Se viene la mano dura en el Cementerio de Flores

25.10.2017

Por Revista Jallalla

Ayer se convocó a medios de comunicación de la colectividad boliviana para que reproduzcan una normativa que el gobierno de la ciudad de Buenos Aires considera “exitosa” para el Aya Marcay Quilla 2017.

 

El 2 de noviembre es una fecha importante para culturas como la de los diaguitas, calchaquíes, quechuas y aymaras que celebran el Aya marcay Quilla o Fiesta de los muertos.
Aunque para el gobierno de la ciudad de Buenos Aires la cuestión indígena quiera tratarse al mismo nivel que una colectividad extranjera, cuando no es así ya que hay una normativa nacional e internacional que le da un tratamiento diferencial.
Tratar una práctica mortuoria desde el ámbito del Ministerio de Seguridad ya tiene un sesgo marcado. Se lo compara con cualquier otro evento como un partido de fútbol y se quiere proceder como si tal cosa. Por eso el cacheo a la entrada de todos los que van al cementerio, el control de alcoholemia, la requisación de cualquier bebida, y hasta las hojas de coca.
Tratar de “organizar” una actividad a poco más de una semana de realizarse, es por lo menos: improvisado.
Aunque en realidad los “invitados” servimos para justificar que “dialogaron” con los bolivianos y los periodistas teníamos el rol de difundir las lúcidas directivas que ellos tenían para nuestra comunidad. Además, gratis.
Sabemos que si hay algo en lo que gasta el gobierno porteño es en difusión, pero como es la comunidad boliviana “háganlo ustedes y difúndanlo”, como se puede ver en el videíto dirigiéndose Lilia Camacho, periodista de nuestra colectividad.
Nunca antes había visto un operativo policial para una rito mortuorio que venimos siguiendo desde hace por lo menos 10 años lo que la gente del Ministerio de Seguridad considera un éxito son medidas represivas que al habilitar una sola entrada y una salida (hay 3 ingresos) y como la gente aparece después de las 14:00 se produce un cuello de botella impresionante, colas de 400 metros, ya que se les revisa minuciosamente, hasta las muelas.
Vi hace 2 años como un policía de la Ciudad incautaba hojas de coca en estado natural como si se tratara de droga y un gendarme salteño dejó escapar una especie de queja porque el mismo consume la hoja de coca en Salta.
Obviamente eso genera malestar en la gente (no solo los que tienen esta práctica) sino los que van solo a dejar una flor. El año pasado mucha gente quedó afuera sin la posibilidad de hacer su rito ante la tumba de un ser querido, y querían entrar de cualquier manera y a algunos se los llevaron preso.
Desde el Ministerio de seguridad se hace una interpretación de la Ley vigente, como si esa fuera la directiva al respecto cuando en realidad falta su reglamentación.
Así el Director General de Cementerios, ante los peros que se empezaron a poner por parte de los que estábamos para obedecer, amenazó en que iba a cerrar el Cementerio asegurando que lo podía hacer.
Desde ese Ministerio se ideó regular la cantidad de panes que se tiene que llevar para que no exceda la capacidad del cementerio, como si se llevaran toneladas y la cantidad de tiempo que debería quedarse cada familia. “¿Por qué quedarse toda la tarde si podrían estar media hora? ¿Por qué no instruyen a su gente?”
Teniendo en cuenta que no es ningún feriado para los indígenas urbanos a diferencia de otras culturas como la de los judíos o musulmanes que se les respeta sus celebraciones religiosas. Muchos aymaras y/o quechuas tienen que hacer malabares un día de semana para llegar al cementerio antes de las 16:00 porque si bien la entrada es hasta las 17:00, las colas impresionantes dejan afuera a cientos de personas.
La reunión fue cerrada por la Secretaria del Ministerio de Justicia y Seguridad, Valeria Sikorski, prometiendo una próxima reunión porque los “afectados” aseguraban que excedía a la competencia de ese ministerio. 

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