesto oficial. Criba es una empresa familiar de reconocida capacidad y excelencia para la realización de grandes edificios. Pero como no solo de méritos profesionales se trata cuando se habla de proyectos públicos, sus dueños aportaron 832.000 pesos a la última campaña de Mauricio Macri. Criba realizó la actual sede del Gobierno de la Ciudad en Parque Patricios, pensada para el Banco Ciudad, cambio de destino después del frustrado y violento  intento de hacerla en el Borda, su adecuación al nuevo destino costó un adicional de 20 millones de pesos, no fue licitado como fija la ley; la compañía tiene a su cargo actualmente la construcción de dos módulos habitacionales en la Villa Olímpica en la Comuna 8 que serán utilizados durante los Juegos Olímpicos de la Juventud para luego ser vendidos y realizó para el Estado  la recuperación de la Estación de Trenes de Retiro, la remodelación de los alrededores del Teatro Colón y el Polo Educativo Saavedra entre otras obras.

 

Cleptocracia

 

La Cleptocracia, (del griego clepto, 'robo'; y cracia, 'fuerza' , el dominio de los ladrones) es la forma de la corrupción que liga la política con la actividad empresarial, la obra pública con los negocios, metodología que no solo se manifiesta a través de procedimientos ocultos de carácter faccioso, sino que también puede tener  su cara legal, lo cual no significa legitima, está basada en el tejido de una compleja red de mecanismos que se sostiene en el funcionamiento del modelo institucional, por tanto es sistémica, que le permite dar seguridad jurídica al cohecho en sus variadas formas. Esta metodología es propia del ejecutivo pues allí se administran los presupuestos, pero también es evidente en los ámbitos de las legislaturas tanto de la Ciudad como de la Nación, donde se sellan contubernios entre los oficialismos de turno y oposiciones, solo retoricas, que arrasan con los intereses y bienes públicos. La lista de enajenaciones  y negociados es tan larga como los nombres que las aprobaron, sin que ninguno haya perdido sus beneficios y prebendas tanto políticas como económicas. El próximo paso, de enorme gravedad, es la aprobación del nuevo Código de Planeamiento Urbano que dará continuidad normativa a esta política, encubierto con algunas modificaciones formales y administrativas, propone un plan de rezonificación y privatización de importantes áreas de la Ciudad para adecuarlas al reclamo de los grandes operadores de la  especulación inmobiliaria.

En la Ciudad de Buenos Aires esta práctica de liquidación de bienes, ha logrado una impunidad que les renueva a los políticos la audacia de ir por más sin riesgo alguno. Las causas encuentran múltiples fundamentos, entre ellos podemos mencionar, el desconocimiento de los actos de gobierno y sus consecuencias, las formas enmarañadas que adquiere la llamada representación burguesa, la casi nula participación ciudadana, cada vez más limitada a la jornada electoral, la maniquea propaganda oficial y la desinformación mediática. Pero el sustrato que permite y sostiene esta política es el creciente desapego de la mayoría de sus habitantes por lo común y lo público, allí está la raíz de la falta de una  respuesta a la altura del abuso y el atropello de quienes gobiernan sin control alguno.

La razón patrimonialista donde lo privado y propio es el único motor de una sociedad donde prima la mirada individualista y autorreferencial, ha hecho del valor mercado su principal fetiche. En la CABA esta visión se agudiza porque los procesos de gentrificación, fragmentación y segregación que han ido formado un componente social que le ofrece al poder hegemónico un blindaje de clase a prueba de balas, a pesar de las denuncias y valientes resistencias de muchas organizaciones barriales. La indiferencia por todo lo que no es propio o le afecta directamente, la consideración del espacio  común como algo residual sin valor de uso, en particular para el sector que abandono la educación y salud pública y que solo le demanda al Estado seguridad y represión, conduce a un paulatino suicidio colectivo que liquida el sentido de pertenencia comunitaria y destruye el vínculo solidario, que deja paso a un conglomerado de individuos aislados que renuncia a la urbs y a la civitas, a la ciudad como ámbito y lugar para ejercer sus derechos, abonando con su desidia el terreno fértil para la plaga Cleptócrata.

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