El Teatro San Martín… ¿Está de fiesta?

25.5.2017

Ante la mentada reapertura del Teatro San Martín, pospuesta por mal tiempo para el 27 de mayo, estudiantes, docentes, bailarines, actores y productores culturales dejaron en claro que acá no hay nada para festejar.

En el marco de las políticas de vaciamiento del gobierno porteño, tercerización y precarización laboral, el cierre y desmantelamiento de teatros y espacios culturales, las pésimas condiciones en las que se encuentra el Taller de Danza del TGSM, podemos decir que esta “fiesta” es una farsa.

El popularizado evento, que viene siendo publicitado con afiches en la vía pública, ha sido cuestionado por grupos de artistas independientes y estudiantes. En un reciente comunicado el colectivo Escena Política denuncia que “no hay nada que festejar” frente a una “situación que implica desocupación y precarización laboral de los artistas y restricción al acceso a la cultura de los múltiples públicos.” Esta reapertura se enmarca dentro de un plan de políticas de vaciamiento y precarización, con “elencos monotributistas contratados y un sinfín de alquileres que refrendan la terciarización sin límite”.

En datos concretos, el Complejo Teatral de Buenos Aires (CTBA) que reúne a los cinco teatros públicos de la ciudad, tiene 900 trabajadores, de los cuales alrededor de 600 pertenecen al San Martín y 160 son contratados.

Y en el 2010, bajo el gobierno de Macri, se alquiló por 80 mil dólares al empresario Andrés von Buch (un millonario coleccionista impulsor de ArteBA) para que festejara su cumpleaños con más de 300 invitados disfrazados de “Las mil y una noches”.

El comunicado de Escena Política también denuncia sobre la utilización de los fondos para las obras, planteando que “luego de más de 3 años de obras edilicias y millones de inversión pública malgastados, la reapertura será en la calle porque el teatro no está en condiciones de abrirse (…) Sin que aún sepamos cómo y cuánto se gastó en las sucesivas licitaciones de la obra de refacción, se suma el derroche en esta fiesta cínica. La gestión cultural del gobierno porteño ha dejado a miles de trabajadores de la cultura sin espacios de producción y a millones de espectadores sin acceso a la cultura.” Agregando que “el cierre de teatros públicos como el Alvear, el desmantelamiento del Polo Circo y la inhabilitación de la Sala Lugones, además de generar una neutralización política del conflicto, restringen el espacio público y conducen, a la larga, a la normativización de las posibilidades de la producción cultural.”

Tomando en cuenta los reclamos del Sindicato de Actores desde 2009 hasta octubre de 2015, la mayoría de los actores estrena las obras sin tener el contrato firmado. Aún están los siete bailarines del Ballet Contemporáneo del teatro echados de la compañía en 2008 por haber pedido mejores condiciones laborales.

Por su parte los/as alumnos/as del Taller de danzas del Teatro San Martín, que hoy están en lucha por un espacio para poder continuar con sus clases, han expresado a través de un comunicado propio que “en el último tiempo el taller se ha visto obligado a interrumpir su actividad, descentralizar su funcionamiento y recortar y ajustar su currícula a la disponibilidad de salas alquiladas y cedidas solidariamente, que en varios casos no poseen las condiciones necesarias.” Así como también su participación en el evento ya que consideran que “esta es la mejor forma de defender nuestro lugar como institución de formación artística de excelencia dependiente del mismo (Teatro San Martín)”.

La lucha de los/as alumnos/as del Taller empezó a tomar cuerpo en el último tiempo ante la imposibilidad de sostener las clases por las pésimas condiciones de infraestructura, que denotan no sólo desidia sino más bien la clara orientación vaciadora y privatista de la gestión macrista.

El sábado lo que se reabre en el San Martín, a la vista de todos, es el fraude de números que no cierran. Ya ni se sabe cuánto se gastó en las “obras”, que según los propios funcionarios, el presupuesto destinado de 180 millones de pesos era insuficiente para cubrir los gastos previstos para la restauración de los edificios, como el del San Martín donde -arguyen- se trabajó en la renovación de infraestructuras y actualización tecnológica, además de las instalaciones eléctricas, de gas, iluminación y electromecánicas.

Como si fuera poco, el presupuesto que iba destinado al Teatro Alvear que permanece cerrado, fue a parar también al San Martín.

Además de los teatros, deberían abrirse los pliegos de las licitaciones, la comunidad tiene derecho a saber cuánto, cómo y en qué se gastaron esas sumas millonarias que no se ven reflejadas en absoluto en la realidad de los teatros.

La fiesta del sábado será puro cinismo. Es urgente que se atiendan los reclamos de las alumnas y alumnos del Taller, de las trabajadoras y trabajadores de cultura contra la precarización y los despidos, de los hacedores culturales, teatristas y bailarines. Es urgente extender estas voces, poner cuerpo a estas denuncias para enfrentar las políticas del gobierno y sus funcionarios que constriñen al arte y la cultura.

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